05/08/2021

Denuncian maniobra para expulsar al cuerpo de delegados de Algodonera Avellaneda

Luego de la histórica huelga de las y los obreros en 2020, la comisión interna de la firma exportadora viene soportando, por parte de su sindicato, la Asociación Obrera Textil (AOT) de la República Argentina, una prolongada suspensión como afiliados del mismo. Según los damnificados, la medida gremial ejecutada por parte de la dirección oficialista se trata de una disposición cuyo propósito de fondo contempla como objetivo el descabezamiento de tal comisión combativa, quienes supieron hacerle frente, mediante un paro por 90 días, a una de las empresas del poderoso grupo Vicentin. Por Máximo Paz, para ANRed.


Sobre el 12 de junio de 2020, precisamente a las 14 horas, frente a la planta ubicada en el parque Industrial, en la ciudad de Reconquista, provincia de Santa Fe, irrumpió, tras decisión de las y los trabajadores, una huelga que, a partir de aquél momento, perduró por más de 90 días en la empresa textil Algodonera Avellaneda, del grupo sojero Vicentin.

El conflicto gremial se dio en medio de la crisis en torno al default del holding agroexportador. Desde tal hecho, realizado por parte de una de las firmas más poderosas del país, resultó un amague de avance sobre la expropiación de la compañía y un posterior recule público del gobierno de los Fernández. Al día de hoy, y ante las denuncias y hechos comprobados de corrupción de la aceitera, la zaga legal continúa, aunque la empresa no ha respondido a ninguna de las deudas que contrajo para apalancarse financieramente.

Las demandas de las y los obreros tenían como norte el tratamiento de una recomposición salarial y el cese del hostil y cotidiano comportamiento patronal. Tras el suceso, de características históricas en la lucha popular, pudo cristalizarse una comisión interna dentro de la fábrica, cuyas características antiburocráticas confrontó claramente con los cabecillas que, hasta hoy día, gobiernan a la Asociación Obrera Textil (AOT).

Si bien ambas agrupaciones pudieron unir fuerzas para pelear, las diferencias estratégicas y de criterios lesionaron su relación posterior. Una guerra recién comenzaba y su escalada contempló su punto dominante en octubre del año pasado, cuando la lista oficialista resolvió suspender en su condición de afiliados a Sonia Zanel, Javier Cantero, German Debarbona y Víctor Vargas, líderes de la gran huelga y, a su vez, delegadas y delegados electos por el voto de las y los compañeros algodoneros.

El 28 de julio pasado, el secretario general de la AOT Reconquista, Rubén Lemos, notificó nuevamente al Cuerpo de Delegados que la suspensión se iba a mantener. Lo curioso surge al considerar lo que se desliza desde el otro lado, al asegurar que la determinación sindical llega justo en un momento en que se viene desarrollando un proceso de reclamo salarial desde las bases de la fábrica.

«Lo más contradictorio es que en la primera carta que ellos habían mandado nos habían dicho de parte de la AOT que si no cambiábamos las actitudes nos iban a seguir suspendiendo, nosotros acatamos lo que ellos dijeron en la primera carta que nos mandaron, y hoy por hoy, seguimos suspendidos”, expresó Sonia Zanel, la delegada suspendida, al medio Reconquista SF el pasado martes.

“Lo que pasa acá es que ellos nos siguen suspendiendo porque nos quieren sacar la afiliación para que no volvamos a ser votados otra vez por la gente, porque les dolió que un par de delegados le hagan lo que le hicieron. Ellos lo que no quieren es que sigamos haciendo esto, porque lo único que nosotros hicimos es defender los derechos de los trabajadores como corresponde y eso es lo que ellos no quieren”, sostuvo la delegada.

“La gente está haciendo asambleas dentro de la empresa, está cansada porque por parte de la firma no hubo respuesta. La semana pasada hicieron asambleas en dos turnos y nos dijeron que van a empezar a hacer asambleas y van a tomar medidas dentro o fuera de la fábrica. Van a decidir qué hacer si de la parte de la empresa no hay una respuesta positiva con la nota que se mandó hace dos semanas, pero no hay ninguna respuesta de nada”, dijo.

“Cuando hacés ruido y hacés las cosas bien, sabés que te van a querer echar y eso va a pasar una vez que nos saquen la afiliación”. “Ellos quieren poner sus propios delegados”, agregó.

“La gente tuvo demasiada paciencia, pero se cansó. Veremos en la semana qué pasa, pero está cerca un nuevo conflicto. Por lo que me escriben los chicos, estemos suspendidos o no, van a hacer una asamblea y se dirá qué es lo que se hace, ahora depende de la gente más que de nosotros”, también planteó.

El proceso de lucha arrancó en enero de 2020, cuando las y  los delegados de la comisión interna de la AOT –ahora suspendidos- solicitaron una reunión al gerente de la empresa para informar sobre los maltratos psicológicos y las sobrecargas de trabajo que venían sufriendo por parte de los jefes de turno, donde se evidenciaba un abuso de poder. Asimismo, también se solicitó una reunión del comité mixto, en donde se planteó esta problemática.

Meses después, y llegada la pandemia, la empresa decidió reducir los salarios a 9 mil pesos por quincena. Debido al malestar que se generó por la medida, se convocó a todos los trabajadores y trabajadoras a una asamblea general, en la cual se decidió, luego de haber agotado todos los intentos de llegar a un acuerdo por la vía del diálogo, comenzar con una huelga laboral en forma pacífica para que sea atendido nuestro reclamo.

Fueron 90 días en donde, según las crónicas del conflicto de las y los asalariados, la empresa buscó denodadamente llevar a las y los delegados ante la justicia a través de denuncias absurdas e insostenibles. Mismo, aunque la fiscalía se apersonó al acampe, nunca pudo encontrar el mínimo detalle que afecte alguna detención.

De todos modos, las y los trabajadores en lucha conocieron el despliegue policial en todo su esplendor. La represión denodada, también.

Desgastados, salieron de la huelga sin haber logrado todo lo que se propusieron. De todos modos, se consiguió, principalmente, que cambien las relaciones hacia el interior de la fábrica, más que nada a lo referido a las prácticas de maltrato laboral.

Lo escondido bajo la alfombra, hoy resurge. Las y los trabajdores comienzan nuevamente a organizarse para la lucha. La patronal y sus ayudantes, también.



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