04/08/2021

“Nos llaman esenciales, nos tratan como descartables”

Un policía pide silencio a una enfermera durante el operativo represivo contra la protesta de trabajadoras de la salud el pasado 18 de junio en el Puente Pueyrredón.

Cuando llegó el Covid-19 al país el sistema sanitario venía de décadas de crisis con una infraestructura y salarios cada vez más deteriorados. Ante el miedo de la pandemia la sociedad salió a aplaudir a los “héroes de la primera línea”. El gobierno y los medios montaron una gesta épica. Pero los y  las trabajadoras de la Salud salieron a decir que los trataban como “descartables”. Las condiciones laborales no habían cambiado y se había sumado la catástrofe que terminó con la vida de al menos 600 trabajadores del sector: “nos contagiamos todos, vimos morir a nuestras compañeras, y después contagiar a nuestra familia. Creímos que era una oportunidad para que todo cambie pero no fue así”. Desde ANRed hablamos con los «descartables de la primera línea». (Audio-visual).


Cuando estalló la pandemia y el virus se expandió por el mundo reveló el andamiaje precario sobre el que se había montado todo el sistema sanitario. A pesar de los deslumbrantes avances tecnológicos que mostraban las grandes corporaciones, los Estados salieron a una lucha desesperada por poner en pie lo mínimo y necesario para contener la amenaza de una pandemia. Un ejemplo trágico fueron los escasos respiradores disponibles para tratar a las víctimas mientras en Europa el virus dejaba un tendal. La demora en la producción de un simple artefacto como un respirador dejó en ridículo al “mercado” y a los postulados que buscaban terminar con lo que quedaba del Estado de Bienestar.

Cuando el Covid-19 estaba próximo, la sociedad salió a aplaudir a las y los trabajadores de la salud. El miedo cundió en la población y el gobierno recalculo el trato hacia el sector salud ante una inminente desborde epidémico. Anuncios, promesas y una carrera para disponer de un número  mayor de camas y personal para suplir tantos años de abandono. De repente, la salud siempre postergada pasaba a estar en la agenda prioritaria. A pesar de ello, los gremios denunciaron que el presupuesto destinado para 2020 y 2021 para el sector continuaba con la caída histórica. Los índices de inflación que en el 2019 llegaron al 53,8% pulverizaban los aumentos que anunciaba el Gobierno. Cicop señalaba que a pesar de pandemia mediante, el Gobierno se decidía a destinar más fondos a seguridad que a salud.

Lejos de una situación armónica, el devenir de la pandemia estuvo cruzado por conflictos heredados de una crisis sanitaria que se remonta a décadas. Entre las y los más de 700 mil trabajadores en el área salud que cuenta el país se creó la imagen de “héroes de la primera línea”. El periodismo hegemónico los montó en una gesta épica. Sin embargo, continuaron los sueldos por debajo de la línea de la pobreza, el pluriempleo y precariedad laboral, faltante de personal y sobrecarga de tareas. Infraestructuras paupérrimas y escasa protección ante el nuevo virus que a 18 meses ya había arrojado más de 600 fallecidos aunque todavía no se han cerrado números oficiales. Asediadas por la exigencia desde el Estado y los aplausos de la sociedad, los trabajadores de la salud padecieron la carga de una verdadera catástrofe sanitaria. Y a pesar de esta carga salieron a batallar contra todo.

Los últimos registros oficiales apenas dan cuenta de 470 trabajadores de la salud fallecidos a causa del Covid-19 y la cifra escala a casi 80 mil el personal que contrajo el virus en la “primera línea”, es decir 15 de cada 100. Pero organizaciones sociales y gremios han alertado de un subregistro de los números oficiales sobre los contagiados y fallecidos por Covid. Al menos unas 600 personas es la cifra que se acuerda entre las y los trabajadores. Desde la Red de Médicos Integrados (REDIMA) han explicado que ya en diciembre los números no coincidían con sus propios registros: La mortalidad informada está por debajo de lo que nosotros pudimos constatar hacia principios de diciembre, cuando teníamos confirmados 488 fallecidos”.

Quizá un caso emblemático fue el de María Esther Ledesma, enfermera del Hospital Gandulfo en Lomas de Zamora, a la cual se le rechazaron seis pedidos de licencia por ser persona de riesgo y termino falleciendo por Covid. Esther tenía 59 años y era diabética. Pero una resolución del gobierno provincial (90/2020 art. 5) obligó a todo personal menor de 60 años a seguir trabajando a pesar de tener enfermedades pre-existentes. «Nos mataron una compañera» , decían las trabajadoras en Lomas de Zamora. Cuentan que Esther, desde que empezó la pandemia y ante la falta de instrumental de seguridad, comenzó a fabricar elementos de protección para sus compañeros con bolsas de residuo. También confeccionaba barbijos con frizelina y botas reciclando plástico.

Los aplausos no callaron a la protesta

Hubo movilizaciones, acampes, caravanas y campañas en redes sociales, a pesar de las restricciones que afectaban el derecho a la protesta: “tuvimos que salir en un momento, la situación era desesperante y no teníamos respuesta. Muchos protocolos de seguridad y resguardo los impulsamos desde los trabajadores. Mientras fallecían nuestros compañeros”, explica una enfermera movilizada del Hospital Meléndez. 

informada está por debajo de lo que nosotros pudimos constatar hacia principios de diciembre, cuando teníamos confirmados 448 fallecidos”.

Neuquén fue el epicentro de las protestas, el conflicto estalló y miles de trabajadoras desbordaron los sindicatos (ATE y UPCN) cuando ya habían arreglado un aumento del 15% al básico y un bono de 7500 pesos. La rebelión tuvo como protagonista a un fenómeno que luego se replicará en otros conflictos del país: “autoconvocadxs”, organizados por fuera de las estructuras sindicales que en la provincia mantuvieron el conflicto por aumento salarial y mejoras laborales por más de 60 días con cortes de ruta en la zona petrolera por 21 días que frena la producción del crudo con fuertes pérdidas millonarias para las empresas. La medida tensionó pero logró un triunfo con un aumento escalonado de un 53% a pesar del actual procesamiento de referentes de aquella lucha.

Hoy se mantienen conflictos en varios puntos del país. En Mendoza se destacan las grandes movilizaciones invisibilizadas por los medios hegemónicos, mientras continúan las medidas de lucha en reclamo por aumento salarial al gobierno de Rodolfo Suárez. En los últimos días, se movilizaron masivamente el jueves 29, y desde el sector de residentes realizaron un paro por 48hs a partir del viernes 30 que incluyó acampe y olla popular.

En el Hospital Garrahan, en CABA, se viene realizando un plan de lucha con paros y cortes de calle. Los motivos son los mismos: las pésimas condiciones laborales. “Queremos extender la huelga a otros hospitales y centros de salud», sostienen. 

Video informe:



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