31/07/2021

Cuba: el esquivo peso de la historia

Cuenta el cantautor cubano Silvio Rodríguez que Víctor Heredia, su par argentino, ha seguido con interés lo sucedido en los últimos días en la isla y que le preguntó: “Hermanito, lo de Cuba me disparó un pequeño escrito. ¿Puedo enviártelo?”. Reproducimos aquí las palabras de Heredia.


Muchos de nosotros afirmamos que será la historia la encargada de diseñar el presente y el futuro de las determinaciones sociales y políticas de la humanidad. Y si entendemos que “lo nuevo nace de los escombros de lo viejo”, estamos pues frente a un proceso de esa naturaleza y, quienes se asuman como socialistas, deberán aceptar que tanto logros como fracasos serán parte de esos escombros.

Es difícil envejecer. Los afeites no alcanzarán a tapar las imperfecciones que produce el paso del tiempo y, sencillamente, seremos viejos a los ojos de los retoños.

Solemos esforzarnos esgrimiendo razones sobre nuestro histórico pasado con la microscópica idea de preservar “la obra”, cuando debiéramos aceptar que dicha obra está inconclusa y su construcción continuará, indefectiblemente, en manos de las nuevas generaciones. Ellas son justamente quienes deberán honrar nuestros aciertos y modificar errores por sobre nuestra pretendida autoridad. Puedo decir sin temor a equivocarme que hacemos lo mismo con nuestros hijos. No terminamos por entender que alguna vez nosotros mismos tuvimos que “matar al padre” para ser y desde allí rehacer y continuar.

Cuba no puede ser ajena a estos detalles universales. Por ello cuando pretende amurallar su historia con lógico temor a perder su raíz revolucionaria, también debiera cuestionarse cuánto más puede exigirle a un ciudadano que lleva en su mochila la dura realidad de una SOBERANÍA que se aplaude livianamente desde afuera, pero duele en digno sacrificio adentro.

Todos nos llenamos la boca con ese idilio sucedido en un mundo anterior, en un pasado tan sepia como esa fotografía del Che y Fidel entrando a La Habana. ¡Hermoso! ¡Heroico! Pero aquella afirmación libertaria y su extraordinaria consecuencia  subsisten apenas en el polvoriento archivo de quienes hoy tenemos más de setenta años. ¿Fuimos capaces de retransmitirlo? ¿Acaso acompañamos?

En Argentina, para las nuevas generaciones, la dictadura es un hecho tan lejano que de no ser por la existencia de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, los medios hegemónicos lo habrían transformado poco menos que en una fábula. Sin embargo todos sabemos que la militancia de aquella época es la columna vertebral de nuestra endeble democracia. Por ello la derecha y el neoliberalismo se ocupan de poner en duda cifras y abusos. Pretenden que el dolor de aquél genocidio termine por circunscribirse exclusivamente a familiares y amigos directos de torturados y desaparecidos. Es así de insolente el tiempo y sus tergiversadores informáticos.

Lo más vergonzoso en relación a Cuba es que muchos de nuestros gobiernos no se animan a revisar  sus acciones ante el evidente esfuerzo de semejante pueblo, ese que soportó el acoso y la intemperie en pos de sus dignidades más que ningún otro en América. Cuba es el ejemplo de nuestros sueños libertarios más altos. Mi pregunta es: ¿cuánto hicimos para ayudar a preservarlos? Para expresarles que lo que hicieron hasta aquí es sustantivo, imprescindible para un continente que aplaude y reverencia desde sus democracias hipotecadas el milagro de la capacidad cubana para sobrevivir, para dignificar la vida pese a las dificultades impuestas por el bloqueo.

Sin embargo y apuntando que no soy quien, ni tengo entidad para hacer este imprudente análisis, estimo que cada pueblo debe resolver sin intromisión externa sus políticas económicas y sociales. Por eso frente a la conmoción que ha suscitado entre cubanos y foráneos la actualidad de la isla, me atrevo a señalar que no debe atemorizar ni escandalizar a nadie lo que pasa cuando un pueblo reclama mejoras para sus vidas, o los jóvenes expresan disidencias, sobre todo cuando son parte (quieran o no) de aquella historia que revolucionó conciencias, y puso sobre el tapete cuán importante es la pertenencia, qué valiosa la libertad.

Algo están diciendo esas voces, algo que deviene del esfuerzo que realizan por sostener la escasa felicidad a pesar de los vaivenes económicos internos y del inadmisible bloqueo que lleva 62 años tratando de borrarles la sonrisa. Es hipócrita y absolutamente reprochable que quienes han provocado gran parte de las crisis sociales de Cuba con sus políticas aberrantes, se  solacen frente a un supuesto caos institucional, hablen de autoritarismo y convoquen a rebelarse a un pueblo que, con aciertos y errores, fue asistido en toda la línea por un Estado que hizo mucho más que lo posible frente a las mordazas imperiales.

¿Pero cómo hace una revolución que educó, ofreció salud, ciencia, cultura, humanismo, para defenderse sin lastimar a sus beneficiados y responder, sin perder la esencia, a sus reclamos e inmediatas necesidades? Complejo, ¡ciertamente complicado! Pero son pueblo y dirigencia política quienes deben resolverlo. Nadie más.

Abruma la violencia en esas calles que se engalanaron al paso festivo de un pueblo triunfante, sesenta y dos años atrás. Duele. Porque Cuba siempre ha debatido y debe volver a debatir para salir de la trampa en la que pretenden meterla, para seguir creciendo, para mostrarnos el inequívoco camino de la verdadera soberanía y la libertad que conlleva.

Presiento que algunos deben comenzar a entender que las ideologías sirven sólo cuando respetan sus fundamentos, sus premisas más valiosas. Quiero decir que no hay renovación posible sin siega. Ni siembra sin surco.

Ni construcción sin escombros.

28/07/2021



1 comentarios

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  1. manuel navarro · 2021-08-04 13:57:04
    Cuando Obama prometió levantar el sitio (bloqueo le llaman), Muchos quedamos expectantes, por fin Cuba iba a poder ser sin estar en situación de guerra, y ese era un gran desafío. Mientras, Cuba sigue sitiada y resiste en una guerra que ya lleva mas de medio siglo. No hay posibilidades de asamblea en las trincheras. ¿Por que se esconde esta verdad detrás de eufemismos cuando se analiza el caso cubano?

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