30/04/2021

Anna y sus pies alados

Anna Scappini, decidió tomar su camino a los 26 años; tuvo coraje y ahora es una mariposa bella, que sobrevuela feliz sobre una elección que le cambió la vida. Anna, nació en Paraguay y se negó a formar parte de una sociedad que no le brindaba oportunidades, que rechazaba su sentir “distinto” y que la expulsaba de su deseo, decidió ser libre y venir a vivir a la Argentina. Es la primer mujer trans en participar de las carreras de atletismo en Argentina. Su historia de lucha y resistencia dejará marcas, no sólo en el deporte, sino también en el camino donde muches ven sentenciada su vida. Por Verónica González (ANCAP).


 

Una rebelde tiene como único premio la vida,

porque de ella nadie se apropia,

en ella nadie la usurpa,

porque es la única tierra propia de cada rincón donde duerme.

Su rebeldía alcanza siempre a cobijar el

desánimo del progreso

y si de paso una rebelde tiene la alegría

en soledad, ha vencido al mundo.

Doris Lessing

 

Cada une tiene un sentir, una manera de transitar por el mundo y atravesar los muros que se construyen alrededor de quien pretenden ser. Lo establecido como una marca que busca imprimirse en los cuerpos, para delinear un espacio que no existe, para definir quién debe ser hombre y quién mujer según los órganos genitales que porta. Lo “trans” como aquello que rompe, atraviesa, que está del otro lado de lo que se denomina “normal”. Lo “trans” más allá de estereotipos, se ubica más acá de la verdad singular de cada une y transforma, en un acto revolucionario, la ocasión de vivir.

Anna Scappini decidió tomar su camino a los 26 años; tuvo coraje y ahora es una mariposa bella, que sobrevuela feliz sobre una elección que le cambió la vida. Anna nació en Paraguay y se negó a formar parte de una sociedad que no le brindaba oportunidades, que rechazaba su sentir “distinto” y que la expulsaba de su deseo, decidió ser libre y venir a vivir a la Argentina. Es la primer mujer trans en participar de las carreras de atletismo en Argentina. Su historia de lucha y resistencia dejará marcas, no sólo en el deporte, sino también en el camino donde muches ven sentenciada su vida.

Anna, por lo que pude leer de tu historia, sé que vivías en Paraguay. ¿Con quiénes vivías allí? 

Allí tengo casi toda la familia, en Argentina, tengo una sola hermana. Somos 7 hermanos, soy la número 5. Viví con mis padres hasta los 18 años y después de terminar mis estudios, comencé a trabajar y a independizarme.

¿Cómo era vivir todas estas sensaciones y sentimientos en tu país de origen? ¿Contabas con redes de contención, amigas/os, familiares que te apoyaran?

Mi familia nunca me dio la espalda, siempre estuvieron ahí. Agradezco a Dios por tener una familia así. Perdí algunos «amigos» y conseguí otros. La vida es así, te demuestra quienes son leales.

¿Cuándo decidiste hacer la transformación?

Tenía 26 años cuando comencé mi transición. Fue cuando salí de mi trabajo, una conocida empresa de mi país, yo era gerente de turno de una de las sucursales. Sabía que no iban a aceptarme jamás, por más que la empresa sea multinacional, dependía de la cultura paraguaya, y allí está mal visto según la idiosincrasia misma que un «hombre vestido de mujer» dirija una empresa. O en síntesis, ser alguien normal; allí te sacan todos tus derechos por revelarte  ante las «buenas costumbres».

¿Cuándo y por qué decidiste venir a vivir acá?

Por el mismo motivo de mi transición. Allí no podía ser una mujer como cualquier otra, sólo podría vivir marginada y no es lo que quiero para mi vida. Me vine para acá porque la Argentina es el país más inclusivo, existe  la ley de identidad de género, número 26.743 que me ampara para poder ser libre, estudiar trabajar y hacer una vida normal.

La ley 26.743 de identidad de género que menciona Anna, establece los derechos que tenemos todas las personas de ser reconocides y aceptades por nuestra identidad de género, entendiendo a ésta como: “La vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que ello sea libremente escogido. También incluye otras expresiones de género, como la vestimenta, el modo de hablar y los modales”. Me parece importante destacar el tema de la vivencia, del sentir, de lo singular de cada une y el respeto que se merece esa diversidad.

Lohana Berkins, fue una de las grandes pioneras en hacer visibles estos derechos y militar por la ley de identidad de género. Ella decía al respecto: “Ser travesti es la prueba viviente de que alguien que nace con una genitalidad se puede construir o autoconstruir en otra identidad. La genitalidad no determina la identidad. Una mujer no es mujer porque tiene una vagina, sino porque se acepta como mujer, porque construye su historia como mujer, porque le gusta ser mujer. Y lo mismo pasa con nosotras. El género es movible”.

¿Cómo te encontraste viviendo en este país, hiciste amigos?

Sí, actualmente estoy en pareja, estudio, y hago deporte, dentro de estos sistemas académicos y deportivos fui haciendo grandes amistades que jamás les importó mi género.

¿Hay algo que extrañes de tu tierra, Anna? ¿Volviste a Paraguay alguna vez?

La verdad si, uno extraña sus raíces, sus amigos, a su familia. Cada año voy en diciembre a pasar las fiestas con mi gente, pero lamentablemente el sistema de mi país no me permite ser lo que soy acá, (una mujer libre) donde mi género no es tema de debate. Acá puedo entrar o no a un shopping, allí  te pueden sacar del shopping porque los empresarios no quieren que la «imagen se dañe». Mil cosas que acá no pasan, y sumando y restando ventajas en mi vida, vuelvo a elegir siempre a Argentina.

También viniste a estudiar y estás haciendo dos carreras. Contame un poco acerca de eso  ¿qué carreras estás haciendo? 

Sí, estoy terminando una de las carreras posiblemente en el primer cuatrimestre de 2022 si todo  va bien, Administración en gestión de Pymes, y la otra es Lic. En Comercio internacional, que seguramente, tardaré unos años más.

Nuevas miradas

“No quiero que aceptes el mundo tal como es. 

Quiero que lo inventes. 

Quiero que tengas ese talento. 

Crear tu propia realidad”.

 Chuck Palahniuk

Te transformaste en “la primer corredora trans” de Argentina. ¿Qué te motivó para empezar a correr y qué es lo que te motiva para seguir haciéndolo?

Primero me motivaba el hecho de salir a despejar mi mente pero ahora tengo otros objetivos, como la visibilidad trans en el atletismo. No pensé que iba a ser la primera e iba a tomar volumen, pero eso me da la esperanza de inclusión para todas, ya que habrá otras chicas que pueden ser motivadas y saber que se puede. Muchas sienten miedo al rechazo y no las culpo, también lo sentí, pero si no lo intentaba nunca iba a saber si es así o no. Hasta ahora… super bien, no hay discriminación dentro del atletismo en sí, obviamente hay aguas divididas porque es un tema nuevo y lo desconocido siempre asusta.

Participaste en los 3.000 metros del torneo en el “Día de la Mujer”. ¿Cómo fue esa experiencia?

Super bien. Al inicio un poco nerviosa, pero después cuando una entra en la pista se olvida todo y se concentra en bajar sus tiempos para mejorar siempre las marcas. En mi caso, era mi primera marca y en la próxima tendré que bajarla para poder ser mejor que ayer, es decir, una compite consigo misma para superar a mi yo de antes.

¿Hacés algún otro deporte, Anna?

Sí, aparte de correr en la semana hago natación y gimnasio, dejo la bicicleta para los fines de semana como complemento de fortalecimiento.

Con respecto a tu posición frente a los movimientos disidentes y de la diversidad, ¿participás de alguna organización? 

No, no participo de ninguna  organización. Sé de las luchas y apoyo siempre ya que es la misma causa; asisto a las marchas del orgullo o para erradicar la homofobia y transfobia, para que los jóvenes de hoy y mañana cuando sean adultos, enseñen a sus hijos que somos todos iguales y libres.

¿Cómo ves al deporte en la actualidad con respecto a la inclusión de personas trans, lesbianas, chicas y chicos trans no binaries?

Hace poco que empecé a leer y mirar más a fondo adentrándome en el tema y me alegra ver que estamos ocupando espacios que por años se nos negaron. Repito la misma frase siempre «El deporte es inclusión», siempre en la vanguardia en incluir a todos. Cada deporte es distinto, quizás algunos más machistas y otros menos, como el atletismo. Pero en general se avanzó mucho, falta, pero es un camino a recorrer.

Marcas de la resistencia 

“Si estás perdiendo la fe en la naturaleza humana,

 sal y mira un maratón”.

Kathrine Switzer

Es imprescindible rescatar de la historia a todas las mujeres que nos precedieron, ésas que sembraron luchas y libraron batallas para acariciar nuestros pasos cuando se nos rompen las alas. Como las dos mujeres que inspiran a Anna, que dejaron sus marcas de resistencia.

En una época donde el machismo no daba lugar, ellas se hicieron uno.

Bobbi Gibb, una atleta de Boston que venía entrenando hacía dos años para correr, fue rechazada al inscribirse en una maratón por el hecho de ser mujer. Ante lo cual, no desistió y se presentó en la carrera con una capucha y un remerón para disimular.

Corrió sin problemas la mayor parte de la carrera, pero usaba zapatos de hombre que lastimaron sus pies. A los pocos kilómetros, sus pies sangraban. “Pero si no llegaba al final iba a hacer que retrocedieran las mujeres corredoras en 20 o 30 años. Tenía que terminar, y terminar bien”, recuerda en una entrevista.

Fue así como Bobbi Gibb llegó a la meta con un tiempo de 3 horas, 21 minutos y 40 segundos y  se transformó en la primera mujer en participar de una maratón en Boston en 1966.

Kathrine Switzer, fue la primera mujer en correr un maratón con dorsal en el Maratón de Boston de 1967. A pesar de las recomendaciones de su entrenador, quien la consideraba demasiado “frágil” para intentarlo, se inscribió en la carrera con el nombre  KV Switzer.

Hay una foto emblemática, donde se puede ver el momento preciso donde descubren que Kathrine es una mujer e intentan detenerla. Ella forcejea y con la ayuda del entrenador, continúa hasta llegar a la meta. Cuatro horas y veinte minutos fue el tiempo en recorrer los 42 kilómetros y 195 metros. Anna se refiere a estas dos mujeres con mucha admiración.

Me inspira Katherine Switzer y Bobbi Gibb son las  primeras mujeres en correr una maratón en el año 1967 en Boston; ellas marcaron un antes y después en las mujeres que deseaban correr  alegando que no solo podían correr los hombres. La valentía es la determinación para enfrentarse a situaciones difíciles. Ser pionera no es fácil, te empujan, te lastiman, te sientes sola, pero abres camino para otras. ¡Ellas me representan, me motivan!

¿Algún proyecto que quieras compartir?

Por ahora nada especial, solo terminar mis carreras. Quizás abrir después una estética, veremos cómo avanza todo en la parte económica  en Argentina y dependería de eso para tener mis proyectos claros.

¿Qué significa la resistencia para vos, Anna?

Para mí sería, oponerse o defenderse ante situaciones. Es una palabra que engloba muchas historias de lucha, de muchas personas, especialmente, de las personas trans que día a día luchamos para resistir con nuestra lucha de ser iguales. Por último agradecerte y ofrecerte este espacio para que puedas dejarles un mensaje a todas y a todos aquellos que van a leer esta entrevista.

El mensaje es este… si llegaste hasta acá es porque estás rompiendo las barreras que impedían conocer más el mundo en el que vivimos y estamos todos.

Para las personas trans mi mensaje siempre es y será  «debemos ocupar espacios» ¡no tengas miedo!. Sé una mujer valiente como has sido siempre, cambiamos de  género y también podemos cambiar el espacio social. Córtazar decía que “al mundo no hay que resistirle, lo que hay que hacer es elegir bien el mundo que uno prefiere y al cual darse; y a ése, ah, a ése hay que darse a fondo, como cuando se nada, se duerme o se quiere”.

Anna y su coraje; su mensaje de no claudicar, de seguir apostando, de hacerse un lugar para hacerles lugar a otres.

Anna y la carrera de su vida, la que decidió transformarse más allá de lo “aceptado” en su Paraguay natal; la que deja marcas sobre asfaltos y tiende puentes para que se animen otres; para que el deporte también se construya a partir de la inclusión.

Verla correr, con toda su seguridad y belleza, con la valentía de saltar vallas, es un ejemplo para visibilizar también la lucha que libran las personas trans en el deporte; un tema que necesita de nuestra atención, para que sea un mundo donde quepan muchos mundos, ya que no todes tienen las mismas oportunidades ni la contención necesaria para hacer ese tránsito. Por eso es de suma importancia construir redes que sostengan, para que no haya más aguas divididas y, si las hay, que tengamos las herramientas, el apoyo y la mirada puesta en la diversidad como un motor para conmover certezas y cuestionar “verdades”; deconstruirnos, despojarnos de prejuicios y volver a mirar.

Abrazar lo diverso y lo singular de cada ser, porque en ese detalle existimos; porque es ahí, donde la libertad se imprime en la suela de nuestros zapatos y podemos volar.

Para contactar a Anna:



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