20/04/2021

“Yo elijo reflejar la época y las situaciones que estoy viviendo”

El 21 de abril de 2003, Nina Simone fallecía a los 70 años en  Carry-le-Rouet, una ciudad balnearia cercana a Marsella en el sur de Francia. Con múltiples reconocimientos en distintas partes del mundo, la artista fue casi tan premiada como castigada. De formación clásica, pero creando música afroamericana, el eclecticismo de su arte es un reflejo de los contrastes de su vida. Maltratada por amar, juzgada por su honestidad, silenciada por decir la verdad, desterrada y discriminada. Un recorrido por las contradicciones del mundo desde la vida y obra de una artista. Por Ramiro Giganti (ANRed).


“Si ellos se sientan atrás, yo no toco”, había sentenciado una niña llamada Eunice Kathleen Waymon minutos antes del concierto que estaba por dar en una biblioteca: a los padres los habían mandado al fondo por ser negros. Tocaba el piano de manera incansable, estudiaba música clásica durante ocho horas por día, llegando a interpretar obras de Bach, Beethoven y Debussy entre otros. Tenía un sueño que mantuvo toda su vida: ser la primera pianista clásica negra en el mundo. El episodio sucedió en la década de 1940.  “Los trajeron adelante para que se sentaran allí, pero fue la primera vez que sentí discriminación. Y me horrorizó”, declaro la artista años después. No será la única vez que se anime a decir algo que una mayoría silenciada calla.

Para que pueda cumplir su sueño, su profesora creó un “Fondo Eunice” con las recaudaciones de los conciertos que la “niña prodigio” daba para que luego pueda continuar sus estudios en un centro de excelencia. Gracias a ese fondo pudo estudiar piano en la prestigiosa Escuela de Música Juilliard, en la ciudad de Nueva York durante un año y medio, pero la falta de recursos le impidió alcanzar ese sueño de convertirse en la primer concertista de piano negra de los Estados Unidos. Más tarde su familia se trasladó a Filadelfia, donde intentó conseguir una beca en el Instituto de Música Curtis, pero fue rechazada, protestó, por el color de su piel, algo que sucedió con otros artistas afrodescendientes, como por ejemplo Charlie Parker.

Para sobrevivir comenzó a trabajar tocando música popular en locales nocturnos donde tuvo que empezar a cantar por pedido de quienes la contrataban. Entre la necesidad y la decepción decidió abandonar la música clásica, y se acercó al blues, al soul y el jazz, tras empezar a trabajar en un club nocturno de Atlantic City. Allí nació, en 1954, su nombre artístico “Nina Simone” para diferenciar a quien tocaba “la música del demonio” de la aspirante a concertista clásica que hasta ese entonces era. Nina era el alias que le había dado un novio (la palabra «niña» en español, pronunciada por un angloparlante), y Simone lo tomó de la actriz francesa Simone Signoret a la que había visto en la película Casque d’or.

A partir de sus actuaciones y por la originalidad en su voz empezó a darse a conocer, impresionando a varios, incluido uno de los organizadores del Festival de Newport, quien la contrató para actuar allí en el año 1960. Tras el éxito de su actuación logra el primer contrato para grabar canciones, incluida su versión de I loves you porgy, que fue su primer éxito. Pero el éxito y la prosperidad económica en aquello años no pondría fin a su turbulenta vida, sino que profundizaría aún más sus luchas y tempestades.

Maldito Misissippi

Oh, este país está lleno de mentiras

todos van a morir como moscas

Ya no confío en ustedes

Siguen diciendo “Vayan despacio”

“Vayan despacio”

En 1963, un atentando del Ku Klux Klan asesina a cuatro niñas negras en una iglesia de Birmingham, Alabama. En este tremendo episodio está inspirada la canción “Mississippi Goddam”, una de las tantas canciones con letra combativa de Nina, probablemente la más emblemática por decir algo que nadie se había animado antes. “Cuando escuché sobre el bombardeo de la iglesia en la que las cuatro niñas negras fueron asesinadas en Alabama, me encerré en una habitación y esa canción sucedió. Medgar Evers había sido asesinado recientemente en Mississippi. Al principio traté de conseguir un arma y cargarme uno de ellos, no me importaba quién era. Entonces Andy, mi esposo en ese momento, me dijo: ‘Nina, no puedes matar a nadie. Eres música, has lo que sabes hacer.’ Cuando me senté, toda la canción sucedió. Nunca dejé de escribir hasta que la cosa estuvo terminada” declaró la artista al ser indagada sobre esa canción.

La canción también está dedicada al activista Medgar Wiley Evers, quien fue asesinado en Misisipi por Byron De La Beckwith, miembro del Consejo de Ciudadanos Blancos, grupo formado en 1954 para resistir la integración en las escuelas y la actividad de los derechos civiles.

La canción fue prohibida en los estados del sur de EEUU y sus discos son destruidos. Nina Simone que podría haber logrado el estrellato y la leyenda, es censurada, ingresa en la lista negra y deja de ser difundida en los medios masivos de comunicación.

La historia de Nina Simone es, ante todo, la historia de la lucha contra el racismo.

Andy Stroud: el mánager, el policía… el macho golpeador

Una etapa tremenda en la vida de Nina Simone, que además de convertirla en un símbolo de la lucha contra la discriminación la vuelve un símbolo de la lucha por las mujeres es la violencia que sufrió de parte de su representante y esposo Andy Stroud.

Lo conoció cuando estaba comenzando su carrera actuando en el Atlantic City. En ese entonces Andy era sargento de la policía. Algunas versiones comentan que él había abusado de ella en un principio, lo cierto es que al empezar la relación Nina sintió seguridad y en alguna entrevista declaro que en ese momento, durante un tiempo dejó de tener miedo al sentirse protegida del entorno… pero no de él. Strpud renunció a su trabajo para ser su manager,cuando la carrera de Nina despegó, compraron una lujosa casa y contrajeron matrimonio en un ambiente próspero. De ese matrimonio nació su hija Lisa Simone Kelly, nacida como Lisa Celeste Stroud, en 1962.

Lisa fue parte importante del documental de Netflix What Happened, Miss Simone? En ese documental se muestran escritos del diario personal de Nina Simone donde cuenta su contradictoria situación durante su relación con Stroud, quien la golpeó y maltrató en distintas ocasiones. El documental también muestra al propio Stroud diciendo con total naturalidad que golpeó a Nina. En dicha entrevista también manifiesta su disgusto ante la militancia y el compromiso que Nina tuvo en las luchas por los derechos civiles y acusa a Nina por todas la situación posterior donde la artista perdió todos sus bienes económicos acusándola de “loca”.

La historia de Nina Simone es también una historia de lucha contra la violencia de género.

Un juicio a la honestidad

Durante los años 60 Nina fue radicalizando su activismo junto al movimiento por los derechos civiles. Fue  parte de las miles de activistas en las tres marchas que hubo desde Selma a Montgomery, capital de Alabama, que en 1965 lograron garantizar el derecho al sufragio de la población afroamericana. Sufrió los asesinatos, primero de Malcolm X y luego de Martin Luther King, con quien tuvo una relación de dialogo llegando incluso a decirle que la disculpe pero ella no es  “no violenta”.

Indignada por la hipocresía de un país que, mientras reprimía violentamente a las manifestaciones por los derechos civiles, criminalizándolas, se decía pacifista al mismo tiempo que mandaba tropas a Vietnam, se sumó a la desobediencia civil dejando de pagar impuestos que financian represión y guerras. Fue juzgada, embargada y perseguida. Además de seguir a activistas y pensadores afrodescendientes, Nina conoció las ideas de Karl Marx y Vladimir Lenin, quien había protagonizada una revolución socialista junto a obreros que se habían negado a ser parte de la primera guerra mundial.

Paradójicamente, por su honestidad, por su decisión de arriesgarlo y hasta perderlo todo, por su compromiso político, Nina fue juzgada por supuesta corrupción.

Tras el asesinato de Martin Luther King y la tristeza al ver a Richard Nixon presidente decidió abandonar el país al que bautizó como  “United Snakes of América” (serpientes unidas de América).

Pasó un tiempo en Barbados para luego migrar, por consejo de su amiga y colega Miriam Makeba, a Liberia. El país africano creado por afroamericanos descendientes de esclavos liberados parecía encajar perfecto con Nina, quien recordó haberse sentido libre y feliz. Pero resulta difícil recomponer algo roto, y tanto Nina como Liberia presentaron sus dificultades. Sin trabajo, y sin ingresos tras ser embargada y estafada Nina necesitaba seguir trabajando para generar ingresos, motivo por el que migró a Europa donde todavía mantenía un público con ganas de verla actuar y empleadores dispuestos a contratarlas.

La historia de Nina Simone, es también la historia de miles de trabajadores migrantes. Después de haberlo tenido todo, se convirtió en paria, desposeída, siendo una de las tantas personas migrantes que desde la saqueada África viajan a Europa buscando trabajo muchas veces por debajo de su calificación.

En Europa tuvo altibajos laborales, actuando en muchos lugares pequeños con gente que la veía tocar sin saber que era la afamada artista que había cosechado tanto éxito décadas antes en Estados Unidos, con algunas presentaciones en festivales de jazz más reconocidos con algunas actuaciones memorables como la que tuvo en Montreaux, Suiza. Tras presentaciones en Londres y Ámsterdam, se instaló en Francia, donde murió a los 70 años el 21 de abril de 2003. Su última aparición en el escenario fue en el años 2002 en Polonia.

El legado, y la justicia tardía

Desde hace algunos años se siente un renacer del legado de Nina Simone. Lentamente fue recuperando en vida ese reconocimiento negado, incluso en el país que la había desterrado, aunque fuera luego de reconocimientos recibidos en el exterior: El 24 de julio de 1998, Nina Simone fue la invitada especial en la fiesta del 80 cumpleaños de Nelson Mandela. El 7 de octubre de 1999 recibió un premio a sus logros artísticos de toda una vida en Dublín. En 2000, recibió el título de Honorary Citizenship de Atlanta, el Diamond Award for Excellence in Music de la Association of African American Music de Filadelfia. Dos días antes de su muerte fue premiada por la institución educativa que le había negado la beca en su juventud. Recibió 15 nominaciones a los premios Grammy.

Nina quien fuera perseguida, censuradas, maltratada, ingresó en el año 2019, con la misma canción que había sido censurada en 1963 a la Biblioteca del Congreso, al Registro Nacional de Grabaciones por considerarse “Mississippi Goddam” una pieza cultural, histórica y estéticamente significativa.

Pero todos estos premios son solo un decorado en relación al verdadero reconocimiento: el de las personas de a pie. En las protestas del año pasado luego  del asesinato de George Floyd, en las calles se cantó una suerte de “Minneapolis Goddam”. Su hija, que abandonó el apellido paterno para llamarse Lisa Simone, sigue su legado, reivindicando su historia al igual que su nieta Reanna Simone.

Nina está presente en las masivas movilizaciones bajo la consigna “Black Lives Matters”. Está presente en las artistas del “Me too”, pero sobre todo en las millones de mujeres maltratadas de los sectores más desposeídos. Está presente en cada militante que sufre la persecución o la criminalización, en cada artista censurado. Su tardío reconocimiento es un testimonio de que, aún en los momentos más difíciles, luchar contra este sistema perverso vale la pena.

El legado más importante de Nina es ese que dejó desde una de sus canciones donde expresó que aun cuando no se tiene nada, ni material ni afectivo, que aun cuando no hay patria ni amor, ni dinero, aún en ese momento se tiene a una misma, y mientras haya vida habrá alguna chance.

 



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