Myanmar: sigue creciendo la movilización contra el golpe a pesar de la represión y las amenazas
Imagen de la masiva movilización en Mandalay el pasado 22 de febrero. AFP
A pesar de la represión y las declaraciones intimidantes de la junta militar, las manifestaciones siguen creciendo mientras lentamente también crecen los pronunciamientos internacionales en repudio al golpe de estado. El pasado lunes cientos de miles de personas se manifestaron en Mandalay y otras ciudades, pero también la huelga general y las acciones de desobediencia civil paralizaron el país perjudicando el funcionamiento gubernamental. Por Ramiro Giganti (ANRed).
Además de la masiva movilización en Mandalay, multitudes se movilizaron en Yangón (Rangún), Naypyidaw, el lago Inle y, prácticamente, por toda Myanmar, nombre oficial de la antigua Birmania. Un río humano inunda este país para luchar contra el golpe de Estado que el Ejército dio el 1 de febrero contra el Gobierno de Aung San Suu Kyi.
Llamada la ‘Revolución de los Cinco Doses (22222)’ por celebrarse el 22 de febrero, recuerda por su carácter masivo al Levantamiento de los ‘Cuatro Ochos (8888)’ del 8 de agosto de 1988 contra la dictadura militar de entonces, que acabó en un baño de sangre un mes después. Pero ni siquiera ese trágico recuerdo pudo amedrentar a las y los manifestantes, que siguieron desafiando a los soldados comandados por el general Min Aung Hlaing, La huelga general fue convocada por 25 organizaciones de todo tipo, desde partidos políticos hasta sindicatos, y centros de estudiantes, pasando por grupos religiosos y de intelectuales, y ha sido la movilización más grande desde el golpe. «Las protestas de hoy –por este lunes– son mucho mayores que las de antes, con más carreteras y autopistas cortadas y tiendas cerradas por todos sitios. Nadie ha ido a trabajar», explicó a la BBC Thompson Chau, periodista del medio local Frontier.
Manifestatenes con las banderas del NLD (Liga NAcional Democrática) el partido de Aung San Suu Kyi. Foto: Frontier Myanmar
Un elemento a tener en cuenta es el rol de las minorías étnicas en el país. Ante la inacción y decepción del gobierno liderado por San Suu Kyi, como el negacionismo ante la limpieza étnica ejercida contra le pueblo rohinyá, el junta militar golpista está intentando crear alianzas con partidos que representan a las minorías étnicas para fortalecerse y dividir las protestas. A pesar de que los referentes de esos partidos no se han pronunciado contra el golpe, la participación de los pueblos repudiando el golpe estuvo presente. Incluso medios locales hablan de revueltas internas en esos partidos ante la posibilidad de alianzas con la dictadura.
En ese mismo medio, una nota titulada «por qué el golpe va a fracasar y que puede hacer el ejercito al respecto», señala que el ejército subestimó a las fuerzas sociales que se están uniendo para resistir el golpe y que puede ser un desastre para el país y el propio ejército si fracasen en negociaciones para una salida pronta. La nota, firmada por un académico bajo el pseudónimo de Su Min Naing, comenta que este proceso se da poco después de cumplirse 80 años de la independencia del país y cuyo desenlace podría determinar las próximas 8 décadas.
El propio golpe de estado estaría logrando un efecto exactamente opuesto al buscado, uniendo a un pueblo que ha despertado. Lejos parece quedar en el tiempo, aquel video viralizado de una mujer haciendo ejercicio mientras a sus espaldas se desarrollaba la toma del parlamento. Las imágenes, tan solo tres semanas después, de masivas movilizaciones en el contexto de una huelga general y hablando de «revolución» parecen demostrar lo contrario.