10/02/2021

Myanmar: continúan las manifestaciones contra el golpe de estado

AFP

Se cumplió una semana de protestas tras el golpe de estado encabezado por el general Min Aung Hlaing. Las movilizaciones no cesan a pesar de la brutal represión. Se trata de un golpe de estado motivado por denuncias de “fraude electoral” utilizadas como excusa, mientras la población se manifiesta masivamente frente a una brutal represión y además de la democracia exige un cambió en la constitución, lo que muestra similitudes con lo que ocurre en Latinoamérica a pesar de la distancia y las diferencias culturales. Todo esto se da tras años de una limpieza étnica ejercida por un sector “budista nacionalista” contra la comunidad rohinyá, que desde hace 5 años está marginada del sistema electoral y que en los últimos años fue desplazada al vecino Bangladesh, condenada a vivir en campos de refugiados. Por Ramiro Giganti (ANRed).


Masivas movilizaciones se desarrollaron en las principales ciudades de Myanmar el pasado fin de semana. Desde Mandalay hasta Rangún, la ciudad más grande del país, pasando por la capital Naipyidó. A pesar de la represión con centenares de personas detenidas, las movilizaciones no cesan. Manifestantes desafían la represión, y hasta algunos policías cambian de bando durante una movilización negándose a reprimir. Las movilizaciones del pasado domingo fueron las mayores en más de una década y la concurrencia sigue en ascenso.

Después de la jornada de este lunes en la que se han visto las protestas más numerosas hasta el momento y una huelga general que han paralizado el país, las autoridades castrenses habían declarado la ley marcial en varias de las principales ciudades, donde se ha impuesto un toque de queda entre las ocho de la tarde y las cuatro de la mañana, se han prohibido reuniones de más de cinco personas y han quedado vetados los discursos públicos. Nada de eso parece haberle dado resultado al gobierno de facto. Incluso circulan videos en redes sociales donde jóvenes simplemente salen a bailar de noche a la calle solo para desobedecer el toque de queda y poner en evidencia la falta de autoridad del ejército.

A pesar de la aparición, del líder golpista Min Aung Hlaing, intentando justificar el golpe con promesas de investigar el supuesto fraude electoral, las movilizaciones no cesaron y las consignas se radicalizaron. Ya no hay solo un pedido de democracia o de liberación de la líder del Gobierno derrocado, Aung San Suu Kyi, sino que directamente se manifiestan contra el ejército y exigen una reforma en la constitución para lograr cambios de fondo.

Las grietas dentro del budismo y la presencia del pedido por el pueblo rohinyá

Si bien no se le dio la difusión pertinente, el reclamo de justicia por los crímenes cometidos contra el pueblo rohinyá también estuvo presente en las calles.

El caso de Victoria, una niña que fue violada cuanto solo tenía 2 años y 11 meses en 2019 es uno de los casos testigos de la deficiencia institucional que atravesaba el país, donde las violaciones no son sancionadas como delito. El 16 de mayo de 2019 los padres llevaron a Victoria a un hospital donde determinaron que las lesiones que tenía eran el producto de una violación. La policía desatendió el caso y ante la presión detuvo a un maestro del jardín donde se habría producido el hecho, a pesar de que el ADN no coincidió con el detenido. Trabajadores de dicho establecimiento también afirmaron que era imposible que el acusado haya sido, pero las autoridades no tomaron los testimonios, El reclamo de «Justicia para Victoria» sigue presente en el país y resuena en las protestas como uno de los tantos casos de violencia institucional.

Una manifestante pide justicia para el pueblo rohinyá y también para Victoria, una niña abusada en 2019 con un cuestionado accionar policial. Fuente: Tun Khin

Por otra parte también empieza a resonar el pedido de justicia ante el genocidio rohinyá, poniendo en evidencia las diferencias dentro del budismo. Una figura que cobra trascendencia es la de Shwe Nya War Sayadaw, un monje budista disidente que fue crítico del «budismo nacionalista» que se impone en el país. En febrero del año 2012 Sayadaw fue desalojado de su monasterio sancionado por «desobediencia» luego de haberse pronunciado públicamente a favor de la liberación de presos políticos. Pero ante todo Sayadaw es conocido por su fuerte oposición al accionar del movimiento 969 liderado por el monje budista Ashin Wirathu, lo que lo convirtió en una figura controvertida y hasta marginal dentro del budismo. El pasado 1 de febrero, horas después de producirse el golpe de estado, Shwe Nya War Sayadaw fue detenido por el ejercito, siendo junto con Aung San Suu Kyi una de las figuras encarceladas luego del golpe y por quienes se pide la liberación. Su detención incluso movilizó a monjes budistas, que se sumaron a las manifestaciones callejeras.

Las movilizaciones siguen en ascenso, al igual que la circulación de la información sobre lo que sucede en ese país. Mientras también crece la contradictoria figura de Aung San Suu Kyi, y a su vez lentamente se empieza a conocer el desastre humanitario que hace años atraviesa el pueblo rohinyá. Con él también se pone en evidencia la inacción de los burocráticos organismos internacionales que no fueron capaces de dar respuesta a  miles de victimas.



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