24/01/2021

¿Quién escucha a les niñes?

Con esa pregunta, el periodista Reynaldo Sietecase recopiló durante la mañana del viernes 22 de enero en su programa radial “La inmensa mayoría” en Radio Con Vos, una serie de sentimientos y pensamientos de niños, niña y adolescente acerca de cuál es su situación con respecto a la vuelta a la presencialidad escolar. Por María Inés Alvarado* 


La pandemia que atraviesa el mundo provocada por el avance del COVID19 puso en jaque, entre muchas otras cosas, el concepto de educación. Estamos en medio de una emergencia global de la salud, en la cual los cuidados y normas de prevención sanitaria adquieren una importancia de relevancia que lleva a repensar cuales son los cuidados que debemos tener frente a las grandes agrupaciones de gente. Y las escuelas, sobre todo en las grandes urbes, son masivos conglomerados de personas que transitan, a su vez, en otros espacios promoviendo la circulación de gérmenes y bacterias que escapan a la noción de escolaridad.

En este contexto es viable preguntar si como sociedad estamos en condiciones de volver a la presencialidad en las aulas, dado que las escuelas no han adoptado protocolos seguros para el regreso y con un transporte público, clave y necesario medio para la circulación de estudiantes y docentes, que tampoco guarda las mínimas normas de salubridad. Sin embargo, y a partir de pensar en niñeces y adolescentes como sujetos/as de derecho que han perdido todo tipo de socialización educativa, es importante darles el espacio para expresar que sienten frente a estas necesidades. ¿Qué piensan? ¿Qué sienten frente a esta realidad? ¿Alguien les escucha?

Durante el programa radial anteriormente citado, varias voces de niñeces se hicieron escuchar, la gran mayoría deseantes del regreso a clases presenciales, de la necesidad de volver a tener contacto con sus pares y docentes, pero también con la angustia y ansiedad propias de la falta de cuidado, la posibilidad de llevarles el virus a sus familiares más cercanos y, más de un testimonio, hizo hincapié en la necesidad de que sus docentes se hayan vacunado. Otras voces también manifiestan la importancia de la sociabilidad, porque la estructura de la virtualidad les permitió obtener conocimientos, pero sin el feedback necesario para alcanzar el aprendizaje y muy lejos de la realidad que significa compartir y aprender entre pares. Es interesante escuchar estas voces, algunas quizás influenciadas por las personas adultas con quienes conviven, otras tal vez por su propia necesidad de expresión, pero todas necesarias y genuinas a la hora de evaluar la vuelta a la presencialidad.

El artículo 24 de la Ley 26.061 de Protección Integral de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes reconoce el derecho a opinar y a ser oído: “Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a:

  1. a) Participar y expresar libremente su opinión en los asuntos que les conciernan y en aquellos que tengan interés;
  2. b) Que sus opiniones sean tenidas en cuenta conforme a su madurez y desarrollo.

Este derecho se extiende a todos los ámbitos en que se desenvuelven las niñas, niños y adolescentes; entre ellos, al ámbito estatal, familiar, comunitario, social, escolar, científico, cultural, deportivo y recreativo.”

Dicha ley establece, a su vez, que en todo procedimiento judicial o administrativo que afecte a las infancias, hay que dejarles expresarse. Los procedimientos administrativos se refieren a decisiones sobre la educación, la salud, el entorno, las condiciones de vida o la protección de su seguridad. Por eso la pregunta de ¿Quién escucha a las infancias? Hoy es pertinente.

En medio de una puja política sindical entre gobernadores, ministros, ministras y representantes sindicales, la vuelta a clases presenciales parece ser un futuro cierto en cuanto a la necesidad de garantizar la gobernabilidad, pero incierto en cuestiones de garantizar los derechos de niños, niñas y adolescentes, a la vez que los de sus docentes, quienes deben volver a las aulas sin los cuidados pertinente por parte del Estado ya que una gran mayoría debe compartir varios ámbitos de trabajo (no existe en Argentina la posibilidad de trabajar en un solo establecimiento educativo, la gran mayoría de trabajadores docentes se mueven de escuela en escuela para asegurarse un sueldo digno) lo que conlleva también el peligro que significa el uso del transporte público.

El pedagogo y experto en educación italiano, Franceso Tonucci, viene cuestionando desde hace varios meses si en los países se está escuchando la voz de las niñeces al momento de decidir sobre la reapertura de escuelas. “Los estudiantes deben participar en las decisiones” sostuvo en varios eventos al recordar que los Estados se comprometieron en la Convención de los Derechos del Niño garantizar que tengan la oportunidad de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que les afectan, derecho que considera en esta coyuntura se está vulnerando más que nunca.

Para el psicopedagogo, la falta de inclusión de niñeces, adolescentes y jóvenes en los procesos de decisión desde la escuela puede ser la explicación al porqué la población estudiantil no cree en la democracia ni en las instituciones. “La democracia no se enseña, se vive” es su parte de su pedagogía, por eso las juventudes buscan transgredir las reglas, al no ser tenidas en cuenta.

El impacto de no ir a la escuela ha dejado graves secuelas emocionales y de aprendizaje, sobre todo en chicos/as de bajos recursos o sin acceso a Internet. Está comprobado que la escolaridad tiene un impacto emocional y de socialización muy importante en el desarrollo de los primeros años de vida. Además de ordenar horarios y ayudarles a sostener hábitos que, en algunos hogares, son disfuncionales. La representante de Unicef en Argentina, la médica epidemióloga italiana Luisa Brumana, expuso hace unos días en reunión con el Ministro de Educación de la Nación que la postura del organismo internacional es que  “La escuela presencial es fundamental”. Además, reclamó que “Sabiendo que la infección del Covid se va a extender en el tiempo, es necesario mirar para adelante y realmente llegar a un consenso”. Según ésta, “hubo una revisión de todas las experiencias que se hicieron en el mundo que fue llevada a cabo por Unicef y Unesco, y la evidencia confirmaba que la presencialidad en los establecimientos educativos, con las medidas de seguridad previamente implementadas, no inciden significativamente en la circulación del virus en la comunidad”.

Frente a discursos de dirigentes gremiales que platean que hay tanto riesgo en el aula como en una fiesta clandestina, en diálogo con TN la dirigente de dicho organismo internacional en que “no estamos descuidando el hecho de que estamos en una pandemia. Pero la presencialidad debe ser la regla, siempre tomando todas las medidas de seguridad necesarias” porque “aunque existen pruebas contundentes acerca de los efectos del cierre de las escuelas sobre los niños y cada vez hay más evidencia de que las escuelas no son la causa de la pandemia, en muchos países se ha optado por mantener las escuelas cerradas y algunas no abren desde hace casi un año”, cuestionó la funcionaria, que hace un mes había solicitado que los docentes tuvieran prioridad en la vacunación para “mantener las aulas abiertas”.

En un país, donde el 58% del total de estudiantes tuvo complicaciones con las clases virtuales y un 43% de la población infantil presentó alteraciones en los hábitos de alimentación, donde no se subsidia el teletrabajo a profesionales de la educación ni se les garantiza el transporte a sus espacios laborales ni se les resguarda la seguridad frente a la prevención de contagios -no hace falta aclarar que la mayoría de los colegios no poseen jabón en sus baños ni que las aulas no están preparadas para mantener el distanciamiento social obligatorio- la importancia de volver a las clases presenciales, para generar oportunidades de aprendizaje y mantener la sociabilización de niñeces y adolescentes, parece una película de terror.

Retomando a Francesco Tonucci, quien dice que la voz de los niñas y niñas favorece la democracia, adhiero al pensamiento de una parte importante de la sociedad. Es hora de escuchar lo que niños y niñas tienen para decirnos, porque son el sujeto central del derecho a la educación y porque sus palabras demuestran el grito silencioso de la realidad escolar argentina: la lucha no es si hay que volver o no a la presencialidad, la discusión debe ser como volver, cuáles son las normas sanitarias que se deben aplicar para lograr que estudiantes, docentes, auxiliares y demás profesionales de la educación tengan garantía de que las escuelas son lugares seguros y no centros de contagio. Es hora de dejar de lado la politiquería y el fanatismo pre electoral y escuchar a les niñes.

Fuentes:

Proyecto de Fortalecimiento de Prácticas Institucionales para Garantizar el Derecho del Niño/a a ser Escuchado. En: http://www.jus.gob.ar/media/2954702/ni_ez_cuadernillo_05082015.pdf

(*)  Docente, comunicadora. Co-directora de La ESI en juego. Columnista de Diario Digital Femenino



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