Patota que responde a la patronal intentó usurpar la empresa recuperada La Nirva
El sábado 5, y a pocos días del hecho de que la empresa de golosinas La Nirva-Grandote sea reconocida como cooperativa, un grupo de personas no identificadas intentaron usurpar las instalaciones de la fábrica ubicada en la localidad bonaerense de Lomas del Mirador. Aún con la ausencia de personal policial, tras una rápida respuesta por parte de las y los obreros y sectores sociales que se solidarizaron, estos fueron expulsados. Por Máximo Paz, para ANRed.
Se trató de cuatro sujetos, quienes se presentaron en la entrada de la compañía y, a través de amenazas, pudieron inmovilizar al sereno. Las y los trabajadores cooperativos, ni bien dieron cuenta de la noticia, se apersonaron en la fábrica y pudieron entran, pese a que el grupo pro patronal intentó cerrar todo acceso a la misma.
“Llamamos a todas las organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos a acompañarnos. Los trabajadores estamos concentrando en la esquina de las calles Dorrego y Quintana, Lomas del Mirador”, expresó un comunicado urgente.
La reacción fue inmediata y contundente logrando acorralar a la patota y expulsarla de la fábrica, no sin ello, contar con la experiencia de que una trabajadora sufriera una descompensación. “¡Que se vayan, que se vayan!” “¡Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode!”, bramaron las y los compañeros mientras la tarde caía y los arrinconados quedaron visibilizados delante de todas y de todos.
Según denuncian desde la empresa recuperada, tales personas responderían a Matías Paradiso, el mayor accionario de la firma a partir de 2018 y quién, en poco menos de dos años, la llevaría a la quiebra. Por su parte, el socio de la ex sociedad anónima aún conserva la deuda sobre la totalidad de salarios de más de un año a las más de sesenta familias que intervenían en el proceso de producción para la fabricación de los productos.
También llamó la atención que sobre esa misma noche, tal personaje fuera visto en la comisaría de las inmediaciones de la fábrica, lo cual explicaría la ausencia de personal policial sobre la zona para cuando el hecho ocurrió y la tardanza en hacerse presente en la altercado ocurrido.
Las trabajadoras y trabajadores de La Nirva, desde el inicio de la cuarentena, realizaron medidas de lucha con acampes y movilizaciones pidiendo por la continuidad de sus puestos de trabajo ante la falta de pagos y la parálisis de la empresa. Las acciones se dieron luego de nueve meses de conflicto, cuando la patronal dejó de abonar los salarios. Fue ahí que los reclamos y medidas de solidaridad se vieron desde la primera hora.
La respuesta patronal desde las audiencias que se dieron en el Ministerio de Trabajo fue la de cubrir solo el 15 por ciento de la deuda a las y los trabajadores. En el mes de junio, se presentó el proyecto para transformar a la empresa en una cooperativa. A mediados de noviembre, la fábrica de alfajores volvió a ponerse en marcha conformada como tal.