06/12/2020

Organismos de DD.HH exigen a Alberto Fernandez la apertura total de los archivos de la dictadura: «ninguno de los gobiernos post dictatoriales dio una respuesta oficial»

Este jueves se presentó el petitorio en casa de gobierno por la apertura total de los archivos desde el ’74 hasta el final de la dictadura. El petitorio forma parte de una campaña impulsada por el Encuentro Militante Cachito Fukman, junto a otros organismos de derechos humanos como el Encuentro Memoria Verdad y Justicia. “Toda la información necesaria como para que se persiga y encarcele a los genocidas, fue aportada por los testigos y los sobrevivientes”, comenta Carlos Lordkipanidse, integrante de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos. “Toda esta historia que nos han dicho que los archivos fueron destruidos, que fueron quemados, que no están más, que todo lo que hay para aportar ya fue aportado, eso es mentira. La historia reciente lo está demostrando.” Por Enredando Las Mañanas.


ELM: Queremos que nos cuentes sobre esta nueva campaña para apoyar la exigencia tan vieja que tienen los Organismos de Derechos Humanos y en particular el Encuentro Militante Cachito Fukman, ¿por qué ustedes consideran volver sobre este pedido?

Carlos: A lo largo de la historia de los organismos de derechos humanos hubo muchas reivindicaciones de carácter histórico, como por ejemplo la nulidad de la Ley de Obediencia Debida y de Punto Final, o la apertura de los archivos de la dictadura de los años ‘74 y ‘75. Todos los gobiernos post dictatoriales con respecto a esta exigencia de los organismos de DD.HH nunca dieron una respuesta oficial, nunca dijeron “sí, acá están los archivos, sírvanse”. No hubo respuestas en términos de la búsqueda y del destino de los desaparecidos, del destino de los niños apropiados y de la identidad de los genocidas que participaron de la represión en los 600 Centros Clandestinos de Detención que hubo a lo largo y ancho del país.

Toda la información aportada en juicios, en instancias internacionales y en todas las circunstancias, siempre fueron aportadas por las víctimas y por los sobrevivientes. El caso más emblemático, que hace poco falleció, fue el del Víctor Basterra que fue el que sacó la foto de los integrantes del grupo de tarea de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), allá por el año ’84. Desde entonces todo el aporte que ha habido con respecto a las cuatro fases en las que se desarrolló el juicio a la ESMA, toda la información y la data necesaria como para que se persiga y se encarcele a los genocidas fue aportada por los testigos y los sobrevivientesEntendemos que este es un reclamo histórico, desde el principio y nacimiento de los organismos de derechos humanos. Al no tener respuesta, el petitorio se lo debemos presentar a la máxima autoridad que tiene acceso a este tipo de información. Al estar implicadas las fuerzas armadas y de seguridad de todo el país, le pedimos al responsable máximo que es el comandante en jefe y el que dirige todas las fuerzas de seguridad militares en el país que entregue esa documentación.

Esto no es un capricho, hay que ver lo que pasó una semana atrás en Rosario, en una ex comisaría que se convirtió luego en propiedad privada y que el propietario le alquiló a una persona. El inquilino cuando fue a limpiar la casa se encontró con un altillo lleno de información acerca de toda la represión ocurrida durante la dictadura en toda la provincia de Santa Fe. A esto le podemos agregar que nosotros, como sobrevivientes de la ESMA particularmente, desde el año pasado hemos aportado la ubicación de tres centros clandestinos de detención que funcionaban dentro de la órbita de la ESMA, en la Zona Norte de la provincia de Buenos Aires. Entre ellos la famosa “Isla del Silencio” en el Tigre donde fueron llevados misioneros cuando en el año ‘79 vino la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Así se pueden dar miles de ejemplos.Pero el más emblemático de todos es el trabajo que desarrollan las Abuelas de Plaza de Mayo que no reciben información del Estado acerca de dónde están los apropiadores de los niños, hoy jóvenes, que han recuperado 170 y que faltan 300 por recuperar. Esa información es un trabajo de hormiga que han desarrollado durante años las Abuelas que han ubicado a los nietos recuperados, recuperando su verdadera identidad, y en el caso de que los apropiadores hayan sido parte del sistema represivo fueron condenados.

Pretendemos que la información sea aportada por el Estado de una vez por todas, que no aparezca en una casa o en un archivo información cómo apareció hace tres semanas atrás en el servicio de inteligencia del estado, en la actual Agencia Federal de Inteligencia (AFI), en la cual se halló un dossier con datos de personas marcadas por la dictadura con fotos y toda su historia personal para ser ubicado por los distintos servicios del Estado. Eso apareció enfrente de la Casa de Gobierno, en la vieja SIDE, a 50 metros de la Casa de Gobierno. Toda esta historia que nos han dicho durante tantos años, que los archivos fueron destruidos, que fueron quemados, que no están más y que todo lo que hay para aportar ya fue aportado, toda esa historia es mentira. La historia reciente lo está demostrando. Para eso reunimos 8800 firmas en una breve campaña de un mes y pico acompañados por infinidad de organizaciones nacionales e internacionales.

ELM: Está claro que el Estado es responsable de esa información que se encuentra dentro de sus propios organismos…¿hay algo que quieras agregar al respecto?

Carlos: Sí, quiero agradecer a todas las personas que aportaron sus firmas con un método absolutamente artesanal, firmando por correo electrónico. Tuvimos un trabajo inconmensurable de todos los compañeros del Encuentro Militante Cachito Fukman, apoyado por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia para reunir estas 8800 firmas. Nora Cortiñas, Mirta Baravalle, Elia Espen, Elsa Pavón, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo que aportaron a esta campaña están agradecidas como estamos nosotros por el inmenso respaldo que nos han dado.

 

Escucha la entrevista completa acá: Es hora de que el Estado de información



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