22/11/2020

La comunidad isleña de Tigre se moviliza contra la contaminación y en defensa de los humedales

Los vecinos y vecinas del Delta tigrense realizaron ayer una marcha acuática, un corte en la Avenida Cazón y un festival solidario. Reclaman por la ley de humedales y el cese de la contaminación. La floración de cianobacterias o “algas verde-azuladas”, que durante las últimas dos semanas tiñó de verde el agua de Puerto Madero, también lo hizo en toda la cuenca del Río Paraná. Esto afecta gravemente la vida habitual de las miles de personas que viven en el Delta de Tigre, ya que durante este tiempo no pudieron usar el agua para bañarse, regar las huertas, limpiar o cocinar, entre otras cosas, dado que solo tocarla implica un riesgo para la salud. Por Javier Ignacio Ferretti, docente y activista, para ANRed.


Ya desde hace algunos años se desaconseja beber agua de los ríos y arroyos de esta zona o usarla para cocinar, dada la contaminación industrial y urbana que arroja el Río Reconquista, que se suma a la de los agroquímicos que provienen desde los campos bonaerenses, entrerrianos y santafesinos. Además, esto sucede luego de los cientos de incendios de selvas y humedales que hubo en la cuenca, lo que según los y las especialistas es una de las posibles causas de la floración, junto con la contaminación mencionada y la bajante histórica del río Paraná por el fenómeno de “La niña”, potenciada por la acumulación de agua en las represas brasileñas y argentinas. Todo esto produce que la concentración de fosfatos y nitratos en las aguas sea muchísimo más elevada que lo natural y se produzcan las floraciones.

Un problema adicional fue la falta de información oficial hasta los últimos días, en que el Municipio de Tigre divulgó un “semáforo” para evaluar el riesgo según el color de las aguas, junto con consejos para purificarla para uso doméstico. Sin embargo, los y las isleñas denuncian que estos métodos son muy caros y no están a su alcance, más con la crisis económica que agravó la pandemia, sobre todo en esta zona que tiene muchos ingresos por el turismo. Esta falta de información y de soluciones, además, hace que mucha gente siga usando el agua como lo hacía habitualmente y que en las Salas de Salud no hayan podido dar respuesta a quienes presentaron afecciones gastro-intestinales y en la piel.

Por todo esto, distintas organizaciones isleñas, entre las que se destacan la Asamblea Trans-Feminista y el Observatorio de Humedales, realizaron este sábado a la mañana una marcha acuática desde el Río Luján y el Arroyo Gambado hasta la amarra pública Hugo del Carril, frente a la estación de Tren. Luego de una breve concentración, se marchó por tierra hasta la estación Fluvial, interrumpiendo por media hora el tránsito en las principales arterias del centro de Tigre. La actividad se extendió luego durante cinco horas con un festival donde, aproximadamente, 300 vecinos pudieron expresarse, cantar, bailar y encontrarse.

El reclamo principal es la promulgación de una ley que proteja los humedales. Ayer anunciaron que, después de ocho años de la primera presentación de un proyecto unificado por la Red Nacional de Humedales, el actual ya fue aprobado por parte de la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputado de la Nación. Los humedales juegan un rol fundamental para prevenir este tipo de contaminación, ya que funcionan como “riñones del ambiente” al filtrar los sedimentos que traen las aguas del río y estos procesos naturales dejan de ocurrir con un vado o un bosque en galería quemado.

Voces científicas ante la desinformación

La Doctora en Sociología Sofía Astelarra y el Doctor en Ciencias Biológicas Luciano Iribarren son dos referentes del Observatorio de Humedales del Delta. Este observatorio surgió al calor de las luchas contra los emprendimientos inmobiliarios, como el barrio “Colony Park”, donde se proponía alterar los humedales para su construcción. Ante la falta de información oficial y en los medios masivos sobre las causas y consecuencias de esta contaminación y cómo afecta al modo de vida isleño, sus palabras son fundamentales.

“Había indicios de que esto podía pasar: venían bajando por el Paraná estas floraciones. A pesar de eso, no hubo una alerta que le permitiera a la población prepararse para esta situación”, advierte Iribarren. “Estamos ante una situación de riesgo sanitario: uno de los aprendizajes que nos dejó la pandemia es que la salud ambiental y la salud social son una sola”, agrega Astelarra.

Ambos denuncian que el Estado podría haberse anticipado a esta situación mediante el control de los agroquímicos que se usan indiscriminadamente para el cultivo de oleaginosas y la regulación de la contaminación de la cuenca del Reconquista y el Luján, que lleva 40 años sin soluciones de fondo pese a que hay un “Comité de Cuenca” y un plan de manejo sustentable del Delta del Paraná. “Espacios de articulación institucional e intergubernamental hay, sólo que no hacen monitoreos, no dan alerta a la población y sobre todo no hacen control de las industrias, de las producciones, de los lixiviados de los deshechos domiciliarios ni del relleno de los humedales”, denuncia Astelarra y asegura que el Estado debe convocar a comités de crisis internacional con participación de vecinos, científicos y las organizaciones sociales que vienen trabajando la problemática del agua, además de hacer que quienes hacen el daño ambiental paguen por ello.

En cuanto a los pronósticos acerca de cuánto van a durar las floraciones y sus consecuencias, Iribarren explica que “si las causas que generaron esta floración persisten, es muy probable que la floración también persista”. Para frenar esto, según los especialistas, es fundamental que se apruebe la Ley de Humedales, dado que les va a permitir a las organizaciones ambientales poner más trabas a este modelo de destrucción masiva.

“Una cuestión que me parece bastante potente de este festival es que sale de un encuentro trans-feminista isleño. Me parece que acá hay un encuentro de luchas que siempre estuvieron articuladas pero que cada vez lo hacen más. Se está gestando una mirada eco-trans-feminista en el humedal, por lo menos acá en el humedal de Tigre. Había una necesidad muy grande de manifestarse sobre lo que está pasando en el contexto de la ASPO y porque estamos viviendo violencias muy fuertes en el territorio, es muy violento que tu medio de vida de repente se convierta en tu causa de muerte, como es el agua en este caso. Es una situación muy desesperante y muy violenta, que se hermana con la perspectiva que tenemos las mujeres, las lesbianas, las trans. Sabemos lo que es la violencia en nuestros propios cuerpos, entonces la defensa de los cuerpos y los territorios se están amalgamando, y creo que eso es algo muy potente a nivel local”, concluye Astelarra.



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