20/11/2020

¿A qué se refieren cuando hablan de propiedad privada?

Manifestación de ahorristas argentinos contra el Corralito financiero frente a la sucursal de CITIBANK ubicada en Perón y Florida, año 2002.

El concepto “propiedad privada” no siempre contiene el mismo significado. Utilizado en medios hegemónicos para revivir fantasmas ideológicos, suele ser asociado a la libertad de toda la población o la protección de bienes básicos como la vivienda. De esta manera quienes se sienten propietarios temen perder lo mucho o poco que tienen. ¿Qué es la propiedad privada? ¿La vivienda? ¿El ahorro? ¿La jubilación?¿Quiénes la poseen? ¿Qué posibilidades concretas hay de acceder a la propiedad privada desde el trabajo asalariado?¿Quienes violaron la propiedad privada de la mayoría de la población en la historia reciente de Argentina? En una entrevista con el economista Cristian Caracoche, autor del libro “Duhaldismo, kirchnerismo y macrismo – El capitalismo argentino y su recurrencia histórica” reflexionamos sobre los distintos y contradictorios usos de este concepto. Por Ramiro Giganti (ANRed).


El 3 de diciembre del año 2001 el gobierno estableció, mediante el decreto 1570/2001, una disposición que restringía la extracción de dinero en efectivo de los bancos, diseñada por el entonces ministro de Economía Domingo Cavallo. La crisis había llegado a un punto insostenible 4 días antes, cuando los grandes inversionistas comenzaron a retirar sus depósitos monetarios de los bancos y, en consecuencia, el sistema bancario colapsó por la fuga de capitales y la decisión del FMI (Fondo Monetario Internacional) de negarse a refinanciar la deuda y conceder un rescate. 19 años antes, Domingo Cavallo, en ese entonces presidente del Banco Central, había nacionalizado la deuda privada haciendo que toda la población sea deudora de préstamos obtenidos por un selecto grupo de empresarios. En Julio del 2001, Domingo Cavallo junto a Patricia Bullrich, en ese entonces ministra de Trabajo, firmaron un decreto que recortaba 13 por ciento en las jubilaciones y los sueldos de los empleados públicos.

Durante todo el año 2002 la mayoría trabajadora no pudo retirar sus ahorros mientras el peso se devaluaba (los ahorros depositados en dólares fueron pesificados durante el gobierno de Duhalde), y quienes originaron la “corrida financiera” a finales de noviembre del 2001 incrementaron sus ahorros al tenerlos en dólares obteniendo ventajas sobre el devaluado peso argentino.

No hubo banqueros ni funcionarios ni empresarios encarcelados luego de esas acciones. El “que se vayan todos”, que era un reclamo popular de aquellos tiempos, tampoco se concretó. Patricia Bullrich volvió a ocupar un ministerio en el reciente gobierno de Mauricio Macri, Domingo Cavallo apareció hace poco en medios televisivos “aconsejando”. Una gran cantidad de funcionarias y funcionarios de aquel gobierno ocuparon cargos políticos tanto en gobiernos kirchneristas como macristas. Mientras las cárceles se encuentran repletas de pobres, en muchos casos sin condena y en otros por “delitos menores”, lo mencionado anteriormente no parece ser delito ni violación a la propiedad privada.

Sobre estos y otros episodios de la historia reciente y el concepto “propiedad privada”, reflexionamos junto a Cristian Caracoche, docente universitario y Magister  en Economía Política por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).

¿De qué hablamos cuando hablamos de “propiedad privada”?

Cuando hablamos de “propiedad privada” todos creemos que hablamos de lo mismo. Sin embargo, no siempre es así. Entendiendo al lenguaje como un ámbito más de la lucha de clases, la propiedad privada tiene diferentes sentidos según quién la plantea, y según quien detenta la hegemonía en el correspondiente contexto histórico.

En una sociedad capitalista como la actual, la propiedad privada es una relación social establecida y legitimada con su respectivo contenido de clase. Esto quiere decir que, más allá de la supuesta igualdad ante la ley que promete el derecho, cada tipo de propiedad tendrá diferentes tratamientos, dependiendo si pertenece a la burguesía o si corresponde al proletariado.

Esta abstracción ¿en qué situación concreta se expresa?

Desde una primera aproximación, se puede observar como a partir de la dinámica económica del capitalismo, en tanto que la propiedad burguesa no para de crecer –fruto del proceso de centralización y concentración del capital-, cada vez son menos los trabajadores que logran acceder a la propiedad de la vivienda en la que habitan. Acorde se desarrolla el capitalismo, esto se expresa en una sociedad cada vez más polarizada, donde -parafraseando a Marx- para que una minoría conserve y aumente sus posesiones, la mayoría de la sociedad se ve progresivamente vedada de toda propiedad.

La historia de la economía Argentina tuvo algunos casos explícitos de violación a la propiedad privada, por ejemplo casos de confiscación de ahorros como el “Plan Bonex” o posteriormente el Corralito de diciembre del 2001 que se extendió al 2002 con una devaluación que en un momento llegó al 400%, dichos casos no son mencionados actualmente ni tuvieron sanciones penales a sus ejecutores ¿podés  corroborar si se trata de ejemplos de violación a la propiedad privada y mencionar casos que consideres similares?

En estos hechos que nombrás se ve en términos más cotidianos el contenido de clase que reviste la propiedad privada. Por un lado, es bien sabido que en ambos casos -tanto el Plan Bonex como el Corralito- los principales damnificados fueron los pequeños ahorristas, es decir que quienes vieron violada su propiedad fueron trabajadores que a partir de su esfuerzo habían logrado ahorrar un poco de dinero y que crédulamente, confiaron en la entidad bancaria. Frente a esta credulidad, la misma entidad bancaria brindó una protección selectiva a los grandes capitales, quienes lograron –información clasificada mediante- salir a tiempo del sistema financiero y resguardar sus activos.

También relacionado con la operatoria financiera se puede recordar otros dos capítulos nefastos de la historia argentina que dan cuenta de este contenido de clase del que hablamos: la estatización de la deuda de privada realizada por Cavallo a principios de los 80´ y la pesificación asimétrica de las deudas de los grandes capitales llevada adelante por Duhalde en el año 2002. En ambos casos, al tiempo que la clase trabajadora sufría dos de los peores ajustes de su historia, la burguesía más poderosa del país no solamente mantenía impoluta la propiedad privada de sus activos, sino que socializaba sus pasivos con la completa complicidad de los distintos gobiernos de turno. Como dice la canción, “las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”…

Un caso específico: Vicentín. Ahí se utilizó el concepto de “propiedad privada” para repudiar, y de hecho, frenar su expropiación. ¿Qué conexión podes encontrar, si la hay, entre el vaciamiento del Banco Nación a partir de los préstamos a Vicentín y la imposibilidad de la clase trabajadora para tener el acceso a la propiedad privada?

El caso Vicentín es un ejemplo más de este contenido de clase que venimos mencionando. En tanto que los medios de comunicación muestran a la propiedad privada de la empresa como algo intocable, poco dicen del tendal de deudas que la misma firma dejó en el Banco Nación, deudas que por definición nos tendremos que hacer cargo todos los laburantes que pagamos impuestos. Nuevamente se ve un caso más de empresas que en connivencia con el gobierno de turno privatizan celosamente sus ganancias y sus activos, pero socializan burdamente sus pérdidas y sus obligaciones.

Y fíjate como todo está relacionado, ya que mientras la banca pública destina sus fondos a subsidiar la ganancia de la burguesía,  esta misma banca retacea el crédito a los trabajadores que aspiran a adquirir su propia vivienda.

En los recientes casos de  desalojos (Guernica, Escobar, Fiske Menuco, etc.) se mencionó la palabra “propiedad prívada” solo para justificar el accionar represivo ¿Cómo se puede pensar la falta de acceso a la propiedad privada de la vivienda por una mayoría cada vez mas amplia de la clase trabajadora?

En las últimas décadas, la caída tendencial de los salarios se ha visto acompañada de un incremento en el precio de las propiedades, lo que –como venimos diciendo- ha hecho cada vez más difícil a los trabajadores acceder a la vivienda propia. No obstante, no solo se hace cada vez más difícil acceder a la vivienda propia, sino que también se viene dificultando cada vez más el ingreso a un simple alquiler. Esta realidad no solamente se expresa en los casos más mediatizados de tomas de tierra, sino que también se puede observar  –aunque sin tanta cobertura mediática- en fenómenos tan diversos que van desde el crecimiento vertical de los asentamientos ya establecidos, hasta el avance del alquiler compartido por personas sin vínculos familiares, una práctica que si bien era normal en países europeos para ciertos grupos sociales (estudiantes, inmigrantes, etc.), hasta hace 20 años era poco usual en Argentina, y hoy es un fenómeno cada vez más generalizado.

En este marco, con una clase trabajadora que se muestra crecientemente despojada de toda propiedad inmobiliaria, y con cada vez más dificultad de embarcarse en un alquiler, resulta llamativa la legitimación social que ha tenido la represión a las familias que buscaban una vivienda en Guernica. No obstante, en esta situación se vuelve a expresar la capacidad de la burguesía para llenar de contenido a la categoría “propiedad privada”.

Cuadro que muestra la relación entre el salario y su capacidad de compra de m2 para un inmueble. Fuente: Reporte Inmobiliario

¿Se puede pensar a las jubilaciones como propiedad privada? ¿Cómo caracterizarías a las reformas previsionales que se dieron en los últimos años?

Claramente las jubilaciones son, al menos en términos técnicos, propiedad privada de los laburantes, porque son un salario diferido. Esto implica que en tanto estamos en actividad, no recibimos la totalidad de nuestro salario, sino que una parte va al sistema previsional a cambio de la promesa de cobrar un beneficio al momento de nuestro retiro. Por lo tanto, todos los avances que se vienen dando sobre las jubilaciones, son claros avances sobre la propiedad de los trabajadores.

En cuanto a las reformas previsionales, más allá de que las repudio enérgicamente, creo que son esperables viniendo de cualquier gobierno burgués. El capitalismo argentino no solamente tiene poca productividad a nivel internacional, sino que también cuenta con una elevada desocupación e informalidad, lo que se traduce en un escaso ingreso de recursos al sistema previsional. Este escaso ingreso de recursos se enfrenta con un elevado nivel de cobertura –es decir, con una gran cantidad de adultos mayores que reciben beneficios previsionales-, lo que hace que aquellos recursos no lleguen a cubrir los gastos y que se requieran fondos provenientes de otros impuestos para completar el pago de jubilaciones y pensiones. Esta situación tiende a agravarse acorde pasa el tiempo, y parece no tener ninguna salida progresista dentro del sistema capitalista. Ante este panorama, los gobiernos tienden a coquetear entre dos opciones: o la actual destrucción del valor de las jubilaciones y pensiones, o el aumento directo de la edad jubilatoria.

Y tenemos que tener en claro que esta destrucción de las condiciones de vida de los abuelos recién empieza, porque más allá de lo bajo que están las jubilaciones, los jubilados actuales son mayormente propietarios, lo que implica que tienen, mal o bien, un problema resuelto. Haciendo proyecciones a futuro, hay que entender que cuando nuestra generación alcance su vejez, no solamente las jubilaciones tendrán un menor poder de compra, sino que también deberán hacer frente en muchos casos a un alquiler, dejando menos recursos disponibles para el resto de los gastos.

¿Y los casos de precarización laboral donde las patronales no pagan los aportes de sus trabajadores?

Acá la cuestión es más compleja. Según el legalismo, se supone que todo  empleador debería cumplir con las normas laborales. Quien incumple, le estaría robando al laburante, ya que como dijimos, los aportes y las contribuciones son un salario diferido. No obstante, cuando pasa esto, salvo casos de particular importancia –tales como lo ocurrido con Cheeky de Juliana Awada o el incidente con la empleada doméstica de Jorge Triaca-, desde los medios masivos de comunicación no se le suele dar cobertura, e inclusive en muchos casos se invierten los roles. Por ejemplo, desde aquellos medios más liberales, en lugar de condenar este robo, hacen foco en los “elevados costos de contratar a una persona” o en la supuesta “libertad de contratación” que debería tener el burgués. Del otro lado de la grieta, en los medios con líneas editoriales más afines al gobierno, se tiende a hacer un culto de la figura del empresario PyME como “generador de empleo”, ocultando que dicha capa de la burguesía es la que registra el mayor nivel de informalidad laboral de toda la economía.

Cabe subrayar que casi un tercio de los trabajadores argentinos se encuentran empleados informalmente –es decir que se viola su propiedad de manera sistemática-, y que frente a esto, el gobierno no solamente hace la vista gorda, sino que incluso se presenta como el empleador con mayor cantidad de “contratos basura” de toda la economía.

Una casilla durante la recuperación de tierras en Guernica, previo al desalojo. Foto: Germán Romeo Pena (ANRed)

¿Cuáles serían tus reflexiones finales de esta conversación?

Como venimos planteando en cada pregunta, vemos que todos los problemas analizados encuentran sus raíces profundas en la lógica de funcionamiento del mismo capitalismo argentino. Este capitalismo, además de plantear por definición una relación de explotación entre burgueses y proletarios, condena a su clase trabajadora a contrataciones precarias y salarios de hambre, imposibilita el acceso a la vivienda a la enorme mayoría de su población, y brinda condiciones de vida paupérrimas a sus adultos mayores.

Dicho lo anterior, es necesario entender que todas las cuestiones nombradas no son consecuencia de la maldad o de la mala praxis del FMI, de algún empresario especulador, o de algún político corrupto, sino que son características constitutivas del nombrado capitalismo argentino. En función de esto, se deduce que en tanto este capitalismo continúe en su recurrencia histórica, todos los problemas enumerados se mantendrán vigentes, por lo que, si la clase trabajadora aspira a resolverlos, necesariamente debe conformar una organización unitaria que acabe con la propiedad burguesa, centralice los medios de producción, y supere finalmente al capitalismo como forma de organización social.

 

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  1. Entrevista en ANRED: ¿A qué se refieren cuando hablan de propiedad privada? – Cristian Caracoche · 2021-05-10 01:06:48
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