«No se castigó tomar lo que no se debe, sino la impertinencia de los pobres de poner en duda las reglas del juego»

«Todavía no sé bien qué escribir sobre lo que vi ayer. Aún no soy capaz de poner en palabras la impotencia, el asco, el odio que me pasó por el cuerpo cuando el Gobierno desplegó todo el cotillón para la guerra. Ayer Berni fue el encargado de mostrar que no hay grieta, que a la hora de los bifes, las contradicciones cierran a favor de los dueños de todo. El famoso «Cuervo» Larroque, paladín del gobierno nacional y popular, cumplió una vez más (como en el desalojo al acampe del pueblo Qom) con creces su infame rol: el de embaucar, mentir y fingir negociaciones donde solo había milicos. Ayer, sentada en un montículo una vecina me decía, mientras miraba la toma desde el borde, con una tristeza que no podía ocultar: ‘mirá, los milicos usan las casitas como baño, y se cagan de risa. Mi hijo estaba acá, y le costó esfuerzo levantar su casita’. Igual que con la posta de salud del Barrio La Unión. Vi el esfuerzo, dedicación y amor que se puso en su construcción y sostenimiento. Ayer vi cómo una horda de infelices desclasados lo destruían. Ahora había fuego donde un día antes un pediatra le daba atención a un pibe, que el Estado nunca cuidó. En ese pedazo de tierra, donde no había nada y aún hoy nadie presento títulos de propiedad válidos, se comenzaba a construir una experiencia de barrio popular. La gente que hasta ayer estuvo en la toma, ¿mañana donde dormirá? ¿Que mierda esta haciendo el Estado para solucionar la crisis habitacional? ¿O sólo trae milicos?». Por Germán Romeo Pena (fotógrafo de ANRed y nacido en Guernica)*.

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«Todavía no sé bien qué escribir sobre lo que vi ayer. Aún no soy capaz de poner en palabras la impotencia, el asco, el odio que me pasó por el cuerpo cuando el Gobierno desplegó todo el cotillón para la guerra. El mismo Gobierno que hace tan poco se indignaba y llamaba golpista a la cana por el cerco en la Quinta de Olivos. Ayer Berni fue el encargado de mostrar que no hay grieta, que a la hora de los bifes, las contradicciones cierran a favor de los dueños de todo. Ayer no se castigó tomar lo que no se debe, ayer se castigó la impertinencia de los pobres de poner en duda las reglas del juego.

Ayer también se vio quienes, de una u otra manera realmente, pusieron el lomo al lado de las familias de Guernica, mas allá de las selfies caretas. Siento profundo orgullo, y se me llenan los ojos de lágrimas cuando pienso en todes les anónimos que estuvieron asistiendo a herides, cubriendo lo que pasaba para la prensa popular, tirando piedras contra un verdadero ejército de ocupación, en fin, sosteniendo y acompañando a las familias.

Toda la violencia que ayer se descargó contra gente indefensa, lejos estuvo de ser la ultima opción, sino más bien, ahora con los hechos consumados, es claro que estaba definido hace rato, y el famoso «Cuervo» Larroque, paladín del gobierno nacional y popular, cumplió una vez más (como en el desalojo al acampe del pueblo Qom) con creces su infame rol: el de embaucar, mentir y fingir negociaciones donde solo había milicos.

Ayer, sentada en un montículo una vecina me decía, mientras miraba la toma desde el borde, con una tristeza que no podía ocultar: «mirá, los milicos usan las casitas como baño, y se cagan de risa. Mi hijo estaba acá, y le costó esfuerzo levantar su casita». Igual que el relato de la mujer, me pasó con la posta de salud del Barrio La Unión. Vi el esfuerzo, dedicación y amor que se puso en su construcción y sostenimiento. Ayer vi cómo una horda de infelices desclasados lo destruían. Ahora había fuego donde un día antes un pediatra le daba atención a un pibe, que el Estado nunca cuidó. En ese pedazo de tierra, donde no había nada y aún hoy nadie presento títulos de propiedad válidos, se comenzaba a construir una experiencia de barrio popular, que supera el mero hecho de la tierra, se generaron lazos solidarios, comunitarios, los vecinos comenzaban a tomar el destino del barrio en sus manos.

Lo cierto es que la gente, y juro que sé cientos de nombres, se me vienen a la cabeza muchos, pero en función de ser sintético pongo «gente», a riesgo de sonar distante. Decía, la gente que hasta ayer estuvo en la toma, anoche, hoy, ¿mañana donde dormirá? ¿Que mierda esta haciendo el Estado para solucionar la crisis habitacional? ¿O sólo trae milicos?

Pensemos, y hagamos. Espero que lo de Guernica no sea sólo una moda más, que tan fácil como se instaló en los medios, se desinstale. Porque hay 1440 historias que necesitan saber como mierda continúan».

* Reflexión publicada por Germán Romeo Pena, fotógrafo de esta agencia, en su perfil de Facebook (donde se puede ver la galería completa de imágenes de la represión y desalojo).