09/10/2020

Thelonious Monk: la vuelta al piano en 103 años

El 10 de octubre de 1917 nacía Thelonius Monk. 50 años después Julio Cortázar publicó La vuelta al día en ochenta mundos, dónde le dedicó unas palabras desde su pluma. Una vuelta por la vida, obra y silencios de un artista que jugaba mientras creaba. Por Ramiro Giganti (ANRed).


“Thelonious viaja a su manera, apoyándose en un pie y luego en otro sin salirse del lugar, cabeceando en el puente de su Pequod varado en un teatro, y cada tanto moviendo los dedos para ganar un centímetro o mil millas, quedándose otra vez quieto y como precavido, tomando la altura con un sextante de humo y renunciando a seguir adelante y llegar al extremo de la caja del piano, hasta que la mano abandona el borde, el oso gira paulatino y todo podría ocurrir en ese instante en que le falta el apoyo, en que flota como un alción sobre el ritmo donde Charles Rouse está echando las últimas vehementes largas pinceladas de violeta y de rojo, el oso se balancea amablemente y regresa nube a nube hacia el teclado.” Julio Cortázar, La vuelta al día en ochenta mundos, Tomo II, (1967).

Octubre de 1917 no es un momento cualquiera en la historia del mundo. Mientras del otro lado del mundo se gestaba la más importante revolución del siglo XX, llegaba al mundo, Thelonious Monk, como si desde el momento de su nacimiento fuera acertado el “dar el golpe en el momento preciso”, algo que luego sería característico en su manera de tocar. Llegó mientras finalizaba la primera guerra mundial, para luego ser parte del movimiento que revolucionó el jazz después de la siguiente gran desgracia bélica y humana.

Thelonious Sphere Monk Jr. nació en Rocky Mount, Carolina del Norte, el 10 de octubre de 1917, y vivió en Nueva York desde los seis años de edad, en el mismo departamento de Manhattan durante casi toda su vida. A esa edad, también, comenzó a tocar el piano. Su formación fue principalmente autodidacta. Desde sus inicios se vio influenciado por el estilo “stride” (una forma de tocar el piano influenciada por el ragtime y desarrollada en Harlem en los años 20). Willie «The Lion» Smith y James P. Johnson, se convirtieron en dos de las primeras influencias palpables en su estilo. Durante su adolescencia tocó el órgano y el piano en la iglesia bautista, y también en fiestas rentadas, no llegó a terminar sus estudios secundarios. A los 18 años decidió irse a recorrer el mundo acompañando con el piano a un predicador evangelista. Dos años después, volvió a Nueva York y formó su propio cuarteto, actuando en diversos clubes nocturnos.

En 1941 el baterista Kenny Clarke lo eligió como pianista de la casa para tocar en el Minton’s Playhouse, el legendario club de Harlem en el que se engendraría el bebop. Su estilo en la época es descrito como «hard-swinging», con marcadas influencias de Art Tatum, Duke Ellington, y James P. Johnson entre otros pianistas. Durante su estancia en Minton’s, Monk fue perfeccionando su estilo único, participando en sesiones con los más renombrados solistas de la época. Durante esos años, Monk entró en contacto con músicos como Dizzy Gillespie, Charlie Parker, Miles Davis, Sonny Rollins, Milt Jackson y John Coltrane, que estaban sentando las bases del bebop.

El  bebop, para quienes no les resulta familiar la palabra, fue un subgénero del jazz que apareció en los años 40 y sucedió, de algún modo, al swing. Con la caída de las big bands y el hundimiento de los circuitos comerciales durante y después de la guerra, los músicos buscaron una dirección diferente y comenzaron a juntarse en pequeños grupos a improvisar, a unir distintos ritmos y melodías, en resumen: a hacer algo nuevo. La propuesta del bebop era más austera en cuanto a la cantidad de músicos en escena pero más contundente, en cuanto al lucimiento de cada músico desde las improvisaciones y el virtuosismo. En 1944 realizó sus primeras grabaciones con el Coleman Hawkins Quartet, y en 1947 grabó por primera vez como líder de su propia banda. Ese mismo año se casó con Nellie Smith, y en 1949 el matrimonio tuvo un hijo, T.S. Monk, que sería baterista de jazz. Su hija Barbara nació en 1953.

Monk fue pionero en este género junto a Charlie Parker y Dizzy Gillespie, pero con un estilo particular. Las melodías inusuales de Monk , sus poco convencionales armonías disonantes y sus extrañas estructuras rítmicas llevan un sello único e inconfundible, tan particular como su forma de tocar el piano, de manera más percusiva y visualmente llamativa, en el que no era extraño ver su tendencia a usar el codo y el antebrazo para aplastar grandes grupos de notas.

Visualmente también era un personaje extravagante: de casi un metro noventa, vestido con elegancia, tenía una colección de llamativos sombreros que lucía en sus apariciones. Otra característica particular era  que abandonaba el piano en el medio de una actuación y, luego de caminar y bailotear un rato alrededor del escenario, dejaba solos a sus músicos contemplando lo que hacían pero en algún momento sentarse nuevamente y volver a tocar de inmediato. Monk era una figura tan introvertida como excéntrica en el mundo del jazz, pero a su vez tenía una visión artística única y mucha determinación para sostenerla.

Su primer aislamiento

“Sentimos el vacío de Thelonious apartado del borde del piano, el interminable diástole de un solo inmenso corazón donde laten todas nuestras sangres, y del piano, el oso se balancea amablemente y regresa nube a nube hacia el teclado, lo mira como por primera vez, pasea por el aire los dedos indecisos, los deja caer y estamos salvados, hay Thelonious capitán, hay rumbo por un rato”. Julio Cortázar.

En agosto de 1951, fue arrestado por la policía de Nueva York, acusado de posesión de narcóticos, después de haberse negado a denunciar a su amigo, el también pianista Bud Powell, al que presumiblemente pertenecía la droga. Se le retiró el permiso para actuar en locales nocturnos en que se despachase alcohol (una autorización, el «New York City Cabaret Card», que era expedida por la policía). Pasó la primera mitad de los años 50 componiendo, grabando discos y actuando en teatros y giras fuera de la ciudad.

Tras grabar varios discos para el sello Blue Note entre 1947 y 1952, firmó un contrato con Prestige, para la que grabó entre 1952 y 1954 algunos de sus discos más importantes, también realizó  colaboraciones con el saxofonista Sonny Rollins y con el baterista Art Blakey. El productor Orrin Keepnews, de Riverside Records, lo convenció para que grabase un disco con temas de Duke Ellington y otro con estándares, con la intención de que su música se vuelva más accesible al público medio de jazz. En 1956 grabó el clásico Brilliant Corners y a partir del año siguiente los cambios en su vida se sucedieron.

Thelonious Monk en el Minton’s Playhouse de Nueva York en 1947.

Monk fue contratado por el Five Spot y allí formaría parte de un cuarteto que contaría con el saxofonista John Coltrane. Como consecuencia de estas actuaciones, la crítica y el público de jazz lo reconocerían finalmente como uno de los grandes maestros del género.

En 1959, su cuarteto contó con la participación del saxofonista tenor Johnny Griffin. Ese mismo año apareció con una orquesta en el Town Hall; en 1962 firmó con Columbia y dos años después fue portada de la revista Time. Un segundo concierto con orquesta fue celebrado en 1962, resultando mejor que el primero, por lo que Monk estaría constantemente de gira durante los años sesenta con su cuarteto, ahora con el tenor Charlie Rouse. En 1960 firmó contrato con Columbia Records, grabando para ese sello hasta 1969. En 1964 fue portada de la revista Time.

En marzo de 1966, Monk realizó una actuación en Ginerbra, Suiza. Esa actuación inspiraría a Julio Cortazar a escribir La vuelta al piano de Thelonious Monk, que sería publicada en 1967 en su libro La vuelta al día en 80 mundos.

“En Ginebra de día está la oficina de las Naciones Unidas pero de noche hay que vivir y entonces de golpe un afiche en todas partes con noticias de Thelonious Monk y Charles Rouse, es fácil comprender la carrera al Victoria may para fila cinco al centro, los tragos propiciatorios en el bar de la esquina, las hormigas de la alegría, las veintiuna que son interminablemente las diecinueve y treinta, las veinte, las veinte y cuatro, el tercer whisky, Claude Tarnaud que propone una fondue, su mujer y la mía que se miran consternadas pero después se comen la mayor parte, especialmente el final que siempre es lo mejor de la fondue, el vino blanco que agita sus patitas en las copas, el mundo a la espalda y Thelonious semejante al comenta que exactamente dentro de cinco minutos se llevará un pedazo de la tierra como en Héctor Servadac, en todo caso un pedazo de Ginebra con la estatua de Calvino y los cronómetros de Vacheron & Constantin.” J.C.

Sus últimos viajes y silencios

Sus apariciones públicas empezaron a ser menos frecuentes a principios de los setenta. Sus últimas grabaciones en estudio fueron en Londres en 1971 y en ese mismo año hizo una última gira con los Jazz Giants, un grupo de figuras reconocidas armado por el productor George Wein con evidentes propósitos comerciales, del que también participaron Sonny Stitt, Dizzy Gillespie, Kai Winding, Art Blakey y Art McKibbon.

En 1973 Monk decidió retirarse. Desde ese entonces, a excepción de algunas presentaciones en 1975, vivió recluido en su casa hasta su muerte en febrero de 1982. En 1983, un año después de su muerte, la calle 63 de Nueva York pasó a llamarse “Thelonious Sphere Monk Circle”.

Para algunos, Monk era un maníaco depresivo. Hubo, también, quienes le diagnosticaron esquizofrenia. Muchos pensaban que las varias internaciones que sufrió y las medicaciones recibidas le habían producido daños irreversibles en el cerebro. También hubo quienes, situándolo en un contexto junto muchos otros músicos de su generación, sostenían que había abusado de las drogas. Finalmente, hay quienes simplemente suponen que Monk siempre estuvo loco.

Su imagen y gestos eran distintos, especiales. Hoy en día existe esa tendencia a sentenciar al distinto y caracterizarlo como “loco”, una manera de evitar tomar contacto con la diferencia, con lo que no encaja en el «sentido común» impuesto. La súbita excitación que a veces lo invadía lo llevaba a pasar horas gesticulando ampulosamente y en silencio en un rincón de su casa, no parece algo tan extraño mirando su percepción de la música mientras tocaba, su trance en contacto con la música, su particular manera de percibir y sentir, que muchas veces pudo expresar desde su música. Tal vez solo seguía en su vuelta, con sus melodías y silencios. Una vuelta que, 103 años después, sigue presente en miles de oídos y sentires, en distintas partes de este mundo.

«…ya estamos en la noche fuera del tiempo, la noche primitiva y delicada de Thelonious Monk.» J.C.



1 comentarios

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  1. fabián · 2020-10-10 14:29:58
    Quizas el más grande pianista y compositor de su época... después de años de escuchar a Jarret y sus grititos, escuchar a Monk es una bocanada de sincera libertad y genialidad...

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