09/10/2020

Córdoba: denuncian penalmente al gobernador Juan Schiaretti por demorar pedido de ayuda en los incendios

Foto: Diario de Cuyo

El lunes 5 de octubre el biólogo Raúl Montenegro (Presidente de la Fundación para la Defensa del Ambiente y Profesor Titular Plenario de Biología Evolutiva de la Universidad Nacional de Córdoba) y el abogado Juan Smith presentaron una denuncia penal contra el gobernador de la provincia de Córdoba Juan Schiaretti por «haber demorado en forma injustificada el pedido de apoyo a otras jurisdicciones, lo cual impidió contar con bomberos voluntarios y tecnología suplementaria para apagar fuegos» en los incendios forestales que azotaron la provincia. «A raíz de esa demora en declarar la Emergencia Roja, durante buena parte de los 10 días en que solo actuó el Plan Provincial de Manejo del Fuego fue evidente que los incendios excedieron la heroica capacidad de trabajo de los Bomberos Voluntarios y la insuficiente disponibilidad de aviones hidrantes. Poco le importó al gobernador el agotamiento de los Bomberos Voluntarios y la atroz cantidad de hectáreas quemadas», explicó Montenegro. Dada la influencia que puede tener Schiaretti en gran parte de las pruebas a ser evaluadas por el fiscal, ambos consideraron que se debe actuar «en forma urgente». Por ANRed.


La denuncia penal contra el gobernador Schiaretti fue presentada este lunes 8 por la tarde en la Mesa Permanente de Tribunales 2, y recayó en la Fiscalía del Distrito, 2 Turno 5, a la cual ambos le pidieron actuación «en forma urgente» dado que sobre las pruebas que tiene que evaluar el fiscal a cargo pueden llegar a ser afectadas por la incluencia que tiene el denunciado. La presentación fue llevada adelante por Raúl Montenegro, que es el Presidente de la Fundación para la Defensa del Ambiente (ONG con Status Consultivo en el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas-ECOSOC) y Profesor Titular Plenario de Biología Evolutiva de la Universidad Nacional de Córdoba, y el abogado Juan Smith.

El doctor Raúl Montenegro, premio Nóbel Alternativo 2004, indicó que pidieron a la Justicia que «se lo investigue al gobernador Juan Schiaretti por haber demorado en forma injustificada el pedido de apoyo a otras jurisdicciones, lo cual impidió contar con Bomberos Voluntarios y tecnología suplementaria para apagar fuegos. A raíz de esa demora en declarar la emergencia Roja, durante buena parte de los 10 días en que solo actuó el Plan Provincial de Manejo del Fuego fue evidente que los incendios excedieron la heroica capacidad de trabajo de los Bomberos Voluntarios y la insuficiente disponibilidad de aviones hidrantes. Poco le importó al gobernador el agotamiento de los Bomberos Voluntarios y la atroz cantidad de hectáreas quemadas», expresó.

Asimismo, Montenegro recordó que el gobierno de la provincia no tomó las medidas preventivas necesarias: «no hizo suficiente prevención de incendios ni a fines del año 2019 ni en el 2020, aún sabiendo que estábamos en un período extremadamente seco, y en una provincia con una larga tradición de fuegos cuyos sectores más beneficiados se vinculan a la expansión de la agricultura industrial, la ganadería y los negocios inmobiliarios. Aunque por ley no se puede cambiar el uso del suelo, la ineptitud de la Secretaría de Ambiente de la provincia no garantiza que el uso del suelo siga siendo el mismo». En la misma línea, agregó: «el gobierno parece no darse cuenta, o no quiere hacerlo, que cada año hay menos ambiente nativo para quemar. Nos queda menos del 3% de bosque nativo cerrado, y de los tres grandes ecosistemas que caracterizaban a Córdoba –el Chaqueño, el Espinal y el de Estepa Pampeana- estos dos últimos están prácticamente extinguidos con respecto a lo que eran sus superficies originales. Que en una provincia donde queda menos de 600.000 hectáreas de bosque en estado de buena conservación se quemen 191.000 hectáreas es una tragedia. Es indignante que mientras se quemaban miles de hectáreas, y el fuego ya se había cobrado dos víctimas fatales, el gobernador no pidiera ayuda a otras jurisdicciones. Tanto Juan Schiaretti como sus funcionarios deben explicar además porqué el Plan Provincial de Manejo del Fuego quitó la función de vigías que hacían los Bomberos Voluntarios becados para detectar tempranamente incendios desde torres de observación. Eran 6 bomberos becados por cada cuartel que dejaron de hacer esa tarea. A juicio del gobierno había otros métodos. Ya vemos en qué terminaron los métodos del gobierno, 191.000 hectáreas quemadas por impericia y soberbia».

Montenegro criticó la visión del gobernador y de su gabinete sobre el tratamiento del ecosistema luego de los incendios forestales: «creen que después de un incendio basta con plantar árboles. No se dan cuenta que los incendios y los desmontes matan biodiversidad, es decir cientos y miles de especies, desde virus, bacterias y hongos a insectos, vertebrados y árboles que solo los remanentes intactos de ambiente nativo pueden reconquistar. Alguien tiene que explicarle al señor Juan Schiaretti que la biodiversidad de un ecosistema no se planta, pues depende de un proceso de sucesión ecológica o ecosucesión que lleva muchísimo tiempo. Años, décadas y según los lugares, hasta siglos. Las 191.000 hectáreas quemadas le han quitado un trozo de presente y futuro a los cordobeses de hoy, y a los que todavía no han nacido». .

Por su parte, el abogado Juan Smith agregó: «claramente hubo una reticencia a solicitar ayuda, en una especie de delirio de autonomía y separación, como si los cordobeses no fuéramos parte de una Nación y pudiéramos necesitar, como era este el caso, el auxilio del resto del sistema del combate al fuego«. Asimismo, puntualizó: «la Provincia de Córdoba inició un camino desde hace décadas, acentuado o profundizado en estas últimas dos, en el que concentró nuestros bienes comunes en pocas manos para convertirlos en dinero y, a su vez ese producido, concentrarlo aún más en menos manos. La magnitud de estos incendios tiene su razón de ser en esa ideología».

Con respecto a la presentación, expresó: «esperamos que los fiscales en lo penal y económico estén a la altura de las circunstancias dramáticas que estamos viviendo los cordobeses, dándole trámite a esta denuncia y llegando con la Investigación Penal Preparatoria hasta las últimas consecuencias, sin miramientos respecto de la persona denunciada. La justicia debe demostrar que no hay privilegios para nadie y que todos estamos subsumidos a la ley, incluso el Gobernador».

El doctor Raúl Montenegro es presidente de la Fundación pdeara la Defensa del Ambiente (FUNAM) y Director del Campus de Córdoba del Colegio de los Premiados con el Nobel Alternativo 2004 (Right Livelihood College), que tiene su sede en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba. Mientras que Juan Smith es abogado y ha participado de luchas en Sierras Chicas contra emprendimientos inmobiliarios y canteras que afectan bosque nativo, cuencas hídricas y comunidades locales. Participó especialmente en la denuncia penal contra el ex Secretario de Ambiente de la provincia, Raúl Costa, por la aprobación ilegal del emprendimiento inmobiliario de Ticupil SA, y por el cual dicha causa está elevada a juicio.


Compartimos texto completo de la denuncia penal presentada por Raúl Montenegro y Juan Smith:

FORMULA DENUNCIA SR. FISCAL

RAUL MONTENEGRO, DNI N° 7630299, con domicilio real en calle José Agusti 7249 de la ciudad de Córdoba, Provincia de Córdoba, y JUAN CARLOS SMITH, DNI N° 23.195.151, con domicilio real en calle Amuchástegui 100, Barrio Perez Taboada, de la Localidad de Río Ceballos, Departamento Colón, Provincia de Córdoba, Argentina, constituyendo domicilio de proceso todos en calle Arturo M. Bas 33, Tercer Piso, Oficina 14 de esta Ciudad Capital, ante el Sr. Fiscal de Instrucción, respetuosamente nos presentamos y decimos:

I – Que venimos por el presente a poner en conocimiento de Usted las siguientes conductas que aparecen como delictivas a los fines del análisis correspondiente, acontecidos en el Gobierno de la Provincia de Córdoba, con domicilio en calle Rosario de Santa Fe de esta Ciudad de Córdoba, cuyo titular es el Sr. Juan Schiaretti; de quien depende el Plan Provincial de Manejo del Fuego, y por lo tanto de lo que se haga en materia de prevención, de alerta temprana de fuegos y de control de los fuegos, pero por sobre todo, es el único responsable de decidir el requerimiento de auxilio de otras jurisdicciones en materia de Bomberos Voluntarios y tecnología de extinción de fuegos, previa declaración del estado de emergencia Amarillo o Rojo, requerimiento que al haberse demorado en forma injustificada implicó, prima facie, que se registraran víctimas y daños incalculables a los bienes naturales de la provincia, y a los bienes particulares de personas afectadas, todo lo cual configuraría las conductas penadas en los arts. 186, 188 segundo párrafo, 189, en su caso; también de corresponder las conductas previstas en el art. 248; todos del Código Penal; en base a los hechos que a continuación pasamos a exponer.

II – HECHOS

El gobernador Juan Schiaretti y los restantes responsables del gobierno de la provincia para la prevención, detección temprana y control de fuegos no pueden aducir desconocimiento de los siguientes hechos previos a la ocurrencia de los incendios:

1. YA ANTES DE LOS INCENCIOS LA SITUACIÓN AMBIENTAL DE LA PROVINCIA ERA DRAMÁTICA, SOBRE TODO EN LOS AMBIENTES NATIVOS DE MONTAÑA Y DE LLANURA.

1.1. De las tres grandes unidades ecológicas que caracterizaban al territorio provincial, o Provincias Biogeográficas, solo nos queda una con algo de superficie. Las otras dos deben considerarse extinguidas.

La provincia de Córdoba tenía tres unidades ecológicas o grandes ecosistemas terrestres que la caracterizaban, y que formaban parte de ambientes también extendidos sobre provincias vecinas:

a) la Provincia Biogeográfica Chaqueña (fisonomía principalmente de bosque de llanura y de montaña, con arbustales –romerillales por ejemplo- y pastizales de altura).

b) la Provincia Biogeográfica del Espinal (fisonomía de bosque de llanura) y

c) la Provincia Biogeográfica de la Estepa Pampeana (fisonomía de pastizales).

La destrucción de los ambientes nativos y de la biodiversidad ha sido tan masiva e implacable en la provincia, que de esos tres grandes ecosistemas naturales solo perdura, con algo de superficie la Provincia Biogeográfica Chaqueña (ambientes del Chaco de llanura del norte de Córdoba, ambientes serranos).

Los bosques de la Provincia Biogeográfica del Espinal y los pastizales nativos de la Provincia Biogeográfica de la Estepa Pampeana deben considerarse como «sistemas extinguidos» pues solo se conservan relictos de escasa superficie que a su vez siguen sufriendo saqueo.

1.2. En la provincia de Córdoba han seguido actuando poderosos factores de destrucción ambiental en forma continuada, uno de los cuales es temible por su rapidez, extensión y capacidad destructiva: los fuegos.

En 1993 se quemaron 250.900 hectáreas, en 1994 unas 242.300 hectáreas, en 1995 unas 255.900 hectáreas y en 1996 un total de 69.500 hectáreas (Fuente: Dirección de Defensa Civil, diario La Mañana de Córdoba, 3 de septiembre de 1997, p. 6).

Entre 1988 y 1994 se quemaron en Córdoba 869.430 hectáreas, a un promedio de 144.905 hectáreas por año.

Tanto descontrol fue atribuido por buena parte de los sectores académicos, ONGs y la población al escaso interés puesto por los distintos gobiernos de la provincia para prevenir, detectar tempranamente, controlar los fuegos y preparar etapas postincendios. Ante esta situación y la fuerte presión ejercida por las instituciones, los medios y la opinión pública, la Legislatura de Córdoba aprobó las «Normas y Procedimientos para el Manejo del Fuego» en 2004, que también creó, por el Artículo 17, el «Fondo para la Prevención y la Lucha contra el fuego» con vigencia hasta el 31 de diciembre de 2019. Este fondo tenía –como una de sus fuentes principales- el llamado «Impuesto al fuego» incluido en la factura de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC), donde el monto del impuesto se hizo en base a las categorías tarifarias de EPEC (Artículo 18). El Artículo 21 indicaba que el Fondo creado por el Artículo debía ser utilizado para:

1) «La difusión, educación y prevención, para cumplir los objetivos prescriptos por la presente Ley» (Ley Provincial 8571).

2) «La adquisición de aviones hidrantes y todo equipamiento necesario para la lucha contra el fuego» y

3) «La prevención o atención de fenómenos, siniestros y catástrofes provocados por causas naturales o humanas, incluida la prevención y gestión de riesgos en seguridad vial en las rutas de la provincia de Córdoba

En julio de 2017 el gobernador Juan Schiaretti adelantó la fecha de cese del «Impuesto al fuego», prevista para el 31 de diciembre de 2019, y lo dejó sin efecto. A partir de ese año, 2017, la provincia habría de financiar desde el Presupuesto General el Plan Provincial de Manejo del Fuego. Los montos aproximados destinados por el gobierno de la provincia a tal fin fueron de 180 millones para 2018, que incluía los 48 millones de pesos para la obra social Apross de los Bomberos Voluntarios sin cobertura (unos 1.300 de un total de 5.000 agentes activos ese año). Como lo indicó Fernando Colauti en su nota publicada por el diario La Voz del Interior el 26 de enero de 2018 «El aporte provincial anual a cada cuartel será de 330.000 (pesos), en tres cuotas». Además el pago adicional pasó a ser de 6.500 pesos. «En la suma final cada destacamento percibirá unos 400.000 pesos».

«También se acordó –continúa Colautti- mantener el sistema de 350 bomberos ‘rentados’ a los que se les paga una beca a cambio de tareas diarias de prevención y vigía» (tener en cuenta esta tarea de vigía para un planteo posterior que haremos). Cada becado cobró 8.500 pesos por mes en 2018.

«El resto (una menor parte del total) será para equipamiento, mantenimiento, costos operativos de los siniestros y pago a pilotos de los aviones hidrantes».

«Desde la provincia indicaron (2018) que, aparte y con otras partidas, se invertirán 50 millones [de pesos] en un nuevo avión hidrante (el cuarto). Será un Air Tractor 802, que puede cargar agua en tierra o en lagos» (nota de Fernando Colautti, «Cómo se financiará el Plan Provincial del Fuego en 2018, diario La Voz del Interior, 26 de enero de 2018).

Estas fueron las hectáreas totales quemadas en la provincia de Córdoba entre 2004 y 2019 inclusive (datos del Plan Provincial de Manejo del Fuego):

2004: 35.600 hectáreas.2005: 59.299 hectáreas.2006: 78.500 hectáreas.2007: 13.700 hectáreas.2008: 65.500 hectáreas.2009: 226.800 hectáreas.2010: 104.600 hectáreas.2011: 72.500 hectáreas.2012: 10.900 hectáreas.2013: 151.800 hectáreas.2014: 10.800 hectáreas.2015: 19.000 hectáreas.2016: 10.100 hectáreas.2017: 45.800 hectáreas.2018: 20.900 hectáreas.2019: 22.000 hectáreas.

Estos antecedentes muestran la magnitud que pueden alcanzar los incendios de ambientes nativos y no nativos en la provincia de Córdoba, y que con semejantes antecedentes, más las condiciones absolutamente desfavorables que existían en la provincia para el año 2020 –todas ellas conocidas por el gobierno de la provincia, detalladas más adelante- y la ausencia de campañas de prevención (pese a lo anterior), más otros factores derivados de omisiones de gestión (como eliminar la tarea de vigías de Bomberos Voluntarios becados para la detección temprana de focos), el riesgo de que los incendios fueran de gran magnitud era extremo. No hubo solamente omisión de gestión durante la etapa de prevención, sino que el gobernador pese a conocer que los incendios estaban descontrolados, y que seguían quemando miles de hectáreas, demoró incomprensiblemente el pedido de ayuda de Bomberos Voluntarios «frescos» y de tecnología de extinción de incendios a las otras jurisdicciones.

Todos los incendios ocurridos en la provincia de Córdoba en 2020, que incluyen los masivos de agosto y septiembre, implican una superficie quemada total según el INTA de 191.000 hectáreas. Estos datos fueron aportados por Juan Cruz Molina, Director de la Regional Córdoba del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, INTA («El INTA estima en 191.000 las hectáreas quemadas», Diario La Mañana de Córdoba, Digital, 5 de octubre de 2020).

1.3. Los fuegos se suman al otro factor de degradación ambiental de gran escala que también ha estado actuando previamente y en forma continua en la provincia de Córdoba: el desmonte.

Dos siglos atrás existían en la provincia unas 12 millones de hectáreas de bosque nativo. Hoy queda menos del 3% de la de la superficie original con bosques nativos en relativamente buen estado de conservación. Esa reducción alarmante ha sido resultado de un cóctel letal, incendios y desmonte. Los incendios ocurren por lo tanto en una provincia también arrasada por los desmontes legales e ilegales.

Córdoba ha tenido la tasa más alta de deforestación de Argentina: -2,93% anual para 1998-2002, superior incluso a las tasas de la provincia de Santiago del Estero (-1,18%), de Salta (-0,69%), de Tucumán (-0,68), de Chaco (-0,57%) y de Jujuy (-0,16%). La tasa cordobesa de deforestación superó además la tasa mundial, que fue de -0,23% anual, y la de África, -0,78% anual (1999-2000). En 5 años, entre 1998 y 2002, se desmontó en Córdoba el equivalente a 67 canchas de fútbol por día, una cifra aterradora.

Fuego y desmonte se combinan en Córdoba para destruir el funcionamiento de nuestras principales cuencas hídricas. Hay cada vez menos margen para nuevos incendios, y las sierras no admiten más desmontes.

Desde hace miles de años los principales ríos de Córdoba obtienen su agua de las serranías. Antes de que comenzasen los incendios y desmontes a gran escala, el buen funcionamiento del ecosistema nativo garantizaba la provisión de agua, incluso en inviernos de años muy secos.

Cuando las sierras están en condiciones ecológicas óptimas y tienen su biodiversidad intacta, la vegetación intercepta las gotas de las lluvias de verano, impidiendo que golpeen el suelo y lo dañen. El agua circula entonces por las hojas y tallos de las plantas, y alcanza el suelo, donde su permeabilidad facilita la infiltración. Esta «esponja blanda», edáfica, funciona bien mientras tenga vegetación nativa, ya sea un bosque de coco y molle, un matorral de romerillos, o un pastizal de altura. El agua infiltrada penetra luego en las rocas subyacentes, muy fracturadas, y se mueve lentamente hasta volcarse como vertiente. Esta «esponja rígida», rocosa, hace más lento el flujo de agua y permite que aún en temporadas más secas, como el invierno, las vertientes sigan descargando agua. Las sierras en buen funcionamiento impiden que toda el agua de lluvia del verano corra por la superficie (escorrentía). Los ríos tienen entonces agua todo el año aunque su caudal disminuya en invierno, transportan poco sedimento, y los embalses se colmatan menos rápidamente.

Cuando las sierras son incendiadas, como ha ocurrido en agosto, septiembre y comienzos de octubre, y se destruye la vegetación y la biodiversidad nativa, las gotas de lluvia alcanzan el suelo, y lo disgregan. Queda sometido entonces a los efectos erosivos del agua y del viento, y a la insolación. La impermeabilidad de lo suelos quemados y sin vegetación facilita la circulación del agua en superficie (escorrentía), y reduce la infiltración. La fuerte pendiente de las sierras hace que el agua corra con violencia y arrastre consigo suelo y organismos vivos. Como la «esponja blanda» del suelo no funciona, el agua deja de llegar a la «esponja dura» de las rocas, y las vertientes desprovistas de su fuente de alimentación merman el caudal o se secan. En verano la mayor parte del agua de lluvia alimenta los cursos de agua, que tienen crecientes cada vez más importantes. Transportan además una mayor cantidad de sedimentos, y la vida acuática pierde biodiversidad. Su mayor aporte de fósforo y nitrógeno a los lagos aumenta la eutroficación. Hay floraciones de bacterias tóxicas, y su tratamiento se torna más complejo y costoso (Montenegro, R.A., 2009, «Desmontes e incendios, un cóctel letal», Diario La Voz del Interior).

Los incendios ocurridos en la provincia de Córdoba «acumulan» deterioro a la ya alarmante reducción acumulada de la biodiversidad por incendios y por desmontes. Esto también determina que cada año sucesivo «haya manos para quemar» y que las condiciones ambientales respecto del pasado inmediato y mediato sean peores al comienzo de cada nuevo año.

Cada año en promedio la situación ambiental empeora y tanto los fuegos como el desmonte reducen aún más dramáticamente los ambientes nativos y la biodiversidad que hay en esos ambientes nativos.

El Geógrafo e investigador del CONICET, Joaquín Deón ya ha estado evaluando los graves efectos de los incendios actuales sobre las cuencas hídricas de la provincia. En una nota que le realizara Leonardo Rossi del diario Página 12 el investigador indica::

«De siete macro-cuencas que tiene la provincia, cinco se han quemado en casi un cuarenta por ciento”. Según los primeros análisis, por ejemplo la del río Suquía, del embalse hacia abajo se quemó en más de 65 por ciento, y en la del río Cruz del Eje se afectó prácticamente en su totalidad. Otro tanto ocurrió en Traslasierra, y en los ríos Cuarto y Quinto.

“Cuando se queman las cuencas, y encima durante varios años seguidos como viene pasando, vienen las primeras lluvias y se genera una escorrentía superficial muy fuerte hacia los cauces, estos se colmatan de cenizas y de sedimentos, y el agua se vuelva intomable”, apunta Deón. Por otra parte, y en base a la experiencia reciente, “las inundaciones llevan a que haya mayor cantidad de agua presente en los cauces, mayor velocidad de arrastre, y mayor nivel de destrucción, con los costos en vidas humanas que eso tiene”. El investigador enfatiza que derivado de la destrucción de ecosistemas, “Córdoba alteró la periodicidad de las crecidas”. Si históricamente se daban cada 32 años, después eso ocurrió cada 14 años, luego cada siete, y pasamos a tener en 2008, 2012, 2014, 2015 y 2016. “Las cuencas están tan dañadas que las inundaciones son cada vez más frecuentes” (nota elaborada por Leonardo Rossi, «Las consecuencias ambientales y sociales de los incendios. Córdoba, con pronóstico desolador», diario Página 12, Buenos Aires, 5 de octubre de 2020).

1.4. Equivocadamente el gobierno de la provincia seguía considerando que los bosques nativos son principalmente conjuntos de árboles, cuando cada superficie de bosque nativo autóctono lo que tiene son cientos y miles de especies nativas que interactúan entre si, lo cual conforma la llamada «biodiversidad nativa».

Debe tenerse en cuenta que los bosques nativos no son solo árboles, sino un entramado de miles de especies que interactúan entre sí, conjunto que se denomina «biodiversidad». El fuego destruye cientos de especies y sus poblaciones sin que siquiera sepamos qué especies son destruidas (salvo las más visibles, como árboles), o cómo han disminuido las poblaciones de las especies afectadas, o ambas cosas a la misma vez.

En la publicación realizada por Montenegro (2009) se indica lo siguiente:

«Un bosque no tiene solamente árboles, reptiles, aves y mamíferos, sino un complejo entramado de seres vivos. En un metro cuadrado de suelo y hasta los 30 centímetros de profundidad pueden vivir unos 1.500 millones de protozoarios (microorganismos), 120 millones de nematodos (gusanos), 440.000 colémbolos (insectos), 400.000 ácaros, 3.000 ciempiés y milpiés, 500 hormigas, y muchas poblaciones de organismos. El fuego los golpeó duramente. Sin la vegetación nativa y con la biodiversidad muy afectada el ambiente deja de fabricar suelo. En ambientes tropicales y templados se requiere de 220 a 1.100 años para regenerar 25 milímetros de suelo. En sitios con rocas duras, como los granitos serranos, el suelo tarda más tiempo en formarse. El fuego impide además el retorno de materia orgánica al suelo, favorece la erosión, y lo compacta. Como la impermeabilización impide que el suelo absorba el agua de lluvia, las crecientes de los ríos se vuelvan cada vez más violentas y peligrosas» (Montenegro, R.A., 2009, «Desmontes e incendios, un cóctel letal», Diario La Voz del Interior). Destruimos así las cuencas hídricas de captación y las violentas crecientes provocan muertes y daños incalculables aguas abajo, como ya ocurrió en las sierras Chicas en 2015.

Los incendios no solamente destruyen árboles y arbustos sino también intrincadas y complejas asociaciones de cientos y miles de especies y sus respectivas poblaciones, lo que explica los procesos de «reconquista» ecológica de los ambientes nativos de bosque, arbustales y pastizales demanda tanto tiempo. Como esa «reconquista» solo puede ser alimentada con las especies que están en los ambientes nativos no afectados ni por incendios ni por desmonte, como cada año hay menos superficie con ambientes de ala biodiversidad, cada año se vuelve más difícil y lenta esa reconquista natural llamada «ecosucesión» o «sucesión ecológica» que se describe más abajo.

¿Cómo puede esperarse que las sierras se recuperen «por sí mismas» en su biodiversidad, si continúan los incendios y los desmontes?

1.5. La provincia de Córdoba tiene cada año menos superficie con ambiente nativo y menos biodiversidad nativa.

Los incendios; el desmonte legal e ilegal; las actividades de caza y extracción de especies nativas, y el uso descontrolado y creciente de plaguicidas (en especial herbicidas e insecticidas), son responsables de esa pérdida. La velocidad con que se destruye y reduce la biodiversidad supera en muchos órdenes de magnitud la capacidad de lo poco que queda de ambientes nativos en la provincia para que esos ambientes puedan «reconquistar» los ambientes destruidos y ecológicamente simplificados. De todos los factores degradantes el más rápido y letal es el fuego –los incendios- por las enormes superficies que ataca. Los fuegos dejan marcas que perduran por décadas e incluso siglos. Sin embargo, creemos equivocadamente que las sierras empiezan de cero cada año, como si todos los efectos de incendios del año anterior (y precedentes) hubieran sido cicatrizados ecológicamente, lo cual no es cierto. Por lo tanto cada año sucesivo, por efecto de los incendios y del desmonte, hay menos biodiversidad nativa que el año anterior. Aunque en dos años sucesivos solo se queme una hectárea de bosque nativo, es mayor la gravedad de lo ocurrido en el segundo año, pues para ese año hay seguramente menos superficie total remanente de bosque nativo que en el año uno, anterior.

No es lo mismo que se hayan quemado 191.000 hectáreas de ambiente nativo cuando había en el pasado unas 12.000.000 de hectáreas de bosque nativo, que se quemen 191.000 hectáreas cuando solo quedan en la provincia apenas 600.000 hectáreas de bosque nativo cerrado (en relativo buen estado de conservación), lo que significa –como decíamos arriba- cientos y miles de especies involucradas, no solo «bosques de árboles».

Lo anterior adquiere un mayor dramatismo cuando, en base a la buena ciencia, sabemos que la recuperación de los ambientes nativos quemados –la reconstitución de la biodiversidad perdida- solo es posible gracias a la «memoria biológica» que sobrevivió al fuego, y muy especialmente, gracias al avance paulatino de los ambientes nativos que quedaron con buen nivel de biodiversidad sobre los ambientes incendiados. Y esto en ningún caso se produce de un año al otro. Semejante proceso de reconquista de la biodiversidad anterior a los incendios gracias a los ambientes que aún conservan biodiversidad se denomina «ecosucesión» o «sucesión ecológica», y es el único mecanismo que asegura la reconstitución de la biodiversidad. Se pueden plantar árboles nativos que «ayuden» al proceso pero nunca logra la reforestación recomponer «toda» la biodiversidad destruida.

Cuando desde el gobierno provincial se plantea «reforestar» como mecanismo para «restaurar» (es el término usado por las autoridades), este planteo es incompleto y limitado, pues, como decíamos, no se pueden «plantar» ecosistemas nativos. Plantar individuos de especies forestales nativas que el fuego destruyó «ayuda» al ecosistema, pero de ningún modo equivale a recrear la biodiversidad que existía antes del fuego.

Si se le pregunta a un ecólogo cuánto tarda un ecosistema de bosque nativo serrano por ejemplo en recuperar la biodiversidad que tenía antes del incendio –considerando claro la biodiversidad total , no solamente árboles- la respuesta de ese ecólogo sería que esa «reconquista» natural de la biodiversidad, según los casos, puede demandar décadas y hasta siglos. Porque puede haber rebrotes, y repoblamiento natural de especies forestales nativas, pero no reconstitución de «toda» la biodiversidad.

Cuánto menor superficie de ambiente nativo queda, y por lo tanto menos biodiversidad nativa queda en esa superficie, menor la posibilidad de que la propia «naturaleza» se reconstruya a sí misma, pues no hay tecnología humana que sustituya la complejidad y los servicios ecosistémicos que brinda la biodiversidad y la ecodiversidad. Esto explica porqué los ecólogos y biólogos –entre otras profesiones- explican el drama excepcional y de extrema gravedad que representan para la provincia la quemazón de 191.000 hectáreas hasta fines de septiembre de este año. Cuanto más alejada se encuentre un área quemada natural que tenía ambiente nativo, respecto de superficie de ambiente nativo que no se haya quemado, más lenta y dificultosa será la «reconquista». Insistimos que las descomunales superficies quemadas dificultan la «sucesión ecológica», pera peor desplegada en una provincia donde –insistimos- queda menos del 3% de la superficie original que tenían los ambientes de bosque nativo. 1.6. El gobierno debió asumir que los sucesivos incendios anuales (sumado a los desmontes, pues el gobierno debe tener una visión integral e integradora) implican acumulación de impactos de tal magnitud que, al empezar cada año, lo hace con la peor situación ambiental de la historia

Los impactos se acumulan, y el gobierno de Córdoba lo sabe perfectamente, pero además se profundizan cuando los mismos ambientes se queman muchas veces en el tiempo. No es lo mismo que 100 hectáreas de bosque nativo se quemen 1 vez solamente durante 30 años, a que se quemen 10 veces en esos 30 años, o todos los años. Tampoco es lo mismo que en un año se quemen en total 10.000 hectáreas, a que en un año se quemen 200.000 hectáreas. Plantear como elemento positivo que muchas de las especies del bosque chaqueños tienen una cierta resistencia al fuego carece de toda lógica cuando la superficie que queda de bosque nativo es dramáticamente pequeña. Por este fenómeno acumulativo no solo tenemos menos resistencia ambiental y más erosión, sino que la materia orgánica, el fósforo y el nitrógeno de las áreas incendiadas, arrastradas por las lluvias del verano contaminarán los ríos y lagos aumentando los procesos de eutrofización cultural. Cuando las sierras estaban recuperándose de incendios anteriores por ejemplo 45.800 hectáreas en 2017, 20.900 hectáreas en 2018 y 22.000 hectáreas en 2019, el fuego devoró hasta comienzos de octubre más de 191.000 hectáreas (una cifra de por sí conservadora).

2. EL GOBIERNO DE LA PROVINCIA SABÍA PERFECTAMENTE QUE EL INVIERNO DEL 2020 SERÍA CRÍTICO Y QUE LA POSIBILIDAD DE INCENDIOS DEVASTADORES ERA MUY ALTA. PERO AÚN ASÍ NO ACTUÓ PREVENTIVAMENTE.

El propio gobernador Juan Schiaretti indicó que la provincia se hallaba «ante la peor sequía de los últimos 65 años», lo cual demuestra que el sabía que esto agravaba los riesgos. Tampoco debía desconocer que oficinas meteorológicas locales y de otros países, entre ellas la Oficina Meteorológica de Australia, advirtió que aumentaban las probabilidades de que se formase el fenómeno climático natural llamado «La Niña» que afecta directamente a las poblaciones humanas, los ecosistemas y la producción con, por ejemplo, mayores sequías (y heladas).

La Niña es un fenómeno climático que forma parte del ciclo global y natural conocido como El Niño Oscilación Austral, ENSO por su sigla en inglés. Este ciclo global tiene dos extremos: una fase cálida conocida como El Niño y una fase fría conocida como La Niña. La Niña se da técnicamente cuando la intensidad de los vientos alisios del Oeste aumenta, y comienza su fase fría, que puede durar meses. Aunque La Niña se encuentra en fase de alerta, no deja de ser un elemento que debía ser considerado. La Argentina ya está sufriendo un generalizado proceso de sequía, claramente visible en Córdoba.

3. EL GOBIERNO DE CÓRDOBA ELIMINÓ LAS TAREAS DE VIGÍAS PARA LA DETECCIÓN TEMPRANA DE FOCOS DE FUEGO QUE REALIZABAN LOS BOMBEROS VOLUNTARIOS CON BECAS DEL GOBIERNO PROVINCIAL.

Como indica claramente Fernando Colautti en su nota «Bomberos ‘vigía’: un rol que fue desactivado» (publicado por el diario La Voz del Interior el 24 de septiembre de 2020), «Llegar a un foco de incendio apenas se inicia resulta clave para lograr que no avance fuera de control., Con ese criterio se valora cualquier modalidad de ‘alerta temprana’ que permita a los Bomberos llegar a tiempo (…). Con los recientes graves incendios serranos, uno de los temas en debate es la ausencia desde hace unos años, del sistema que imponía a Bomberos Voluntarios como vigías en días de alto riesgo».

Agrega que «seis bomberos de cada uno de los 62 cuarteles de zonas de riesgo (el área serrana y el noroeste provincial) reciben una compensación económica a modo de beca, de 14.300 pesos mensuales. A cambio, esos 390 agentes deben realizar algunas tareas cotidianas. Durante años, una de ellas fue la de vigías, en torres especialmente construidas, para detectar a distancia cualquier inicio de humo y dar alerta al sistema»-

«Desde agrupaciones ambientalistas se ha reclamado que ese modo de vigilancia no se realizara más».

«Dos jefes de cuarteles de diferentes regiones confirmaron a La Voz que desde hace varios años se desactivó esa estrategia. Señalaron que el pago de las becas de la Provincia se sigue efectuando –para 390 de los 4.500 bomberos voluntarios activos que cuenta Córdoba, pero que no se les exige ya esa prestación de vigía».

«Deben estar en los cuarteles todos los días y ser los primeros en salir ante un foco”, dijeron. Argumentaron que la presencia de un vigía era de utilidad para la detección temprana de fuegos en zonas críticas».

«Desde la Federación de Bomberos Voluntarios, que agrupa a más de 160 cuarteles cordobeses, confirmaron que el Plan Provincial de Manejo del Fuego varió tiempo atrás el criterio con los vigías y dejó de exigir esa contraprestación. Se sostuvo entonces que había otros modos de detección, más apoyados en la tecnología”, señaló Ariel Vicario, presidente de esa entidad» (Fernando Colautti, «Bomberos ‘vigía’: un rol que fue desactivado», nota publicada por el diario La Voz del Interior el 24 de septiembre de 2020).

Resulta inexplicable que el gobierno de la provincia, con los antecedentes obrantes en el propio Plan Provincial de Manejo del Fuego, y teniendo en cuenta que siempre es mejor la operación simultánea de varios sistemas de detección temprana de fuegos, haya eliminado la tarea de los vigías, que hubieran sido muy útiles este año.

5. LA CANTIDAD DE BOMBEROS VOLUNTARIOS ERA INSUFICIENTE PARA CONTROLAR LOS GRANDES FUEGOS DE AGOSTO Y SEPTIEMBRE, Y ESTABAN ADEMÀS AFECTADOS POR LA FATIGA QUE PRODUCEN FUEGOS PROLONGADOS.

La sola consideración de la superficie quemada total hasta fines de septiembre, más de 191.000 hectáreas, ello después de los fuertes incendios de agosto, y que se hayan producido 2 víctimas fatales, demuestran que el sistema de control de fuego coordinado desde el gobierno de la provincia no funcionó como debía, y que se les impuso a los Bomberos Voluntarios una tarea titánica y peligrosa que a los primeros días de los incendios de septiembre (que duraron más de 10 días) ya mostraba –como se pudo ver también en agosto- una situación que excedía en varios órdenes de magnitud la capacidad de todos los cuerpos actuantes de Bomberos Voluntarios, y de los aviones hidrantes. Hacía 12 años que no había muertes en incendios.

La imagen repetida en muchísimos lugares era la de Bomberos Voluntarios al límite de sus fuerzas indicando que en tal o cual foco ya no podían intervenir, y que allí solo podría tener efecto la descarga de agua desde aviones hidrantes. Pero estos estaban tan desbordados como los propios Bomberos Voluntarios. Las comunidades afectadas pudieron ver y comprobar como pese al drama que se estaba viviendo, por ejemplo el día 25 de septiembre, el gobernador seguía tercamente en su tesitura de no declarar emergencia ni solicitar ayuda a otras jurisdicciones. No es casual que para esa fecha el diario Hoy Día Córdoba titulara una nota «Dos focos activos a la espera de las lluvias», pues la heroica capacidad de los Bomberos Voluntarios y los aviones hidrantes no alcanzaban (diario Hoy Día Córdoba, portada, 25 de septiembre de 2020).

6. PESE A TODO LO INDICADO ANTERIORMENTE, EL GOBERNADOR DE CÓRDOBA DEMORÓ INJUSTIFICADAMENTE Y DURANTE MUCHOS DÍAS EL PEDIDO DE APOYO DE BOMBEROS VOLUNTARIOS Y TECNOLOGÍA PARA CONTROL DE FUEGOS A OTRAS JURISDICCIONES, SOLICITÁNDOLO TARDÍAMENTE CUANDO YA SE HABÍAN QUEMADO 191.000 HECTÁREAS Y HABÍAN MUERTO DOS PERSONAS.

Recién el día 1 de octubre de 2020, tras diez días de incendios devastadores, el Gobernador de la provincia, Juan Schiaretti, confirmó que había solicitado la «Alerta Amarilla» al Centro Unificado Operativo (CUO) del Consejo Federal de Bomberos Voluntarios. Esto abrió la posibilidad para que llegaran Bomberos Voluntarios «frescos». En un giro sorpresivo, y que muestra la escasa seriedad con que la provincia fue evaluando la gravedad de los fuegos, el 2 de octubre el gobernador emitió la Alerta Roja (que debería haber sido activada mucho antes así no se producía tanto daño). Tras emitir la alerta Roja por orden del gobernador, el gobierno convocó a brigadistas de la Nación y a Bomberos Voluntarios de otras provincias para que ayudaran en el combate contra el fuego. «Hoy –por el 3 de octubre- serán más de 100 los efectivos que acompañarán a las dotaciones cordobesas» (Diario La Voz del Interior, nota publicada por Juan Pablo carranza y Miguel Ortiz el 3 de octubre de 2020, p. 20).

Al respecto, y de gran importancia para esta presentación judicial, transcribimos las declaraciones del Ministro de Ambiente de la Nación, Juan Cabandié, reproducidas en una nota del diario La Voz del Interior firmada por Julián Cañas, del 3 de octubre de 2020). Dijo Cabandié:

«El gobierno nacional puso a disposición todos los recursos para combatir el fuego en cada provincia. Desde hace cuatro semanas ofrecemos brigadistas en todas las provincias con fuegos. Finalmente hoy (por el jueves 1 de octubre), al mediodía, Córdoba los requirió y a las 17 horas llegaran los primeros 64. Si nos piden más brigadistas, los enviaremos», escribió en su cuenta de la red social Twitter el funcionario nacional».

7. PORQUÉ A MEDIDA QUE CADA AÑO HAY MENOS BOSQUES, ARBUSTALES Y PASTIZALES NATIVOS, MÁS BOMBEROS VOLUNTARIOS SE NECESITAN, Y TAMBIÉN MÁS TECNOLOGÍA DE CONTROL DEL FUEGO: SE TRATA DE PRESERVAR LA VIDA HUMANA Y LA BIODIVERSIDAD AL MISMO TIEMPO.

Como ya se indicó antes, un elemento importante a considerar como marco es que hay cada vez hay menos para quemar, o dicho de otro modo, cuanto más reducida es la superficie de la biodiversidad que queda, MAYOR ES LA NECESIDAD DE PROTECCIÓN. Es decir que no hay que reducir la capacidad de control del fuego porque hay poco que se queme, sino aumentarla porque cada pérdida tiene una envergadura mayor que la anterior. Esto quiere decir lo siguiente: cada fuego que se inicie ocurre sobre el estado históricamente más crítico de los ecosistemas naturales. El fuego de estos días se produjo sobre el peor estado ecosistémico (natural) de toda la historia de la Provincia. Y lo que es peor, agrava la situación de los previsibles incendios del invierno del año que viene. Nunca debe olvidarse que solo queda en la provincia menos del 3% de bosque nativo cerrado con alta biodiversidad. Y a su vez, no es lo mismo que una parte del sistema se queme una vez cada diez años, que se queme, la misma superficie, siete veces en siete años de esos 10. Al concepto de pérdida acumulada de la biodiversidad hay que sumarle el concepto de delito acumulado, como queda especificado en el planteo que hacemos a continuación.

La consideración de la biodiversidad como tal (miles de especies en un ambiente natural reducido, que tiene desde virus y bacterias hasta cocos, molles y corzuelas) torna mucho más grave ese delito acumulado, porque se comete sobre un sistema cada vez más empobrecido, con menos biodiversidad, más lenta capacidad de autoreconstrucción de la misma y, en consecuencia, menos servicios ecosistémicos que podamos utilizar. De allí que el combate del fuego, o la lucha contra el fuego por parte del gobierno provincial a la luz de todo lo considerado sobre biodiversidad y riesgos para las personas y los bienes, deba aumentar cada año, y en ningún caso disminuir. Cuanto más rápido y eficiente sea esa lucha, menor los daños. Por el contrario, un sistema de control del fuego desfinanciado y debilitado, en un contexto de ambientes nativos cada vez con menos biodiversidad, y mayor expansión de la población humana sobre ambientes de todo tipo (potencial afectada por los incendios), solo puede augurar lo que finalmente sucedió: una catástrofe ecológica y humana.

8. LA VULNERABILIDAD POR IMPERICIA EN EL MANEJO DEL PLAN PROVINCIAL DEL MANEJO DEL FUEGO Y LAS POSIBLES RESPONSABILIDADES PENALES EN SU AGRAVAMIENTO POR LOS FUNCIONARIOS PROVINCIALES INVOLUCRADOS.

La impresionante magnitud de los siniestros ocurridos en 2020 hace necesario remarcar que pese a lo que obligan las normas vigentes, y pese a los elementos agravantes del riesgo de incendios de gran magnitud que podían ocurrir (algunos de cuyos elementos, como la sequía, fueron públicamente mencionados por el propio gobernador Juan Schiaretti) el gobierno de la provincia no desplegó tareas de prevención ni a finales de 2019, ni durante los primeros meses de 2020. Basta comparar por ejemplo las campañas de prevención realizadas por el gobierno de Córdoba en 2010, con la inexplicable ausencia de campañas y tareas preventivas desplegadas por el gobierno provincial en 2020. Sin embargo, el hecho que aparece como más grave es la demora en solicitar ayuda a la Nación y a otras provincias –siendo que la Nación ya venía por ejemplo ofreciendo ayuda mucho antes de que finalmente el gobernador emitiera la emergencia Amarilla. De allí que resulte necesario analizar las responsabilidades penales en el agravamiento de los incendios por el accionar de los funcionarios involucrados.

En efecto, a través de la ley 26815 se crea SISTEMA FEDERAL DE MANEJO DEL FUEGO.

Asimismo, por ley 27.287 se creó el SISTEMA NACIONAL PARA LA GESTION INTEGRAL DEL RIESGO Y LA PROTECCION CIVIL (SINAGIR).Este último plexo normativo fue reglamentado a través del Decreto del Poder Ejecutivo Nacional que lleva el número 383/2017 y Promulgado el 30 de mayo de 2017, publicado en BO el 31 de mayo de 2017.Este decreto consta de un Anexo I que en su artículo 14 establece: “El proceso de declaración de emergencia por desastre será iniciado a solicitud de la jurisdicción afectada. Es requisito necesario que la jurisdicción afectada haya declarado el estado de emergencia por desastre de conformidad con sus respectivas legislaciones.”Debe quedar en claro que la magnitud gravísima de los incendios en la provincia de Córdoba, cada vez con mayor amenaza sobre la vida de las personas, sus bienes y la biodiversidad, reposó mayoritariamente sobre el trabajo de los Bomberos Voluntarios. Gracias a su abnegada tarea, no exenta de riesgos y peligros, depende en mayor medida la extinción de los fuegos. El problema es que los Bomberos Voluntarios, como todo servicio público formado por personas, es inelástico. Solo existen los Bomberos Voluntarios formados para esta tarea disponibles dentro de la jurisdicción de la provincia de Córdoba, del mismo modo que existe la tecnología de control de la jurisdicción, que comprende desde apoyos terrestres a aviones hidrantes. Pero cuanto mayor es la extensión de los días con fuego (en Córdoba se suceden desde el 9 de agosto), más dispersos los focos (basta ver las áreas incendiadas), y más graves e intensos los fuego, mayor la demanda de trabajo, y mayor el cansancio de los Bomberos Voluntarios. Dicho de otro modo, cuando los fuegos son continuados y se multiplican, va decreciendo natural y lógicamente la capacidad operativa de los Bomberos Voluntarios, como crece asimismo la posibilidad de que enfermen por continua exposición al fuego, al humo y a las atmósferas contaminadas de los lugares incendiados (que incluso en ambientes nativos incluyen residuos que al quemarse generan gases y partículas tóxicas). Mientras en Córdoba se multiplicaban los incendios y aumentaban sus intensidades y superficies afectadas, y se iban agotando los Bomberos Voluntarios, mostrándose claramente desbordado todo el sistema de control, lo único que se conoció públicamente por parte del gobierno provincial fue la Declaración de Emergencia Agropecuaria, ello como consecuencia de los incendios.La gestión provincial ante la magnitud y gravedad de los incendios puede acudir a la Nación y a otras jurisdicciones del Sistema Nacional de Manejo del Fuego para que lo ayuden a extinguir los incendios.En el caso de la provincia de Córdoba todos los medios de comunicación y las propias poblaciones afectadas pudieron advertir con dramatismo como el sistema de control provincial, que incluía a los Bomberos Voluntarios y a la tecnología terrestre y aérea, quedó totalmente desbordada, y en forma creciente, a partir del día 21 de septiembre. La mejor demostración de este desborde queda reflejada en la afectación de personas y más de 191.000 hectáreas quemadas. La incapacidad del sistema provincial de control de los fuegos motivó, desde el 21 de septiembre en adelante, que las propias comunidades –ante la inexistencia de respuestas por parte del gobierno provincial a muchas situaciones locales y extremas- se organizaran por sí mismas para combatir el fuego, con todos los riesgos que ello implicó. Lamentablemente, el gobernador Juan Schiaretti demoró al máximo el pedido de colaboración del Sistema Nacional de Manejo del Fuego. Pese al claro descontrol del fuego, en que se quemó una enorme superficie, no declaró emergencia ni Amarilla ni Roja durante 10 días. Al cansancio de los Bomberos Voluntarios, que no impactó en lo más mínimo sobre la decisión del gobernador, se multiplicaban las protestas populares mientras el Gobernador indicaba que la prioridad era proteger la vida de las personas. Además, como se transcribe debajo, el gobernador hizo referencia excluyente a la protección de la vida humana, cuando también debía preservar toda la biodiversidad, cuya afectación claramente termina atentando contra la vida humana. Debe preservar las dos cosas. Como resultado del desborde registrado y del no requerir la urgente ayuda de otras jurisdicciones, la gravedad de los fuegos aumentó al igual que la dimensión de los daños producidos. En pleno descontrol del fuego y cuando se multiplicaban las protestas públicas, el 30 de septiembre el gobernador indicaba a los medios «Seguimos luchando contra los incendios forestales que vienen afectando distintos puntos de nuestra provincia, para preservar, sobre todo, la vida de los cordobeses. Tenemos todos los recursos disponibles para esto y, si es necesario, nos ayudarán desde otras provincias». Al respecto agregó que «este es el año más seco de los últimos 65 años y ante la adversidad de los incendios quiero reiterarles a todos los cordobeses que lo más importante en este momento, es cuidar la vida» (diario «Hoy día Córdoba», edición Papel, 1 de octubre, p. 16). Hacemos notar que el propio gobernador, al indicar que había varios focos, y que la provincia se hallaba ante la peor sequía de los últimos 65 años, lo cual debió hacerle ver la gravedad de lo que estaba sucediendo y seguiría sucediendo, demoró injustificadamente el pedido de auxilio, a punto tal que cuando finalmente lo hizo ya había habido victimas y se habían quemado más de 191.000 hectáreas. Tal cual se indicó anteriormente, el día 1 de octubre de 2020 el Sr. Ministro de Ambiente de la Nación, Juan Cabandié expresó públicamente que en el día de la fecha el Gobierno de la Provincia de Córdoba hizo expresa su decisión de solicitar la ayuda prevista en el marco normativo descripto más arriba. El gobernador había declarado la emergencia Amarilla. Un día más tarde, el viernes 2 de octubre, el gobernador declaró la emergencia Roja y se preveía que colaborarían Bomberos de otras provincias. Los acontecimientos acaecidos hacia fines del mes de agosto, asumieron una gravedad inusitada. Y el recrudecimiento de los incendios a partir del 21 de septiembre agudizó aún más el cuadro de situación desesperante. Era una obligación de los funcionarios y del propio gobernador utilizar, ante el desborde y la imposibilidad de afrontar los siniestros que se sucedían a lo largo y a lo ancho de la provincia, el sistema de LAS EMERGENCIAS en su modalidad extrema, la Roja, y requerir el auxilio de Bomberos de otras jurisdicciones. Al no declarar estas emergencias se empecinó en que la totalidad de la responsabilidad de enfrentar los incendios totalmente descontrolados reposara únicamente en los Bombero Voluntarios locales que, como ya indicamos, estaban extenuados y no había por parte del Estado un apoyo suficiente de esos abnegados servidores, ausencia que fue cubierta con donaciones y apoyo de la propia comunidad. Si hubiese habido mas Bomberos Voluntarios, frescos, que permitieran el descanso de los que habían venido trabajando incansablemente, y más apoyo tecnológico de otras jurisdicciones, hubieran podido reducirse sensiblemente los daños. Era evidente en esos 10 días que la tecnología disponible para descargar agua desde el aire era insuficiente y estaba desbordada por completo.

Hay un marco dentro del cual debía moverse y el gobernador lo hizo sin apego a la normativa vigente y en abierta negación de todos los elementos agravantes de los incendios. El Gobernador fue creando las condiciones para que estuviéremos en peores condiciones. Nuestro cuerpo de Bomberos Voluntarios, como ya se indicó antes, es un sistema inelástico, son los que hay. Son seres humanos y se cansan, por lo tanto cuando se extiende, en las tremendas proporciones que lo hizo, el incendio por 10 días, se reduce su capacidad de actuación y es ahí donde vuelven a conectarse el tema de las alertas Amarillas y Rojas. De haberlas utilizado en forma temprana y oportuna, hubiéramos logrado que estén frescos. Las declaraciones del Titular del Ejecutivo Provincial (ver arriba, diario «Hoy Día Córdoba» del 30 de septiembre), anticipando que eventualmente podría recurrir a esas alertas, demuestra que sabía que tenía esas herramientas a disposición y, ex profeso, no lo hizo. Si se hubiera acudido desde el comienzo al Plan Nacional de Manejo del Fuego, la situación hubiera sido totalmente distinta. Claramente hubo una reticencia a solicitar ayuda, en una especie de delirio de autonomía y separación, como si los cordobeses no fuéramos parte de una Nación y pudiéramos necesitar, como era este el caso, el auxilio del resto del sistema del combate al fuego. Destacamos que el impacto humano y ambiental, con daños de una escala descomunal, se dio en por lo menos dos episodios muy extensos, uno en agosto y el otro en septiembre, y que el gobernador y el resto de los funcionarios responsables de su gestión, sabiendo lo que ya había sucedido en agosto (más de 40.000 hectáreas quemadas inicialmente, Bomberos Voluntarios sobre exigidos) no podían ignorar las implicancia de lo que fueron los graves incendios registrados a partir del 21 de septiembre. Durante el desarrollo de los incendios forestales de 2020, unas 200 personas debieron ser evacuadas, 100 de las cuales en la ciudad de La Calera debido a que las llamas azotaban cerca de barrios densamente poblados.Unas 20 viviendas resultaron totalmente quemadas durante los incendios, la mayoría en áreas rurales como Quebrada de La Luna, en el norte del Valle de Punilla. Otra cantidad de casas resultaron parcialmente afectadas. Al 26 de septiembre de 2020 los incendios ya se habían cobrado dos vidas. Se trató de dos vecinos al intentar ayudar a controlar el fuego en diferentes focos en el valle de Punilla. El 25 de septiembre falleció en el Instituto del Quemado de Córdoba Cristóbal Varela de 35 años, con residencia en la localidad de San Esteban. Un día antes había sido trasladado en un helicóptero provincial desde la zona del río Pinto, cerca de La Cumbre. Los Bomberos lo encontraron agonizante y con quemaduras en el 95% de su cuerpo.El jueves 24 de septiembre en tanto falleció José Roble, propietario de una parrilla en Villa Carlos Paz, quien sufrió una descompensación cuando intentaba controlar el fuego en la zona de Las Jarillas, cerca de su propiedad. Se estima que hubo además 15 heridos, cuya afectación y gravedad desconocemos.

Cronología aproximada de los incendios de agosto y septiembre-octubre.

9 de agosto: Comienza un gran incendio en el ejido municipal de Tanti que se expande hasta Mallín, pueblo perteneciente a la ciudad de Cosquín. En su camino el incendio quemó varias estancias y varios animales resultaron gravemente heridos. Participaron más de 200 bomberos y dotaciones de todo el Valle de Punilla. El incendio tuvo una duración de 2 días y 5 familias se auto-evacuaron. 15 de agosto: el fuego se extendió en área serrana del Departamento Ischilín, en el norte de la provincia, cerca de localidades como Villa Albertina y Cerro Negro.21 de agosto: El fuego consume numerosas hectáreas en zonas serranas relativamente aisladas del departamento Ischilín y avanza rumbo al sur, hacia localidades como Ongamira.22 de agosto: El valle de Ongamira y Ruta Provincial 17 se ven afectados por el incendio.23 de agosto: El incendio del norte del valle de Punilla llega a áreas urbanas de Charbonier y Quebrada de Luna. Numerosas viviendas se quemaron. Gran cantidad de humo invadió las ciudades del valle con abundante caída de hollín y ceniza. La Ruta Nacional 38 quedó cerrada al tránsito entre las ciudades de Charbonier y Cruz del Eje. Se registran incendios en La Calera, La Falda y en el Cerro Pan de Azúcar de Cosquín.24 de agosto: Aparece nuevo foco cercano a Capilla del Monte que se suma al gran incendio ya existente del norte de Punilla. El incendio en La Calera se agrava y se evacúan familias. 25 de agosto: El incendio de La Falda es controlado. Por la noche algunas lluvias escasas caen en algunas ciudades, pero no en las áreas de los incendios.26 de agosto: Aunque controlados, continúan incendios en Capilla del monte (barrio La Tramontana y pie del cerro Uritorco), La Calera (barrio Casa Bamba, San Fernando), y Valle Hermoso (camino al Cuadrado). En los vecindarios Rummy y Las Polinesias de La Calera, el fuego fue extinguido y se evitó que afectara viviendas, bosques y la perrera municipal.27 de agosto: Todos los incendios fueron extinguidos y solo continuaron las guardias de cenizas. 28 de agosto: Se reactivan algunos focos, pero los Bomberos Voluntarios los extinguen rápidamente. 21 de septiembre: Comienza un gran incendio en el Departamento de Cruz del eje que se expande por toda la región con una duración de 10 días. Simultáneamente comienza un gran incendio en la ciudad de Alta Gracia.21 de septiembre: El mismo día también se produce un incendio entre la ciudad de Villa Carlos Paz y San Antonio de Arredondo.24 de septiembre: Fallece por una descompensación al combatir el fuego un poblador de la ciudad de Villa Carlos Paz, José Roble. 25 de septiembre. Fallece en el Instituto del Quemado de Córdoba Cristóbal Varela, poblador de la localidad de San Esteban. Participaba en las tareas de controlar el fuego. Los Bomberos lo encontraron agonizante. 28 de septiembre: Comienza un incendio en el pueblo Pampa de Olaen, que se extiende con gran intensidad y magnitud hasta la ciudad de Tanti y llega a zonas urbanas. Este incendio duró 2 días. 30 de septiembre: Mientras los bomberos extinguían los incendios en el sector de Tanti, comienza un gran incendio en la localidad aledaña Villa Santa Cruz del Lago, en una zona campestre con gran cantidad de viviendas. El fuego avanzó rápidamente destruyendo viviendas y hasta sectores de un parque de diversiones. 1 de octubre: los incendios ya llevan 10 días. Ya la mitad de ese período y aún antes se observó un agotamiento de los Bomberos Voluntarios. Se reactivaron los incendios de Villa Santa Cruz del Lago, Cruz del Eje y Alta Gracia. El gobernador emite la emergencia Amarilla, y el 2 de octubre la Roja.

III – ENCUADRAMIENTO LEGAL

Que los hechos denunciados encuadrarían en la figura legal prevista por el artículo 186, 188 segundo párrafo, 189, en su caso, pudiendo también encuadrarse en el art 248 del mismo plexo normativo, habiéndose configurado el citado delito al haber el denunciado, pese a saber, omitido actuar conforme la normativa vigente se lo exigía, poniendo en riesgo y afectando la vida, la biodiversidad y los bienes comunes de la Provincia de Córdoba a través de los incendios acaecidos cuya extensión, dramatismo y envergadura pudo evitarse de haber, el denunciado, subsumido su conducta a lo que el marco normativo vigente le exigía. Por todo lo expuesto, al Sr. Fiscal de Instrucción pido: a. Nos tenga por presentados, por parte en el carácter invocado y con el domicilio constituido.b. Tenga por efectuada la presente denuncia penal. Proveer de Conformidad



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  1. Federación Anarquista Noticias anticapitalistas y informaciones libertarias · 2021-01-20 12:11:38
    […] Punilla – que reúne a brigadistas autoconvocados y autoconvocadas que ayudaron durante los incendios que asolaron a diversas localidades de Córdoba desde mediadios del 2020, afectando más d… -, denunció un intento de loteo privado en la zona de El Pato, en el municipio cordobés de Villa […]

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