08/10/2020

Sergio Decuyper, abusado por su tío sacerdote: «los consejos del Papa Francisco me hicieron mal»

Sergio Decuyper pudo dialogar con Francisco en varias oportunidades: “este señor, el Papa, me ha hecho madurar y liberarme de todas las creencias sobrenaturales hacia una persona, hacia un personaje. Lo veo como una persona mayor, con sus errores, con sus limitaciones”, dijo Sergio al respecto. | Foto: Entre Ríos Ahora.

En reciente entrevista brindada a Radio Diez Reconquista, de la provincia de Entre Ríos, Sergio Decuyper, quién cuando tenía cinco años fue abusado sexualmente por su tío, el sacerdote José Francisco Decuyper, dio a conocer los episodios donde tuvo oportunidad de reunirse con el máximo titular del catolicismo, Jorge Bergoglio, para dialogar sobre su caso. Según declaraciones del protagonista, la reunión no se tradujo en una buena experiencia: “después de ese encuentro tuve que empezar a medicarme”, comentó para el medio. Sergio es oriundo de Paraná, vive en España y está llevando adelante un largo proceso de reparación sobre una herida que desembocó en una reciente denuncia judicial sobre su tío sacerdote, a pesar de la iglesia de Entre Ríos y el Papa. Por Máximo Paz, para ANRed.


Después de una larga lucha contra sí mismo – sin saberlo – y sobre el puñado de decisiones que llevó adelante la víctima Sergio Decuyper, emergió también la necesidad de dar a conocer su intrincada historia ante todo aquél que procure estimarla. Y así lo hizo un vez más: “con mucha alegría el psiquiatra me dio el alta el mes de julio y ahí es cuando decido denunciar, porque me costó mucho a mi. Más de cinco años de terapia, sobre todo los últimos meses, cuando terminé de ver claro el trauma. Fue lo más difícil”, expresó el protagonista sobre el profundo hecho aberrante que marcó a fuego su vida en una entrevista que dio ante la radio entrerriana.

“Esto me pasó de muy pequeño, con cinco años. Yo pensaba que había sido un sueño, una cosa que estaba ahí, se me presentaba mucho en pesadillas. Pero fue algo real y el cerebro lo encapsula para protegernos, cuando el abuso es de muy pequeños. Y gracias a Dios salió, lo pude ver”, continuó Sergio.

La profundidad del relato, ahondado por el peso propio de los acontecimientos, habló por sí solo: “la denuncia penal la pude hacer gracias a los fiscales de Entre Ríos – quienes me facilitaron la posibilidad de hacerla por internet – y es como el último paso como para ya dejar de ser víctima”, aclaró.

El hermano de mi padre es sacerdote. Ya está mayor, muy enfermo. El abusó de mi en la casa de mis abuelos. Fue algo puntual pero muy violento. Él siempre trabajó con niños en colegios. Por eso yo siempre estoy tan preocupado y por eso he hecho público mi caso para ayudar a otras posibles víctimas”, narró el protagonista al referirse a su tío.

La entrevista recorrió otros caminos, a los que Sergió entregó su voz: “yo soy católico, creo mucho en Dios, en la generosidad de las personas… Pero me he tenido que ‘inventar’ la religión porque ha sido muy difícil la educación católica… Yo soy homosexual. Tuve hijos, todo, pero fue muy difícil educarme dentro de esta religión católica”, expresó. “yo cometí el error de muchas víctimas de la Iglesia, que es intentar denunciar primero a través del proceso canónico que tienen ellos y ese es un proceso muy lento, donde la prioridad es el abusador y la víctima queda en segundo plano”, también dejó en claro.

Desde luego, la entrevista desembocó en un hecho crucial en la hoja de vida la víctima: su pedido de ayuda sobre el caso al Papa Francisco: “este señor, el Papa, me ha hecho madurar y liberarme de todas las creencias sobrenaturales hacia una persona, hacia un personaje. Lo veo como una persona mayor, con sus errores, con sus limitaciones”, puntualizó Sergio al expresarse sobre el tema. “Para mí era una figura muy importante dentro de mis creencias. Lo primero que hago es mandar una carta al Vaticano. Entonces él me llama por teléfono el año pasado. Me dice ‘soy el Papa Francisco’ y para mí fue una alegría, fue una experiencia muy fuerte”, completó, y agregó: “pero de esa conversación ya salgo como herido, porque si bien fue él el primer obispo que me cree y me dice ‘no fue un sueño, te pasó de verdad. Tengo muchos casos registrados como el tuyo’, los consejos que él me da me hacen daño, porque, por ejemplo, yo le dije ‘se lo quiero contar a mis padres’ y el me dijo ‘no, no lo hagas, te aconsejo que no generes ese escándalo, vas a hacer daño a tus padres, tenés que trabajar el perdón’. Ese consejo a mí es como que me hizo mal”.

Sergio, como la historia, prosiguió: “yo no me quedé tranquilo con esa conversación telefónica, entonces viajé a Roma, me presenté y les dije a la Guardia suiza y a la policía ‘el Papa me llamó y quiero hablar con él’. Entonces el Papa recibe mi carta una vez más, me vuelve a llamar y me da cita”, relató.

“Me recibe en la casa Santa Marta, dónde él vive. Yo todavía tenía la ilusión de esa cosa sobrenatural – para mi el Papa en ese momento representaba a Jesús – pero me encontré con una persona anciana, cansada. Se sentó al lado mío, muy amable, ‘súper’ cercano, ‘súper’ campechano, y como un sacerdote de pueblo antiguo me empezó a dar consejos tales como que yo tenía que seguir con mi matrimonio, cuidar a mis hijos, perdonar. También me dice que yo tenía que confiar en mi obispo y con los periodistas yo tenía que tener mucho cuidado porque los periodistas son un poco hipócritas con el tema de los abusos y que denunciar me iba a hacer más daño que beneficio”, enunció.

“Después de ese encuentro tuve que empezar a medicarme. Llegué a Madrid y ahí empecé con el psiquiatra. Me explotó la cabeza”, confesó la víctima. “Pero a pesar de todo volví a verlo. Viajé a Roma y me senté en la plaza. Ahí él me saluda pero me confundió con otra víctima de Paraná (porque allí hay un montón de víctimas). Cuando le digo quién soy me recuerda y me dice ‘pero si tu tío está demente (el abusador de Sergio tiene 85 años y Alzheimer) no denuncies, ahí es cuando ya paso a enojarme con el Papa”, selló.

“Para mi, mi fe ahora es el amor de mis hijos. En eso me estoy concentrando ahora. Yo creo mucho en Dios, pero en un Dios más cercano, familiar. Ya no creo mucho en los dogmas. Ya me va a costar estar en sintonía con esos sacramentos. Bueno, en Roma me quise confesar pero se negó el sacerdote porque soy homosexual”, concluyó Sergio, en plena carrera por la superación de una odisea y a pesar de las malas jugadas que persisten.



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