Acompañado por la Iglesia, la UIA y la CGT, el presidente habló del aumento de la pobreza
Vía Zoom y por convocatoria de la Iglesia de la Ciudad de Buenos Aires, Alberto Fernández participó de un encuentro configurado por varios agentes sociales de peso. Desde funcionarios de la oposición política, representantes del campo y de la industria, hasta de la burocracia sindical y los llamados movimientos sociales acompañaron las palabras del presidente. Lejos de aquellas exposiciones por TV abierta, el jefe de Estado pudo describir y dar su interpretación, de forma virtual y somera, sobre los dramáticos números recientes de pobreza e indigencia publicados por el INDEC. Tal evento, aprovechado por el oficialismo, fue diseñado por la Pastoral Social de la Ciudad a fines de presentar el documento ‘Hacia una Cultura del Encuentro, un país para todos’, instrumento político del catolicismo cuyo propósito último se trata de apurar la intensión de la Iglesia para relanzar el postergado Consejo Económico y Social. Por Máximo Paz, Para ANRed.
Ayer miércoles, cuando el relój dio las 18:39 y luego de las palabras introductorias del padre Carlos Accaputo -titular de la Pastoral Social de la ciudad de Buenos Aires -, el Presidente Alberto Fernández apareció en la pantallas de quienes se pusieron a ver el encuentro virtual donde se presentó, por iniciativa eclesiástica, el documento ‘Hacia una Cultura del Encuentro, un país para todos’, una suerte de llamado a una congregación de voluntades para establecer diálogos y posteriores consensos entre representantes de distintos sectores portadores de suficiente volumen político.
Allí, el jefe de Estado hizo mención de los recientes datos surgidos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), en dónde se da cuenta del aumento de los índices sociales -como los de pobreza e indigencia – sin dejar de lado lo que significó el advenimiento del Coronavirus: “quienes nos sucederán no van a tener que vivir esta experiencia. La pandemia nos somete a desafíos que no esperábamos. Si alguien me preguntaba a mí si cuando pensé en ser presidente escribía los mil problemas que debía enfrentar, estoy seguro de que no escribía la pandemia como un problema. Fue algo inesperado que nos sometió a un nivel de exigencias que nadie, ninguna generación previa a la nuestra, ha tenido que vivir”, expresó Fernández en el comienzo de su intervención, para indicar luego que “la pobreza sería peor si el Estado no hubiera auxiliado como lo hizo durante la pandemia”.
El acompañamiento a las palabras del presidente fue amplio, ya que entre los disertantes estuvieron el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli; el rector de la Universidad Nacional de San Martín, Carlos Greco; el presidente de Coninagro, Carlos Iannizzotto; el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Miguel Acevedo; el secretario general de la CGT, Héctor Daer; y el secretario general de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular, Esteban ‘Gringo’ Castro.
Así, de ese modo, rodeado de casi la totalidad de los sectores socio-políticos más activos y poderosos, el presidente se hizo lugar para hacer mención, entre otros, al número récord de 40,6% de pobreza: “cuando llegamos la pobreza era del 35 por ciento. Nadie puede estar en paz con su conciencia sabiendo que cuatro de cada 10 argentinos están en estado de pobreza, que uno de cada 10 está en estado de indigencia. Nadie puede estar en paz. Para resolver eso la solidaridad tiene mucho que ver, tenemos que construir un país con esas lógicas”, deslizó, del mismo modo, Alberto Fernández desde el salón Norte de Balcarce 50.
Por su lado, los demás disertantes incurrieron sobre generalidades a efectos de hundir su performance en lo políticamente correcto. Es decir, que factores tales como las ausentes paritarias, el postergado tratamiento de la ley del aborto, el problema sanitario pronto a explotar, la meseta alta de contagios y fallecidos por Covid-19 o asuntos calientes como la ocupación de terrenos en Guernica no fueron exhibidos como tema de mención directa –y menos aún de crítica- por parte de los participantes.
El encuentro fue transmitido por el canal de la Pastoral Social porteña de la plataforma YouTube. La invitación al evento estuvo fijada para las 18, pero algunos imprevistos del titular del Ejecutivo hicieron que las intervenciones se atrasen unos minutos. Los propósitos de fondo de la Iglesia por los cuales desembocaron en la convocatoria descansan sobre el interés de relanzar el olvidado Consejo Económico y Social.
De hecho, el documento presentado, titulado “Hacia una cultura del encuentro. Un país para todos”, describe esas intensiones: “este llamado de la Pastoral Social de la Ciudad de Buenos Aires no es nuevo: alcanza con revisar los documentos de los sucesivos encuentros para darse cuenta de la reiterada y obstinada insistencia en esta cuestión”, expresa.
“Nuestro país viene arrastrando desde hace tiempo una situación dramática desde el punto de vista social y económico. A ello se suma la indefinición estratégica de un modelo de desarrollo integral sostenido en el tiempo y acordado socialmente en el marco democrático. Sobre esa situación se desató la pandemia del COVID-19, agudizando muchos de los lastres previos y abriendo una discusión sobre las perspectivas que se proyectan a partir de esta experiencia traumática», completa el texto.
Los datos presentados por el INDEC son dramáticos y profundizan sus indicadores anteriores. Como ya se dijo, el índice de pobreza, al cierre del primer semestre, trepó al 40,9%, con un acrecentamiento de 5,5 puntos porcentuales contra el 35,4% de enero-junio del año pasado.
En tanto, el Índice de Indigencia -personas cuyos ingresos no les permiten adquirir en su totalidad los productos que integran la canasta básica de alimentaria- ascendió al 10,5% respecto al 7,7% en mismo período pero del año pasado.
Sobre esos indicadores, se montan los de la economía en su conjunto, que cayó 19,1%, el la desocupación, que aumentó al 13,1 % respecto del 10,6% anterior y el de la inflación, clavada en 42,8%.
También debe tomarse en cuenta que los datos son de junio, lo cual, al octubre actual, los indicadores seguramente mostrarán una suba. Ello se ensambla con las irreductibles cifras de contagios y fallecimientos por coronavirus, que parecen crecer día a día.