25/09/2020

Casi 21 millones de pobres y cada vez menos ingresos impulsan la ocupación de tierras

Imagen: Agustina Byrne.

Estos números provisorios se basan en los datos de la Encuesta Permanente de Hogares-Distribución de Ingresos que difundió ayer el INDEC, que estima que para el segundo trimestre serán 20,8 millones los pobres en el país, lo que equivale al 46% de la población. Estos datos se suman a la caída histórica del 19.1% de PBI y el informe presentado ayer por el mismo organismo sobre «Mercado de Trabajo», que muestra al segundo trimestre del año con una baja de 2,5 millones de puestos de trabajo. La caída de ingresos y la creciente inflación es la principal causa que complica a las familias para cumplir con el pago de alquileres informales y que vienen protagonizado la nueva oleada de ocupaciones de tierras en todo el país. Por ANRed.


Si se incluye a la población rural y se proyecta a todo el país, las personas por debajo de la línea de pobreza llegaría a 20,8 millones. Comparado con el segundo trimestre de 2019, donde la pobreza fue de 36,4%, habría un aumento de 9,6 puntos, unos 4.4 millones de nuevos pobres . Estos datos fueron calculados por el director del Banco Nación, Claudio Lozano, pero para otros analistas la cifra podría crecer aún más. Los datos oficiales del INDEC se esperan para el 30 de septiembre.

El martes pasado la dirección de Cuentas Nacionales del Indec había informado de una caída como nunca antes en la historia del país, con un 19,1% interanual del PBI en este período. El récord lo conservaba el segundo trimestre de 2002, cuando se llegó a una baja de 16,3% luego de la crisis del 2001. Ayer, el INDEC en su presentación por calendario del informe del Mercado de Trabajo expuso que en el segundo trimestre de este año, la tasa de población activa fue del 38,4% y la tasa de empleo en 33,4%, otro récord desde el 2003. Solo en un año, más de 2,5 millones de personas dejaron de estar insertas en el mercado laboral. La desocupación llegó al 13,1%. Estos resultados reflejan no solo la pandemia del Covid-19 sino la crisis estructural que arrastra el país desde hace años, reflejada en el ciclo de endeudamiento y caída de salarios. (leer informe)

Creciente pobreza y toma de tierras

Según testimonios de sus protagonistas, la principal causa que motiva a participar en un intento de toma de tierras en la última oleada de ocupaciones en todo el país, iniciada el mes de julio, ha sido el no poder pagar el alquiler de familias pobres que rentaban una habitación o una casa precaria en barrios populares. “Comer o alquilar”, la frase que resonó entre los ocupantes acompañada por los pedidos de facilidades para pagar un terreno. «(La ocupación) no cuestiona la propiedad privada, sino que es una lucha por la inclusión urbana. Por eso uno de los reclamos en las tomas es poder pagar el terreno, que el Estado compre ese lote y se los venda en cuotas. Ocupar implica un sacrificio desmedido: vivir con cuatro chapas o en una carpa, conseguir el agua, perder el trabajo para quedarse cuidando el lote, arriesgarse a que los chicos se enfermen. Se corre el riesgo de desalojo», explicó la investigadora María Cristina Cravino.

Se calcula que hay 9 millones de inquilinos formales y otro 40% de inquilinos que forman parte del circuito informal del cual no hay certero registro. Desde que se inició la pandemia casi un 40% de los inquilinos formales expresaron que tuvieron dificultades para pagar (datos de la encuesta nacional realizada por la Federación Nacional de Inquilinos). La situación en parte fue contenida por el decreto 320/20 (que vencía en cinco días y que hoy se prorrogó hasta el 31 de enero), que congeló alquileres y prohibió desalojos pero que no tuvo efecto en el sector informal vinculado a sectores más empobrecidos. En este contexto, desde la Consejería de Viviendas piden la extensión y ampliación para sector informal del DNU hasta el 31 marzo del 2021.

El último cálculo oficial estima que en la Argentina faltan 3,5 millones de viviendas. Pero fuentes extraoficiales expresan que el numero asciende a 4 millones, unas 12 millones de personas con problemas de techo o, en otras palabras, uno de cada tres argentinos. Solo en Buenos Aires hay unas 150 mil propiedades desocupadas y se calcula que en todo el país son un 10% de las viviendas ociosas. Y parte mostrar gravedad de la pobreza, un 15% de la población no tiene acceso a agua potable y más del 40% no cuenta con redes de cloaca.

Hace unos días, la ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat, María Eugenia Bielsa, que había condenado las tomas de tierras como “delictivas”, dijo: “hay un déficit de 3.600.000 unidades de vivienda faltantes”. Y agregó que «existe un 50% de viviendas ociosas en relación con la demanda de nuevas unidades», manifestando que se debe “buscar un mecanismo de estímulo” para aquellas viviendas “se pongan en alquiler”.



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