24/09/2020

Avishai Cohen: otra especie de cuerda

Avishai Cohen es músico: bajista, contrabajista, cantante, compositor y pianista. En abril cumplió cincuenta años de una vida en la que supo reunir a Claudia Acuña con Brad Mehldau; a la orquesta de L´ille de France con composiciones de su autoría que atraviesan generaciones y fronteras. Está en el contrabajo de Present, Past and Futures de Chic Corea. Y canta algunas canciones tradicionales en ladino (idioma antiguo sefaradí) que heredó de una España bañada por la cultura y la música árabe. Formó parte del trío de Danilo Pérez. Canta “Alfonsina y el mar” con una dulzura exenta de manierismo, e hizo una versión de “Bésame mucho” sin pronunciar una sílaba, en una clave de latin jazz que te pone a bailar en puntas de pie. Por Andrés Manrique para ANRed.


Supongo que si enumero una lista de nombres importantes consigo su atención. Con citas de autoridad pretendo sostener su lectura sobre la relación vicaria entre dos desconocidos; sobre el vínculo que tengo con alguien que asumo conocer sin haberlo visto nunca. Pero no es para que me lean, sino para acercarles a este músico infinito.

No recuerdo cuándo exactamente comencé a escucharlo, pero me acuerdo que lo puse de fondo mientras hacía otra cosa. Un fondo que enseguida pasó a primer a plano. Bruno, mi sobrino músico, dice que me lo recomendó. Espero que sepa cuánto bien me hizo.

AL SON DE LA DANZA EN LA MUSICA DE AVISHAI

En el corazón de Avishai suenan las notas más bajas de la música, donde se abraza la virtud. La belleza sale al encuentro de los instrumentos que las manos pellizcan y percuten y combinan para que los oídos vuelen sobre los “siete mares” y atraviesen el medio oriente. Avishai tiene una alegría en la música que no abrillanta la tristeza de las notas más duras. El tono de su voz vibra en la caja del contrabajo que sostiene como si estuviese yendo con alguien de la mano. Con el cuerpo pareciera estar sacando a bailar al instrumento: cuerpo y contrabajo, o bajo eléctrico son uno en música y en danza.

Suena Continuo, su séptimo disco, y algo bueno empieza a pasar. A través de los oídos viajo por el medio oriente e Israel. Después, desde el sur de Estados Unidos cruzo a la España mora, gitana. De ahí, en salto mortal, quedo desnudo en Arabia tratando de mover la cadera al son de una clave que me desarma. El ritmo árabe, con esa potencia en tierra, marca los pasos de una serie de notas que escalan todos los médanos.

Escribo para tocar, para componer junto con él la canción de la vida.

ALGUNAS MARCAS EN SU BIOGRAFÍA

Avishai Cohen nació hace cincuenta años en Israel. A los nueve empezó a tocar el piano y a los catorce años se mudó a Estados Unidos con su familia, donde descubrió el bajo eléctrico. Su maestro le presentó a Jaco Pastorius. A los veinte descubrió el contrabajo y, poco después, Chic Corea lo descubrió a él. Además de convertirse en parte del ensamble del genial pianista, Avishai grabó sus primeros cuatro discos en el sello de Chic Corea: Adama en 1998, Devoción en 1999, Colores en el año 2000, y Unidad al año siguiente. Para este último trabajo se sentó al piano y abrió el juego con la International Vamp Band que formó con músicos argentinos, israelíes, mejicanos y cubanos.

EL SELLO PROPIO

Rodeado de nuevos proyectos, junto a su manager, creó su propio sello con el cual da oportunidad a nuevos talentos: el Razdaz Recordz. Bajo este sello grabó cuatro discos más. En esos años, además, lo tomó EMI con Blue note donde dejó huellas que muchos músicos van a seguir durante años. Después, hizo algo con la Sony Paris y qué sé yo cuántas cosas más. Con toda esta información se cuenta en la página del músico. Buceen de a poco, después de una panzada de Avishai la vuelta puede ser insoportable.

En febrero del año pasado volvió a Nilento, el estudio sueco donde había grabado Continuo y Gently Disturbed, a grabar su último disco, Arvoles, que significa árboles en idioma ladino (la lengua antigua de la diáspora sefaradí que Avishai vuelve a poner en escena con su voz). Durante este año tenía el proyecto de hacerlo sonar en vivo por todo el mundo en la gira 50:50:50 para festejar cincuenta años con cincuenta conciertos en cincuenta países. Vaya a saber cuánto de esto pudo concretar en medio de la pandemia.

FUSIÓN SIN FRONTERAS

Uniendo a Estados Unidos con Cuba; a Méjico con Polonia y a Argentina con el Líbano, sus canciones tienen algo de la inocencia maravillosa del esperanto, del anarquismo, del neorromántico que mira mucho más que la noche y lo que falta. A veces lo escucho casi como si fuera la banda sonora de la tierra prometida donde construir con otros es la mejor posibilidad. Países y fronteras caen ante la música que los acerca, como si de golpe fuera cierto que todos somos habitantes de un mismo planeta; como si su música fuera la prueba cabal de que somos parte de algo más grande, y que estamos en algo que no sos vos ni yo ni el otro; en un interregno donde una estrella muy lejana sube todos los días a calentarnos a todos.

Puedo seguir leyendo, indagar más en la biografía, volver a mirar todos los shows donde haya tocado, pero sé que nada de todo eso me va a dar la clave de lo que pasa en su música ni, mucho menos, de la emoción que hay en cada nota. Eso siempre está en el aire que intento atrapar con la esperanza de quien sale con un hilo de nylon a cazar peces de colores cantando en los árboles.

Algunas canciones son verdaderos himnos a la alegría que me hacen imaginar al viejo sordo de pelo blanco bailando de emoción en la tumba. Será mejor escucharlo.

A continuación, les dejo la lista de los nombres de sus discos, tal como él los fue titulando: Adama – Devotion – Colors – Unity – Lyla – At Home – Continuo – As is… Live at the Blue Note – Gently Disturbed – Sensitive Hours – Aurora – Seven Seas – Duende – Almah – From the darkness – 1970 – Arvoles – “A momento in life.” (su último single).

En los títulos de sus trabajos se cifra parte del arco vital que viene recorriendo. Porque no es sólo la música: es lo que hace con ella y el modo en que se comunica con las personas que toca. Se trata de música pero no. Se trata de algo relacionado con la comunicación pero no. Estoy hablando de jazz étnico, de blues, de música popular progresiva, pero no. O sí. O todo a la vez: Avishai.



1 comentarios

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  1. Jorge Luis Manrique · 2020-09-25 19:16:41
    Excelente. Te deja con ganas de más Avishai.

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