Feministas toman instalaciones de la CNDH de México
Colectivos feministas y familiares de víctimas de desaparición forzada, violaciones y feminicidos dijeron BASTA y tomaron la @CNDH de Ciudad de México y la rebautizaron «Okupa, Casa de Refugio Ni una Menos México». La mayor exigencia: «castigo a los responsables y atención inmediata a los expedientes olvidados». Además, un pliego por atención integral a víctimas colaterales de feminicidios. Mientas tanto, los medios de comunicación masivos se escandalizan por la insurrección, que desafió a los modos tradicionales de reclamo. “Ahorita no es posible que cuiden más a una pared que a nuestras hijas. Les debería de dar vergüenza” exclamó Yesenia, ícono a fuerza de luchar por su hija Marichuy, privada de su libertad, abusada y golpeada por su profesor y estudiantes hasta desangrarla. Imágenes rebeldes de Andrea Murcia y Berenice Fregoso ilustran esta disputa por el sentido de nuestras luchas transfeministas. Por Manuela Wilhelm (ANRed)
“De aquí no nos vamos a mover y van a seguir llegando más madres de toda la República. Somos un chingo y somos de todo el país, y así tengamos que quemar las pinches fiscalías, lo vamos a hacer. ¡Hagan su maldito trabajo, fiscales y ministerios públicos! Y si no pueden, tenga tantita dignidad y renuncien”, afirmó desde el balcón del inmueble de la CNDH, Yesenia Zamudio.
“En esta ciudad asesinan nuestras hijas dentro y fuera de las escuelas; ya basta, compañeras. Y si ven que estamos enojadas, ¿cómo chingados no voy a estar enojada? ¡Lo quiero quemar todo! ¡Me mataron a mi hija! La mató un maestro y lo están protegiendo” gritó Yesenia en 2019 durante una marcha feminista, transformándose en referente de un hartazgo que terminó de explotar hace cuatro días. Es la mamá de María de Jesús Jaimes Zamudio, conocida como Marichuy, víctima de feminicidio en 2016*.
La rabia y el dolor guardado se dispararon
La toma a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos es una acción de familiares de víctimas de feminicidio y abusos patriarcales, reunidas en un Frente nacional junto a colectivas feministas. La intervención incluyó un escrache en todo el edificio. «No perdonamos, ni olvidamos» grita la pared de la oficina principal de la entidad gubernamental mexicana responsable de promover y proteger los derechos humanos, en especial ante la perpetración de abusos por parte de funcionarios públicos o del estado.
«Anteriormente hemos entegado un pliego petitorio al palacio nacional donde estamos pidiendo una atención integral para víctimas colaterales que son los hijos de las víctimas de feminicidio que hasta hoy el Estado no se ha hecho responsable. Son niños que hoy no tienen para comer, no tienen para vestir y están en total desamparo por parte del gobierno», dice Yesenia entrevistada por una radio a horas de la toma. Aún no se han comunicado desde el gobierno ni de la CNDH.
La toma es de todo el edificio ubicado en el centro mexicano; el personal se retiró y ahora lo ocupan cada vez más familias y colectivas. «Estamos pidiendo que se cumplan varias de nuestras peticiones para poder entregarlo, estamos abiertas al diálogo» afirmaron.
Rápidamente los medios propagaron las imágenes de estas intervenciones y se aferraron al mensaje de lo que llamaron «destrozos», dándole la razón a las familiares que reclaman por sus hijas, sus hermanas, sus amigas asesinadas y violadas, «les importa más las paredes pintadas». Más que el grito de hartazgo sobre el silencio estatal y social ante los femicidios.
En línea con el discurso mediático, Andés Manuel López Obrador conocido como AMLO, presidente de México dio un discurso en el Palacio Nacional donde dijo que “la violencia no se combate con la violencia» y así decidió equiparar la acción en la CNDH con la violencia machista incrustada en México, donde cada dos horas y media una mujer es asesinada. En vez de referirse al reclamo histórico y al pliego entregado por las organizaciones feministas, el presidente exclamó «claro que no me gustó ver a Madero ultrajado, nadie debe de ser ofendido así, vilipendiado, menos un luchador de la democracia como Madero”.
Desde hace cuatro días siguen llegando varios colectivos de familias del distintos estados mexicanos, se están trasladando a las oficinas para participar del reclamo, el más colectivo y creativo en años.
*Justicia por Marichuy
16 de enero de 2016. «Ella estudiaba y un maestro la acosaba, Julio Iván Ruiz Guerrero y él al no haber respuesta de parte de Mari este tipo recurre en ayuda de otros estudiantes, y la tenían encerrada en un depatamento qeu compartía con otras rommies, sufió privación ilegítima de la libertad, me imagino que la estuvieron golpeando ella escapa por una ventana y ellos huyen, la dejan morir desangrada, se presenta un policía de la secretaria general pública que no inicia ninguna averiguación, al parecer se ponen de acuerdo entre ellos para ocultar lo que hicieron. A mi hija la encontré después de buscar en varios hospitales, estaba en coma, por insistencia me enteré que era mi hija, la tenían como NN. Murió días después» resume Yesenia en el minuto que le dan de aire en la radio. Al día de hoy, casi 5 años después, Yesenia no baja los brazos porque el pofesor y sus alumnos no son investigados.
«El caso de mi hija como muchos han pasado por muy parecidas las irregularidades, al parecer los seguidores públicos no están capacitados o son otros los intereses que tienen, no los de las familias, las víctimas y ocurre en todo el país, y estamos cansadas. Muchas estamos oganizadas y estamos pidiendo que se nos atienda a todas» dice Yesenia con cansancio pero con la firmeza de saber que ahora, además de ser mamá de una víctima de feminicidio, también es madre de una batalla más grande, imposible de quebrar
Erika Martinez es madre de una menor que fue violada por el hijo de su padrastro a los 7 años; vende muñecas empoderadas hechas a mano para apoyarse económicamente y visibilizar la lucha feminista
Fuentes: Avispa Midia y Chaski Clandestina – o