05/09/2020

¿Por qué Borgen es la mejor serie de política?

Esta semana Netflix estrenó las tres temporadas de Borgen, a la espera de una cuarta que saldrá en 2021. La serie que retrata el parlamentarismo danés y la relación entre el poder político y los medios de comunicación a través de la Primera Ministra, su asesor de prensa y una periodista, fue creada por Adam Price y transmitida en 2010 por la cadena pública Danmarks Radio. Ganó un BAFTA en 2012 y es la saga política más popular en Europa. En esta nota te contamos porqué es la serie política más compleja de la actualidad. Por Matías Cervilla para ANRed.


Durante la cuarentena la obligación de pasar una altísima cantidad de horas en casa han hecho del consumo de series el pasatiempo más elegido por mucha gente. No obstante la diversa oferta de plataformas (incluyendo Stremio, donde está casi todo lo existente en materia audiovisual), la mayoría de la gente tiene grandes objeciones (como por ejemplo “me da paja”) para ver cualquier cosa que no esté en Netflix. Por suerte, después de 10 largos años, esta semana llegó Borgen a Netflix.

La serie danesa retrata los intersticios políticos del parlamentarismo de Dinamarca y pone foco en la relación entre el poder político y los medios de comunicación, a través del derrotero de la lideresa política del ficticio Partido Moderado (encarnada por Sidse Babett Knudsen, ¡que también está en Westworld!), su asesor de prensa (Pilou Asbæk, quien luego sería Euron Greyjoy en Game Of Thrones) y una periodista inclaudicable (Birgitte Hjort Sørensen de Autómata).

“Borgen” es la forma en la que coloquialmente se llama al Palacio de Christiansborg en Copenhage, la sede oficial de los tres poderes del Estado en Dinamarca: el Parlamento (Folketing), la Corte Suprema y la oficina de la Primera Ministra. Los nombres de los partidos políticos, así como los de canales de TV y diarios sensacionalistas que aparecen en la serie son ficticios, pero guardan un gran parecido con los de la realidad existente en Dinamarca.

La serie, que es muy política de principio a fin, ilustra el sistema político parlamentario. Esto es especialmente curioso en nuestras latitudes, donde todos los países, sin excepción, tienen sistemas presidencialistas. En Borgen es interesante ver cómo cada decisión del gobierno tiene que ser milimétricamente consensuada con los otros partidos que forman la coalición gobernante, aunque sean partidos minoritarios y tengan un 5% de las bancas en el parlamento. Lo contrario podría llevar a la ruptura del gobierno y la salida del poder con un nuevo llamado a elecciones.

Se trata de una ficción notable, con grandes actuaciones que, aún cuando los problemas de Dinamarca parecen no ser problemas en comparación con las urgencias de nuestra Latinoamérica (en términos de pobreza, salud, educación, seguridad, etc), muestra la política en su complejidad, la importancia de la comunicación política en tiempos de videopolítica y big data, la negociación, el machismo y la misoginia aún en los partidos más progresistas, la traición a los principios, los medios y los fines, pero sin ser ajena a nada de lo humano.

El abordaje de la cuestión de género es interesante y se sale de los estereotipos y lugares comunes en la manera de mostrar en televisión la participación las mujeres en política. El desarrollo profundo del personaje de la Primera Ministra Birgitte Nyborg eminentemente político, es retratado con gran capacidad de liderazgo, profesionalismo y dedicación, en una sociedad que aunque relativamente avanzada en materia de igualdad de género como es la danesa, perviven prejuicios sexistas y huelga la igualdad de oportunidades.

Borgen es una pieza sólida, entretenida y a la vez didáctica para profundizar en ese arte de navegar por la rueda de la fortuna con virtud de estadista y hacer lo posible en la disputa de poder que es la política. Los personajes principales no se restringen a los roles arquetípicos del bueno y el malo, o héroe y anti-heroe (más bien, heroína y anti-heroína). Borgen no es tan simple. Los malos no son tan malos, ni los buenos tan buenos. La lideresa política, que por definición debería ser “la mala”, y la periodista idealista, que debería ser “la buena”, no siguen ese “deber ser”, y esa complejización le da a la serie un carácter más humano y menos hollywoodense, cosa que no pasa con House of Cards, la serie más popular del género político.

Rol de los medios de comunicación

A lo largo de las tres temporadas de Borgen, prácticamente en cada capítulo se focaliza en la comunicación política y la relación con los medios. Los agentes de prensa (llamados spin doctor) son personajes fundamentales en la trama, y hacen el trabajo sucio de índole maquiaveliana manteniendo limpia la conciencia de la Primera Minsitra Nyborg. Las figuras de las periodistas Katrine Fønsmark (Hjort Sørensen), Hanne Holm (Benedikte Hansen) y especialmente el asesor Kasper Juul (Asbæk) juegan un rol primordial en la serie y muestran como ninguna otra el maridaje entre política, comunicación y medios (que también son empresas, con sus intereses). Todo muy danés, y esto quiere decir, muy circunspecto, diplomático y con un standard de respeto y tolerancia bastante alto, no imaginemos a un dueño de un multimedio periodístico comprando una telefónica mientras pide ayuda al Estado para pagar los sueldos de sus empleados o tratando al mandatario de un país de “puesto menor”, aunque en honor a la verdad en la serie sí se ve a algún empresario poner condiciones al gobierno en materia impositiva. En algunos pasajes se muestra a la principal figura política del país yendo (en bici, sí, en serio, ¡Se mueve en bici!) a los canales de TV a pedir que le hagan entrevistas, sin que esto implique “caer bajo”, a diarios sensacionalistas que no tienen escrúpulos en operar para bajar o agrandar a tal o cual líder de partido, según los intereses de turno, o a políticos y periodistas que llegan a enamorarse, en medio del de toma y daca de la información.

Cada capítulo un problema político concreto

Con una intención manifiestamente pedagógica, a Borgen no le escapa prácticamente ningún asunto de la vida y la teoría política. Es más, no es arriesgado decir que cada capítulo es una clase de Ciencia Política, al punto que se inicia con una frase de algún pensador o estadista célebre. Desde las campañas electorales, las encuestas, las elecciones, las internas, la rapiña por los cargos, la relación con los periodistas hasta las temáticas de política exterior, economía, género, medio ambiente y derechos humanos, pasando por la intervención de potencias extranjeras, las relaciones con ex repúblicas soviéticas, los presos políticos, los servicios de inteligencia, el espionaje ilegal, el gasto militar, la corrupción y el balance entre lo público y lo privado en la vida de los representantes políticos, entre otros temas, son relatados en cada episodio con una mirada humana, pero sin dejar de ser profundamente política.

Parlamentarismo

Borgen es una radiografía del parlamentarismo danés. A diferencia del presidencialismo, en este sistema político, muy extendido en Europa, el poder reside en el parlamento. En el caso de Dinamarca -una monarquía constitucional-, la jefa de Estado es la Reina Margarita II, mientras que la jefatura de gobierno se encuentra bajo el cargo del Primer Ministro, usualmente el líder del partido más fuerte de la coalición de partidos gobernante. No obstante, en los muchos casos en los que el partido mayoritario no cuenta con los votos (traducidos en bancas) suficientes para formar gobierno por sí solo, debe negociar cargos con otros partidos, incluso el cargo principal de Primer Ministro. La serie retrata la enorme dificultad cotidiana de llevar adelante un gobierno con un sistema que promueve el diálogo y la permanente negociación para generar acuerdos en medio de una pluralidad de intereses, muchas veces contrapuestos, de cada partido de la coalición gobernante.

Multipartidismo

En Borgen se pinta el multipartidismo como en ninguna otra serie. El sistema de partidos en la serie danesa cuenta con un arco político que va de extrema izquierda a la extrema derecha. Los partidos de gobierno, los aliados y los opositores, son retratados de forma arquetípica. Desde los ideológicos hasta los pragmáticos, extremos y moderados, nacionalistas y europeístas, desde los multiculturales hasta los xenófobos, nada que no se pueda encontrar en los partidos de la mayoría de los países europeos.

Los partidos ficcionales de la serie muestran en los extremos al Partido de la Solidaridad (extrema izquierda) y el Partido de la Libertad (extrema derecha). En el medio están los Moderados (centro/centroizquierda), Partido Laborista (centroizquierda), y Partido Liberal (centroderecha). Con orientaciones no extremistas, pero bien definidas están el Partido Verde (izquierda ecologista), la Nueva Derecha (derecha) y partidos regionales, que completan el variopinto arco político.

Tras años de auge de series nórdicas, principalmente del género nordic noire, como se conoce a las oscuras series policiales nórdicas como Bron/Broen (El puente, en sueco, Bron; en danés, Broen, serie recomendable si las hay), Forbrydelsen, Karppi, Sorjonen  o Trapped, así como también Okkupert, la irreverente Rita (la inspiradora de Merli), la estremecedora Arenas Movedizas,  y Algo En Que Creer, también de Adam Price, por fin se acaba la espera y llega a nuestras latitudes Borgen, que sin dudas va a dar que hablar.

 



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