Los colectiveros despidieron a uno de sus referentes: Marcos «el Corto» Ayala
El lunes 3 de agosto falleció, a causa del Covid19, Marcos «el Corto» Ayala, ex delegado de la Línea 151 y referente de los colectiveros. Tenía 46 años. Compañeros de todas las líneas y sectores despidieron a un luchador. Por ANRed.
Se llamaba Marcos Antonio Ayala, aunque todos lo conocían como «el Corto». El Corto fue delegado de la Línea 151, propiedad del grupo Nueva Metropol. En su cargo supo resistir a los embates de la empresa: peleó por los derechos laborales, nunca aceptó un soborno y soportó varias veces las patoteadas del empresario.
En la tarde del martes, chóferes de distintas líneas se reunieron frente al hospital Belgrano, en San Martín, para darle el último adiós a quien fuera su amigo y compañero. Todas las charlas versaron sobre lo mismo: sobre el ejemplo que deja el Corto para los trabajadores, sobre su perseverancia y sobre su insistencia en la formación sindical.
El Corto nunca renunció a sus principios: no lo hizo cuando dos patoteros le rompieron el tabique y lo dejaron internado; no lo hizo cuando unieron los padrones de su línea con la 65 y lo dejaron sin fueros gremiales; no lo hizo, tampoco, cuando lo echaron. El Corto peleó siempre, hasta en sus últimas horas en la cama de un hospital.
Quienes lo conocieron solo tienen palabras de agradecimiento. Desde la agrupación Choferes Autoconvocados emitieron un comunicado en el que expresan: «Jamás bajó los brazos en el firme objetivo de formar y organizar compañeros para la disputa gremial». Comunicados similares se vieron de parte de los delegados de la Línea 60 y de la 540.
Por su parte, el diputado bonaerense y delegado del subte por AGTSyP, Claudio Dellecarbonara, está por presentar un proyecto en homenaje al Corto Ayala en la sesión legislativa del día jueves 6 de agosto. La misma será propuesta desde la banca del PTS-Frente de Izquierda Unidad y necesita del aval del resto de los bloques.
En la página de Política Obrera, escribe Carlos Frígoli: «Una vez organizó un curso sindical en nuestro local de Munro, a las 12 de la noche, para 11 choferes de distintas líneas. Tenía la obsesión de que los compañeros debían formarse como dirigentes. Y él mismo buscaba elevarse. Era agudo e inteligente, y agarraba al vuelo los conceptos».
Desde la Agrupación Naranja de UTA expresan: «Sufrió con entereza indoblegable la persecución de las patronales y de la burocracia de la UTA que lo hizo despedir y apalear en más de una ocasión. Se la tenían jurada por su lucha permanente por la recuperación del gremio para los intereses genuinos de los trabajadores».
La despedida fue breve, apenas unos minutos de desconsuelo. La ambulancia con sus restos bajó por la rampa y se perdió en el tráfico de la avenida Constituyentes. Sus compañeros y familiares, entre lágrimas y aplausos, le dijeron adiós a un hombre que lucho toda su vida, a alguien que jamás bajo los brazos; le dijeron adiós a un imprescindible.