25/05/2020

Julián Macías: «La generación masiva de desinformación es un problema civil»

En diálogo con Julián Macías Tovar, el especialista español en redes sociales, responsable de Pandemia Digital, se expresó acerca de las fake news, trolls, bots, el rol de movimientos de extrema derecha, empresas y gobiernos en campañas de desinformación virales en las redes, el golpe en Bolivia, la intervención extranjera en Venezuela, y posibles estrategias de resistencia a la desinformación digital. Por Matías Cervilla para ANRed


Hace unos días el curiosamente masivo pedido de intervención militar extranjera en Venezuela despertó ciertas sospechas en las redes sociales. El hecho de que el hastag #VenezuelaConfíaEnTrump sea Trending Topic #1 en Twitter de ese país, parece mostrar que la realidad es más extraña que la ficción.

Decía el célebre politólogo e historiador brasileño Luiz Alberto Moniz Bandeira que luego de la caída de la URSS, los Estados Unidos llevan adelante una segunda guerra fría financiando golpes blandos mediante una guerrilla de desinformación y descrédito a las instituciones de los estados no alineados a sus intereses. La idea central de esta tesis publicada en 2015 era que, siguiendo las instrucciones del manual del profesor Gene Sharp “From dictatorship to democracy”, los Estados Unidos promueven cambios de gobierno mediante el financiamiento de la prensa escrita, oral, televisada y sitios digitales para la manipulación de la opinión pública y la organización de protestas con el fin de provocar la caída del gobierno en los países que no responden a los intereses norteamericanos.

En los últimos años, la acelerada evolución tecnológica en materia comunicacional dio lugar a una feroz disputa digital por el sentido común. El bombardeo informativo es constante y los hashtags, tendencias y temas más comentados en las redes sociales, que no son neutrales, ejercen una fuerte influencia en la formación de opinión de la audiencia. Los affaires de Snowden y Wikileaks primero, y de Cambridge Analytica después, confirmaron las sospechas ya extendidas: la existencia del uso deliberado de grandes volúmenes de datos de nuestros perfiles de redes sociales y plataformas, almacenados por parte de empresas y gobiernos en la busqueda de modificar conductas y opiniones con fines políticos. Lo que antes sólo parecía usarse para el marketing comercial, se confirmó que se usa para el marketing político.

Durante los últimos meses una serie de investigaciones del especialista español Julián Macías Tovar desnudaron intervenciones políticas en las plataformas digitales cuyas explicaciones pueden enmacarse en las tesis de Moniz Bandeira, ya que persiguen el objetivo de generar un consenso contrario a ciertos gobiernos no afines a los intereses de los Estados Unidos por parte de las respectivas poblaciones, socavando su legitimidad, para así facilitar la intervención extranjera y la remoción de estos del poder. Los casos manifestaciones en Twitter apoyando el golpe en Bolivia o el pedido de intervención militar norteamericana en Venezuela dan cuenta de esto.

Macías, que es experto en redes sociales y responsable de las redes de Unidas Podemos, lleva adelante Pandemia Digital, un proyecto que tiene como objetivo la tarea pedagógica de cuestionar la desinformación digital mediante el chequeo de datos y correrle el velo a las fake news difundidas mediante trolls y bots en redes sociales, replicadas por diversos medios de comunicación. En principio Pandemia Digital funciona como canal de Telegram, pero próximamente contará con una web.

Desde ANRed conversamos con él acerca de redes sociales, fake news, trolls, bots, empresas e intervención extranjera en Venezuela, Bolivia y estrategias de resistencia a la desinformación. “El problema de la generación masiva de desinformación es un problema civil, no un problema sólo de los partidos políticos sino un ataque a la democracia. Es una realidad creciente en todos los países y es totalmente impune. Tenemos el derecho a estar bien informados, a que no haya una contaminación en la comunicación”, dice el especialista.

¿Cómo nace Pandemia Digital?

Nace ante la impunidad de las instituciones ante la difusión de las fake news. Es importante hacer cierta pedagogía y dotar a la ciudadanía de herramientas para que pueda hacer un diagnóstico de la situación por sí misma y darse cuenta de que, una vez que estamos conectados emocionalmente con el odio hacia un colectivo, nos da exactamente igual si la noticia es cierta o es falsa. Detrás de eso existe un método científico de inteligencia militar que opera sobre la mentalidad humana. Por lo general tenemos mucha facilidad para compartir todo lo que es emocional y no racional, hay una impunidad total. En ese sentido, en Pandemia Digital se pueden encontrar algunas herramientas, artículos, videos y otros materiales de empoderamiento digital contra las fake news.

¿Cómo le explicarías a una persona que no está inmersa en el mundo de las tecnologías de la información cómo se generan fake news en redes sociales, difundidas y apoyadas por una aparente mayoría?

Una de las estrategias más exitosas de difusión de la mentira y el odio es la de la multiplicación de cuentas de una misma red social, por ejemplo, en Twitter. Esto se hace principalmente de dos formas, una es el control de muchas cuentas falsas por una misma persona o por una empresa, los llamados trolls; la otra estrategia es la automatización de múltiples cuentas mediante el uso de bots. Si bien existen grupos de personas que organizan ataques, la gran mayoría de estas cuentas están vinculadas a empresas, agencias que se encargan del control de múltiples cuentas, o del desarrollo e implementación de sistemas automatizados de creación de comentarios con un mantra que repite ciertas palabras. Se programan cuentas falsas para que, mediante un algoritmo, cuando determinada cuenta haga una publicación, se le responda con un comentario específico.

¿Es posible revertir el efecto de las fake news?

Es muy difícil de combatir a nivel cuantitativo. Si bien es cierto que se puede rebatir a nivel cualitativo, cuando hay una noticia falsa que se comparte en todos los diarios digitales, en cientos de miles de cuentas de Twitter y otras plataformas con click-buy, y la vio casi todo el país, puedes ir con la verdad y ganar cualitativamente, pero ese fact check sólo le llega al 1% de la gente a la que le llegó la mentira. A modo de ejemplo, desde su nacimiento Podemos tuvo gran visibilidad en medios. Cuando las encuestas decían que era la primera fuerza y que más del 50% del país los votaba, los ataques fueron tremendos. Uno de los argumentos más repetidos era que Venezuela, Chávez y Maduro los financiaban. Llevan seis años repitiendo esto en diferentes formatos y noticias. Hubo más de 10 sentencias demostrando que esto es falso. Pero se realizó una encuesta seria que preguntaba a la gente si pensaba que Podemos se financiaba por Venezuela. El resultado es que el 57% de los españoles piensan que sí. Por más que no haya ninguna evidencia, es un método que funciona.

Hablamos principalmente de Twitter, ¿es la plataforma más afectada por la difusión de cuentas falsas que generan desinformación?

Hay una cosa a destacar sobre Twitter: es un desastre, pero lo demás es peor. Si hay que decir algo bueno de Twitter, es que tiene una API pública, cualquiera puede ver qué pasa en Twitter, cosa que no pasa en el resto de las plataformas, y otra cosa es que prohibieron la publicidad política. En Reino Unido se comprobó que el 90% de la publicidad pagada a favor del Brexit en Facebook y Google eran fake news y mensajes de odio. Esto está sucediendo en todos los paises, porque funciona y nadie hace nada para cambiarlo.

¿Crees las empresas dueñas de las plataformas como Twitter, Facebook o Google tienen un desinterés por desactivar estas prácticas o que directamente tienen una colaboración activa con las mismas?

Para empezar, está claro que no hacen absolutamente nada. Solamente cuando reciben una gran presión social suelen hacer ciertos gestos para mostrar a la prensa que quieren luchar contra esto. Hay tres opciones que pueden explicar esta inacción. Una es que no den abasto ante la cantidad de spam y cuentas que lo hacen. Esta sería la opinión más benigna ante las plataformas. Otra es que tengan un interés económico, el del movimiento de tráfico de cuentas hacia sus anunciantes. Las empresas pagan publicidad para que aparezca ante cierta cantidad de usuarios de una red social o plataforma. Supongamos que, por ejemplo, el 80% de las cuentas de una red social sean falsas. Si las eliminan se pierden el 80% del negocio. La tercera opción es que haya un interés político de esas grandes empresas, que representan al poder, un poder que tiene un posicionamiento político claro. En esto hay una relación empresarial y geopolítica.

¿Cómo es esa relación?

El origen de todas las plataformas de Silicon Valley está vinculado a la tecnología de la inteligencia militar y fue financiado por el Pentágono (N. de la R: la sede del Departamento de Defensa de los Estados Unidos) para que los primeros ingenieros empezaran a investigar sobre tecnología y aplicarla a asuntos militares. Por ejemplo Peter Thiel, quien junto a Elon Musk fue el propietario de Paypal, fue pionero en advertir el negocio de los datos, de su peso económico y geopolítico. Fue uno de los primeros inversores de empresas como Facebook, Youtube, AirBnB, LinkedIn y Palantir, que es la empresa de espionaje de datos más importantes del mundo, que tiene grandes contratos con agencias estatales como la National Security Agency (NSA) y que tiene acceso a los datos de los usuarios de todas las plataformas digitales, que son nuestros datos. Thiel está entre los diez primeros financiadores de la campaña de Donald Trump. A su vez Trump es el máximo promotor, junto a Steve Bannon, de toda la nueva corriente de «Alt-Right», que usa estos métodos de desinformación mediante fake news con tanto éxito.

¿Creés que existe un plan de desestabilización hacia los gobiernos que no comparten intereses con los Estados Unidos?

Si bien no es todo blanco y negro, yendo a casos concretos que he investigado, uno de los últimos fue el del golpe de Estado en Bolivia. Unas semanas antes del golpe había entre 200.000 y 300.000 cuentas de Twitter, algo así como el 2% de la población. En sólo tres días se crearon más cuentas de las que ya existían y todas ellas hacían campaña a favor del Golpe de Estado. Se sabrá quién está detrás de la creación de esas cuentas. Está muy vinculado a estas empresas y organismos de los que hablamos. Obviamente Bolivia cuenta con entre un 60% y 70% de las reservas mundiales de litio, que se usa entre otras cosas para hacer, por ejemplo, las baterías de dispositivos como smartphones y esto tiene un peso estratégico muy importante para los Estados Unidos.

Hace poco publicaste un hilo sobre lo que pasa con este tema en Venezuela, ¿cómo es el caso?

Ahí sucede lo mismo que pasa en España con VOX o en Brasil con Bolsonaro. Hay una “Alt-Right” internacional digital claramente vinculada. Más allá de que las cosas no estén muy bien, hay ataques masivos por parte de cuentas falsas que tiene un claro diagnóstico de que el gobierno es una dictadura y de que la salvación es una invasión extranjera, mientras que los valores democráticos apuntan a que habría que hacer elecciones con veedores externos que aseguren la correcta aplicación del proceso. Pero como los Estados Unidos se dan cuenta que sus candidatos no van a salir electos, adornan el relato para justificar una intervención militar externa. Como decíamos recién con el litio en Bolivia, en el caso de Venezuela sucede lo mismo con el petróleo.

¿Algún caso que conozcas de Argentina que te haya llamado la atención?

No es ningún secreto que Mauricio Macri en la elección presidencial del 2015 contrató estos servicios. De hecho esto aparece en un documental que recomiendo, The Great Hack (Amer y Noujaim, 2019). Más allá de que en cada país se haya usado una estrategia diferente, hay una estrategia global a favor del gran capital, con recursos ilimitados, dentro de la cual se enmarcó la llegada al gobierno de Mauricio Macri. Esta estrategia global busca defender el pago de la deuda, los fondos buitres, y los intereses del gran capital y la banca. En Argentina esto es evidente. Si bien no he investigado casos puntuales de allá, he visto muchas cuentas que siguen los mismos patrones de los bots que se usan en muchos países. Me imagino que ahora Macri no está pasando por su mejor momento y quizás haya un reordenamiento de la oposición. Pero esta batalla llegó para quedarse.

¿Que estrategias propones para revertir la desinformación?

Creo que la legislación es la única via de hacer algo a corto plazo para que no se difunda el odio hacia ciertos colectivos. La via diplomática e institucional no se ha ejercido con las plataformas digitales. Hay que presionarlas para que al menos cumplan la normativa existente, que esto se fiscalize. Hay otros dos elementos, a medio y largo plazo. Una es la pedagogía con los usuarios digitales, que comprueben, que chequeen la información, aunque esta vía por sí sola es insuficiente. Por último, las agencias de fact checking también están haciendo un buen papel. Pero no llegan ni al 1% del alcance que tuvo esa noticia falsa. Entonces el fact checking por sí sólo también es insuficiente.

Por último, ¿cómo pensas que están influyendo las fake news respecto al COVID-19?

En el marco del aislamiento por el COVID-19 resulta más fácil desarrollar la estrategia de desinformación digital. Esto se debe a dos razones: la primera es que, con el confinamiento, el tiempo dedicado a la conexión digital es mucho mayor respecto a la «normalidad». La segunda, que existe una sobreatención a todo lo relacionado al COVID-19; hay un interés especial por el tema. Por lo tanto, una noticia relacionada tiene ese doble vector de activación. Hay un tercer componente, que es más subjetivo, que es el de la ansiedad emocional, cómo afecta emocionalmente esta situación a las personas. Esto último facilita o predispone a la que la gente conecte con ciertos mensajes de odio o de conspiranoia. Como es una enfermedad nueva, se da lugar a invenciones, tanto sobre su origen como sobre posibles remedios fake.



3 comentarios

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  1. oscar graterol · 2020-11-25 21:20:24
    Muy interesante el abordaje realizado por el Sr. Julian Macias, el tema comunicacional es vital para la humanidad, por tanto nos obliga a redoblar los esfuerzos para lograr combatir este flagelo virulento que infesta la mente de las personas convirtiendo en inconciente y obedientes. La permanente investigación nos dará las vías para combatirlas.
  2. Las hijas de Cambridge Analytica – Esteban Magnani · 2020-11-11 10:19:56
    […] sociales para intervenir en Venezuela, exacerbar la visibilidad del apoyo al golpe de Estado en Bolivia o atacar a candidatos como AMLO en México (por mencionar solo algunos), dan cuenta de que pese al […]
  3. miguel jofre · 2020-08-21 03:11:17
    Excelente nota que, con rigor académico, pero muy didáctico muestra el uso que a partir de la IA, y el uso masivo de redes, se puede afectar las construcciones de sentido común,

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