02/04/2020

Negaron domiciliaria al sacerdote pedófilo Néstor Monzón por coronavirus

El cura santafesino Néstor Monzón volvió a pedir prisión domiciliaria. Esta vez la solicitud de la defensa  se basó en relación a la pandemia del coronavirus, la salud del preso y el estado sanitario de las cárceles. El Tribunal, por su parte, determinó que el religioso condenado por abuso sexual agravado a dos menores en 2015 continúe tras las rejas por temor a que se dé a la fuga antes de que se aplique su condena efectiva. «Se hizo lo que corresponde, porque él tiene que estar en prisión efectiva, hasta que quede firme la sentencia. No tiene edad avanzada, tiene 51 años, y está más aislado que todos nosotros” declaró la madre de una de las víctimas al enterarse de lo resuelto. El sacerdote continuará su condena donde lo estaba llevando a cabo: en una cárcel común. Por Máximo Paz, para ANRed


La Justicia en Santa Fe, a través de la jueza de Garantías Norma Senn, negó el pedido de prisión domiciliaria a Néstor Monzón, sacerdote inculpado por abusar de dos niños de tres y cinco años en diciembre del año pasado. El cura de la diócesis de Reconquista condenado a 16 años de encierro por pedofilia seguirá tras las rejas en la unidad penal santafesina de Santa Felicia.

Ricardo Degoumois, abogado defensor del violador, apeló a la crisis sanitaria que habita en las cárceles tras desatarse la pandemia virósica del Covid-19 que recorre el mundo y Argentina para solicitar el beneficio para su defendido, el reo católico funcionario de la iglesia.

A partir de una audiencia realizada a puertas cerradas, mientras el pedófilo escuchó el proceso por teléfono desde el penal, el pedido del letrado fue rechazado por el fuero de Garantías en dicha provincia apoyado en los fundamentos contribuidos por el querellante Andrés Ramseyer y el aporte del fiscal Alejandro Rodríguez, quienes dieron cuenta sobre la necesidad de que Monzón continúe tras las rejas.

La defensa basó su pedido –que en principio se trató del beneficio de la libertad absoluta y no el cumplimiento de la pena en el domicilio- en el estado de salud de Monzón, para ello se basó en un estudio médico expedido por una clínica privada donde aclaraba que el detenido presentaba problemas de hipertensión y respiratorios. La magistrada entendió que lo de Monzón se encuadraba dentro de  “una situación general”, que repercute a toda la población ya sea carcelaria o no.

A su vez, la jueza Norma Senn encomendó a las autoridades del penal a tomar las medidas necesarias a fin de inspeccionar y asistir en forma total a presos y personal carcelario que sufran condiciones de salud entre frágiles y persistentes, que puedan establecer grupos de riesgos de acuerdo a la situación epidemiológica del Coronavirus Covid-19 y pondere los controles preventivos y de protección tanto de los trabajadores del servicio como de aquellos individuos que por otros motivos practiquen un ingreso cotidiano al establecimiento.

«Se hizo lo que corresponde, porque él tiene que estar en prisión efectiva, hasta que quede firme la sentencia. No tiene edad avanzada, tiene 51 años, y está más aislado que todos nosotros. Esta audiencia fue una falta de respeto, porque nosotros no pudimos asistir por esta cuarentena, para no ponernos en riesgo, y eso fue aprovechado; pero fue otra batalla ganada y él va a seguir donde tiene que estar». Dijo Andrea, una de las madres de las victimas ante la resolución de la jueza.

Monzón había sido encontrado culpable del delito de abuso sexual gravemente ultrajante a una niña y un niño que por entonces contaban con tres años de edad. Por ello, fue sentenciado a 16 años de prisión en suspenso hasta que el fallo quedara firme. De todos modos, se resolvió la prisión preventiva sobre el pedófilo por riesgo a que el reo se diera a la fuga.

Los delitos investigados y condenados fueron cometidos entre el jueves 26 y el viernes 27 de noviembre de 2015 en la residencia del cura perteneciente a la diócesis de Reconquista, ubicada dentro del predio de la parroquia ‘María Madre de Dios’. En la sede religiosa, el sujeto inquirido desempeñaba su labor eclesiástica bajo el rango de sacerdote. Las víctimas fueron una niña y un niño a quienes además de violarlas sexualmente, también hizo que se vieran recíprocamente mientras eran vulnerados.

Sobre mediados de marzo, la defensa de Monzón apeló la medida. En aquella solicitud, Ricardo Degoumois había planteado la libertad de su defendido a través de instancias de libertad alternativas a la prisión preventiva como el uso de una tobillera electrónica o una cámara con IP que monitoree su casa; también planteó la posibilidad de establecer una caución real firme (una suerte de hipoteca que se ejecuta si el sentenciado no cumple los términos de la condena) en la casa de los padres y hasta la posibilidad de que se presente 2 o 3 veces por día en alguna sede policial  o donde fuere para acreditar su presencia en la ciudad, bajo el argumento de que dicha condena original fue impuesta en el marco de un «clamor general» y que, además, no existía riesgo de fuga por parte del cura pedófilo.

Carlos Renna, el juez de la Cámara, determinó en aquél momento que el religioso continúe en prisión.

“La conducta de Monzón no fue ejemplar, porque estamos hablando de la responsabilidad de un delito aberrante, es decir anómalo, antinatural y repugnante”. Señaló el magistrado en la resolución.

Ahora fue el turno de la jueza Norma Seen para que el pedófilo cumpla su prisión en un establecimiento carcelario y no en su casa.



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