El Papa Francisco no recibió a las víctimas de abuso sexual eclesiástico del Instituto Próvolo

Tras su serie de denuncias ante organismos internacionales en su paso por Europa, y a pesar de los reiterados pedidos de audiencia, el papa argentino, el ex cardenal porteño Jorge Bergoglio, no dio una respuesta positiva a la petición de las víctimas de abusos sexuales sobrevivientes del Instituto Próvolo. La Secretaría de Prensa del Vaticano sólo ofreció a una «persona de la Santa Sede en representación del Papa» para reunirse con las víctimas, en un encuentro privado del que sólo podrían participar las víctimas y sus familiares (sin los representantes de Xumek y Ending Clerical Abuse, las ONG que acompañan). Las víctimas y sus abogados rechazaron la propuesta, insistiendo en que «es sólo el Papa Francisco la autoridad a cargo de evitar el delito de encubrimiento y reparar a las víctimas por el daño ocasionado por sus sacerdotes». Luego de una notable conferencia de prensa en Roma, los denunciantes, sin la visita a la sede papal, concluyen su gira denunciante y regresan al país, en donde ya se están dando los iniciales pasos para el segundo juicio del ex instituto religioso. Por Máximo Paz, para ANRed.

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Ya consumada casi la totalidad de las actividades proyectadas, e instalados en Roma, su último distrito a visitar, la comitiva de sobrevivientes del estremecedor “Caso Próvolo” no tuvo una respuesta positiva para ser recibidos por el Papa Francisco. El pedido de audiencia a Bergoglio forma parte de la serie reuniones que tres víctimas de abuso sexual en el Instituto Próvolo de Mendoza junto a sus abogados y familiares habían programado en su recorrido por Ginebra y Roma.

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Antes de su partida a Europa, se concretó la solicitud, que en principio se trató de una carta formal remitida a la Nunciatura. Luego, se insistió, ante el silencio papal, con la confección de dos correos electrónicos dirigidos a las casillas de las embajadas de Argentina en Roma y ante la sede del Vaticano. Otra vez, la reserva y carencia de contestación correspondiente fue la respuesta. Situados a metros del domicilio de Francisco, todavía no se concretaba una respuesta. Sólo quedaba que sorpresivamente invite a los sobrevivientes hoy sábado, minutos antes de que partan para Argentina.

Pero la reunión solicitada no se concretó finalmente, porque la Secretaría de Prensa del Vaticano descartó una audiencia pública con el Papa Francisco y, en su lugar, ofrecieron reunirse con una «persona de la Santa Sede en representación del Papa», en una reunión privada con la presencia sólo de las víctimas y sus familiares, que luego le informaría a Bergoglio el resultado del encuentro. Las víctimas, sus abogados y los representantes de las ONGs que los acompañan rechazaron esta contra propuesta de la Iglesia Católica, insistiendo en que «es sólo el Papa Francisco la autoridad a cargo de evitar el delito de encubrimiento y reparar a las víctimas por el daño ocasionado por sus sacerdotes».

 

Además, rechazaron la propuesta de una reunión privada cerrada: «una reunión privada sería contraria a la publicidad de los actos de gobierno de cualquier autoridad de un estado moderno». Finalmente, los representantes legales de las víctimas expresaron: «debido a que no nos fue permitido ingresar a la Congregación para la Doctrina de la Fe, debimos enviar hoy en la tarde mediante correo postal. En caso que así no sea, tristemente este conflicto internacional será resuelto por diferentes organismos internacionales e internacionales encargados de hacer Justicia».

Con el inaplazable motivo de visibilizar los deshonestos y asombrosos sucesos de abuso sexual sobre centenares de chicos hipoacúsicos y en situación de vulnerabilidad, a la vez que profundizar las denuncias y seguir recolectando pruebas sobre la serie de juicios, la gira de las víctimas se concretó a partir de una invitación de la fundación End Clergy Abuse (ECA). Fue entonces que Daniel Sgardelis (45), Ezequiel Villalonga (19) y Claudia Labeguerie (26) – todas personas sordas- acompañados por sus abogados patrocinantes Lucas Lecour y Sergio Salinas, ambos integrantes de la ONG argentina dedicada a problemáticas de abuso sexual en el marco de la protección de los Derechos Humanos y de los niños, la Asociación Xumec, viajaron a Europa.

Las actividades comenzaron el lunes 17 en Ginebra, Suiza y concluyeron ayer viernes en Roma, Italia. El recorrido maratónico, que encontró a los sobrevivientes en un estado emocional sacudido por los constantes reencuentros con su pasado adverso a partir de las conductas de los curas abusadores, incluyó una denuncia al Vaticano ante el Comité contra la Tortura y el de los Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). También se sucedió un paso por las relatorías de Tortura; la de Verdad, Promoción de Justicia y Reparación Integral; la de Explotación de Niños y Pornografía Infantil; y la de Personas con Discapacidad donde, según expresaron a medios, la comitiva sobreviviente fue muy bien recibida.

«Todas las relatorías estuvieron de acuerdo y nos pidieron que mandáramos por mail la información ya que quieren actuar porque ven que el caso sigue estando y que el Vaticano no ayuda y entonces hay víctimas sin victimarios: este es el punto principal», agregó el letrado Sergio Salinas. También tuvieron reuniones con los representantes del Comité contra la Tortura y el de los Derechos del Niño, ante los que presentaron un informe que intenta aclarar que el Vaticano no cometió las pautas sostenibles en este tipo de casos extremos de delito aberrante sobre personas como «ofrecer pruebas, ayudar a la Justicia y reparar íntegramente a las víctimas».

Tras su desembarco en Roma el miércoles por la tarde, la comitiva tenía previsto contactarse personalmente con las víctimas del Instituto Próvolo de Verona, cosa que, después de idas y venidas, no pudo ser posible. Sí los sobrevivientes fueron protagonistas de una memorable conferencia de prensa brindada en la ciudad italiana. Allí, Sgardelis, Villalonga y Labeguerie; los abogados Salinas y Lecour, junto con integrantes de la agrupación invitante -también víctimas de abuso-, expusieron todo su bagaje acumulado acerca de abusos sexuales por parte de religiosos.

Frente a una multitud de cámaras, periodistas y reflectores, situados en la sede de la Asociación de Prensa Extranjera, los tres sobrevivientes lograron transmitir lo que asumían como oculto ante el sistemático silencio logrado por la Iglesia Católica.

Ezequiel Villalonga, el sobreviviente más joven del grupo pudo ser contundente desde un principio: «¿Para qué venimos a Roma? Para que paren los abusos en todos lados”.

A su vez, Isley, sobreviviente estadounidense que contiene y orienta a otras víctimas de abuso sexual desde hace más de dos décadas, puntualizó, en la conferencia de prensa, que la Santa Sede – el lugar del Papa – contaba ya en su haber la evidencia de tener como conocidas las denuncias realizadas por las víctimas del Instituto Próvolo de Verona.

La casa madre del instituto, al norte de Italia, cuenta con denuncias por abusos y torturas desde, por lo menos, 2010.

Isley fue más allá y mientras se abrazaba con Ezequiel, soltó: «Un sobreviviente en octubre de 2015 le dio una carta con mucha información al Papa. ¿Pero qué hizo? Y lo más triste es que Ezequiel en ese momento estaba todavía en la escuela. El Papa sabía y no hizo nada para evitar que lo abusaran. ¿Es ese el pastor?»

Los integrantes vestían una remera con la inscripción «Zero Tolerance» -tolerancia cero-. Los sobrevivientes –tal como se autodenominan- del Próvolo, se comunicaron a través de la lengua de señas, que expresaron, por un lado, los hechos concretos y, por otro, la indignación acumulada.

Los sollozos y las lágrimas coronaron el contundente acto a la altura de su tamaño desafío que ya encontró un punto alto al conseguir con viento en contra un proceso judicial que terminó condenando al sacerdote Nicola Corradi, al cura Horacio Hugo Corbacho y el jardinero Armando Ramón Gómez a 44, 45 y 18 años de prisión, respectivamente, más la labor que consiguió que en estas últimas semanas comiencen las audiencias preliminares para llegar al segundo juicio en las que hay nueve inculpadas, entre ellas, las monjas Kumiko Kosaka y Asunción Martínez, además de la ex apoderada legal del Instituto, Graciela Pascual.

Al cierre de esta nota, con la persistencia de la calculada indiferencia del Papa argentino, los y las sobrevivientes han concluido su paso positivo por Europa que destapa, una vez más, la ignominia aberrante que sobrevuela, categórica, sobre el extraviado comportamiento de la Iglesia Católica.