15/02/2020

«Hemos despertado nosotros y despiertan nuestros hijos y nietos también»

Al cumplirse los 10 años de la digna rebeldía de un pueblo que no  se entrega, como recuerdan los andalgalenses al día 15 de febrero, fecha en que fueron reprimidos en el contexto de la lucha contra la megaminería entrevistamos a Chela, vecina de la Asamblea El Algarrobo, de Andalgalá, Catamarca. Por corresponsal popular para ANRed.


-¿Querés contextualizar la historia de la Asamblea El Algarrobo de Andalgalá? 

-El 14 de diciembre se cumplieron 10 años del inicio de la Asamblea. Yo participé unos días después que pasaron un documental similar a lo que estaba ocurriendo en Andalgalá, que organizaron dos compañeros. Y mucha gente, como uno mismo muchas veces no mide las consecuencias ni toma conciencia del peligro al que estamos expuestos, cuando vio ese documental como que reaccionó y vieron que posiblemente nos iba a terminar pasando lo mismo que esa gente. Estos dos compañeros cortaron la ruta con una bandera de Argentina, en un lugar que era un camino comunero; desde ese día empezó a sumarse más gente.

Desde Chaqiago hasta Potrero, que es un distrito por donde está la mina de Agua Rica que habían empezado a cortar. Una de mis hijas tenía más conocimiento de eso y me dice «ma, vamos a acompañar a la gente que está cortando la ruta y las calles porque algún día van a explotar las mineras y va a ser el fin de nosotros«.

Cuando comenzamos a ir empezamos a ir en familia, porque si vamos, vamos todos, sino no va ninguno. Y hemos ido y así era, se empezaba a agrupar gente, después empezaron a armar tipo gacebos para protegerse del sol y del frío porque allá en verano de día es muy caliente, pero de noche es muy frío. Y bueno comenzamos a participar, a interesarnos más del tema. Siempre nos reímos porque es hasta que uno despierta, porque no podés despertar a una persona cuando no toma conciencia de las cosas, es un despertar de cada uno. Cuando uno despierta y ve las cosas, es como que ese haber despertado hace que tenés que hacer, lo que tenés que hacer.

Fue una lucha permanente de estar cortando en el lugar, haciendo presencia en ese espacio que es un camino comunero para que no pasen camionetas, ni camiones ni los socios de las empresas mineras. Es como que se hizo una especie de hogar, una casa de familia, como 400 llegamos a ser, éramos muchas familias y una sola a la vez. Llegábamos y con lo que teníamos hacíamos tortillas, tomábamos mate, y al que le tocaba irse se iba pero ya venían otros, entonces permanentemente había gente en el lugar. Entonces se empezó a correr la bola por todos lados de que había gente que estaba cortando la ruta, empezó a llegar gente de otros lados también a acompañarnos a nosotros pero a su vez los de la empresa, como que empezó a querer tomar fuerza ello. La empresa quería pasar sí o sí. Entonces ya nos había llegado un informe que posiblemente había dos máquinas para empezar a excavar. Eso no queríamos que pase, entonces empezó a juntarse policías del pueblo, de la ciudad, de los pueblos cercanos, como que no era una buena señal que estuviéramos ahí para la gente porque se mencionaba que nos iban a sacar a la fuerza, entonces la gente del pueblo al enterarse empezó a adherir y a sumarse gente mayor, gente con niños, jóvenes de todas las edades y de todos los barrios.

El día 15 de febrero cerca de las 14 o 15hs comenzó la represión contra los vecinos con el objetivo de que pasara la máquina. Se detuvo a un montón de vecinos y a pesar de eso otros pobladores se acostaban en la calle con el fin de que no pase la máquina, a pesar de la cantidad de policías que intentaron detener nuestro reclamo, no alcanzó para impedir que nos quedemos en el lugar donde se encuentra la Asamblea.

Como la situación de violencia continuaba, Don Rulo Orellana, dueño de un frigorífico, sorteó las vallas policiales y logró llegar al frente de la Asamblea y decidió cruzar su camión en el camino comunero y mientras gritaba «o son ellos o somos nosotros» y que no se iba a mover del lugar hasta que no se retire la máquina que se encontraba a 200 metros esperando que la policía le autorice el paso. Mientras esto ocurría, el Juez de Garantías de Andalgalá, Dr. Cecenarro, ordenó que se allanara el camión del Sr. Orellana. Pero fueron los propios vecinos en resguardo de la salud del propio Orellana, quienes lo convencieron para que retirara el camión. Una vez liberado el camino comunero, el poder político y económico querían hacer valer su autoridad, por lo tanto, ordenaron que la máquina pasara, la que iba acompañada por una caravana de pobladores promineros y la policía, abriéndole el paso a la máquina. Esta circunstancia generó un estado de enojo muy grande, por lo que casi todo el Pueblo se volcó a la plaza principal a manifestarse contra la violencia policial frente a la comisaria. A todo esto, se había reunido alrededor de cinco mil personas en la Plaza. Los efectivos policiales, lejos de deponer su actitud continuaron con la balacera hacia quienes nos manifestábamos. Esta actitud enojó aún más a la población y los jóvenes comenzaron una manifestación en la puerta de la Fiscalía, luego fueron a manifestarse a las puertas de la empresa minera y por último se dirigieron a la esquina donde se encuentra la Municipalidad y el Juzgado de Control de Garantías. Las mismas autoridades del Pueblo informaron al Juez de Minas, Dr. Cerda, lo ocurrido y que la situación estaba desbordada y como consecuencia, dicho funcionario judicial ordenó paralizar la actividad minera por falta de paz social. A lo que el Pueblo aún hoy sigue diciendo que hasta que no se vayan las mineras de nuestro Pueblo no va haber Paz Social.

Volviendo a nosotras, las mujeres, éramos las mismas mujeres que íbamos de noche a caminar, a estar en las asambleas porque en Andalgalá son las mujeres maestras, profesoras, las que acompañaban esto, entonces se empezó a armarles causas judiciales. De ahí se formaron grupos que se llamaron Mujeres del Silencio porque era una forma de salir a manifestarse como siempre, se lo hacía desde ya con las manos atadas y la boca vendadas porque las mujeres no insultaban al municipio, insultaban a la policia, etc. Entonces ir con la boca vendada y las manos atadas era como decir «¿Qué te podemos hacer? ¿quién es el que está faltando al pueblo?». Pero eso sí, con carteles que decían «No provocamos ningún delito», «Represión nunca más», demostrando que íbamos a seguir luchando, sea de la forma que sea. Éramos como 15 mujeres, a veces un poco más, a veces un poco menos, pero los días miércoles caminábamos siempre en contramano de donde iban los vehículos, pero siempre se iba y se paraba a los que habían sido cómplices de las empresas mineras, de la policía, la fiscalía, el juzgado, el municipio. Yo creo que vamos a tener que volver a hacerlo porque ahora muchas niñas que nos acompañaban ya son grandes y e incluso son madres…

-¿Cómo fue el episodio de la represión que conmemoran año a año?

-El 15 de febrero de 2010 fue la represión. Ese día lo tenemos muy presente nosotros, ese día hacemos festival para mantener la memoria viva y decir que vamos a seguir estando.

Fue un momento en el que quedó a cara descubierta quienes eran realmente los locos, los drogadictos, quienes eran los verdaderos malos de la película, porque a nosotros siempre nos tratan de que no queremos el progreso y que por eso somos los malos de la película. Ellos estaban preparados para una guerra contra la gente y como la gente no se prestaba para eso quedaron expuestos. Sirvió para mucha gente.

Nosotros hemos empezado a participar con mi familia, con mis hijos, con mis nietos; había uno de mis nietitos que egresó hace poquito de la escuela, tiene 12 años, él andaba gateando cuando nosotros comenzamos a participar. Es como que hemos despertado nosotros y despiertan ellos también porque también hacen lo mismo. Tengo otro nieto que ahora tiene 6 añitos y hace programas de radio y la tiene tan clara que él; hace notas cuando va gente, él agarra los micrófonos, explica y hace programas. Ya la tiene más clara que nosotros mismos. Y es como digo, para participar hay que hacerlo en familia,  no tanto para proteger a la familia en sí, sino que es para proteger nuestros pueblos, nuestro lugar donde hemos vivido toda la vida, mi abuela vivía ahí, ahora yo y mis hijos y ahora mis nietos; o sea, todos. Varias generaciones.

-Contanos un poco más eso de la radio y el lugar que tuvo para el nacimiento de la Asamblea.

-En esa época cuando hacíamos programas en la radio había que pagar el espacio, al último era alevoso lo que nos cobraban, porque no querían que la información de la lucha se difunda, entonces todos los medios estaban comprados por la empresa minera, por el gobierno, entonces no teníamos a donde salir a poner nuestra voz, pedir ayuda, ni nada. Entonces se hicieron varios programas en diferentes radios donde se podía pagar. Después ya hemos empezado a pensar que en vez de estar pagando esa plata podríamos juntar, hacer beneficio y armar nuestra propia radio hasta que la conseguimos, porque en el lugar en donde se armó esta Asamblea El Algarrobo, un señor del pueblo y su señora eran dueños del lugar y nos prestaron. Después ya lo han cedido directamente para que sea para la Asamblea; ahí se armó primero un rancho para protegerse del sol, del frío y de la lluvia y después se comenzó a comprar materiles para construir  la radio, cocinábamos, hacíamos pollo a la parrilla, al horno, primero se vendía, luego por ahí ya no se vendía, así que lo teníamos que comprar entre compañeros para que siempre quede la ganancia para poder trabajar el tema de la radio.

Después pasaron muchas cosas -que no sé si es que a uno le gustaría olvidarse o que, vió que se dice que la mente de uno no queda cuando uno no quiere recordar cosas feas. En el trayecto se empezó a difundir la lucha del pueblo de Andalgalá, se empezó a sumar gente, y por medio de la lucha que se llevaba empezaban a judicializar a la gente, a los compañeros, persecuciones que siguen hasta el día de hoy…

-En estos años han tenido logros importantes tanto desde lo social como desde lo judicial. Como fue la organización?

– Había grupos que se encargaban de la comida, otros de la panfleteada, otro grupo se encargaba de lo legal, era diferente, en esa época yo no andaba atrás de lo legal, más bien yo me dedicaba a cocinar, a hacer otras actividades. Ahora lo último es que la gente se va cambiando, como también se han preparado de comida porque desde hace un tiempo que yo ya no puedo ocuparme mucho en la comida, en el fuego, ir y venir por cuestiones de salud, entonces ahora estoy desde otro lugar. Fuimos cambiando los quehaceres. Se armó un amparo como para tener algo legal para defenderse, protegerse, seguíamos esperando para ver si el gobierno, la justicia nos acompañaba y nos protegía. Pero uno con el pasar del tiempo se da cuenta que esperas en vano. Viendo la situación de que no teníamos respuesta ni nada y que el tema del amparo no caminaba, veíamos que pasaba de Catamarca a la Nación, no había respuesta y ahí es cuando decidimos viajar a Buenos Aires a realizar el acampe. Ahí nos vinimos con dos compañeros de Andalgalá, es decir tres personas solo pudimos venir y habremos estado entre 15 y 20 días. En la plaza Lavalle hemos estado en un acampe frente a la Corte Suprema, pero también era un reclamo porque en esa época el papelerío estaba en otra oficina que era la que pertenecía a Gils Carbó. Aparte de estar en la plaza nos fuimos con bombos, tambores, todo como para hacer ruido para que nos escuchen y nos atiendan. Y bueno tuvimos resultados porque es como que empezaron a caminar los papeles. De ahí llegó a la Corte Suprema, de ahí volvió a dormir. Nosotros después nos fuimos a Andalgalá con la alegría de que se había hecho algo como para agilizar los papeles, pero volvió a quedar dormido en su sueño profundo el amparo, hasta que veíamos que teníamos que hacer otra movida como esa para agilizarlo.

El primer acampe fue en el 2014 y el otro en el 2016. También vinieron otros compañeros, en ese acampe (del 2016) no vine yo. Estuvieron un tiempo y después se quedaron hasta el final. Después salió un Fallo de la Corte Suprema dándonos la razón, que todo lo que nosotros reclamábamos y pedíamos teníamos razón. En el dictamen que dieron, nos dijeron sí tienen razón y luego lo volvieron a Catamarca, y nosotros sabemos que en Catamarca y en Andalgalá siempre lo van a preparar a conveniencia de las empresas mineras, porque son socios. No hay peor ciego que el que no quiere ver, y nosotros sabíamos que el gobierno es socio con las empresas, porque el marido de la gobernadora anterior es dueño y parte de la empresa mineras. Entonces sabemos que no van a luchar para el lado del pueblo ni del de los ciudadanos, sabemos que van a luchar para su bolsillo.

– ¿Podrías contar cómo vivieron el allanamiento a la empresa  YMAD  y la secretaría de minería de la Nación  en  diciembre pasado? 

-Creo que ha sido positivo el caminar, el andar, el insistir, pero sabemos que han hecho un allanamiento  en la Nación, dado la denuncia penal que se ha iniciado en octubre del 2019, porque las empresa minera Agua Rica y Alumbrera pretenden conectar los yacimientos para hacer caer nuestro amparo y de esta forma quieren hacerle creer a la sociedad que es un nuevo proyecto minero. Pero nosotros sabemos bien que se trata más de lo mismo: contaminación, saqueo y destrucción.

Nosotros como experiencia ya tenemos una mentira de progreso de hace más de 20 años. Porque ha habido otro emprendimiento minero, ha habido progreso en el sentido de la contaminación, de la enfermedad, de la pobreza total, tanto de la provincia como del departamento. Eso es lo que estamos peleando nosotros porque como dicen para muestra ya basta, porque nosotros ya hemos tenido un emprendimiento que nos dejó en la miseria tanto como pueblo, como con enfermedades, como que el progreso que ellos han pintado no ha habido. El pueblo retrocedió 20 años más bien. Estamos más atrasados. En Andalgalá no tenemos un hospital donde recurrir, ahora tenemos un hospital que lo hizo la minera pero no tiene especialistas, porque el único que te salva la vida es la ambulancia, siempre y cuando tengas vos para dar para el combustible. Son cuatro horas de viaje hasta la ciudad de Catamarca.

Entonces de qué progreso me vienen a hablar con el emprendimiento minero. El saqueo ellos lo nombran progreso, es como una burla, una farsa.

-¿Qué esperan de la Justicia Federal? De la provincial algo contaste ya…

-El problema es departamental y provincial. Nos causa gracia, pero lamentablemente tenemos que decirlo así; como dice el dicho, Dios está en todas partes pero atiende en Buenos Aires. Y tenemos la esperanza porque a veces llegas a un momento que yo siempre lo relaciono con Dios, porque te pasa algo tan terrible en la vida hasta desconfias de Dios, hasta dejás de creer en él porque a mi me sucedió y tenés que recapacitar y decir «hay que tener esperanza en algo porque sino…» Yo lo relaciono con la justicia, si vos perdés las esperanzas en la justicia, ¿qué más nos queda? Tenemos una esperanza pequeña, pero no imposible, de que la justicia nacional haga algo.



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