28/01/2020

Facundo Molares, detenido ilegal en Bolivia

Facundo Molares Schoenfeld es un fotoperiodista argentino de 44 años que se encuentra detenido ilegalmente por el gobierno de facto de Jeanine Añez. Él se encontraba realizando una cobertura sobre la situación del país hermano cuando sufrió una afección renal que lo llevó a ser hospitalizado. En ese contexto la fuerzas bolivianas aprovecharon para armarle una causa y llevarlo a la cárcel, alegando sus antecedentes políticos como fundamentos de su detención. Hoy está en el penal de Chanchocoro, en La Paz, incomunicado, sin posibilidad de contacto con su familia y sin tratamiento médico por sus problemas de salud. Así mismo continúa detenido con una causa armada sin pruebas y con un defensor oficial que poco acciona, mientras que el abogado que consiguió su padre se ve imposibilitado de viajar y participar de la defensa por las amenazas recibidas. Por Juan Alberto Pérez | Foto Juliana Miceli (Agencia ANCAP).


Facundo llegó a Bolivia para retratar con su cámara los padeceres de un pueblo que desde los primeros días de noviembre se encuentra terriblemente oprimido. El golpe al gobierno de Evo Morales desató una feroz persecución a todo dirigente político del MAS, militantes sociales y todo aquel o aquella que quisiera repudiar la irrupción del orden institucional. Molares se desempeña como fotoperiodista en Revista Centenario. También tiene una historia como militante social y político, como la mayoría de quienes participamos en medios de comunicación alternativos. A Facundo su activismo lo había llevado por casi todo latinoamérica, incluso incursionó en las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC).

Cuando las revueltas populares para resistir a los golpistas se desarrollaban, Facundo participó de las movilizaciones, no sólo por el interés periodístico, sino también por su sentido de responsabilidad moral y política de acompañar a los oprimidos. Incluso en una de las tantas represiones que sufrió el pueblo en las calles Facundo fue agredido con un golpe en la cabeza, del que se había repuesto rápidamente según cuentan sus allegados.

En aquellos días agitados Facundo se encontraba en un pueblo cercano a Santa Cruz de la Sierra, cuando comenzó a sentir malestar de salud. Fiebre y descomposturas los llevaron a creer que padecía dengüe, aunque no lo pudo confirmar, pero sí tenía la entera convicción de que algo no andaba bien. Compañeros del MAS lo trasladaron a clínicas barriales de confianza para que pueda tratarse pero no hubo caso, era indispensable que lo trasladen a un centro de salud más grande para una internación y un tratamiento más exhaustivo. Por eso el 11 de noviembre lo llevaron al Hospital Japonés de Santa Cruz. Tuvieron que dejarlo sólo e ingresarlo como NN dado el nivel persecución a los militantes sociales. De hecho, todos los que participaron en esta acción de asistencia a Facundo fueron detenidos, inclusive el director de la clínica barrial que le dio atención primaria.

Un problema renal agudo lo llevó a estar en coma inducido y recién pudo ser reconocido cuando llegó su padre, Hugo, al hospital, luego de que un mensaje anónimo lo alertara de la situación. Cuando las autoridades se enteraron quién era aquél argentino hospitalizado rápidamente desplegaron un operativo para garantizar su detención. Con el tiempo de recomposición de la salud como aliado, las fuerzas a la orden de Añez, armaron una causa contra Facundo en la que le imputan homicidio e incitación a la violencia en el bloqueo al Puente La Amistad, en Santa Cruz, por el que murieron dos personas. Por supuesto, dichas imputaciones sin ningún tipo de pruebas, sólo algún testigo que dice haber visto a Facundo en el lugar. Esto no impidió que se le abriera una causa, que se le dicte la prisión preventiva y que los lleven detenido sin avisarle al abogado ni a la familia, y sin contar con el alta médica, de hecho a Facundo se le detectó también un problema pulmonar en el transcurso de este tiempo.

Primero lo llevaron a la cárcel de Palmasola en Santa Cruz de la Sierra, luego fue trasladado al penal de Chanchocoro en La Paz, dónde se encuentra hasta ahora. No puede recibir visitas, no puede tener comunicación telefónica, está incomunicado. Incluso su familia se encuentra amenazada para ingresar a Bolivia. El padre pudo conseguir un abogado que desde Argentina tiene muy poco margen de acción, ya que a Bolivia no lo dejan ingresar a llevar adelante la defensa; todo este tiempo tuvo defensor oficial pero hizo muy poco por la causa. Su único contacto con el afuera es por la cónsul argentina en La Paz. Fue quién le llevó ropa y le suministra los medicamentos que necesita por su afección de salud. Es quién informó que se lo ve un poco mejor de salud. De todas maneras tanto los familiares y sus compañeros están intentando que se les permita una salida del penal para realizarse estudios médicos dado que está prácticamente sin tratamiento.

Se creó una coordinadora en Solidaridad con Facundo Molares en dónde se aunó esfuerzos para reclamar por su liberación y repatriación. Desde allí, y también por intermedio del padre que es juez de paz en la localidad de Trevelin, en Chubut, hicieron presentaciones en la CIDH, ONU y en todos los organismos de derechos humanos que están al alcance. El estado argentino argumenta que está limitado en su poder de acción porque no hay diálogo con Bolivia, ya que no se reconoce al gobierno dictatorial de Añez. La cancillería argentina intenta ejercer presión únicamente desde la CIDH. De todas maneras este apoyo del gobierno argentino no fue el esperado por familiares y amigos. Durante el final del gobierno de Macri, como era de esperarse, nada se hizo; la transición de gobierno jugó muy en contra por los tiempos que demoró; y la asunción de Fernández presentó nuevos problemas. Si bien fueron recibidos por el secretario de ddhh de la nación, Horacio Pietragalla, en dos oportunidades, se encuentran frente a un muro ya que al no haber reconocimiento por parte del gobierno argentino al gobierno de Añez, los canales de diálogo y acción están bloqueados. Desde la Cancillería de la nación, a cargo de Felipe Solá, se negó cualquier inició de conversación, pedido o manifestación pública porque sería un “reconocimiento” a la autoridad de Añez.

Mientras tanto, un ciudadano argentino se encuentra detenido ilegalmente en Bolivia, con una causa armada por cuestiones políticas y que se encuentra sin atención médica y sin posibilidad de defensa. La estrategia de quienes continúan reclamando por Facundo es darle la mayor visibilidad posible al caso y apelar al apoyo por parte de los bloques del Congreso Nacional.



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