Líbano: históricas jornadas de protestas durante los últimos 5 días
Las movilizaciones fueron masivas en todo el país. Foto: AFP
El pueblo libanés salió a las calles el pasado jueves para protestar contra un paquete de medidas de ajustes y presión impositiva avaladas por el FMI. Las movilizaciones fueron creciendo con el transcurso de los días hasta alcanzar una masividad pocas veces conocida en este país. Los anuncios del Primer Ministro Saad Hariri no lograron calmar el descontento. Por ANRed
Desde Beirut hasta la ciudad de mayoría sunita de Trípoli, en el norte, pasando por las localidades chiitas del sur y las ciudades drusas o cristianas del este, los libaneses se movilizaron en una inédita unidad para manifestar su hartazgo. Tras una masiva movilización el domingo pasado que, según medios europeos, convocó a cientos de miles de manifestantes, el Primer Ministro Saad Hariri hizo anuncios que no lograron su objetivo.
Hariri prometió un «presupuesto para 2020 sin impuestos adicionales para la población», una baja del 50 por ciento de los sueldos del presidente y de los ex presidentes, de los ministros y los diputados, y nuevos impuestos para los bancos. La población no creyó en sus anuncios y siguió movilizada.
Resulta importante destacar que la frágil economía de este país sufre una fuerte presión exterior por su deuda de 86.000 millones de dólares, que equivale al 150% de su PBI. Un país que además, aloja a mas de un millón de refugiados: es el país con el porcentaje de refugiados mas alto del mundo.
Hace poco, precisamente en redes sociales, los libaneses denunciaban que, por esa falta de fondos, el Gobierno no ha usado helicópteros comprados en 2009 para luchar contra los incendios que afectaron al territorio. Y es por razones como estas que es sobre ellos que también recae el reclamo de una renuncia.
¿Hacia un proceso de secularización?
Mujeres al frente de la movilización: Foto AFP
Líbano es un país con una característica política e institucional muy particular. Las tres principales confesiones (cristianos maronitas, chiitas y suníes) se reparten los principales cargos políticos: el poder legislativo por ley tiene un director chiíta, mientras que el Primer Ministro es suní y el presidente es cristiano. La división de cargos por confesiones, pero con una democracia parlamentaria, fue acordada para superar los conflictos entre confesiones que azotaron al país en la guerra civil entre 1975 y 1990.
La unidad de las poblaciones de distintas confesiones religiosas que conviven en el país (18 religiones legalmente reconocidas) no recuerda antecedentes. Manifestantes apuntaron directamente contra sus líderes, tan temidos y respetados en el pasado, incluso a los de sus propios feudos electorales, algo inusual hasta la fecha. Tanto el el suní Saad Harir, como el dirigente chií Nabih Berri, que lleva casi 30 años como presidente del parlamento, fue blanco de las críticas, acusado de haberse aferrado al poder. «¿Qué había antes de Nabih Berri? ¡Adán y Eva!»
Manifestantes en las calles de Beirut, 20 de octubre de 2019. Foto: Ali Hashisho para REUTERS
El movimiento de protesta comenzó de manera espontánea el jueves tras el anuncio de un nuevo impuesto contra la población que al grito de «¡Revolución, revolución!» o «el pueblo quiere la caída del régimen», invadió el centro de Beirut. El movimiento se extendió a varias ciudades del país y,aunque la medida fue anulada por la presión de la calle, las movilizaciones continuaron.
En septiembre, por presiones religiosas, había sido suspendía la 3er marcha del orgullo Gay en el país. Sus organizadores habían denunciado amenazas.