26/09/2019

«Pensado y escrito»: qué opinaba Alberto Fernández sobre el movimiento piquetero diez años atrás

En 2010, publicaba uno de sus libros donde «ponía sobre la mesa» sus consideraciones respecto a uno de los sectores más dinámicos de la lucha social en Argentina. Su relación con los movimientos sociales es uno de los interrogantes más importantes que se abren de cara al nuevo ciclo que promete iniciarse después del 10 de diciembre. Por Nicolás Salas, periodista y militante territorial, para ANRed.


«Todavía conservo la esperanza de que la moderación nos atrape. Me animo a reflexionar de este modo a riesgo de que algún jacobino aún pretenda cortar mi cabeza”1

«(…) Es imperioso poner fin a esa escalada de movilizaciones tan artificiales como desmovilizantes»2

Mientras la policía reprimía en plena 9 de julio a movimientos sociales que exigían la apertura de programas de empleo y aumento salarial, el candidato presidencial de “Todos”, Alberto Fernández, realizaba declaraciones poco felices para los manifestantes y sus “métodos” de protesta.

«Pido a los argentinos que no perdamos la calma. Todos sabemos la justicia de los reclamos, pero debemos intentar que no compliquemos más el escenario difícil que tenemos. Evitemos estar en las calles y generar situaciones que pueden llamar a la confrontación y a la violencia. Le pido a todos los argentinos serenidad. Lo peor que nos puede pasar es que los nervios le den paso a los violentos», sostuvo Fernández acompañado del gobernador tucumano Juan Luis Manzur.

Horas después, en una entrevista televisiva con Viviana Canosa, se refirió a las protestas en shoppings realizadas por movimientos sociales enrolados en la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP): “Se trata gente desesperada que trata de llamar la atención. Lo hacen del peor modo, del modo que generan angustia e intranquilidad. Puedo entender la desesperación, no entiendo el método”, expresó.

Mal que le pese a los sectores progresistas del armado electoral llamado a ganar en octubre, las declaraciones del potencial presidente representa la huella de un pensamiento consecuente, que data de varios años, por no decir décadas.

En 2010, Fernández publicaba el libro “Pensado y escrito”, un compilado de notas donde habla de varias temáticas como la economía, la crisis mundial, el conflicto con el campo, la pobreza y los movimientos sociales y sindicales.

En el capítulo 11, «Ganar la calle o ganar la gente», desarrolla su visión del espacio público y desanda una serie de definiciones de lo que entiende son los métodos de protesta y el carácter que poseen los dirigentes de los movimientos piqueteros.

«En las democracias, sólo la ley puede restringir nuestros movimientos y de muy poco sirve ‘ganar la calle’. Ahora que nadie usurpa el poder, ¿cómo se explica que, bajo la invocación de la defensa de los olvidados, alguien se apropie del espacio público y nos use de rehenes, para exigirle al gobierno que haga lugar a sus pretensiones?»3, afirma Fernández, quien por contraposición metaforiza a los movimientos como «secuestradores» de una parte de la sociedad.

Marcha federal unitaria que movimientos sociales realizaron el 1 de junio de 2018 | Foto: ANRed

Eso no es todo. Sean opositores u oficialistas, para Fernández todos los y las dirigentes piqueteoas se condensan en su rol de “gestores”, pulverizando cualquier tipo de acervo ideológico que digan tener o perseguir: «La disputa pasa por el control en la distribución de esos planes. Los contendientes, reconocidos como ‘dirigentes’ de ‘organizaciones sociales’, ya no aspiran a distribuir el dinero entre hombres y mujeres desencantados por la falta de un trabajo. Sólo pretenden convertirse en ‘gestores’ para servir de intermediarios entre la burocracia estatal que reparte esos planes y los desamparados que tanto los necesitan»4.

Más allá de que el libro fue escrito en 2010 y no registra las modificaciones posteriores del escenario nacional e internacional, lo cierto es que cada oración esbozada tiene una relación lógica y clara respecto a la matriz de pensamiento que desanda el presidenciable de “Todos”.

Paradójicamente, los planteos de Fernández no apuntan a un sector u otro, a oficialistas u opositores. Para él no hay distinciones; «son todos los mismos».

«Es en el modo de reclamar donde no registran contradicciones. Cualquiera sea su color político y su cercanía o lejanía del gobierno, piensan que la ocupación del espacio público es un método propicio para expresar ‘apoyos’ o ‘quejas’. Allí está instalada una disputa de intereses que protagonizan unos personajes erigidos en ‘representantes’ de los necesitados, sin que medir ningún acto que los reconozca como tales, que han convertido a las calles (en especial las porteñas) en una suerte de teatro de operaciones para dirimir semejante contienda», profundiza Fernández 5.

Debates abiertos dentro de la próxima coalición de gobierno

Puede decirse que las tendencias que conforman el frente “Todos” no son simétricas, idénticas ni comparten los mismos intereses. Ahora bien, al momento de gestionar el Estado lo que se impone es un único programa y en este caso estará a cargo de Fernández.

El planteo de los sectores “progresistas” que acompañan su candidatura apunta a dos orientaciones: 1) sacar a Macri del gobierno, y 2) condicionar internamente las decisiones políticas del gobierno para acercarlas a lo que entienden orientaciones populares.

El primero de los objetivos seguramente lo cumplan. Lo más difícil será lo segundo. Dentro del peronismo no hay una tendencia constituida (como pudo ocurrir en los años 60 o 70) que condense o hegemonice un programa popular o superador que entre en disputa con los sectores liberales del movimiento.

Al momento no se avizora la construcción de un programa común entre los espacios que plantean “profundizar” el modelo. Doce años de kirchnerismo mostraron que la puja de aparatos terminó siendo la directriz ordenadora de los sectores “consagrados” a superar los límites justicialistas. El resultado quedó a la vista: terminaron adaptándose a la estructura de poder sin mostrar más que alguna excepción6 marginal .

Con el 2001 caliente y una hegemonía desestructurada tal perspectiva no avanzó, ¿por qué lo hará ahora en un período recesivo, de relativa desmovilización y derechización de la sociedad nacional e internacional?

Alberto Fernández no es un hueso fácil de roer, cuestión demostrada el 23 de julio de 2008, cuando renunció a su cargo como Jefe de Gabinete por las diferencias con la entonces presidenta, Cristina Fernández7. Apoyado en el sillón de Rivadavia, seguramente consolide su autonomía política y de riendas a un pensamiento claro y estructurado, más allá de que un político liberal suele ser pragmático a la coyuntura e intereses del momento. Ahora bien, más allá del individuo, su lugar político se constituyó sobre los sectores, a priori, más conservadores del peronismo, lo cual quedó ratificado en el pacto social reafirmado durante el encuentro que mantuvo con la CGT y la UIA en Tucumán las semanas atrás8.

Amén de varias inconsistencias, Alberto Fernández ha mostrado coherencia y consecuencia en sus decires como para saber cuál será su orientación política y económica en los tiempos que vienen. Más aún, varias corporaciones ya cerraron filas detrás de su programa y empujan su barco hacia el 27 de octubre. Lo que queda saber, entre varias cuestiones, es qué perspectiva trazarán los movimientos sociales del Frente “Todos” cuándo el modelo no cierre por abajo y el poder central exija “evitar las calles» y volver a las oficinas. ¿Surgirán los jacobinos a los que Fernández hace alusión o la historia volverá a repetirse una vez más conservando su tónica de farsa?


Notas:

1 “Pensado y Escrito”, Alberto Fernández. Año 2010. Pp 177

2 Idem. Pp 1013

3 Idem. Pp 101.

4 Idem. Pp 100.

5 Idem. Pp 100.

6 Ejemplo de ello fue el frente «Unidos y Organizados», el cuál era compuesto por un espectro amplio de las organizaciones «llamadas» a «profundizar» el modelo. Pese a los ambiciosos planteos, lo cierto es que nunca prosperó un programa político económico claro y la intervención de cada una de dichas organizaciones apuntó a engrosar y desarrollar su aparato, descansando la orientación general de la política en Cristina Fernández, los intendentes y los gobernadores del PJ.

7 En aquel momento las diferencias se concentraban en dos aspectos centrales. Uno, las retenciones, y dos, la relación con las corporaciones mediáticas, principalmente el grupo Clarín. Fernández se oponía a los enfrentamientos con ambos sectores como forma de enfrentar el estancamiento económico que se avizoraba a partir de la crisis económica mundial desatada por la explosión de “la burbuja financiera en Estados Unidos”.

8 Tal encuentro sirvió para acordar la reforma laboral por sectores, como lo confirmó el titular de Camioneros, Hugo Moyano.



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