26/09/2019

El mundo debate la crisis ambiental

Desde las manifestaciones en las calles, las disputas en los territorios y fábricas, hasta las cumbres de las instituciones más poderosas del planeta, la cuestión ambiental se hace presente y genera divisiones incluso dentro del stablishment global. La semana pasada se desarrollaron movilizaciones en gran parte del mundo para protestar contra el cambio climático. En Argentina se van a desarrollar mañana, viernes. En esta semana el debate estuvo presente en la cumbre de la ONU. Entre el lobby y la calle, un debate profundo se presenta como urgente. Por Ramiro Giganti (ANRed).


Mas allá de quienes protagonicen los debates, la cuestión ambiental se hace presente tanto en las calles como en los salones de las instituciones más poderosas. Ya sea por su exposición cada vez más clara, por el daño real o la concientización en parte de la población mundial, o porque el desastre ambiental está alcanzando un punto donde el daño llega a las ganancias de muchas empresas, el debate sobre el medioambiente se hace presente en distintos sectores sociales en todo el mundo.

Berlín: Tres manifestantes simulan ahorcarse, con la metáfora del deshielo frente a la puerta de Brademburgo – Fuente: Reuters

En la antesala de la cumbre contra el cambio climático en la ONU, que comenzó el lunes en Nueva York, más de 100 ciudades de los 5 continentes fueron protagonistas de estas movilizaciones el pasado viernes en el marco de la «huelga general contra el clima».

Las movilizaciones, que en Argentina tendrán lugar este viernes, ya recorrieron el mundo la semana pasada, como vino sucediendo durante este año. Hace un mes los incendios en el Amazonas despertaron un alerta y un debate que también generó movilizaciones y fue parte de los debates en la cumbre del G7. La agricultura, la deforestación y otras prácticas sobre la tierra son responsables de cerca del 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la acción humana. Algo que está muy vinculado a lo ocurrido en el Amazonas, como también a la realidad Argentina.

Manifestación en Nairobi, Kenia – Fuente: Reuters

En la cumbre de la ONU el debate atravesó muchas cuestiones vinculadas a la realidad Argentina. Mientras en la Patagonia las comunidades mapuche son criminalizadas por sus disputas territoriales tanto en Argentina como en Chile, Carl Smith, miembro de la tribu indígena Yupiaq que vive en Akiak, Alaska, explicó en la ONU cómo el calentamiento global ha puesto en peligro la caza y la pesca de las que depende su comunidad. Y acusó de egoísmo a la inacción de los líderes. “Creo que están actuando lentamente porque no quieren perder dinero”, dijo Smith. “Y creo que deberían ir a ver qué está haciendo (el cambio climático) a los pequeños pueblos y ciudades”.

Sobre las huelgas estudiantiles

Las huelgas planetarias contra el cambio climático tienen como inspiración a la participación de jóvenes estudiantes. Un posible origen puede ser a mediados el año pasado cuando Greta Thumberg, en estos días sobreexpuesta en medios y redes sociales, decidió dejar de ir a la escuela los viernes para reclamarle al gobierno sueco la reducción de las emisiones de carbono, iniciativa que fue reuniendo a más y más jóvenes de su país, y luego del resto de Europa y el mundo. Primero, con un cartel que decía «Kolstrejk för klimatet» (huelga estudiantil por el clima), una acción individual que devino poco después en los «Fridays for Future» (Viernes por Futuro), las masivas movilizaciones que ya superaron el millón de jóvenes. A finales de marzo 20 mil científicos de todo el mundo adhirieron al movimiento Viernes por Futuro. “Los jóvenes tienen razón”, fue el título de aquel documento de adhesión.

Greta Thunberg, junto al legendario militante campesino peruano Hugo Blanco, en una protesta por el cambio climático que coincidió con el Día Internacional de la Mujer, que se celebra el 8 de marzo – Foto: Carmen Blanco

Hace unos meses, el activista peruano Hugo Blanco viajó a Suecia a visitar a su hija Carmen Blanco Valer, quien tiene militancia en causas ambientales y feministas. Hugo Blanco, de 85 años, es un militante de izquierda ecologista que es reconocido por ser un símbolo de la lucha del campesinado indígena de los Andes y por el rol que cumplió para el fortalecimiento de los sindicatos campesinos, el impulso de la toma de tierras en Cusco y la conquista de la Reforma Agraria. En los 40′ comenzó una huelga escolar contra la dictadura en el Perú que se manifestaba en la militarización de su Colegio de Ciencias del Cusco. Por su participación en estas actividades fue condenado a muerte, pena que luego fue conmutada por 25 años de cárcel. Luego, el gobierno de Juan Velasco Alvarado le concedió la amnistía pero lo deportó. Blanco, también ha publicado el libro ‘Nosotros los indios’, el cual recopila una historia de tradiciones, resistencias y lucha indígena y campesina.

No sería esa la única vez que se unen distintas luchas ambientalistas y campesinas de Latinoamérica y Europa. En Abril, en una manifestación contra el cambio climático en Londres, un barco Rosa llamado «Berta Cáceres» encabezó la movilización.

El barco rosa llamado «Berta Cáceres» fue el escenario principal de una movilización por el cambio climático en Londres, el pasado mes de abril.

Foto: Sean T. Hawkey

El debate global, las desigualdades, y los intereses contrapuestos

El debate por el medio ambiente atraviesa el mundo con distintas formas, intereses y consecuencias. Lejos de ser «un problema del primer mundo», sus consecuencias ya están afectando a distintas comunidades en distintas partes del mundo. Desde las sequías que promueven hambrunas, hasta las inundaciones, y la propagación de enfermedades como el cáncer o el dengue que están vinculadas por distintos motivos al monocultivo y el uso de pesticidas.

Mientras muchos medios buscan racializar el debate descalificando a las manifestaciones que se desarrollan en Europa, poco informaron sobre los casos de cáncer generados por el uso de agrotóxicos en los campos argentinos. Mientras Greta Thumberg es una «privilegiada» por poder visitar la ONU o la cumbre de Davos, Ezequiel Ferreyra, aquel niño víctima del trabajo infantil que murió de cáncer a los 6 años en Pilar no estuvo presente en el reclamo de quienes atacan a Greta. Hoy Ezequiel y Greta tendrían la misma edad.

Tal vez sea mas fácil ese reduccionismo para evitar recordar a Fabián Tomasi, quien falleció de cáncer hace un año, luego de convertirse en un símbolo de la lucha contra Monsanto. Fabián quería ser aviador de chico, su trabajo era señalar los límites hasta donde el glifosato podía llegar en los monocultivos entrerrianos. El glifosato lo terminó matando justo el día del agricultor. Mientras Fabáan luchaba y era ignorado por la justicia argentina en Estados Unidos, el jardinero Dewayne Johnson le ganó un juicio histórico a la multinacional Bayer-Monsanto, por 289 millones de dólares, por un hecho similar. «Muchas provincias del litoral son arrasadas por el glifosato y el resto de sus químicos, como si desconocieran que los seres humanos tenemos un 70% de similitud genética con las plantas. ¿Cómo esperaban que sus venenos aprendieran a distinguirnos? No lo hacen. Por eso, cuando se fumiga, sólo un 20% queda en los vegetales y el resto sale a cazar por el aire que respiramos. ¿Entienden? No todo es brillantina y diversión en lugares como San Salvador, el “Pueblo del Cáncer”, donde la mitad de las muertes derivan de la misma causa. Allí, el carnaval nunca llega… Y sí, recibí muchas amenazas por visibilizar lo que nos hacen comer, respirar y beber a diario», decía una carta escrita por Fabián poco tiempo antes de morir.

Fabián Tomasi, un icono mundial de la lucha contra los agrotóxicos

Otro símbolo de la lucha contra Monsanto es Sofía Gatica. Gatica es co-fundadora de Madres de Ituzaingó,​ una organización que nuclea a los vecinos de Ituzaingó, provincia de Córdoba, una zona donde la soja transgénica está ampliamente extendida. Su hija murió apenas tres días luego de su nacimiento debido a insuficiencia renal, la cual está relacionada con la exposición a pesticidas. Como si la muerte de su hija no fuera suficiente, la militancia contra los agrotóxicos le trajo a Sofia amenazas y ataques a su persona. En el año 2015 intentaron incendiar su casa en Ituzaingó. El fuego fue apagado por vecinas y vecinos.

Sofía Gatica, otro simbolo de la lucha contra los agrotóxicos en Argentina

Curiosamente, el conocido medio hegemónico cordobés Cadena 3 se limitó a tomar como única fuente a autoridades policiales o gubernamentales para hablar de Sofía, reduciendo sus informes a episodios de «conflicto», sin hablar de las denuncias ambientales. Ese mismo medio esta semana publicó un informe firmado por Adrián Simioni, en donde ataca a Greta Thumberg por sus denuncias a Argentina. El informe es engañoso ya que intenta refutar la emisión de gases producidas por la actividad ganadera hablando de las pasturas, pero negando el tema de fondo, que es toda la cadena productiva. Simioni, además de omitir hablar del uso de agrotóxicos, chicanea a una joven de 16 años señalando que es «una niña rica». ¿Podrá decir lo mismo de Sofía Gatica? Ella es de su provincia, y perdió a su hija en este país por el uso de agrotóxicos. Mientras Simioni ataca a Thumberg, a 50 kilómetros de la ciudad de Córdoba los Vecinos Autoconvocados de Dique Chico resisten desde el año 2016 contra el uso de agroquímicos en el pueblo.

¿No es una vergüenza local que para hablar de esto necesitemos la denuncia de una joven sueca de 16 años?

Mientras las leyes en algunos países centrales limitan a las empresas a contaminar, estas migran a otros. En ese contexto la contradicción se hace presente. Mientras muchos países europeos prohíben el uso de agrotóxicos, esas empresas venden el producto a Sudamérica, con el beneplácito de gobiernos locales y un importante blindaje mediático.

Algo similar ocurre con otras empresas, como por ejemplo la papelera finlandesa UPM que opera en Uruguay. En el año 2006 la papelera en el distrito de Voikkaa, en la ciudad de Kuusankoski, Finalndia fue cerrada, despidiendo a mas de 3000 empleados lo que fue el mayor despido de la historia de Finlandia. En 2007 UPM anunció el cierre de una planta en Miramichi, New Brunswick, Estados Unidos alegando presiones en la industria forestal norteamericana. En 2009 la empresa compró la papelera de Fray Bentos, Uruguay a Botnia, y ya fue anunciada una segunda planta en el departamento de Durazno.

En las inmediaciones de Fray Bentos el ecosistema fue modificado, ya que lo que en el pasado era una diversidad en la flora y fauna de la región hoy se limita a kilómetros de plantaciones de soja, y monocultivos de Eucaliptus. Los mismos monocultivos en los que a pocos kilómetros de ahi, pero en otro país, sometieron a Fabian Tomasi a los agrotóxicos.

Pintada que denuncia el vinculo de la papelera UPM con la explotación sexual en Uruguay – Fuente: La Subversiva

Tanto UPM en Uruguay, como las mineras en la cordillera argentina, o Vaca Muerta en Neuquén se apropian de la vida social de los pueblos donde se instalan. En Uruguay las movilizaciones contra la ingerencia de UPM en educación fueron brutalmente reprimidas. Algo similiar había ocurido luego del acuerdo entre YPF y Chevron en Vaca Muerta, o la aplicación de leyes antiterroristas contra activistas que se manifestaron contra las mineras. Otra similitud entre distintas empresas cuestionadas por su daño ambiental es el vínculo con la explotación sexual. Tanto en las explotaciones petroleras de Argentina, o en las rutas de soja, como en las inmediaciones de la papelera UPM en Uruguay, agrupaciones feministas denunciaron la creación de wiskerías y la explotación sexual. De esta manera, lo que se presenta como «progreso» trae consecuencias que no se limitan solo al importante daño ambiental.

No se trata de enfrentar territorios, o comparar activismos, sino de poblaciones que se unen contra corporaciones. Mientras en los nidos de corporaciones se busca (y a veces se logra) la cooptación del activismo, algo muy presente en las cumbre, tanto en Davos, como en la ONU, el discurso de las y los manifestantes plantea consignas claras como «no se puede comer o beber dinero». El futuro dirá que sucede con activistas referenciadas de estos movimientos.

Foto del movimiento «Chicos contra el cambio climático» quien sostiene el cartel que dice «capitalismo mata al planeta» es Chiara Sacci – Fuente: Vía País

Son muchas las luchas ambientales y desastres generados por diversas empresas en el mundo que no son mencionadas en esta nota. La cuestión de fondo, señalada tanto por Greta Thumberg, como por su compañera argentina Chiara Sacci, está vinculada al afán de lucro económico del sistema capitalista. Mientras el principal objetivo empresario sea la reducción de costos y maximización de beneficios, la contradicción con cuestiones ambientales se presenta cada vez de manera más clara y directa.



1 comentarios

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  1. Caro · 2019-09-27 00:13:29
    Hola Ituzaingó en un barrio de la ciudad de Córdoba. Por otra parte, existen dos agrupaciones de luchadoras en contra de las fumigaciones en el barrio mencionado. Sofía es una integrante más. Es importante visibilizar a todas las personas y no solo a una. Por último, durante cuatro años se bloqueó la instalación de la empresa Monsanto en la ciudad de Malvinas argentinas, en la provincia de Córdoba y habría que agregar esa gesta de resistencia y lucha a esta nota. Saludos, Caro

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