La terca paciencia de los humildes
«La terca paciencia de los humildes», como definió la referente del FOL Marianela «Pini» Navarro, desconoce de los tiempos de las instituciones porque es hija de las urgencias del hambre, la desocupación y el abandono del Estado hacia la población que sobrevive como puede en un país que se hunde. Por Revista Cítrica
¿Cuánto tiempo se puede esperar a una ministra? ¿Una hora? ¿Dos horas? ¿Cuatro años?
¿Cuántas veces crujen los estómagos vacíos y salivan las bocas hambrientas mientras esperan respuestas los sectores empobrecidos?
¿Cuántas raciones de guiso o cuántos litros de leche se podrían entregar a los comedores populares mientras la City porteña espera los desembolsos del FMI?
¿Cuánto dura la espera entre comida y comida cuando el bolsillo enflaquece junto a los cuerpos olvidados por un Gobierno de banquetes para pocos?
¿Cuánto tiempo separa a este presente de carencias del ansiado mes electoral? ¿Cuántas polentas se pueden preparar hasta llegar al cuarto oscuro? ¿Cuántas tazas de mate cocido rinde la espera hasta octubre?
«La terca paciencia de los humildes», como definió la referente del FOL Marianela «Pini» Navarro, desconoce de los tiempos de las instituciones porque es hija de las urgencias del hambre, la desocupación y el abandono del Estado hacia la población que sobrevive como puede en un país que se hunde.
Porque «la deuda es con el pueblo y no con el FMI». Porque los calendarios de la pobreza no especulan con la cotización del dólar ni caben en los debates televisivos. Porque la Argentina de abajo tiene memoria de sus despojos históricos. Y porque la calle es el escenario verdadero de la política transformadora…
La avenida 9 de Julio se convirtió esta vez en una peatonal de varias cuadras alfombradas con banderas, ollas y bombos. Organización, lucha y acampe son las respuestas de las organizaciones sociales.
¿Y el Gobierno? Pide tiempo, para poner a prueba la terca paciencia de los humildes.