Roberto Arlt y las voces del Otro en el siglo XX
Roberto Arlt murió el 26 de julio de 1942. Hoy se cumplen 77 años de su muerte y toda la comunidad recuerda con afecto y respeto a aquel trabajador incansable que dio voz a las nuevas viejas voces argentinas de principios del siglo XX. Por Yamila Martínez Pandiani para ANRed.
A 77 años de la muerte de Roberto Arlt, el famoso cuentista, novelista y periodista argentino, más que recordar su fallecimiento recordamos instantáneamente su vida. El jorobadito, sus Aguafuertes porteñas, Luna roja, Noche terrible, El juguete rabioso, Los siete locos, Los lanzallamas son más que algunos de los títulos de sus obras cumbres: son imprescindibles de la literatura argentina pero también instantáneas de la vida en la urbe porteña a comienzos del siglo XX.
Los retratos de Arlt eran descuidados en términos de gramática pero prolíficos en cuanto a visibilización de la diversidad cultural en Buenos Aires hacia el 1900. En sus relatos, que hacían foco en los márgenes, descarnados y brutales pero atinados, combinó lo breve propio del género periodístico, que lo sustentaba, con la sensibilidad particular del artista, que lejos de seguir los dictámenes de la norma, la contraindica.
La narrativa fue su fuerte, no obstante, hacia finales de su vida, se dedicó a la dramaturgia. Rufianes, fracasados, inventores, mentirosos, seres viles y desesperados de los bajos fondos argentinos fueron los personajes fundamentales de su narrativa.
Ante la alienante vida moderna, Arlt denunció sus males con humor y naturalidad, con un vocabulario accesible al público y sin pretensiones aristocratizantes y al hacerlo permitió que el Otro, designación que siempre se estableció desde la clase dirigente, emerja, junto a sus padecimientos, artilugios y vicisitudes de la vida moderna emerjan.
Fue, en definitiva, el vocero de los Otros, quien introdujo el humor de los desgarrados por la existencia en la cultura porteña, precursor de infinitos nombres, un escritor inmortal en el imaginario colectivo, que con su obra venció hasta a la misma muerte.