06/04/2006

«A nosotros no nos importa con quien se acuesta la gente, no nos interesa la sexualidad por la sexualidad misma»

get_file.jpg
A treinta años del genocidio y una vez pasados los escenarios, el feriado y la marcha multitudinaria, ANRed se quedo con ganas de seguir el tema pero trayéndolo al presente y abordándolo desde otro lugar. Fiestas, baños y exilios es una investigación que Flavio Rapisardi, junto a Alejandro Modarelli, editó en el 2001 sobre las relaciones gays/travestis/lesbianas en Buenos Aires bajo la sombra de la dictadura militar. Flavio, actual referente de Área Queer, analiza la coyuntura planteándose los derechos humanos como un devenir político. Al respecto sostiene: «Para nosotrxs la teoría queer significa antirepresión y antidiscriminación pero no antidiscriminación solo para gays y ‘me banco que maten un boliviano en la puerta de un boliche’. No hacemos una agenda de grupo, hacemos una agenda política»



 ANRed: Definamos qué es Área Queer.

 Flavio Rapisardi: La teoría queer nació en Estados Unidos como enfrentamiento a las políticas conservadoras de Ronald Reagan y a las políticas domesticadas de los organismos de diversidad sexual, en ese país. El movimiento gay se convirtió en un grupo de clase media que comenzó a hablar de sus intereses de clase: «respetabilidad», «mercado». A fines de los 80, cuando el SIDA había raleado a sus dirigentes y cuadros, apareció este movimiento: Queer. Los primeros eran jóvenes y punks. Al llegar a la Argentina, nosotros no hicimos una traducción sino una incorporación. Para nosotros y nosotras traer esa política al país implicó relacionarla con los conflictos reales de los sectores dominados por la política hegemónica, es decir los conflictos de clase, de etnia y edad.

 ANRed: ¿Qué implica la noción de comunidad?

 Flavio Rapisardi: En realidad esto surgió a partir de discutir el concepto de ‘subcultura’ en la década de los ochenta. Nos oponíamos a la noción de subcultura porque necesitaba de algo más, tener en cuenta pautas culturales.

En este sentido el sistema capitalista ha sido muy hábil porque absorbió la capacidad de irrupción de los movimientos y los convirtió en ghettos; este ha sido el modelo de Francia, España. Ahora, esto, trasladado a nuestro país donde el capitalismo se reparte dos mangos, es un esbozo caricaturesco. Como decía Marx, lo primero es tragedia; lo segundo es farsa. Por eso están construyendo lugares gay, circuitos de turismo. El turismo gay es un prisma: permite ver que hay lugares donde se puede circular con libertad y oculta que a las travestís las llevan a Palermo, donde las cagan a palos y muestra la inaccesibilidad que tiene un gay pobre de provincia para entrar en estos circuitos.

 ANRed: Más allá de las diferencias evidentes en cuanto a la riqueza creo que agrava mucho más la situación del discriminado ser gay y pobre…

 Flavio Rapisardi: Yo pienso que hay un modo de ver la discriminación que suma de manera simple. Por ejemplo: ‘una mujer negra y lesbiana será más discriminada que una mujer lesbiana blanca’. Creo que depende del contexto y repito que no es una simple suma porque evidentemente si juntas clasismo, más lesbofobia, más racismo, parece un lugar menos privilegiado que el lugar de una mujer blanca y lesbiana donde no jugaría el racismo. Para mí, el tema está atravesado por el clasismo, se dice, por ejemplo, que los gays de provincia son menos felices que nosotros porque tenemos los boliches y eso es una gran pelotudez. Alba, una amiga militante travesti que trabaja en la Matanza, me comentó con lucidez que ella veía un cambio en cuanto al lugar de las travestis en la provincia de Buenos Aires. Ellas eran las más discriminadas hasta la crisis del 2001. Ahora, a partir del proceso de pauperización, esa línea se corrió y se han convertido, a través de la prostitución, en sostenes de familia. Convengamos que la prostitución es la única actividad que les queda para sobrevivir. Entonces, todos los pobres son discriminados por igual sean o no travestis. En el mismo sentido: ¿Quién hasta el año 94 sabía de la comunidad travestí en la Ciudad de Buenos Aires? Los edictos policiales eran aplicados a gays y luego en pleno auge del discurso de la globalización toda esa fuerza represiva pasa de los gays a las travestis. Evidentemente no se debe pensar en términos de identidad sino de política antirepresiva. Porque esta fuerza circula y va tomando como objetos a diferentes grupos.

 ANRed: Desde algunos grupos se habla de la ‘visibilidad’. ¿Qué peso tiene ese concepto?

 Flavio Rapisardi: Me parece que la política de la visibilidad no alcanza. ¿Mostrarse? ¿Mostrar qué? Desde el 96 decimos: ‘A nosotros no nos importa con quien se acuesta la gente, no nos interesa la sexualidad por la sexualidad misma’.

Rechazamos las políticas de grupo, de identidad. Me parece que lo que debe regir la lucha política emancipatoria es una política antirepresiva y antidiscriminatoria. Toda política de grupo tiende a reproducir hacia su interior, en un ámbito privado, una serie de discriminaciones. Los circuitos por donde circulan son racistas y clasistas.

 ANRed: El mercado separa en clases…

 Flavio Rapisardi: Exactamente. El ghetto reproduce hacia adentro lo que dice combatir hacia fuera. Por eso no nos interesa ser parte de un ghetto, gay o no, sino la lucha que nos une es contra la homofobia y esto puede abarcar a una ama de casa, a un heterosexual. No hace falta estar con una persona del mismo sexo para sostener una política emancipatoria. Las políticas de grupo durante la década del 80 pusieron en evidencia la lucha contra los edictos policiales. Yo me acuerdo cuando militábamos en un organismo muy tradicional, que era la CHA (Comunidad Homosexual Argentina), que nosotros denunciábamos ‘el aparato represivo no está desmantelado’. Los dirigentes coincidían y, sin embargo, se produjo una jerarquización porque consideraban que eso podía esperar. Jerarquizaban nuestro planteo y obviamente lo mandaban al sótano. En ese momento, la política de grupo era privada, ‘hablaba de lo que le pasaba’ para buscar impacto en lo publico. Pero hoy, a años de los ochenta y de la política de grupos, también debe reconfigurarse esta lucha.

 ANRed:¿ Cómo viviste el 24 de marzo pasado?

 Flavio Rapisardi: En primer lugar poniendo en evidencia las contradicciones. Me ocurrieron dos hechos previos: un debate en la universidad de Entre Ríos y otro en el departamento de Historia del Joaquín V. González. Discutimos cuál es el sentido actual de la memoria. Y las contradicciones que surgieron en los medios. Aparecieron también en los debates entre los organismos de derechos humanos tradicionales y los que desde los ochenta denunciamos nuevos modos de represión. El argumento que sostenía Abuelas era limitado porque dejaba afuera un montón de luchas. Y esto lo venimos marcando no por iluminados sino por nuestra aparición en el espacio publico, y la instalación de una agenda que es más amplia que las víctimas de la dictadura. Esto se fue gestando en estos treinta años y exige de los movimientos un debate sobre cuál es la agenda de derechos humanos y sobre todo una autocrítica de estos organismos por no haber visto el gatillo fácil, la aplicación de los edictos policiales, la muerte de las travestís. También digo que hacia dentro de nuestras comunidades debemos haber visto el tema del clasismo, del racismo y de la discriminación por edad. Estos treinta años se deben convertir en una interpelación a todos, desde los grupos que se formaron a raíz de la dictadura hasta nuestras comunidades.

 ANRed: ¿Crees que la política represiva va en aumento con este gobierno?

 Flavio Rapisardi: Yo creo que se ha reconfigurado y este es otro debate que se da en relación con el 24 de marzo. ¿Realmente hay un post 83? Cuando escribimos el libro con Alejandro Modarelli («Fiestas, baños y exilios») yo grababa las entrevistas y entonces pedía que me cuenten algún hecho violento que el reporteado haya vivido por ser gay. Las respuestas eran: ‘Si, me acuerdo estar en una comisaría, que me cagaron a palos y fue en el 85’. Frente a estos testimonios, que se repetían, había cosas que no estábamos viendo. Por supuesto, en la vida cotidiana para los gays nada había cambiado, la represión continuaba. Por eso hablar de antes y después del 83 es por lo menos complicado. Lo que hay es una reconfiguración del modelo de la hegemonía. Aunque a muchos les parezca una frase repetida de la izquierda, la represión va a ir en aumento a medida que crezca la pobreza y la exclusión. En realidad la represión se va reconfigurando en modos cada vez más difíciles de rebatir. Nadie, en términos generales, digamos la opinión pública, puede acordar con que discriminar está bien, que los campos de concentración están bien. Pero esta misma opinión pública avala que se mate a un pibe chorro. El gatillo fácil es una regulador cultural de sectores que viven en la pobreza, el sistema crea pobres y luego los elimina. Los métodos de justificar la represión son cada vez más elaborados. A eso tenemos que apuntar cuando pensamos una política emancipatoria. Compañeros de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) nos contaba que alrededor del 87 se acercaban a los organismos de derechos humanos y los acusaban de defender a los chorros y algo muy parecido nos pasaba a nosotros. Ahora a ninguno de estos organismos se le ocurriría decir: ‘No apoyen la lucha gay’. Ha ocurrido que los argumentos discriminatorios son cada vez menos sostenibles.

 ANRed: ¿Es real esta nueva postura?

 Flavio Rapisardi: Es una legitimización, pero la discriminación continúa. Yo soy públicamente gay pero porque tengo cierta visibilidad. Tengo compañeros que no pueden decir que son gays porque el día que lo dicen los echan, conmigo existe ‘tolerancia’. Digo tolerancia con todo lo negativo que implica esa palabra porque tengo una cantidad de argumentos que los puedo enrostrar en caso que haya un acto de discriminación contra mi. Pero puedo pensar en los compañeros que viven ocultándose, en una doble vida. Lo que ocurre es que la discriminación es mucho más sutil. Se puede ser travesti como Florencia de la V, más no como una travesti que debe prostituirse para vivir. En la tele se muestra una travesti pero no sus condiciones de existencia. Entonces se construye un mito para sostener una supuesta tolerancia que no es real.

 ANRed: La palabra tolerancia es un tanto discutible.

 Flavio Rapisardi: La tolerancia es el mito liberal más grande porque es jerarquizadora, porque decir ‘yo tolero al otro’ es ponerlo un escalón más abajo y decirle ‘tengo que bancarte’. Yo estoy en contra de la tolerancia, creo que el discurso emancipatorio debe ser contra la discriminación. La no-discriminación es muy distinta a la tolerancia porque te obliga a pararte en un lugar donde el otro no sea visto como algo jerarquizado, y eso exige un trabajo con la propia identidad. Pero este trabajo lo deben hacer todos y todas y no solo la sociedad heterosexual, porque tenemos que ver la situación dentro del mercado gay en torno a la clase. Por ejemplo: podés ser gay o no, y yo no defiendo a un gay fascista. ¿Qué me importa con quien se acuesta? Si es fascista es fascista y yo lo combato. Se lo debe cuestionar por el lugar que ocupa y a partir de ahí entender cual es la dinámica de la represión.

La lucha para mí hoy pasa por mi grupo de pertenencia que es el Área Queer. Todo el tiempo hacemos autocrítica, este año internamente hacemos una puesta al día de nuestro activismo confluyendo con otros sectores, con movimientos villeros, Correpi, piqueteros, con movimientos combativos de mujeres. Estamos haciendo una especie de formación interna para saber cuales son las condiciones de la lucha hoy, frente a los movimientos de construcción hegemónica del peronismo y para esto no hace falta más que ver al Movimiento Evita cuando está en la calle y saber que el peronismo salió a conquistar las calles. Estamos en una nueva etapa y tenemos que ver cómo se articula un discurso emancipatorio frente a una fuerte politización que produce el peronismo en la calle. De que modo hoy, ante un movimiento popular que produce el peronismo, vamos a dar batalla por las banderas emancipatorias.

Actualmente estamos planteando una nueva alianza antirepresiva y antidiscriminatoria y con estos grupos podemos tener una diálogo con respecto a esta lucha política, de que forma podemos poner en los medios, en la agenda, en la visibilidad de la discusión, que el hambre, la represión, la discriminación continúan. Estamos discutiendo el marco de alianzas. Nos encontramos con que hay muchos sectores con los que ni siquiera se puede discutir, las condiciones de la pelea son distintas. Creo que estamos en un momento de licuado de las fuerzas sociales, de captación de sectores en manos del Estado, de realineamiento. Nuestra política hoy es de generar alianzas, consultas con los movimientos porque pensamos esto que será difícil de articular y la veo bastante complicada porque ante esta avanzada nosotros estamos en retirada.

Hay grupos que se convirtieron en ONG’S y se la pasan completando formularios para ver si tal proyecto es sustentable o no. Cuando llega a 30 personas, el gobierno construye política popular de masas, como salimos a construir sujeto social, porque te das cuenta en Neuquén con el tema de los docentes (que de un lado estaban ellos y del otro la UOCRA). Entonces nos queda repensar las condiciones de la política hoy y las articulaciones posibles. Si nosotros nos quedamos del lado del conflicto y actuamos junto a ellos creo que nadie nos puede venir a refutar.

Mariana Collante



0 comentarios

1000/1000
Los comentarios publicados y las posibles consecuencias derivadas son de exclusiva responsabilidad de sus autores. Está prohibido la publicación de comentarios discriminatorios, difamatorios, calumniosos, injuriosos o amenazantes. Está prohibida la publicación de datos personales o de contacto propios o de terceros, con o sin autorización. Está prohibida la utilización de los comentarios con fines de promoción comercial o la realización de cualquier acto lucrativo a través de los mismos. Sin perjuicio de lo indicado ANRed se reserva el derecho a publicar o remover los comentarios más allá de lo establecido por estas condiciones sin que se pueda considerar un aval de lo publicado o un acto de censura. Enviar un comentario implica la aceptación de estas condiciones.
Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Ir arriba