28/07/2017

Línea 60: una historia arriba de la muerte

arton53674.jpgDavid Ramallo, electricista de la empresa DOTA, falleció aplastado por un colectivo tras desengancharse de uno de los autoelevadores, denunciados en más de una ocasión tanto por delegados de la empresa como por el mismo trabajador. El hecho puntual ocurrió el 9 de septiembre de 2016 en una de las terminales de la empresa, en el barrio porteño de Barracas. Desde el hecho áspero e irreparable, el curso de los sucesos desarrollaron las fuerzas de la prepotencia, la especulación y también, la organización y resistencia. Por Máximo Paz, para ANRed.


DOTA dirige y explota -entre otras- el servicio de la clásica línea de transporte 60, donde un micro abordado por el electricista cedió sobre David y lo arrastró 20 metros, provocándole la muerte.

La empresa había evadido la mirada de los delegados electos de los trabajadores al fraguar el Preventivo de Siniestralidad, documento que observa las condiciones laborales del ámbito de trabajo. La situación sobre seguridad e higiene observada por los trabajadores de DOTA es innumerable. Las falencias se encuentran tanto en las unidades de transporte como en las cabeceras. En el caso del electricista, los autoelevadores se tratan de plataformas que levantan la unidad para que, desde abajo, se realicen los controles y arreglos necesarios. Los trabajadores en general y Ramallo en particular dejaron en claro mediante denuncias y filmaciones que las plataformas quedaban trabadas, portaban accesorios fabricados de forma precaria y que tales elevadores no estaban diseñados para soportar el peso de un colectivo.

El 9 de setiembre, un instrumento mínimo y frágil, que inmovilizaba el colectivo a la plataforma, cedió. Los compañeros de trabajo, ante el hecho, dejaron de inmediato sus tareas para socorrer a Ramallo, sumergido en desgracia. La voluntad no fue útil: DOTA no contó con los elementos necesarios para salvarle la vida al electricista. No los tenía.

El pedido de justicia por David Ramallo floreció de inmediato en las acciones y conciencia de la mayoría de sus compañeros.

El hilo de la historia cobra cierta visibilidad en el momento en que la empresa evidenció a viva voz los desarreglos y daños mínimos en las instalaciones de las oficinas directivas provocados por los empleados ante la certeza irremediable de la muerte de un compañero, acompañado por la indolencia gerencial. Más aún cuando los que conocieron la muerte de cerca decretaron un paro total de actividades.

En función de suscitar una estrategia contraofensiva, la jefatura del pulpo transportista decidió aplicar un lock out patronal y sanciones de corte terminal, al despedir a 10 trabajadores y suspender a otros 20.

Luego de la atroz contingencia y las disposiciones superpuestas en la contienda de disputa tanto de los obreros como de la patronal, el Ministerio de Trabajo llamó a conciliación obligatoria para luego conducirla a una de tipo voluntaria, que duró hasta el 29 de mayo de este año, fue cuando los directivos de DOTA renunciaron a las negociaciones. El 1 de junio, la empresa hizo efectivos los despidos y suspensiones.

Los trabajadores, en respuesta, se consolidaron ante la envestida con un nuevo paro total de actividades. Además de convocar a todos los compañeros de todas las cabeceras a una asamblea en la sede de la línea en la localidad bonaerense de Ingeniero Maschwitz. Allí se decidió parar 48 horas y seguir con un procedimiento de lucha hasta que todos los despedidos vuelvan a trabajar e inhibir las ilícitas suspensiones. También se reclamó por el mantenimiento en las unidades, acondicionamiento de los talleres, cabeceras y que se corrija la frecuencia en el servicio.

Con la fuerza de la medida, la UTA (Unión Tranviaria Automotor, sindicato nacional representativo de los trabajadores del transporte), muy alejada hasta el momento del conflicto, intervino para que el Juzgado Nacional del Trabajo Nº 40 diera lugar al Recurso de Amparo presentado por el gremio y de esta manera se instó a los dueños de la línea a dejar sin efecto las sanciones. A partir del primer minuto del día 3 de junio, los trabajadores levantaron la huelga y regresaron a sus lugares de trabajo.

El espontáneo protagonismo adquirido en el conflicto por parte de la UTA llamó la atención a dueños y acólitos subsidiarios. Sus frecuentes, extensas y barrocas solicitadas en diarios patronales, dando cuenta del conflicto a partir del punto de vista de sus abogados, incluyeron a Roberto Fernández, el titular histórico de la UTA. Las acusaciones al sindicalista rondaron en torno a la intención del burócrata de interceder dentro de los negocios de DOTA. No es para menos, el grupo es controlado por la familia Faija. José y Ángel son sus principales operadores. El desarrollo de DOTA se inició a mediados de la década del 90, pero su expansión no se detuvo durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. A pocas semanas de efectuarse la asunción macrista, el grupo siguió sumando líneas de colectivos. Con la adquisición de la empresa Transporte Atlántida, que opera con la línea 57 uniendo la Capital Federal con Pilar, Luján, Mercedes y Moreno, la firma fue convertida en ejecutor número uno del transporte en Buenos Aires. Desde ese lugar, DOTA también lidera el ranking de subsidios. Por ejemplo, sólo en 2015, según datos oficiales, la empresa recibió de lleno $430,6 millones en concepto de subsidio al transporte, a esta cifra hay que sumarle otros $900 millones que recibieron algunas de sus principales subsidiarias, como Transportes 12 de Octubre (que opera la línea 7), Transportes Río Grande (líneas 5,8, 23), Transportes Lope de Vega (56, 76, 91, 135) y Transportes General Roca (21, 108).

La contienda tuvo por parte de los compañeros de David un riguroso golpe de efecto hacia los demás sectores de la sociedad en donde se encontraron con el apoyo de sus pares, el respaldo político de espacios de la izquierda, el sustento estratégico del sindicalismo clásico y el electoral por parte del Ministerio de Trabajo junto con el de Transporte. La escalada de posiciones desembocó en una huelga de 8 jornadas de duración sobre los 17 recorridos de la línea, que se decidió después de la efectivización de los despidos y suspensiones el 6 de julio. Sobre ello, ambos ministerios suscitaron una nueva conciliación obligatoria. El sábado 22 último fueron notificados los trabajadores compañeros de Ramallo. El Ministro Triaca les abrió las puertas y, frente a todos, el grupo DOTA rechazó cualquier principio de acuerdo.

El hambre electoral, el apetito empresarial, la avidez sindical y la sed de vivir de los trabajadores entreveran el brete. La empresa no cede, los ministros se dan vuelta por un momento para empacharse de encuestas y el cuerpo de delegados afronta un nuevo desafío de lucha. Las tracciones dirán si la muerte de David Ramallo fue en vano o no.



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