09/12/2006

«Por nuestros hijos»

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Con esta frase comienza el film «Fusilados en Floresta», dedicada a los tres pibes masacrados en diciembre de 2001 por un ex policía, pero también a todas las víctimas de gatillo fácil y especialmente a las luchas contra la impunidad institucional. ANRed pudo apreciar la obra del director Diego Hernán Ceballos, un excelente y completo documental, que pone en evidencia el accionar represivo a través del tiempo y como la búsqueda de Justicia lleva a las familias involucradas a un mayor compromiso, convertido luego en militancia.


«No hay cámaras, ni nada que pueda retratar el horror». Así se refería Diego Ceballos al momento de exponer algunas palabras sobre su documental «Fusilados en Floresta». Y es verdad. Tanto horror, tanta sinrazón que no puede explicarse, pero lo que sí logra el documental de Ceballos es desnudar la lógica con la que se mueven esos asesinos de arma reglamentaria y uniforme. Vemos que no son casos aislados, que no son uno o dos policías trastornados, que no se arrepienten de sus hechos, y que ejercen el control y la represión, cual señor Matanza.
Podría decirse que es sólo la historia de tres chicos asesinados, Maxi, Cristian y Adrián. Pero no, es mucho más que eso. Refleja una lucha, surgida del dolor y de la necesidad de parar tanta ilegalidad, abuso y violación a los derechos humanos por parte de las instituciones y en particular de las fuerzas de seguridad.

Injusticia, impunidad, odio, muerte, dolor

Corrían los últimos días de 2001. El 19 y 20 de diciembre se desató la reacción de un pueblo oprimido por la crisis económica, corridos por el hambre y la desocupación creciente, contra las políticas nefastas del entonces presidente Fernando de la Rúa.

En el país hubo varios epicentros de la lucha, tanto en Buenos Aires como en las provincias, con centenares de miles de personas casi permanentemente en la calle y también movilizaciones masivas. El dictamen de Estado de Sitio fue un cachetazo más en la cara, la gota que rebalsó el vaso del ataque institucional, al cual la gente no demoró en resistir. Como toda respuesta a su protesta, el pueblo recibió balas de goma, balas verdaderas, gases, golpes, cientos de heridos y una treintena de muertos.

Luego de esa explosión, el 29 de diciembre de 2001, las crónicas relataron un hecho más, entre tantos, de la violencia policial. La escena esta vez era en la esquina de Gaona y Bahía Blanca, barrio de Floresta, en una estación de servicio. Allí Juan de Dios Velaztiqui asesinó a tres pibes que miraban por televisión como era golpeado un policía. Sólo bastó un gesto de aprobación de los muchachos sobre lo que veían para que el sargento retirado de la Policía Federal disparara contra ellos, quitándoles la vida a sangre fría. Maximiliano Tasca, de 25 años, Adrián Matassa, de 23 , y Cristian Gómez, de 25, murieron. Enrique Díaz pudo escapar de la salvajada. Prontamente, Velaztiqui se dispuso a disfrazar el asesinato como un enfrentamiento, que terminó con «tres delincuentes abatidos».

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Hasta aquí los hechos, relatados por madres, padres, hermanas a la cámara de Ceballos. Pero también los testimonios de vecinos, amigos y testigos que ahondan en la vida de los chicos y como luego de su muerte se van encontrando todos en Floresta en un sitio común de movilización y reclamo.

Justicia, lucha, sosiego, amor, vida

Empiezan inmediatamente las marchas para pedir el esclarecimiento del hecho y su consecuente condena al culpable. Surge una lucha, individual al principio, colectiva más tarde. Una lucha que parte del dolor, del sombrío dolor de perder a un hijo y que a medida que pasa el tiempo da más fuerza para seguir. Una tras otra marcha, los padres, vecinos, amigos, todo el barrio se junta en un solo grito: Justicia.

La creciente militancia en Derechos Humanos hará entender que no existe sólo el caso de Maxi, Cristian y Adrián, que han habido y hay muchas víctimas de la irracionalidad primero y de la impunidad después. Se sabe que no es, lamentablemente, Juan de Dios Velaztiqui el único miembro de la fuerza policial que mata, asesina, ultima, extermina, y luego para no ser culpado finge, miente, inventa, y sus iguales encubren esa mentira, dando su propia versión de los hechos.

Esa lucha que llevan a cabo familiares y amigos va horadando las estructuras de la Injusticia. El momento en que se dicta la sentencia, es el más esperado para descargar tanta tensión, tanto dolor. «Creo que recién ahí pude llorar por mi hijo todo lo que no lo había llorado antes» relata una madre.

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El documental no sólo narra esta historia, llamada la masacre de Floresta. No, hay más. Nuestros ojos verán una sucesión de imágenes tremendas, aberrantes, de la represión policial en nuestro país, según el paso del tiempo. En blanco y negro unas, en color otras, pero todas sindicando al uniforme de las fuerzas de seguridad como triste, patética y repetida fuente de crueldad y salvajismo. Pero allí esta la clave que nos da Ceballos. Allí está registrado en código visual, las diferentes etapas de represión policial, su «aggiornamiento» y como ese accionar sirve a los efectos de mantener en el poder a los sectores dominantes de la sociedad.

Una vez terminada la proyección, sólo resta decir gracias. Gracias al director por este film, que no sólo muestra una lucha y sus resultados, sino que va mas allá y decide comprometerse con la realidad de quienes padecen injusticias, pero se levantan una y mil veces contra ellas. Gracias a los protagonistas, por habernos enriquecido con su búsqueda de Justicia, entre ellos la valiente testigo que vio todo y declaró en el juicio contra Velaztiqui, pese a las amenazas, pese a todo. Gracias a los espacios de Derechos Humanos, que surgen de la organización colectiva. Gracias.

Ernestina Arias


Ficha Técnica:

Fusilados en Floresta – Argentina – 2006

 Dirección: Diego Ceballos

 Género: Documental – Derechos humanos

 Duración 101 minutos

 Fotografía: Facundo Echeguren

 Música: Sebastián Romero

 Equipo Técnico Producción: Juan Domínguez y Marcelo Otero

 Montaje: Diego H. Ceballos y Sebastián Romano

 Sonido: Jorge A. Fortes

Cine donde se exhibe:

 Cine Gaumont KM 0 (Av. Rivadavia 1635, Capital Federal)

 Horario: 17:10, 19:20 y 21:30 hs

 Entrada General $ 4 Jubilados y Estudiantes 2,50



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