01/10/2006

«Generar organización popular ha sido nuestra tarea en 13 años»

Imagen_044b.jpgEl sábado 23 de septiembre, en el barrio Parque Mariano Moreno, se celebró el 13º aniversario del Galpón Cultural, como siempre, con un festival en la calle. ANRed pudo dialogar con una de sus integrantes para recordar los comienzos y analizar el presente.
Fotos: Galpón Cultural.


El paisaje deja ver, como en un mosaico caprichoso, calles sin asfaltar, con calles y avenidas ya pavimentadas. Arbustos y árboles en las veredas. Casas que de a poco se construyen, y otras que parece nunca se terminarán, donde muestran su desnudez los típicos ladrillos anaranjados. Al atardecer, detrás de los grandes pinos y álamos, se esconde el sol, dejando lugar a que los faroles iluminen ese gran escenario que es la calle Aquino, justo cuando se cruza con Italia, al ladito del arroyo.

El barrio Parque Mariano Moreno, donde está enclavado El Galpón Cultural, es un humilde lugar en Claypole donde los vecinos saben que cada septiembre trae, además del aroma a fresias, el sonido de quenas, guitarras y bombos, cuando no un acordeón. Es que hombres y mujeres, hijos de paraguayos, bolivianos o chilenos, nietos de tucumanos, correntinos y chaqueños, entre varios orígenes, se juntan para bailar y festejar un año más de vida de ése lugar por donde muchos pasaron para asistir a algún taller, ver un documental o compartir un mate y escuchar a otros vecinos como unirse para paliar los efectos de la desocupación.

La solidaridad del barrio nunca permitió que El Galpón cerrara sus puertas. Si no era la parte de adelante del terreno de una vecina, eran las aulas de la Escuela 63, o el patio de la casa de otro vecino. Hoy, con el arroyo y los árboles como fondo y el puente como entrada sigue abierto a la comunidad. Charlamos con Gretel, una de las referentes desde el mismo comienzo del Galpón, para que nos contara la historia de lucha de este espacio que creció con el barrio.

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Los comienzos. La etapa de los sueños.

 ANRed: ¿Cómo nace el proyecto que abrió las puertas del Galpón Cultural?

 Gretel: La idea surge un año antes de que empezáramos con los primeros talleres en septiembre del ’93. Veníamos laburando desde el ’92, cuando nos juntamos con el objetivo de seguir organizándonos todos los chicos que conformamos el grupo originario, que justo egresábamos del colegio secundario. Algunos habíamos participado del Centro de Estudiantes y como nos quedábamos sin ese espacio de discusión y militancia, empezamos a ver la posibilidad de seguir haciendo estas cosas que nos parecían importantes. Entonces, con un compañero- que también es de la primera hora- que se llama Ernesto y que tenía un galpón en la casa sin usar, surge la primera idea, que era hacer una radio comunitaria. Muchos estábamos estudiando Ciencias de la Comunicación y Periodismo, y nos pareció bien utilizar ese espacio y aprovecharlo también para dar talleres. Nunca se pudo concretar ese sueño que era la radio, porque no nos alcanzaba la guita, no teníamos para el transmisor. Pero, aunque nunca pudimos tener una radio para transmitir al barrio, de todas maneras hicimos talleres internos con la escuela 63 (que quedaba al lado) para que los chicos produzcan notas para distribuir en las radios de la zona.

 ANRed: La idea original derivó en otra…

 Gretel: Nos fuimos dedicando básicamente a los talleres culturales y educativos, como inglés, alfarería, corte y confección, folklore, y la idea siempre fue que los vecinos pudieran acercarse a poder mostrar lo que saben hacer. Revindicar que todos tenemos algo para transmitir y para enseñarles a los demás, no solamente los que estudiamos y nos formamos en algún lugar académico, sino que todo vecino, toda persona, tiene un conocimiento que puede socializar. Ese es uno de los pilares que tiene El Galpón: siempre las puertas están abiertas para que cada vecino que quiera solidariamente acercar su conocimiento, tenga un espacio donde pueda hacerlo.

 ANRed: ¿Y cómo fue el acercamiento de la gente del barrio?

 Gretel: Nuestros compañeros, Ernesto y Ariel, vivieron toda su vida en el barrio, y sus padres, que apoyaban cuestiones colectivas, nos acompañaron desde el primer momento en la iniciativa, así que ese vínculo nos ayudó mucho porque nos daba un acercamiento. No éramos todos desconocidos, éramos los amigos de Ernesto y Ariel, teníamos una entrada desde ese lugar.

Luego se sumaron más vecinos y eso trajo aparejado varios conflictos que tenían que ver con cuestiones desde generacionales hasta de distintos intereses. Algunos querían que nos transformáramos en Sociedad de Fomento, otros querían ir a pedir guita a los partidos políticos, o bien pedir ayuda directa al municipio. Estuvo muy interesante todo ese proceso, porque en realidad nos hizo a nosotros como grupo motor, ver hacia dentro que es lo que queríamos construir y desde donde. Si queríamos ser cien por ciento autogestivos, si queríamos tener algún tipo de ayuda extra y bajo que condiciones, si queríamos ser fomentistas o no. Y eso nos hizo pensar cómo y de qué manera queríamos construir este Galpón nosotros. Fue un proceso interesante y nosotros al principio no sabíamos como manejarnos porque nos limitábamos mucho, ya que no queríamos faltarle el respeto a gente que se acercaba. No queríamos quedar como «mocosos insolentes» diciendo «no, no queremos esto» y siempre estábamos ahí en una situación medio tirante. Pero, siempre desde el respeto y nunca desde una posición de expulsar, tratamos de plantarnos desde nuestros objetivos.

 ANRed: ¿Cuáles eran esos objetivos?

 G: Nos fuimos dando cuenta que era un barrio en donde la gente se encerraba cada día más y una de las primeras actividades que hicimos fueron los festivales en la calle, tipo peña. En el barrio siempre hubo escuelas de folclore, entonces nos pareció un buen espacio y algo importante el hecho de cortar la calle para poner mesas y un escenario. En principio nuestro objetivo era que la gente salga a la calle y se junte a través de una actividad que los convocara. Ése era nuestro primer desafío. De hecho los primeros volantes donde nosotros invitamos a la gente a acercarse decían «Vecino salga de su casa, júntese con otros vecinos, siempre es más fácil paliar la crisis entre varios». Ese era y sigue siendo nuestro discurso: el juntarnos.

Entonces el primer objetivo era lograr que la gente empiece a salir, a encontrarse, a verse, a ver qué pueden hacer en conjunto. Durante los primeros años hacíamos muchos festivales en la calle. Por ejemplo, para las «fechas patrias» -por llamarlo de alguna manera- hacíamos fiestas pero desde una visión diferente, como el 25 de mayo, donde con las muestras de los talleres también hablábamos con los vecinos sobre que otras cosas no nos cuentan en la escuela, tratar de ver otras visiones.

Un festival que lo seguimos sosteniendo es el «Festival por Nuestras Raíces», donde se reivindica nuestra cultura desde los pueblos originarios hasta lo que somos hoy.

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Segunda etapa: la desocupación en el barrio

 ANRed: Cuando comienza a funcionar El Galpón es la época en que el modelo neoliberal (de la mano del menemismo) arrasa en la economía y empieza a notarse en el índice de desocupación. ¿Cómo ve El Galpón ese proceso en el barrio?

 G: A partir de esa situación también nosotros empezamos a ver esta problemática, a sentir en carne propia el tema de la desocupación. Es un barrio de gente trabajadora; entonces empieza a surgir esta situación de «aquel se quedó sin laburo», «el otro se quedó sin laburo», «aquel esta súper explotado», o «solamente pegan unas changas de vez en cuando». Paralelamente se van dando los primeros pasos de organización de los movimientos de desocupados, el MTD Solano, el Teresa Rodríguez, en el interior del país, empieza a haber organizaciones de autoconvocados, vecinos, gente trabajadora que se va quedando sin trabajo y empieza a organizarse para ver de que manera juntos empezar a estar un poco mejor y siempre reclamando puestos de trabajo.

Empezamos a pensar de que manera podíamos tocar el tema. Teníamos conocimiento de organizaciones que se estaban dando, básicamente el MTD Solano, pero no sabíamos desde donde llevar esa problemática.

Lo primero que se nos ocurre es hacer un censo, para ver cual era la realidad concreta del barrio. Sacamos un pequeño volante que repartíamos diciendo que esa era la situación que nosotros veíamos pero que queríamos saber cuál era la realidad en cada casa. Trabajamos casi dos meses censando la periferia del galpón, o sea 4 o 5 cuadras a la redonda, no mucho más. Ahí tuvimos datos de cuántos eran del grupo familiar, cuántos estaban sin laburo, qué oficios sabían, desde cuándo se habían quedado sin laburo.

La otra tarea fue ir a hacer esa devolución a las casa y empezar a preguntar quién estaba de acuerdo en acercarse y de qué manera podíamos empezar a ver alguna salida colectiva. Convocamos a una primera reunión y vinieron 15 vecinos. Se habló del tema, se hizo catarsis colectiva y en un segundo encuentro, ya con más vecinos, invitamos a compañeros del MTD Solano, que nos contaron sus experiencias de organización. Esto ocurrió por el 2001 antes de hacer la toma del lugar donde estamos actualmente que fue en enero del 2002. Veníamos de una etapa itinerante, sin lugar fijo, debido a que la familia que nos dio el primer espacio, luego lo necesitó. Para no cerrar las puertas del Galpón y gracias la solidaridad de los vecinos los talleres funcionaban en algunas casas y hasta en la Escuela. Contábamos con un tinglado, pero no teníamos terreno donde ponerlo. Tanteamos la posibilidad de hacer alguna compra o ver algún terreno fiscal.

 ANRed: ¿En qué forma incidió el hecho de ser parte del MTD en la obtención del actual terreno?

 G: Empezamos siendo un barrio del MTD Solano y paralelamente, con esta nueva etapa de organización que era el Movimiento de Desocupados, también estaba la posibilidad de plantearnos un desafío mayor, que era sostener una toma de tierras al lado del arroyo. Pensamos en cómo tomaría el vecino este hecho, porque es un barrio que no está acostumbrado a tomas de tierras, no tiene una historia como Solano, como San José u otras localidades, donde esto es moneda corriente. Entonces fuimos preparando la toma de tierras, no la ocultamos, sino que la trabajamos. Les explicamos a los vecinos, a las autoridades de la Escuela, a la Sociedad de Fomento Mariano Moreno, la problemática de que no teníamos espacio, que no queríamos perder lo hecho desde El Galpón, que la gente lo apreciaba.

Armamos un proyecto donde propusimos la transformación del basural, que era la costa del arroyo, en un centro cultural con una huerta y el objetivo de seguir expandiéndonos hacia el fondo para construir un complejo recreativo. Trabajamos los planos con compañeros de Arquitectura, un laburo bastante serio porque el tema era tener una buena aceptación en el barrio y poder resistir un intento de desalojo.

Si bien hubo varios intentos de desalojarnos, nunca hubo una confrontación, siempre fue todo de palabra: venía la policía y nos decía que nos teníamos que ir; nosotros les contestábamos que no. Ahí tratábamos que hubiese más gente en la toma. Nos dimos todo un trabajo de red y alertábamos al resto de las organizaciones compañeras, como por ejemplo Correpi. Fue bastante bien llevada la toma, todos notaban que el barrio nos acompañaba, desde ese lugar nos plantábamos nosotros: tomar un basural al cual nosotros junto a los vecinos lo íbamos a convertir en un espacio verde para el barrio, donde además se den talleres educativos.

 ANRed: ¿Pero había un dueño que reclamara? ¿Por qué venia la policía?

 G: La tierra en la que estamos nosotros, que es un costado de arroyo, se llama «camino de zirga», pertenece a Provincia. No es un terreno privado, es un espacio que hay que dejar en las costas de los arroyos por si se desbordan. Entonces no había un dueño que nos quería sacar, no es un espacio privado aunque la puntera si movió sus contactos con la policía y el municipio para sacarnos, pero tampoco es un espacio que sea apto porque si el arroyo se desborda, se inunda. Igualmente, está lleno de casas por todos lados, y si se desborda nos inundamos como el resto de vecinos que viven allí.

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Hoy. El trabajo continúa.

 ANRed: ¿Cómo es hoy la vida al lado del arroyo?

 G: Actualmente estamos llevando adelante todo el trabajo de mantener la no contaminación del arroyo, más la problemática del agua en el barrio que se viene laburando desde hace 10 años, no es que sea nuevo, pero lo hacemos con otras organizaciones de la zona como MTD Brown, gente de la Asamblea de Claypole, con Vecinos Autoconvocados. Porque es una realidad bastante grave dentro del conurbano en general y particularmente para nosotros, que estamos al lado de un arroyo a cielo descubierto, que viene contaminado. Este arroyo no arrastra sólo residuos domiciliarios, no es un pañal o un perro muerto, o la basura, que si bien es un bajón, no son el factor más grande de contaminación. Eso nos quieren hacer creer: que es una dejadez de los vecinos, pero no. Esto es una desidia, un abandono y una falta de política que tiene que ver con intereses económico.

Un montón de veces hay agua fluorescente y olores horribles de los desperdicios que tiran industrias. Una de las luchas que venimos sosteniendo -y vamos a seguir dando- es el tema del agua. Primero porque no hay cloacas; segundo, no hay agua corriente y tercero, las napas están contaminadas y el arroyo es uno de los factores grandes de contaminación. No por el arroyo, porque en realidad el que lo conoce puede decir que es bastante lindo a comparación de otros del conurbano. Tiene vegetación autóctona bastante tupida, muy seguido vienen garzas. Es un lugar muy lindo, frondoso y en general no tiene malos olores. Pero por momentos sí se vuelve irrespirable. Estamos averiguando e investigando bien con organizaciones ecológicas y gente que ha pasado por la misma instancia, saber que nos conviene más: o un entubamiento o una preservación ecológica. Porque los arroyos son parte de nuestra geografía, el tema es desde donde uno los puede reciclar, y poner en buen estado.

Hace 30 años en este lugar los pibes se juntaban, metían «las patas» en el agua y cazaban ranas y algunos hasta se tiraban a nadar. Esa es una de las cosas que si se pueden, queremos recuperar, porque entubar trae aparejado que ya no se pueda ver lo que pasa, ni se pueda sentir los olores. En nuestra asamblea estamos discutiendo que queremos si a cielo descubierto para poder preservar la fauna y además poder controlar lo que lleva o el entubamiento.

 ANRed: A modo de balance de estos 13 años, ¿cómo ves hoy al Galpón?

 G: Nosotros mantenemos siempre como horizonte el generar organización de los vecinos y trabajadores, que está relacionado en principio con salir y juntarse y ver que todo es más fácil y satisfactorio si lo hacés con otro. Los problemas siempre es mejor afrontarlos de una manera colectiva y buscar soluciones entre todos y crecer es una cuestión que tiene que ver con la organización y por lo que hemos trabajado en estos 13 años. En poder escuchar al otro, en pensar una estrategia para ese problema en común, en formarse, en discutir, en no ser sectario.

Hoy tenemos un espacio propio para recrearnos y estar todos juntos. Ese espacio lo compartimos con el Movimiento de Desocupados Norberto Salto, que tiene una dinámica de grupos de trabajo y asambleas una vez por semana. Todas las cosas que hacemos y que hicimos, desde los talleres para niños y adolescentes o desde el Movimiento, a pesar de nuestras falencias, han sido en pos de generar organización popular. La base es la organización y el desafío de crearla lo tenés desde el hecho de juntarse para festejar los cumpleaños de los compañeros, hasta el de reunirse para reclamar por puestos de trabajo genuino. En estos años se trató de que toda persona que pasara por El Galpón o por el Movimiento supiera que esta es una de las soluciones: organizarse y pelear por un objetivo en común.

 ANRed: Espíritu de lucha que se ve en otros compañeros, como los de Las Cavas, en San José…

 G: El año pasado se sumó un grupo de compañeros de un barrio de San José, con la necesidad de tener un terreno propio por la problemática de vivienda que padecían.
En ese barrio, «Las Cavas», vieron la posibilidad de hacer una toma de tierras. Junto al Movimiento de Trabajadores Norberto Salto, formamos parte de una coordinadora que es el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL). Organizamos una red de compañeros para resistir la toma. Así, en octubre, los compañeros lograron instalarse en esos terrenos, no sin dar pelea. Ni la Infantería, ni las topadoras nos han podido sacar.
Ahora la toma ya está establecida y tiene sus casitas, incluso ya funciona el Centro Cultural «Las Cavas», donde damos alfabetización para adultos, hay una guardería, comedor, merendero, ropero y otros talleres más.

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El recuerdo. Norberto Salto… ¡Presente!

Culminando la charla, con tantos recuerdos de momentos de lucha, de fiestas a pura guitarra y acordeón, de reuniones con mates y tortas fritas, de tardes bajo los álamos aprendiendo a leer, se torna inevitable no mencionar a uno de los integrantes del Galpón que la muerte se llevó prematuramente, por falta de seguridad laboral: Norberto Salto; Norber, como le decían todos. Se torna inevitable no hablar de ese pibe del barrio, de ojos claros y sonrisa tierna, que creció con el Galpón, con sus idas y sus vueltas. Ese pibe al que el sistema se negaba a darle una chance, pero que la juventud lo encontró con la plena convicción de cambiar las cosas. Norber, también se tornan inevitables las lágrimas. (1)

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 Gretel: Ale y Norber son mis compañeros históricos. Norber me acompaña siempre, con su fuerza y su espíritu de superación. Él se acercó al Galpón cuando tenía más o menos 10 años. Nos veía desde afuera y chusmeaba, a veces venia a hacer «bardo». De a poco se fue involucrando más, se fue afianzando en su personalidad, se alfabetizó, y era un referente del Movimiento.Tenemos mucho amor por Norber y por toda su historia y lo reivindicamos en esta cuestión de lucha.

Si le pusimos su nombre al Movimiento de Desocupados fue en homenaje, pero también para tener presente en qué condiciones murió: en condiciones de trabajo sumamente precarias. Supuestamente la reactivación económica y laboral beneficia a todos, pero en realidad significan puestos de trabajo en negro, en condiciones infrahumanas, sin cuidado para los compañeros que trabajan y esa es una lucha en la que somos parte. Nosotros queremos puestos de trabajo genuino y digno. No estamos en contra de la changa, porque eso sirve para paliar el hambre hoy, pero sí luchamos para que no haya más pibes que terminen como Norber. Él estaba muy contento con su changa, porque además él quería ser oficial albañil y justo estaba laburando de albañil cuando muere. Nosotros queremos trabajar en condiciones dignas, queremos que nos paguen, que nos cuiden, recibir salario familiar, tener antigüedad, porque somos seres humanos y queremos vivir dignamente. Y esa es la enseñanza que nos dejó la vida y la lucha de Norber.

Ernestina Arias


Imagen_035bisi.jpgEl festival se transmitió por el canal 5 de aire, Canal Comunitario de Claypole, un proyecto que llevó adelante el Galpón, así como también la proyección en distintas oportunidades de películas y documentales para todos los vecinos.

Talleres libres y gratuitos en el Galpón:

 Apoyo escolar 1° 2° y 3° ciclo EPB y ESB: Sábados 14:30 hs

 Dibujos para niños: Sábados de 16 a 17 hs

 Chocolatada: Sábados de 17 a 18 hs

 Murga: Acercarse los sábados a las 16 hs

 Expresión Corporal: Sábados de 11 a 13 hs

 Alfabetización / Lectocomprensión para adultos: Lunes, miércoles y viernes de 9 a 10:30 hs

 Taller de Historia: Lunes 16 hs

 Taller de Periodismo: Sábados 10 hs

 Taller de Computación: Jueves 10 hs

 Comisión de cultura: Reunión sábados 16 hs

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Galpón Cultural de Claypole

 galponcultural@yahoo.com.ar

 http://www.nodo50.org/galponcultural

Cómo llegar: desde la Estación Burzaco, Colectivo 160 bajar en Alsina y Aquino. El 177 o 263 bajar en Monteverde y Figueroa. Desde la Estación Claypole el 160 en Alsina y Aquino, el 318 en Londres y Tejedor.


(1) Para más información sobre Norberto Salto ver:

article1496

Para más información de «Las Cavas» ver:

article1262



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