14/01/2015

«Yo quiero justicia por ella»

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Micaela Soledad Gonzalez tenía 18 años y estaba embarazada de tres meses. Hace una semana fue asesinada por su pareja Brian Emanuel Navarrete de 20 años en su casa en el barrio de Villa Hidalgo, San Martín, a golpes con un ladrillo. Su familia, en especial su madre, María Silva, reclama justicia. Por Masi Marin para Caminando Juntxs

YO QUIERO JUSTICIA POR ELLA

Pocas situaciones en esta vida generan un dolor tan inmenso como enterrar un hijo. En el caso de María Silva, madre de Micaela Soledad González, asesinada por su pareja el miércoles pasado; la angustia se eleva a la potencia ya que además debe hacerse cargo de su nieta de dos años que aún no logra comprender la ausencia de su mamá.

Micaela de 18 años estuvo en pareja durante cuatro años con Brian Emanuel Navarrete de 20. Juntos tuvieron a Giuliana y vivieron en una casa muy humilde en Villa Hidalgo. Durante toda la relación hubo situaciones de violencia, de maltrato constante, él era el típico macho que se cree dueño de su mujer y que cada tanto la golpea para imponerse. «Ella nunca lo quiso denunciar.” narra María, mamá de Mica

«Él siempre le pegaba porque le tenía muchos celos pero nunca a este extremo. Nunca se cayó al hospital, nada más que una tirada de pelo, ¿viste? Ellos estaban separados hace dos meses más o menos, ella estaba viviendo conmigo acá, en mi casa, con la bebé.” María vive en el asentamiento hace muchísimos años, donde nunca tuvo acceso a un plan de viviendas ni a servicios básicos. Micaela creció allí.

Algunos periódicos sensacionalistas destacaron que la muerte se dio como consecuencia de una feroz discusión. Nada más lejano. «No, no. Fue una cosa de dos minutos” aclara María «él vino a ver a la nena. Ellos estaban desayunando, tomaron té, fueron a comprar pan juntos. Nada, yo no he visto empujones, no he visto nada. Fue una discusión de un minuto, no sé si hubo un entredicho en eso. Y fue con un ladrillo, un ladrillazo en la cabeza. Le hizo hundimiento de cráneo, pérdida de masa encefálica.” Para María es muy difícil relatar esto. Se le entrecortan las palabras por el llanto. Es su hija. El dolor mezclado con el estupor. No puede creer que tenga que estar relatando esto.

«El panadero estaba con su camioneta en la cuadra cuando lo oyó a Brian levantar la voz” cuentan varias vecinas. Luego vinieron los ladrillazos. «Soltó el ladrillo y se le tiró encima y le seguía pegando” cuentan «varias vecinas lo corrieron a piedrazos.” Allí mismo el panadero se ofreció a llevarla al hospital. Mientras la subían todos decían «con cuidado que está embarazada.” En el Hospital de Boulogne evaluaron la gravedad de sus heridas y la derivaron al Hospital de San Isidro donde finalmente a la madrugada Mica dejó de existir.

Luego María tuvo que pasar a la segunda etapa. El manoseo de la burocracia. Su hija en la morgue, un informe incompleto hecho en San Martín donde no indicaba que Mica estaba embarazada, la autopsia en San Isidro que al descubrir esto interrumpen los preparativos del velorio y retienen el cuerpo dos días más, el asesino prófugo, la justicia discutiendo si es homicidio simple o doble, si es agravado por el vínculo o si es mera alevosía, la municipalidad ausente, el gobierno provincial ausente, el gobierno nacional ausente. Los días pasaban y en la familia comenzaron a vender cosas que tenían y juntaron la plata para el velatorio. Luego el asesino se entrega.
Ronda de reconocimiento. Nuevamente esperar. Cuanto manoseo ¿no? Cuando todas las herramientas del Estado no están al servicio de prevenir la violencia de género, mujeres como María, tienen que pasar por todo esto, pequeñas como Giuliana tienen que padecer la pérdida de su mamá, tipos como Brian Navarrete siguen siendo impunes.

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«Nadie me va a devolver la vida de mi hija ¿Pero sabes lo que quiero?” dice María con una dignidad increíble y con una lucidez impecable «Que no quede, porque ya hubo muchas muertes. Esto no. ¿Sabes por qué? Por mi nieta. No por mí, por Giuliana. Yo quiero justicia por ella. Porque a ella le arrebataron a la madre. Yo tengo que criarla ahora con la ayuda de mis hijos, de mi nuera, de mi yerno, pero ¿porque yo, si yo soy la abuela? Ella tiene que criarse con la mamá, no es justo.”

Txt y Fotos: Masi Marin para Caminando Juntxs .

Más info en ANRed:

San Martín, Pcia. de Buenos Aires: Piden justicia por el femicidio de Micaela Gonzalez



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