Movilización a cuatro meses del asesinato de Matías Pena
Vecinos, familiares y amigos de Matías Pena marcharon una vez más al cumplirse 4 meses desde que el joven apareció ahorcado en un calabozo en la Comisaría 2º de Lanús Este. Las calles Illia y Salta en esa misma localidad se convirtió en la esquina de la convocatoria. Desde allí se marchó hasta las puertas del lugar del hecho. Durante el recorrido, la exigencia de justicia, el relato de los hechos y la denuncia constante se dejaron escuchar en reiteradas oportunidades. Fotos: ANRed
Lugar de estar cotidiano, representación característica que aquellos que deciden disfrutar de un lugar, saber del encuentro. La esquina de Arturo Illia y Salta lució con la bandera de Justicia por Matías. Amigos, familiares y vecinos comenzaron a concentrarse y los tambores del grupo ”Los tambores no callan” iniciaron su repiqueteo para aclimatar y acompañar el ambiente de lucha.
La marcha arrancó. La Avenida 9 de julo ubicada en el centro de la ciudad de Lanús, se encontró una vez más con el grito de justicia y el nombre de Matías Pena inundando las esquinas. Los amigos del joven encontraron las palabras exactas para dejar bien en claro qué había pasado aquel 4 de marzo en el calabozo de la comisaría del barrio. Los transeúntes se detuvieron al escuchar la voz de los presentes mientras algunos vecinos comprometidos con esa lucha repartían volantes informativos. El caso de Luciano Arruga, los asesinatos de Bariloche como así también la cantidad de episodios de gatillo fácil que se extienden a lo largo y a lo ancho del país cargaron de mayor contundencia el relato. Dejando bien en claro «que el caso de Matías no es un hecho aislado sino que es parte de una constante propia de la fuerza policial que mata a los que menos tienen”
Los tambores no callaban, como sí lo demostraban el impulso de las manos que coordinaban también con los característicos cánticos alusivos. Y la marcha continuaba su paso lento, paciente, marcando el andar de una avenida altamente comercial y concurrida. Nadie podía dejar de observar que una bandera color granate, otra celeste y blanca y el sonido de los tambores irrumpían una de las tantas tardes de compras. El gentío se abría ante el avance de la columna barrial.
Finalmente, se llegó a la comisaría donde la denuncia se realiza cara a cara. Ahora sin las vallas, una línea de efectivos impedía el ingreso. Los amigos y familiares de Matías encontraron la oportunidad de manifestarles su repudio, mirarlos a la cara y hablarles de Matías. Así denunciaron la responsabilidad absoluta por los hechos ocurridos dentro de ese establecimiento en aquella madrugada de marzo donde a un joven lo apresan, lo encierran en un calabozo y cuarenta minutos después aparece ahorcado con su propia remera.