A dos años del asesinato policial de Braian Hernández: esto no terminó
Es el segundo aniversario de la muerte del pequeño Braian Hernández, que fue ultimado de un disparo en la nuca por el policía Claudio Salas. El uniformado fue condenado a perpetua en diciembre del 2013, pero en agosto el TSJ decidió cambiar la calificación legal. Desde Zainuco, aseguran que son «indicios claros de acuerdos de impunidad y vía libre para matar” y que siguen «peleando contra la justicia burócrata y burguesa y luchando en la calle”. Por El Zumbido.
Desde la agrupación Zainuco, que actuó como representante de la querella en el juicio llevado adelante el año pasado contra el asesino policial Claudio Salas, recuerdan que la madrugada en que el uniformado fusiló a Braian su madre no lo podía encontrar «“porque en ningún lado le daban información- y expresan que «así como esa noche le pusieron todas las trabas para encontrar a su hijo, hoy nos siguen poniendo a todas y todos los que buscamos justicia trabas legales, indicios claros de acuerdos de impunidad y vía libre para matar”.
«Sostenemos que no se trata de un solo policía, sino de una institución violenta y asesina”, subrayan desde Zainuco y dan cuenta de cómo el TSJ dio vuelta la sentencia de un momento a otro, quitando el agravante de abuso de función, lo que definen como «una decisión política muy jugada, imaginamos que muy redituable, porque ahora se repite con el policía que mató a Matías Casas”.
Zainuco también recuerda el asesinato de Willy Gutiérrez, testigo acribillado horas después de declarar contra Salas y contra los policías de la Comisaría 18. Resaltan que ningún miembro de la institución fue alcanzado por la justicia, aunque sí cumple su condena Sebastián González, el acusado de haber cometido el crimen: «los policías que le dieron la orden y las armas para ejecutarlo gozan de impunidad”.
«A dos años del asesinato policial de Braian Hernández, remarcamos que seguiremos peleando contra la justicia burócrata y burguesa, pero que también seguiremos en la calle luchando contra las balas que el Estado tira hacia los pibes en los barrios, contra los funcionarios que lo alientan, contra los medios que lo instalan como una necesidad”, concluye Zainuco.