12/09/2014

El Dr. Raúl Horacio Lucero y las dificultades para investigar los efectos de las fumigaciones en Argentina

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En la emisión del martes 9 de setiembre de Enredando las Mañanas entrevistamos al Dr. Raúl Horacio Lucero, que investiga el origen de graves malformaciones ocurridas en personas que habitan en cercanías de áreas productivas en el Chaco desde 1993. A contra corriente de los estados, tanto provincial como nacional, desarrolló una serie de investigaciones que han vinculado las fumigaciones con nacimientos con malformaciones. Por RNMA


Lucero es jefe del Laboratorio de Biología Molecular del Instituto de Medicina Regional de la Universidad Nacional del Nordeste, y se encuentra estudiando biomarcadores de daño genético llamados «Aberraciones cromosómicas” y «Micronúcleos” en sangre de una población expuesta del interior de su provincia.

Enredando las mañanas: Existe una situación desde hace muchísimos años en la que sentimos que nos fumigan, incluso antes de la actual sojización feroz, y encima hay que demostrar que nos están envenenando a partir de políticas de Estado. En este panorama aparecen científicos que toman la decisión de empezar a investigar y probar las consecuencias de estas fumigaciones. Entre ellos se encuentra el doctor Raúl Horacio Lucero que viene investigando desde 1993, ¿verdad?

Raúl Horacio Lucero: En realidad en 1993 llegaron los primeros casos a mi laboratorio. Yo hago estudios de varios tipos, estudios citogenéticos, y en esa primera época empezamos a recibir casos de pacientes que tenían malformaciones congénitas. Uno tenía que hacerle un estudio y demostrar que no tenía un síndrome cromosómico, que significan esas malformaciones. Cuando yo le hago los estudios citogenéticos a un paciente, sus cromosomas estaban normales pero hablando con los padres me relatan que habían tenido contacto directo con la pulverización aérea de los agroquímicos en algunos campos del interior de la provincia del Chaco. Lo que me llamó la atención a mí es que en el «™93, es decir el caso que me prendió una luz de alerta, fue que las malformaciones que vi en una paciente en particular me estaban diciendo que había algún efecto teratogénico, como le llamamos nosotros, que es la formación de malformaciones muy evidentes. Eso se comentó con (el área de) Radiografía y empezamos a tomar algún otro contacto con otros pacientes, que tenían en común este tipo de exposición a agroquímicos. Las malformaciones eran un abanico de presentaciones que iban desde alteraciones en los genitales externos hasta alternaciones ortopédicas en los miembros y alteraciones en la línea media de la cara, tipo labio leporino y paladar hendido. Pero siempre con el denominador común de haber estado expuestos sobre todo en útero, es decir las madres en el momento de la gestación. Con esto yo hice una presentación en la Cámara de Diputados de mi provincia, diciendo que había que hacer estudios más profundos para poder determinar la relación causa-efecto, porque en realidad yo no estaba haciendo ningún estudio que me dijera cuál era la causa, lo que sí tenía era una presunción muy alta de que esto era producido por eso. Además eso está escrito en muchos trabajos internacionales que dicen que los plaguicidas producen este tipo de malformaciones. Por ejemplo, para lanzar un producto nuevo se hace ese tipo de experimentación en ratas y ellos ven como en ratas preñadas que están expuestas se producen crías con mayor nivel de malformación. Entonces yo presenté eso en la Cámara de Diputados y el resultado fue que ellos se vieron interesados. En una primera reunión me dijeron que me iban a contactar, cosa que después no pasó, pero yo seguí. Luego conseguí un puesto en la Universidad y comencé a investigar otro flagelo que tenemos que es la enfermedad de Chagas, pero nunca me olvidé de ese tema porque me pegó muy fuerte.

A partir de presentar proyectos recién el año pasado se aprobó uno de la Secretaría General de Ciencia y Tecnología, donde escribimos un proyecto para poder hacer estudios de genotoxicidad, que son estudios donde uno puede evaluar cuál es el daño genético que tiene esa población expuesta mediante algunos biomarcadores, que son los que estamos haciendo en este momento y estamos teniendo los resultados que estábamos sospechando. Empezamos con un lote de una población que tiene ya una cantidad de denuncias presentadas justamente porque se los fumiga en forma reiterada, y en algunas personas nos está llamando mucho la atención el nivel de alteraciones en el genoma que tienen, y esto lo estamos evaluando a través de los biomarcadores.

ELM: Mientras tanto transcurrieron 20 años»¦

RHL: Uno podría haber evitado un montón de cosas si alguien hubiese tenido, primero, la intención de poder hacer algo, porque convengamos que hay mucha gente que sabe que esto ocurre pero es dar una mala noticia sobre un gran usufructo económico, y el tema es que cuando se empieza a hablar mal de la gallina de los huevos de oro las cosas se le vuelven a uno en contra.

ELM: En estos 20 años, ¿este proyecto de la Secretaría, este marco legal para trabajar, sería el primer aporte del Estado?

RHL: En realidad, sí, es un aporte; nosotros lo estamos haciendo con una beca de investigación. Tenemos un sistema de becas de investigación en la Universidad que son becas de iniciación o de perfeccionamiento, y pusimos justamente este tema porque yo creo, mi visión por lo menos, es que la investigación tiene que salir de la parte lúdica, uno no puede estar investigando cuestiones que tengan que ver con algunos hallazgos que entretengan al científico sin que después tenga alguna aplicabilidad en la población, creo que tenemos que tener un fuerte compromiso social sobre todo con las cuestiones que están ocurriendo en cada una de las regiones donde estamos estableciendo algún proyecto de investigación.

Las evidencias científicas son muy grandes, no solo a nivel país sino a nivel internacional, hay muchísima gente que ha estado viendo esta problemática y lo que a mí más me llama la atención es que hay muchos grupos de investigación que tomaron como foco de atención específicamente el herbicida que se usa con la soja transgénica, que es el glifosato, por los volúmenes de aplicación que tiene a nivel internacional, están viendo que hay muchos problemas relacionados con esta aplicación sobre todo en poblaciones que no tendrían por qué estar expuestas a esto. Lo que pasa es que el modo de aplicación hace que esto llegue a un lugar que no tendría por qué estar allí. Hay leyes que protegen la aplicación de los plaguicidas. En mi provincia hay una ley que se llama Ley de Biocidas, que es perfectible pero que si se respetara esa ley habría muchas escuelas rurales, muchas fuentes de agua, muchos animales que son para la cría, que no tendrían por qué estar expuestos; sin embargo hay mucha gente que está estudiando eso justamente por estas alertas y están encontrando restos de plaguicidas en la sangre inclusive en población que no sabía siquiera que estaba expuesta.

ELM: Durante todos estos años, los científicos que han tomado la decisión de avanzar sobre estos temas, ¿han articulado entre ustedes?

RHL: hicimos un intento de articulación hace unos años en la Universidad Nacional de Río Cuarto, y alguna articulación, no entre todos, pero entre dos o tres grupos se pudo hacer. Con eso nosotros hicimos una fuerte apuesta en capacitación, sobre todo de una becaria que mandamos a Río Cuarto para que aprenda las técnicas de biomarcadores, que son técnicas que no son muy complejas ni requieren de gran aparatología pero sí de muchas horas hombre. Se necesita que el investigador esté mucho tiempo sentado en el microscopio mirando mil células por paciente, evaluando cuál es el tipo de daño que tienen. A través de esa articulación sobre todo con el grupo de Fernando Mañas y Delia Aiassa, que están en la Universidad Nacional de Río Cuarto, ellos ya han demostrado en Córdoba esto que estoy comentando, sobre todo en las zonas de alta producción agrícola.

Demostraron con quince publicaciones científicas en revistas internacionales que esto es como nosotros lo estamos diciendo, que tienen un nivel de genotoxicidad superior a lo que es la población control, y lo han estudiado hace muchos años y lo han publicado, entonces fuimos allí para poder capacitarnos y recién empezamos el año pasado con este proyecto y estamos teniendo los primeros resultados ahora.

ELM: ¿Cuántas publicaciones tienen los trabajos científicos que avalan por ejemplo el Roundup de Monsanto?

RHL: Sí, hay publicaciones. El Conicet, creo que fue en 2010, emitió un comunicado justamente porque había tantas advertencias y denuncias que establecieron una comisión de expertos, que revisaron la bibliografía acerca del glifosato en particular. Nombraron cerca de 20 veces las publicaciones de un tal Williams que hablan de que el glifosato es totalmente inocuo, pero cuando uno lo va a buscar la verdad que es bastante grotesco, porque esa bibliografía dice al final que la investigación está financiada por Monsanto, entonces es una información totalmente sesgada. Nosotros no podemos tomar decisiones en función de la publicación de alguien que está financiado por la misma empresa que produce el producto, pero hay otras publicaciones que dicen que haciendo los experimentos no se encontraron evidencias de este tipo de aplicación, no sé cuántas serán porque no las estoy siguiendo, pero sí estoy siguiendo las otras que son las que a mí me interesan y esas sí pueden ser más de 1000, 2000 publicaciones a nivel internacional, y me estoy quedando bastante corto porque hay muchísima gente sobre todo en Francia, en lo que es la Unión Europea, que está estudiando esto. También hay países que ya pasaron por esto que nosotros estamos pasando y actualmente lo que pasa es que en Argentina es como un gran experimento a cielo abierto, como decía Andrés Carrasco, porque hay tan poco control de que el volumen de aplicación de este producto es demasiado grande y nadie podría simular lo que se está haciendo en el campo argentino en un laboratorio.

ELM: Además porque en 19 años se pasó de prácticamente 0 a 23 o 25 millones de hectáreas, según distintos informes.

RHL: Exactamente, y digamos que los organismos transgénicos han sido modificados genéticamente para poder aplicar los herbicidas que vienen con el paquete tecnológico que vienen con las semillas que son los mismos que comercializan todo: las semillas y el agroquímico. Entonces el tema se vuelve sumamente complejo cuando uno quiere empezar a hurgar y buscar información de esto, porque en realidad son muy pocas las personas que se animan a hablar porque las presiones económicas son muy grandes, pero la cantidad de publicaciones inclusive en el país son muy interesantes, hay que seguirlas, apoyar muy fuertemente a los grupos que estén haciendo estas investigaciones. Este fin de semana va a haber una reunión muy importante en Los Toldos, provincia de Buenos Aires, donde va a estar Merardo Ávila Vázquez que es un médico pediatra que fue quien inició la causa del Barrio Ituzaingó en Córdoba; también va a estar el doctor Damián Verzeñassi que es un médico muy joven que está haciendo lo que se llama «campamento sanitario” en Santa Fe con la Universidad Nacional de Rosario. Ellos están viendo que el mapa epidemiológico de la zona, de las enfermedades, ha cambiado drásticamente, hay enfermedades que antes eran muy raras, y ahora ya dejaron de serlo y justamente ellos están siguiendo la ruta epidemiológica de estas enfermedades, tipo autoinmunes por ejemplo, y están viendo que ha cambiado eso, lo que ellos llaman el mapa de presentación de las patologías en Argentina. En Los Toldos va a haber una reunión de aproximadamente 15 o 20 personas que están haciendo estas investigaciones, y yo creo que hay que apoyarlos muy fuertemente a estos grupos para que sigan trabajando porque ese caudal de datos es lo único que creo que va a tomar alguien como el fiscal Mateu, por ejemplo, de la causa San Jorge en Santa Fe, o el fiscal que intervino en la causa Ituzaingó, y son los únicos que dijeron que hay bibliografía, que hay que ponerle un freno a esto a través de la justicia se puede empezar a avizorar algo de freno para este gran problema.



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