21/10/2013

La Plata: un Estado ausente antes, durante y después de las inundaciones

Foto_Tapa-3.jpg El relevamiento realizado por el Colegio de Trabajadores Sociales bonaerense que abarcó 3.256 viviendas afectadas por la inundación confirma la escasa presencia del Estado en la asistencia a los vecinos durante y después de la inundación. A su vez, deja en evidencia la situación que se vivía en distintos barrios previo al temporal, muchos de los cuales ya habían sufrido inundaciones. El estudio será presentado en las distintas zonas en las que se realizó para que quede a disposición de los vecinos, las asambleas y las organizaciones sociales. Por ANRed La Plata


El pasado 2 de octubre, cuando se cumplieron seis meses de la trágica inundación que afectó la región de La Plata, Berisso y Ensenada, las asambleas de vecinos y familiares de víctimas del temporal realizaron una jornada en Plaza San Martín, frente a la Gobernación provincial, en donde se realizaron charlas, exposiciones, tocaron bandas, entre otras actividades desde el mediodía hasta la tarde, momento en que se realizó la movilización.

En ese marco, el Colegio de Trabajadores Sociales bonaerense presentó el relevamiento socio-sanitario que realizaron en los barrios afectados por la inundación. El mismo abarcó 3.256 viviendas, lo que estimativamente alcanza a más de 12 mil vecinos de 27 barrios distintos. Esta presentación tuvo su continuación una semana después, en la Facultad de Trabajo Social, en un panel que también conformaron Julio Gambina y Atilio Borón.

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La dimensión del Estudio

«El relevamiento tuvo eje en lo socio sanitario, la situación de la salud y la situación social”, señaló Valeria Redondi, presidenta del Colegio, durante la jornada del miércoles 2, y agregó: «Se desnuda una desigualdad social que es anterior, que es estructural. Hasta el día de hoy hay barrios que todavía no han recibido ningún tipo de asistencia”.

«Fuimos acompañados fundamentalmente por vecinos y organizaciones, no así por otras instituciones. Rápidamente se empezó a conocer que nosotros íbamos a socializar información que evidentemente se intentaban ocultar, con lo cual algunas instituciones directamente no siguieron apoyando esta iniciativa”, aseguró.

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Según explicó, se distinguieron tres áreas para trabajar: el área urbana, el área suburbana y los asentamientos. «En estas tres áreas nosotros no sólo llevamos adelante cuestionarios y entrevistas si no también que relevamos la información socio ambiental», afirmó Redondi.

Entre las zonas afectadas que fueron relevadas se encuentran: Altos de San Lorenzo; todo el casco urbano que integra Barrio Norte, Parque San Martín, Parque Castelli, La Loma; Hernández; Los Hornos y dentro de esta localidad un asentamiento que se llama Las Palmeras; Melchor Romero; el barrio Santa Ana, que según señaló la presidenta del Colegio «es otro lugar absolutamente olvidado el 2 y el 3 de abril, el 14 de mayo y hasta hoy»; Ringuelet y toda la cuenca del arroyo El Gato; el asentamiento San Carlos; distintos barrios como La Cumbre; el barrio denominado por los vecinos El Triunfo; Gambier; tres grandes áreas de Tolosa (lo que fue el epicentro mediático de calle 7 entre 523 y 524, la zona de calle 13, y la zona de calle 25); Villa Elvira, que integra Aeropuerto y asentamientos de Aeropuerto, Villa Montoro, donde también hay asentamientos, el barrio 19 de Febrero; en Berisso tres barrios llamados Villa Progreso, El Carmen y el barrio Universitario; en Ensenada el barrio Autonomía, el barrio General Mosconi, Villa Catella y José Luís Cabezas.

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Algunas conclusiones

A la hora de mostrar algunos de los datos que arrojó el estudio, Redondi comenzó contando que «una de las preguntas que hicimos y que tiene que ver con la información previa es sobre las inundaciones anteriores. El 30% de las viviendas ya había sufrido inundaciones en distintas fechas entre el 2008 y 2013. Por ejemplo en el 2008 en Villa Elisa fundamentalmente, donde también hubo pérdidas humanas. El 27% entre el 2007 y el 2002. Entre 1993 y el 2001 el 17%. Esto marca, como ya sabíamos y lo estamos confirmando, que tras las inundaciones anteriores no se hicieron las distintas obras necesarias ni se tomaron previsiones».

«Otro dato importante tiene que ver con el alcance del nivel del agua: el 28% sufrió el 2 de abril una inundación de hasta 50 centímetros; más del 34% entre 60% y un metro; el 23% de las viviendas relevadas entre un metro, y un metro y medio; y entre un 1,60 y 2 metros el 11%», aseguró.

Luego, se refirió a la evacuación: «En cuanto a la necesidad de evacuarse, el 57,25% planteó esta necesidad en las viviendas que relevamos, y una negativa del 42%, que en realidad tiene que ver con la necesidad de las familias de resguardar lo poco que quedaba, con lo cual nosotros estimamos que el porcentaje es mayor al 57% de las familias que han necesitado evacuarse».

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«Lo que para nosotros es el nudo central de esta investigación tiene que ver con la pregunta de por quién fue realizada la evacuación: en el 96,83% la realizó la sociedad civil, y sólo el 3,17% la hizo el Estado. La sociedad civil entendemos que la integran quienes se autoevacuaron, los vecinos, familiares que alojaron solidariamente en sus casas. El Estado, según consignaron los vecinos eran los bomberos, defensa civil y las fuerzas de seguridad», explicó.

En ese sentido, Redondi analizó: «Nosotros podemos confirmar con este estudio que hubo una presencia del Estado y hubo al mismo tiempo una ausencia del Estado. Una ausencia anterior a la inundación, también durante porque no hubo respuesta al refugiar o al rescatar a los vecinos, y sin respuesta en los días posteriores ni en la actualidad».

«En términos de la política sanitaria que necesitamos, en términos de lo que podría hacerse desde distintas instancias de Desarrollo Social, hay que tener en cuenta que inclusive los Centros de Salud fueron lugares hinóspitos, vacíos, que no tenían la vacunación necesaria, la leche necesaria, que no tenían nada para dar. Esa fue la ausencia», manifestó.

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En cuanto a la presencia significativa del Estado, destacó que según arrojó el estudio: «tuvo que ver con las fuerzas de seguridad. La Gendarmería entregando los sachets de agua mineral apenas para unas horas, para unos días, porque no alcanzaba, y ahí entendemos que hubo un doble objetivo, con la presencia de las fuerzas de seguridad en la calle para los medios y también con la finalidad de control social, de disciplinamiento. El Estado ha tenido un manejo arbitrario, discrecional de los recursos disponibles, y ahí hubo ayuda de las fuerzas de seguridad para poder realizar este manejo».

«Por los testimonios de los vecinos, en los días posteriores, sólo recibían ayuda del Municipio aquellas familias que estaban evacuadas en centros oficiales. Pero quienes estaban en el fondo de los barrios, no recibieron nada, no podían salir de sus lugares», agregó.

«En cuanto a los lugares de refugio de las personas autoevacuadas: un 78% lo hizo en casas particulares de amigos, familiares o vecinos. En las instituciones públicas sólo se refugiaron un 4,77%, que fueron fundamentalmente escuelas y algunos centros de evacuación. En los clubes un 3%, y en uniones vecinales u organizaciones de vecinos en un menor porcentaje»

Por otro lado, Redondi destacó que «recibió agua un 73,4% de la población. ¿Quién entregó el agua? el 81% fue otra vez la sociedad civil, el Estado sólo un 18%».

«Ante la pregunta sobre de quién se recibió ayuda en los primeros momentos hay algunas diferencias en torno a los distintos barrios, asentamientos y el casco urbano. Los resultados dan que del Estado sólo recibió ayuda entre un 10% y un 14%; de los vecinos, familiares y amigos entre un 43% y un 65%; organizaciones sociales y políticas entre un 10% y un 24%. Esto nos permite analizar que ante la situación de emergencia, primero fueron los vecinos, amigos y familiares, luego con el correr de muy pocos días empiezan a surgir las organizaciones territoriales, todo el arco de las organizaciones sociales y políticas con las que contamos afortunadamente porque si no la catástrofe hubiese sido mucho peor», aseguró y luego señaló: «También hay que tener en cuenta la participación de la Iglesia, que en algunas áreas alcanzó el mismo nivel que el Estado, entre un 10% y un 19%».

La decisión política

Mirta Rivero, consejera superior del Colegio también intervino en la jornada a seis meses de la inundación, explicando cómo fue el contexto en que surgió el relevamiento, el nulo apoyo de las instituciones estatales y la escasa coordinación entre las distintas esferas del Estado para gestionar un comité de crisis, que finalmente nunca funcionó.

«Una de las primeras decisiones que tomamos fue acercarnos a las mesas colectivas, porque entendíamos, porque nuestra experiencia así lo indicaba, que teníamos que estar a disposición de algún comité de crisis, que tenía que garantizar el Estado. Nosotros nos pusimos a disposición de las mesas colectivas en tres ámbitos: en el Municipio, en el Ministerio de Salud y con la Universidad de La Plata. En todos los ámbitos valoraban y ponderaban muy bien la iniciativa nuestra, pero rápidamente caímos en la cuenta que quedaban en la nada todas las cuestiones que proponíamos porque no había ningún soporte logístico para que esto se llevara a cabo», explicó

«Lo primero que les dijimos es que le estaban negando a la población la posibilidad de tener una información confiable sobre qué estaba pasando. Tuvimos que continuar por nuestra cuenta y ponernos por fuera de todo lo que resolvieran las mesas colectivas. Un hecho muy contundente cuando fuimos a una de las primeras reuniones, en una que se había convocado a nivel municipal, donde no había nadie presente representando al Municipio. También ahí se advierte cuál es la decisión política de un órgano con semejante responsabilidad», aseguró Rivero.

Por esta razón, el relevamiento fue encarado en soledad por el Colegio pero con el apoyo y la coordinación de los vecinos asambleas barriales y organizaciones sociales y políticas. «Estábamos a 5 días de las inundaciones. La decisión de asumir esta tarea por parte del Colegio era un riesgo enorme. Teníamos cero cantidad de dinero, y decidimos poner en la calle a los mil quinientos voluntarios que se fueron sumando en los primeros diez días. La verdad que fue una tarea absolutamente encomiable, además de un gran reconocimiento a todas las personas que se pusieron a disposición en esta tarea, que ameritaba tener absoluta precaución”, destacó.

Según señaló, participaron del relevamiento de forma voluntaria estudiantes, profesionales de trabajo social y otras profesiones, y vecinos. «Tuvimos un promedio de 18 a 20 horas de trabajo diario en los primeros días, por supuesto con rotación de personas. Se tuvo que idear un trabajo para sostener la logística de más de 50 coordinadores en cada área. No contábamos con mapas para poder recorrer los barrios, y los mapas que conseguíamos no respetaban la cuadrícula actual de los barrios”, explicó Rivero.

En esa línea, la consejera superior del Colegio de Trabajadores Sociales remarcó: «El equipo de investigación de Hidráulica de la Facultad de Ingeniería trabajó con nuestro material durante aproximadamente cuatro días para recoger la información y poder trabajar sobre la cota de agua, porque nosotros contábamos con esa información al relevar en cada cuadra la altura de agua a la que se había llegado. Esto sirve para poder ordenar a futuro la ciudad y que cualquier ciudadano sepa a dónde ir cuando está en una esquina y el agua llegó a una altura”.

«Ahora, imagínense los intereses que tocaríamos en el mercado inmobiliario si se detectara en cada esquina cuál es la altura del agua que no debería superar para que esa zona no se declare inundable. Estamos en un serio problema, ahí ya empezamos a tocar intereses realmente de gran potencia y que sabemos que tiene que ver con lo económico. Por lo tanto ese dato es fundamental y nosotros disponemos de él. Nosotros queremos poner en circulación esta información para prevenir. Sabemos que si esta información está en manos de la gente es posible que en forma colectiva se pueda imponer una planificación distinta para la ciudad. No hay ninguna duda de eso”, concluyó Rivero.

Por esa razón, ratificó «el compromiso de poner el estudio a disposición de las asambleas, organizaciones sociales y políticas, vecinos que participaron del relevamiento». Rivero además destacó la importancia de este trabajo, señalando que «nos obliga a repensar una ciudad que incluya a todos los ciudadanos que viven en ella. No hay ninguna duda que la política pública tiene que estar repensando la ocupación de las tierras de otra manera, y que la gente no termine amontonada en las orillas de los arroyos en las peores condiciones”.



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