25/12/2004

Organizaciones pasan la Navidad en Plaza de Mayo para exigir la libertad de los presos políticos

Acampan en la plaza desde el 20 de diciembre. Estuvieron presentes Claudio Bustos y su mujer Karina Sauco, que perdieron un hijo cuando fueron reprimidos en la provincia de Santa Cruz.


Distintas organizaciones sociales se encuentran en Plaza de Mayo pidiendo una Navidad sin presos políticos. El Bloque Piquetero (Polo Obrero, MTR-CUBA, MTL), la Unión de Trabajadores Piqueteros, el Movimiento Carlos Almirón, el MTR La Dignidad, el MTD Claypole, Quebracho y la Unión Por Trabajo 1º de Mayo, entre otros, acampan en la plaza desde el lunes 20. Las organizaciones denuncian el aumento de la represión y persecución a los luchadores sociales, como el allanamiento a la casa de Fernando Esteche hace unos días. El MTR La Dignidad denunció directamente al gobierno, que «demuestra que sigue gobernando para las grandes empresas y el imperialismo, y la única respuesta que tiene con el pueblo es la represión». En la víspera de navidad pudimos conversar con Claudio Bustos y Karina Sauco, duramente reprimidos y procesados por reclamar trabajo genuino en Las Heras el 1º de diciembre.

La lucha en Las Heras se encontró con una dura represión

Claudio y su mujer Karina pertenecen a un movimiento de desocupados llamado Solidaridad, al que poco a poco se le van incorporando trabajadores ocupados, y que lucha desde 1999 por la recuperación del trabajo en la zona norte de la provincia de Santa Cruz. A diferencia de lo que sucede con los movimientos de desocupados de Caleta Olivia (como por ejemplo la FTC), cerca de allí, ellos no están muy organizados, sino que solamente se reúnen con el propósito de conseguir puestos de trabajo en empresas petroleras de la zona como Repsol, al igual que en Pico Truncado, donde los desocupados se reúnen y luchan pero de manera casi espontánea.

En la zona donde se encuentran vienen coordinando con otras organizaciones, como el Polo Obrero, que se encuentra en Caleta Olivia, Comodoro Rivadavia y Río Gallegos.

Claudio nos contó cómo se originó el proceso de luchas de este año, que culminó con una fuerte represión, presos, procesados, torturados y un bebé asesinado antes de nacer.

«El 30 de agosto tuvimos una asamblea donde empadronamos a unos 160 desocupados para pedir puestos de trabajo al gobierno provincial y a los operadores de Repsol y Vintage, y empresas contratistas como OIL. Después de esto nos movilizamos y realizamos el primer intento de toma de una planta, que culminó con una represión alrededor del 10 de septiembre. Unos 80 compañeros consiguieron trabajo por un acuerdo con Repsol, pero quedaron otros 80. Logramos un compromiso de incorporar 90 compañeros a Obras Públicas, pero esto no sucedió y se acabaron los puestos. Ahí fue cuando decidimos ir a OIL y conseguimos que firmaran un acta para incorporar a 65 desocupados. La empresa ya los había convocado a la pre-ocupación cuando intervino el delegado de la Subsecretaría de Trabajo y nos impuso una norma que decía que sólo podían incorporarse aquellos que tuvieran como mínimo 2 años de residencia en el lugar. La empresa se agarró de esto y por eso decidimos movilizarnos el 29 de noviembre. Al día siguiente, a las 11:30 de la noche, llegó la policía y una camioneta de gendarmería y nos saca a los tiros, sin previo aviso. Nosotros éramos 70 y ellos muchos más. La Gendarmería ya venía armando un batallón de 300 efectivos en la zona, supuestamente para otras tareas. Pero la represión no terminó ahí. Nos dispersamos y hubo persecución hasta 3 km a la redonda, en una zona donde todo es desierto. El 1º de diciembre, yo me encontraba con unos compañeros y mi mujer embarazada en la casa de un compañero. En eso yo salgo, entra la policía y los detiene a todos en un procedimiento ilegal pero avalado por la jueza. En la comisaría los empiezan a golpear, mientras yo permanezco prófugo. Los compañeros habían sido detenidos con el sólo objeto de localizarme a mí como principal provocador. Pero lo más grave fue el ensañamiento que tuvieron con Karina, que estaba embarazada. Le pegaron con bastón de goma y le apretaban el estómago a propósito, mientras le decían «Â¡por fin llegó la represión!». Incluso una mujer policía pidió al golpeador que se detenga y él se ensañó aún más.»

Para Karina todo fue una pesadilla. Ella cuenta que «recién dos horas y media después me llevaron al hospital. A eso de las 16 hs del 1º de diciembre me realizaron una ecografía y después de analizarla el médico me dijo que el bebé estaba muerto, que tenía más de la mitad de la cabecita molida. El viernes 3 me tuvieron que practicar el legrado, que es como un aborto. Hasta el sábado estuve internada con custodia policial. En menos de 24 horas de la operación me dan el alta y queda sin efecto la detención, porque interviene otra jueza. La anterior era una jueza de menores.» Karina realizó una denuncia en el juzgado federal de Comodoro Rivadavia, por tortura y muerte del hijo, junto con la abogada Verónica Heredia.

Finalmente, cinco desocupados permanecen procesados, entre ellos Karina y Claudio, quien se presentó a declarar en seguida con un abogado para pedir la eximición de prisión. Sobre ellos pesan las imputaciones por: «privación ilegítima de la libertad, entorpecimiento al desarrollo económico, asociación ilícita, daños y resistencia a la autoridad», al igual que los procesados de Caleta Olivia.

«Lo que entendemos es que se nos dicta el sobreseimiento en 48 horas por falta de méritos. Pero creemos que en febrero, cuando termine la feria judicial, el fiscal puede apelar y pedir la detención nuevamente.»

El caso de Caleta Olivia

También tuvimos oportunidad de hablar con Vanesa Costancio, hermana de Marcela quien el viernes pasado pudo volver a su casa en Caleta Olivia con arresto domiciliario. Ella estaba detenida desde el 3 de septiembre por luchar por trabajo.

Vanesa forma parte del Polo Obrero y también participó del conflicto desde su inicio. «Unos 250 compañeros que teníamos planes sociales, fuimos a una lucha de ocho días a la Municipalidad de Caleta Olivia por un salario mínimo de 700 pesos y un contrato en blanco. Al no tener respuestas nos movilizamos a la playa de tanques donde estuvimos aguantando durante cuatro días hasta que llegó la respuesta. La provincia nos firmó un acta para incorporar a trabajar en UOCRA con 870 pesos de mínimo. Unos días después, cuando terminamos una asamblea, la policía empieza a detener compañeros en las calles. El 3 de septiembre a las 20 hs. allanaron la casa de Marcela, le pegaron y la detuvieron junto con su hijo de 9 años y en silla de ruedas. En total detuvieron a 20 mayores y 23 menores. Al día de hoy quedan en prisión 5 compañeros a los que se le niega el arresto domiciliario, no pueden pasar las fiestas con su familia.»

De todas formas, ellos consideran esa lucha como una victoria, ya que 240 personas, en su mayoría mujeres, se encuentran trabajando con salario de 700 pesos, aunque sólo por 3 meses y el rumor de otros despidos. Hoy festejarán la navidad en el monumento al Obrero Petrolero, en el centro de Caleta Olivia, reclamando la libertad de todos los presos políticos. En esa localidad, uno de cada tres habitantes están procesados por ser luchadores sociales.



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