31/08/2013

El enemigo en común

tapa-1429.jpg La realidad de las rivalidades y diferencias que aquejan a las comunidades wichis en Ingeniero Juárez, Formosa. Y la otra realidad, no tan distinta, la de los criollos que discriminan a los pueblos originarios de la zona. Desde Buenos Aires, salimos a mediados de Julio para conocer como era la realidad de estas comunidades, e indagar sobre la sistematicidad de ataques a los pobladores originarios en Juárez, 460km desde Formosa Capital, al oeste de la provincia. Por Esteban Ruffa, enviado especial a Formosa, para ANRed.


Un primer momento, al llegar a la terminal de Formosa Capital, recibidos con miradas sospechosas (la gente de la capital se dá cuenta quiénes son de allí, y quienes no).

 «¿Sabés que pasa?: nosotros trabajamos todo el día, tenemos que conseguir la plata para comer, y a ellos les dan casa, terreno, comida, ropa, todo”, nos cuenta una chica que nos atendió en un bar dentro de la terminal de ómnibus.

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Caminando por la ciudad de Formosa (en plena campaña electoral), no vimos ninguna protesta, ningún wichi paseando y eligiendo el color de las zapatillas que desea comprar.

 «Ellos viven en sus comunidades, acá en Formosa capital hay varias comunidades en los alrededores. Mientras no hagan cortes de ruta y no molesten en el pueblo, nadie los molesta. Si hay casos en que algunos criollos van a molestar a las comunidades”, nos señaló un policía, en dirección al ingreso sur y oeste de la ciudad de capital. «Acá los aborígenes no son víctimas: desaparecen mujeres y niños, cuando hay casos de violaciones, robos, asaltos o maltratos, muchas veces también las víctimas son criollos”, afirma el mismo oficial, «el problema es el alcohol y las drogas”.

Casa wichi con el techo atacado bicho taladro

La realidad es que tanto criollos como habitantes ancestrales de los territorios en Juárez, y de los alrededores de Formosa sufren las mismas miserias, los mismos engaños, los mismos dolores.

La discriminación en los pueblos es muy grande: muchas casas (de criollos) en Juárez no cuentan con servicios básicos, como luz, agua o gas.

 «El agua que provee la red es intomable, viene con un nivel de salinidad enorme, aún así muchos la usan porque no hay otra posibilidad”, nos cuenta Arturo Pinto, ex cura que trabaja en las comunidades.

Puertas de una casa wichi en el pueblo

Además, los criollos son depositarios de hermosos espejitos de colores para que se vean diferentes a los wichis. Tanto los wichi como los criollos compran en el mismo mercado, al mismo precio. El criollo tiene vehículo (si tiene trabajo estable, un coche; sino, una moto) el wichi también: tiene moto, que es el único medio de transporte que puede meterse en el impenetrable cuando llueve mucho.

El criollo puede ponerse un puesto en la ciudad, o una manta en el piso, mediando coima a la policía que transita las calles en vehículos no identificados y de civil. El wichi no puede, pero vende sus artesanías a los comerciantes criollos.

Plaza de Formosa Capital

Ambos, criollo y wichi, comen la carne del mismísimo matadero de Juárez, una casa a la que le han robado las ventanas y las puertas, donde el olor a podrido es protagonista y la higiene brilla por su ausencia, con una fila de cuatro perros esperando una mano amiga, con 30 grados en el mes de julio.

Y tanto criollos como wichis, caminan las mismas calles de tierra, ya que Juárez no goza de ni una cuadra asfaltada.

Banderas de Formosa y argentina en centro

Así develamos, detrás de cada testimonio, que los criollos sufren junto a los wichis las mismas postergaciones sociales. Ambos tienen las mismas necesidades, pero el gobierno de turno (y los anteriores) han logrado, comprando voluntades con beneficios espurios y pasajeros, dividir a criollos y wichis, generando una guerra silenciosa que se siente en pequeños gestos, y en las miradas de los habitantes de Juárez.

Estación ferrocarril - museo de Formosa Capital

Las promesas llegan a ambos lados del río, pero nunca se cumplen, y ambos lados siguen sufriendo por igual, nutriendo sus días con la lucha de saberse criollos.

Así es como el enemigo en común divide a los criollos pobres y tan aborígenes como los wichis, sólo que estos últimos respetan su cultura, aman su forma de vida y luchan por su territorio ancestral.



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