03/08/2013

La Plata: poesías que dejó la inundación

Inundaciones-La-Plata.jpg Tras el temporal que azotó la ciudad el pasado 2 de abril, que causó al menos 78 muertes y que afectó a más de 350 mil personas, varios escritores reflejaron en forma de poesía la situación y las sensaciones que produjo. A cuatro meses del desastre, ANRed recopiló cuatro de ellas. Por ANRed La Plata.


Por Gonzalo Leiva Acosta

es menester actuar… y actuar rápido!

cuando el agua sube, el pensamiento y la acción se simplifican.

dejo la película boluda q estaba viendo… mi ocio pobre.

primero con el secador empujo hacia el patio el agua…

después ya no sirve.
 

una tira d toalla y aguanta un poco,

pero tmp sirve.

el agua nos entra x varios lugares.

no x cualquiera, sino x esos! 

x dond encuentra las fisuras d nuestra casa.

entonces… 

x debajo d las puertas el agua babea,

las ventanas se llenan d gotas y en su base chorrea, 

alguna madera del techo nos gotea, o como agua d vertiente 

desde la uniones con las paredes, nos mea.

junto arena en bolsas del súper q taponean las puertas.

mi biblioteca llega al suelo con libros… 

dos tacos d madera, la aleja d una especie d hoguera. 

los libros se salvan d las manchas amarillentas, y d las paginas pegadas.

algunos otros muebles sacan pecho, y tmb se acercan un poco mas al techo.

muebles de melanina, q si se tocan con el agua, se hacen flores abiertas.

las persianas se cierran firmes, como saco para el vidrio en su tormenta.

se desenchufan electrodomésticos y se pone a calentar la pava.

el agua ya está acá, chapoteando en cada paso q das x la casa pileta.

vos estas mojado d ir y venir, eso ya no interesa.

d refilón ves el fondo, no queres, 

pero ves las plantas pesadas, desganadas,

inclinadas d sus brazos llenos d agua, 

y d los cachetazos del viento, d esa danza macabra. 

no queres mirar mucho, 

pero sabes q seguro alguno d esos brazos, 

se quebraron en la zamarreada.

y le decís: hermosa aguantate esta nomas. 

q ya estamos en temporada, en tiempo d cortar!

la gata desaparece, seguro q escondida bajo un techito 

esta meta miau…

la pava ya está caliente, lo q pudimos cubrir ya está, 

el agua tdv sigue entrando, y eso tmb ya está.

la calle toda agua, 

el patio todo agua, 

el fondo todo agua.

osea… 

a la casa la rodea un lago q crece, q nadie lo invito, 

pero q tiene fuerza y q quiere entrar, 

q t quiere inundar.

vos puteas un poco, después t calmas.

hicist lo q podías, preguntast a tu familia como están.

agua maldita, me sirvo un mate, 

con el pantalón mojo la silla.

ahora… q llueva.

esta es mi casa,

y veo q…

tengo muchas cosas q arreglar.

y yo q estaba mirando una película boluda…

es menester actuar!

y actuar rápido! 

No puedo dejar q el agua me venga a copar!

Imagen: Barrio Altos de San Lorenzo, uno de los más afectados por la inundación

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Mamá política, no me abandones

Omar Crespo // La Plata/Mendoza, abril 2013

Después de la puñalada del cielo

por la espalda,

nos queda esta intemperie desmedida

de galopar la crónica perfecta,

la misma que los noticieros desafían

en su banquete diario de perversión

y especuladora miseria.

Después qué. Haciendo gárgaras

con imágenes confusas, veloces,

con imágenes que nos prestan

y a las que nos aferramos.

Porque son nuestras.

Después, sacar los muebles muertos a la calle,

navegar lavandinas,

pasar el trapo, masticar baldes

y llorar todos los martes enteros

hasta que la memoria seque un pedazo de vida.

Después, con la punta más filosa del alma

ir sacándole la cáscara a la incertidumbre

para saber si estamos vivos de pedo

o de milagro

o si es una ironía del cielo dejarnos respirando a algunos

mientras contamos el infierno de los cuerpos;

año trece, año yeta;

el cielo todopoderoso nos dio un papa

pero nos dejó esta discusión de cuántos mató

el paro cardíaco de la inoperancia:

mamá política no puede con la naturaleza,

pero su obligación es amamantar todos los bebés

y esperamos su autocrítica palabra.

Después, capturar el verbo

que rebobine todo,

congelar las nubes,

detener el agua,

y ahí darle una cachetada

al intendente, al gobernador,

a la presidenta, a los meteorólogos,

a nosotros mismos por tirar basura

en la calle y volvernos culpógenos

de la maldita desgracia.

………………………………………………………………

Después, te das cuenta el vacío de acumular.

Y que lo único que no tiene fondo es

el garage pedregoso del alma.

Pasamos colchones, hacemos puentes humanos para pasar

paquetes de fideos, pañales, abrazos. Salen móviles a la pobreza.

Y nos sentimos menos solos.

Somos televisados.

Y al otro mes ya nos estamos mirando de reojo

porque nos sabemos mezquinos.

Nos preguntamos

cuánto tiempo podemos ser solidarios,

para volver a la otra semana al sistema paranoico de alarmas y candados

por miedo al que el prójimo me deje sin ruedas,

sin electrodomésticos y sin ególatra salario.

Después, mirando con pánico si las nubes se conspiran,

sin saber si tienen el ancho de espada

o el cuatro de copas,

si es que hay que andar vestido de pez

como un idiota votante que elige candidatos.

Sabemos que es hora de bajar un cambio

y dejar de jugar al vecino omnipotente.

Pero nos puede lo febril, la indignación,

la paliza gris que nos dio el viento

en un dos malvinense.

Ayer llegué al Lejano Oeste

y después de viajar con varios milímetros de lágrimas,

de volver con el amor vivo

de los seres queridos,

encontré el vital consuelo:

los amigos son las guitarras

que nunca se oxidan

y donde una canción de lluvia

se puede seguir rasgueando,

una canción de lluvia de las otras,

de las que juntan mates, vinos, sanguchitos,

conversaciones de sobremesa

que secan con amor espontáneo

tanta humedad violentamente organizada.

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Imagen: Barrio Altos de San Lorenzo, uno de los más afectados por la inundación

Temporal

a Francisco Magallanes.

Por Marcos Bauzá // Abril 2013

cuando sanés la herida reciente

tras el temporal del tiempo…

… una inundación de nuestra especie,

un relato diario de la humedad de las horas

de las olas…

y el llanto fluyendo entre las cosas

y ella hecha rio

y él

y yo no.

y ya no

reir

y la carcajada ya no es

sino desborde…

lo que el agua nos dejó

es este instante,

esta instancia

que nos une

esta fuerza de seguir

remando / rimando.

remar es rimar la vida.

rescatar (nos)

de nosotros mismos.

parte de 

nosotros / ustedes 

se fue con el agua.

es como un río místico

de

turbulencia interior

que te lleva

me llevó

llovió

yo vi llover

si yo viera o lloviese

si ya no

si yo

sí…

yo.

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LA VIDA NO VUELVE

Por Enrique Juan Ferrari

Despacio la mañana se hacia un lugar,

y en lo húmedo del día nacía la tristeza.

la falta de mi padre, mi madre, sin dudar

me faltará su caricia, su mano, su tibieza.

Dicen que Rocha la fundo conservadora,

de valores católicos y símbolos masones.

Entre tilos, naranjos y cruzadas diagonales

donde corría el viento agitando sus blasones.

Las aguas entraron con violencia, aterradoras

llevándose las cosas y la vida que no vuelve.

Nos defendimos solos, con la fuerza del amor

en cada vecino que dijo estoy presente.

Estuvimos con los nuestros, desbastados

dándonos valor a cada paso, a cada muerte.

Caímos una, dos, y con coraje nos juntamos.

Faltaron los canallas que siempre están ausentes.



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