15/04/2013

Nada nuevo bajo el sol

tapa-1008.jpgLas sanciones a las hinchadas que generen disturbios, con la imposibilidad de concurrir de local la próxima jornada, y la última novedad del sistema AFA PLUS lejos están de solucionar el problema estructural de la violencia. El Caminante analiza la situación actual de un tema por demás complejo que trasciende la esfera del fútbol y se convierte en un flagelo político y social. Por El Caminante


Si te portás mal no entrás (o pagando los platos rotos de los violentos)

Parecía ser que la respuesta a la ya urgente demanda de parte de todos los que aman y se apasionan por el fútbol pero no asocian «pasión” con «vandalismo” comenzaría a escucharse. De hecho, desde hace ya un tiempo rige castigo. Es la medida publicada en el Boletín Nº 4746 y aprobada por el Comité Ejecutivo de AFA. Las hinchadas que provoquen disturbios dentro de un estadio serán sancionadas con la imposibilidad de concurrir al próximo partido que disputen de local o visitante, según la condición en la que se efectúen los incidentes. Esto dejó sin apoyo la iniciativa que sugería que no haya público visitante en ninguna cancha, como ya había pasado por largo tiempo en las categorías de ascenso (desde la temporada 2007/2008 hasta la temporada 2011/2012).

Sin embargo no se está atacando la raíz estructural de la violencia dentro del fútbol. Este tipo de medidas apuntan a restringir el acceso para todos, sin ningún tipo de discriminación hacia los verdaderos promotores de los hechos delictivos. Lejos de identificar y aplicar el derecho de admisión hacia los violentos, acción que los clubes deberían realizar en lo inmediato, se corta por lo más sano del fútbol, por los verdaderos hinchas. Todo esto se agrava mucho más cuando es de público conocimiento quienes son los que siempre están implicados. Rosario Central es la primera entidad que fue sancionada con esta disposición. Tras los graves incidentes producidos luego de la victoria del elenco rosarino contra Atlético Tucumán por 4 a 3, cuando visite a Independiente Rivadavia en Mendoza los fanáticos del Canalla lo verán por tevé. Sí, todos. Sin excepción.

¿La solución es esta?

En los últimos días las sonrisas y las declaraciones de satisfacción se pusieron en evidencia en muchos dirigentes de AFA y también de los clubes de primera división de nuestro país. Si esta «solución” para socavar de manera definitiva la violencia, que fin de semana tras fin de semana abre nuevos y tristes capítulos, tuviese verdaderamente esa eficacia que se promueve quizás el resto del mundo futbolístico también compartiría semejante satisfacción. Pero es aquí donde todas las artimañas discursivas y los gestos de un optimismo desbordado se empiezan a contrastar con los hechos y con la realidad misma. Y los hinchas genuinos, que van todos los domingos a alentar al club de sus amores de manera desinteresada, sin negocios ni mafias de por medio, nuevamente, se verán poco beneficiados con lo dispuesto desde arriba como «un cambio revolucionario”.

¿Qué es AFA PLUS?

Esta «revolución” se la atribuyen al nuevo Sistema de Administración para el Ingreso Biométrico a los Estadios del Fútbol Argentino. Este consiste, según se muestra en la página web oficial de AFA en «herramientas digitales y biométricas (o sea, se reconocen a los individuos por su anatomía o psiquis o incluso su comportamiento) que apuntan a un mayor control en la organización y comercialización de los eventos deportivos por parte de los clubes”. Se aplicará tanto para socios como para no socios. Ya ha habido una suerte de prueba piloto en el estadio de Colón de Santa Fe, durante la segunda fecha del actual torneo cuando el local se enfrentó contra San Martín de San Juan.

Para ingresar al estadio a partir del Torneo Inicial 2014, a fin de cuentas, habrá que tener la credencial y colocar las huellas dactilares del dedo índice sobre un sensor. La obtención del carnet se producirá luego del empadronamiento de los hinchas en las sedes de los clubes. En los últimos días se ha puesto en la sede del club Lanús el primer Centro de Empadronamiento. Cabe recordar que la mayoría de los clubes de primera división deben acondicionar sus estadios para que allí funcionen no solo los Centros de Empadronamiento sino también las nuevas puertas de acceso inmediato a los estadios, con una altura de 2.10 mts. y donde se colocarán las huellas dactilares (para investigar largamente el negocio que esto implica y en el que está inmerso la empresa Telecom) . En la fase previa del ingreso habrá un cordón policial y lectoras electrónicas para verificar que cada persona tenga en su tarjeta magnética la entrada paga o el carnet actualizado, que vence cada 5 años.

Uno de los objetivos perseguidos con este proyecto radica en solucionar temas que resultan conflictivos en relación a la comercialización y que hacen que conseguir entradas se traduzcan en una verdadera odisea. Las entradas, una vez inscripta la persona al sistema, se conseguirán mediante los cajeros electrónicos, Internet o los teléfonos celulares. Así se la presenta como una solución a la reventa de entradas o las larguísimas colas en los estadios, que en las previas de partidos importantes suelen ser caóticas y en algunas casos hasta dejan saldos de heridos.

No obstante, este proyecto que en su faceta organizativa se presenta como «remedio” anti- violencia se queda en la mitad del camino entre las buenas e inocentes intenciones y la vista gorda de las dirigencias y su connivencia con las barrabravas, eximiéndolos de vínculo alguno con los violentos. Se quiere combatir la violencia sin combatir a los violentos. De hecho Daniel Angelici, presidente de Boca en los últimos días llego a señalar que «la parte de responsabilidad de los dirigentes es menor con respecto a la violencia del fútbol”. En publicaciones anteriores, Gustavo Grabia, periodista del Diario Olé y columnista del programa deportivo Estudio Fútbol, hace mención al avance de este proyecto significa para, aunque sea incipientemente, frenar este flagelo. Pero a su vez recalca que «solo servirá si está acompañada de acción política”. No sería descabellado pensar que, si no hay decisión de intervenir realmente sobre el accionar de las barras, estas salteen estos controles e ingresen a los estadios «por la puerta de atrás”.

Esta parcial suposición no es menor si se piensa que hoy día los barrabravas que van «de la mano” con las Comisiones Directivas de los clubes no integran las listas de derecho de admisión para entrar en los estadios (a pesar que pesen sobre ellos causas judiciales). Esto sí sucede con los violentos que están en contra de la dirigencia. Se pone de relieve así que hay una decisión política de no reprender a barrabravas identificados y con antecedentes violentos que sean oficialistas. Cae así el «mito” que indica que los dirigentes no conocen a los barras de sus clubes o que, citando nuevamente a Angelici, «solo se conocen a las caras visibles, las más mediáticas”.

No menos importante resulta ser la decisión estatal de erradicar las barras y concebir al problema de la violencia en el fútbol como tema de interés social y político. Al igual que en el caso de los dirigentes de los clubes, los políticos no muestran iniciativa y, lo que es más, se puede ver como facciones de barrabravas actúan como fuerzas de choque en conflictos del ámbito sindical, sirviendo a las grandes burocracias de los gremios. También son comunes en los espacios estudiantiles o incluso en barrios humildes con su actividad punteril (ya hasta institucionalizada por el propio Estado) desactivando todos los proyectos de organización independiente de los vecinos.

Además no se puede analizar enteramente el fenómeno de la violencia sin preguntarse qué rol ocupa la policía (ya sea en Capital Federal, Gran Buenos Aires o Santa Fe) y, aunando más en la cuestión, que grado de complicidad les toca. Pero esto tampoco se podrá mejorar si no se piensa en una renovación total de la institución policial, repreguntarse cuál es el rol de la policía en nuestra sociedad, a quien beneficia y a quien castiga, que intereses son transversales a toda la institución en su conjunto, como es que deja pasar cosas que no pueden pasar (barras entrando con armas a la cancha fecha tras fecha, apretadas a dirigentes que se oponen a las barras o a jugadores para que les den plata, etc.).

Todo parece indicar que mientras las herramientas para frenar la violencia del fútbol no ataquen la problemática de raíz (que no solo incluye a quienes ejercen la violencia sino también a todos aquellos que la permiten, por acción u omisión) habrá que hacer más seguido notas como esta.


La pelota sí se mancha. Las 15 tristes del mes de marzo.

  1. Tiros entre las dos facciones de la barrabrava de Estudiantes de La Plata en la sede del Pincha en disputa por el liderazgo de la tribuna. Un detenido.
  2. Cruce a los tiros entre hinchas de Huracán y Deportivo Morón, en San Juan, en la previa a los partidos de estos dos equipos (que ni siquiera jugaban entre sí) por Copa Argentina. Dos hinchas en grave estado.
  3. Piedrazos en el clásico tucumano por la Copa Argentina .Hinchas de San Martín se pelaron contra el cuerpo policial, que reprimió con balazos de goma.
  4. «Problemas” en la barra brava de Boca; por Copa Libertadores, piñas y cuchillazos en el predio de Casa Amarilla y en otro episodio se prendieron fuego tres autos de hombres de La 12.
  5. Ataque en la Avenida Gral. Paz de la barra de Colón hacia hinchas comunes de riverplatenses, que se repitieron en el puente Labruna, lindero al estadio Monumental. Dos heridos de arma blanca.
  6. La suspensión del partido entre San Martín de San Juan y Racing, donde caía el local, por «decisión” del público local.
  7. La agresión del plateista de Independiente que rompió el vidrio de una cabina de transmisión duarnte el partido con Godoy Cruz, disgustado con un fallo del juez de turno, Néstor Pitana.
  8. En una pelea por entradas y cuestiones barriales, un barra de River baleó a otros dos, antes del partido con Vélez, en la estación Scalabrini Ortiz de la línea Belgrano Norte de trenes, justo enfrente del Monumental.
  9. Un hincha de Argentinos Juniors, Martín Alfredo Reimunder, de 25 años, perdió un ojo tras la salvaje represión de la Federal en la desconcentración de los hinchas del Bicho después del empate con Boca en La Bombonera (balazo de goma en el ojo).
  10. En la Primera D hubo enfrentamientos entre las hinchas de Ituzaingó y de San Martin de Burzaco que dejaron como saldo varios heridos, represión policial con balas de goma incluida, incluidos dos jugadores y el presidente del club del sur del Gran Buenos Aires.
  11. Represión policial durante el partido que disputaban Newell´s y Belgrano en Rosario. La policía reprimió a la hinchada visitante y el jugador del Pirata Gastón Turus fue golpeado.
  12. En la previa de River y Tigre, dos facciones de la barra del Matador de Victoria se enfrentaron, dejando un muerto como saldo.
  13. En el partido en Santa Fe entre Unión y Quilmes, los hinchas locales confrontaron con la policía. La parcialidad cervecera fue sacada a las corridas del estadio del tatengue.
  14. Las facciones de las barras de Gimnasia (LP) se enfrentaron entre sí antes del duelo con Nueva Chicago en su estadio. El saldo: un chico de 12 años muerto por un balazo luego de la contienda. En ese mismo partido los hinchas del Torito protagonizaron incidentes con la Policía.
  15. Leo Díaz, arquero de Muñiz, recibió un puntazo en el bíceps por parte de la barra de Alem tras el partido entre ambos por la Primera D.


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