05/11/2012

Agustín Tosco: Vigencia de su acción y principios

tapa-738.jpgHoy se cumplen 37 años del fallecimiento de Agustín Tosco, dirigente obrero clasista y revolucionario y actor indispensable del Cordobazo. Tosco murió en la clandestinidad el 5 de noviembre de 1975, producto de una enfermedad infecciosa, a los 45 años. En este artículo, el homenaje y el recuerdo del historiador Leónidas Ceruti.


Pasan los aniversarios de su muerte, pasan los años y siempre volvemos a repasar su vida, sobre todo como sindicalista, sus discursos, sus acciones, sus principios, las ideas que lo guiaron, su conducta estando detenido. Y la conclusión que aparece es la vigencia, la actualidad de todos esos aspectos de su vida. Y son tan necesarios en estas épocas donde debemos redoblar los esfuerzos para seguir codo a codo, luchando por los derechos de los trabajadores. Por eso hagamos un ejercicio de memoria, de algunos aspectos de su vida.

Mantuvo su militancia, demostró entereza, y solidaridad, cuando fue perseguido y detenido en varias ocasiones, hasta que la muerte lo encontró en la clandestinidad, cuando tenía orden de captura dictada por la presidenta Isabelita y condenado a muerte por la Triple A. «Fui detenido por primera vez en Misiones, durante una semana de 1957 por una huelga en defensa de los compañeros de Luz y Fuerza. Luego todo empezó en el 69. Me detuvieron por 48 horas, días antes del Cordobazo, en el barrio Clínicas. Después del levantamiento estuve preso siete meses en La Pampa y en Rawson. Más tarde fui detenido otro par de veces; una vez que atacaron el sindicato a balazos, y luego del Viborazo, en abril del 71, lo que motivó mis once meses en Devoto y el resto en Rawson”. A pesar de todo eso, No pudieron quebrarlo, no se vendió, ni alquiló a los patrones y políticos del poder económico.

Hizo un culto de la Unidad, la Solidaridad y el respeto a la Pluralidad de ideas, posiciones, y acciones. Se definía como marxista-socialista, «los fundamentos que tengo están elaborados en base al materialismo dialéctico, y en lo político estoy por la unidad de las fuerzas de la distintas tendencias, sin discriminaciones ideológicas”. Acordó con Elpidio Torres, burócrata del Smata, y otros dirigentes, con los cuales tenía serías diferencias, la convocatoria al paro con movilización del 29 de mayo de 1969, que culminaría en el Cordobazo; compartió con los comunistas la construcción de la Comisión Nacional Intersindical y el Encuentro Nacional de los Argentinos; apoyó la candidatura peronista de Atilio López para la vicegobernación de Córdoba en 1973; impulsó y participó en los Plenarios Antiburocráticos, junto a numerosos gremialistas combativos; se sumó entusiastamente a los Congresos del Frente Antiimperialistas y por el Socialismo (FAS), que impulsaban entre otros el ERP-PRT, en tanto que su abogado y amigo fue el radical Hipólito Solari Irigoyen.

Uno de los principales ejes de su accionar en el gremio fue la práctica de la Democracia Obrera, y la definió sin dejar dudas: «Ya sea en el terreno institucional, en el de la resistencia e incluso en la clandestinidad no hay otra relación posible que la democracia de bases. Es decir el contacto directo entre los trabajadores y sus representantes o dirigentes. La concienciación a nivel de bases. La reciprocidad del intercambio de opiniones. Las asambleas generales, las de sectores, las de unidades de trabajo. Claro que hay diferencias para una situación institucional, de resistencia o de clandestinidad. Pero en definitiva en el terreno del sindicalismo nada es válido sin la democracia de bases y la consecuente reciprocidad entre las bases y las direcciones. En todos los casos de manera tal que las bases sean las que decidan como protagonista de la vida y de los objetivos de su organización”.

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Enfrentó y denunció a los burócratas sindicales, que en aquellos años 60-70, se los llamaba «participacionista, colaboracionistas o adaptacionistas”, que se movían en forma dependiente y referencial al poder empresarial, político o militar. Supo decir que eran los que esperan que crezca el costo del nivel de vida para pedir aumento de salarios y que terminaban conformándose en la práctica con el aumento de salarios que la Secretaría de Trabajo o el Ministro de Economía autorizaban.

Sobre su accionar es mucho lo que se ha escrito, de todo ello rescatamos estos conceptos:

«Tosco y sus compañeros, expresaban distintas corrientes del pensamiento político de esos años, tuvieron en claro que no se puede introducir ningún partido político en forma preeminente, ni darle un tinte partidario al sindicato. Entre los trabajadores, en el seno de la clase obrera conviven y existen distintas expresiones, identidades, creencias y pensamientos. Por eso sostenían que la política sindical es la forma política más importante y compleja a desarrollar. Tosco nunca confundió el papel del militante de un partido político, con la de un militante gremial, son total y absolutamente diferentes”.

«El otro aspecto de su personalidad, pero que tiene que ver con la integralidad del hombre, fue la de cumplir con los mandatos que le daban sus iguales: los compañeros, la de ser buen trabajador, la de tener una actitud correcta frente al trabajo, ante sus compañeros en la relación social diaria, ser solidario, una de las formas era la de transmitir sin egoísmos el conocimiento acumulado del oficio, cualidad de esa particularidad, que es ignorada en los mundos académicos cuando se trata de la descripción de un trabajador. Una fuerte concepción fue la de obrar siempre en forma colectiva, lo demostraba en los hechos concretos, hablaba y actuaba en plural siempre rodeado de sus pares”.

En una larga entrevista estando detenido, recordó y recitó a Marcos Ana, quien, después de veinte años de prisión en España, exclamaba: «Veinte veces cruzó la primavera, / y mis alas a un cepo atrapadas/ y el ardor de mi sangre entre órdenes./ Pero hoy mi voz- sin llanto- te reclama: / y mi lengua es una herida que flamea, / como un pájaro ardiendo en tu ventana».

«Creo que, en el fondo, estar bien o no, depende fundamentalmente de las convicciones, de la fe en los ideales, de la justicia de una causa. Si esas cosas están metidas en la conciencia y en los sentimientos, nada los doblegará, adentro o afuera, en la gloria o en el anonimato. Las victorias más importantes y valiosas son las que se obtienen sobre las propias debilidades. A partir de allí todo es posible. Lo que va contra uno mismo, lo que choca contra el propio ser es lo que destruye. Por eso también, Ulises Mc Daniel desde la prisión de San Quintín, se afirmaba así mismo al exclamar:

«Si alguna vez quebraran mis troncos

o claudicara junto a mis Compañeros

Este juramento me matará»

LEÓNIDAS NONI CERUTI, HISTORIADOR

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