La UTD de Mosconi: una singular experiencia de poder popular
Caminar por Mosconi genera una extraña sensación de angustia, sobrevolando en todo momento el dolor de ya no ser. La privatización de YPF provocó estragos y eso se palpa constantemente, en las charlas con la gente del lugar, en los edificios públicos abandonados, en la añoranza implícita que carga cada comentario que se inicia con el latiguillo «acá, cuando estaba YPF…».
Ya pasaron varios años de las primeras puebladas que conmovieron al país a mediados de los `90, cuando los trabajadores desocupados de la zona se hicieron sentir, enfrentaron a la Gendarmería e irrumpieron con su rebelión en las pantallas de los canales capitalinos. Desde que se inició este proceso de organización y resistencia, 5 trabajadores fueron asesinados por las fuerzas represivas: Orlando Justiniano, Alejandro Gómez, Aníbal Verón, Antonio Santillán y Oscar Barrios, son los nombres de los caídos bajo las balas del poder. Sus iniciales, sumadas, conforman la denominación «JU.VE.GO.SA.BA.» que da nombre a una flamante Universidad impulsada por la UTD.
La represión y la muerte no impidieron el surgimiento de la UTD a mediados del 2000, y en casi 4 años de construcción hoy presenta un sorprendente desarrollo. Como muestra, algunos datos: en Mosconi, sobre una población aproximada de 22.000 habitantes, hay más de 8.000 «beneficiarios» de planes sociales, de los cuales más de 2000 están vinculados, de diversas formas, a la UTD. Para ofrecer alternativas productivas para la zona, la UTD elaboró aproximadamente 80 proyectos, de los cuales seleccionaron 12 definiéndolos como «proyectos alternativos inmediatos»: la Universidad, remodelación de la terminal, construcción de un embalse para proveer el agua que escasea en la ciudad (y que encima está contaminada), construcción de un centro comercial, entre otras propuestas de un heterogéneo listado.
Además la UTD impulsa cotidianamente proyectos de reciclado de plástico, herrería, ladrillera, costurería, panadería, posee 36 huertas, realiza una campaña de erradicación de ranchos (ya hicieron más de 90 construcciones nuevas); organiza brigadas para desmalezamiento de espacios verdes públicos y construyeron varias salas de primeros auxilios y Salones de Usos Múltiples en diversos barrios. En general, los materiales son obtenidos con la lucha y presión de la UTD que obliga a las empresas de la zona a proveerlos; y en algunos casos se logró incluso que la municipalidad pague sueldos a los trabajadores de la UTD; otras veces la tarea se realiza sin retribución adicional.
La de la UTD es una experiencia organizativa que además de plantearse como eje central la cuestión del trabajo, intenta también dar respuestas a problemáticas que involucran al conjunto de la comunidad. Será por eso que mitad en broma, mitad en serio, los integrantes de la UTD comentan que la organización se convirtió en una especie de «municipalidad paralela». Razones no les faltan.