18/01/2004

85 años después: Recuerdo de la semana trágica

semana_tragica.jpg Como desde hace varios años, el sábado 10 de enero, un grupo de organizaciones, junto a la Asamblea Plaza Martín Fierro, realizaron la marcha que recuerda uno de los episodios más importantes en la larga historia de la represión en nuestro país. Como dice Regina, de la misma asamblea, «ponemos Semana Trágica porque es el nombre conocido, pero en realidad es donde se planteraron la mayoría de los objetivos que están presentes: jornada de 8 horas, pago de horas extra. Todavía está la lucha por eso, y la lucha en la toma de las calles que también nos involucra mucho como Asamblea».


La marcha, que partió a las 18hs. del cruce de las calles Pepirí y Amancio Alcorta, contó con la presencia de las asambleas de Boedo-San Cristobal, San Juan, Angel Gallardo y Corrientes, Plaza Martín Fierro, además del MTL, OSL, PC, Polo Obrero, Marabunta, MTD 1° de Mayo, Socialismo Libertario, LSR, PO, PTS, la red libertaria, MUP, El Brote, El Viejo Topo y AUCA.

Las 800 personas llegaron dos horas después a la plaza Martín Fierro, donde estaba la fábrica Vasena, uno de los lugares donde se desarrolló el conflicto hace más de ocho décadas.

Allí, el teatro se hizo presente para representar esa parte de la historia, por un lado, y también el presente marcado por el avance de la mas grande de todas las potencias, por otro. Todos capítulos de un mismo libro.

Así lo señala Laura, del Movimiento de Unidad Popular (MUP) «hoy los que tienen suerte de tener trabajo, tienen que laburar 12, 14 horas, la jornada de 8 horas no se respeta, también existe el trabajo infantil, no se pagan las horas extra…»

La historia

Al mismo tiempo que a miles de kilómetros de distancia el viejo fantasma se había convertido en revolución, en nuestro país las condiciones de vida de los trabajadores empujaban a intentar cambiar el estado de las cosas de raíz.

Durante el primer gobierno del radical Hipólito Yrigoyen, la situación de los trabajadores no era la mejor, ni mucho menos. A fines de 1918, en los Talleres Metalúrgicos Vasena, en el barrio porteño de Parque Patricios, los trabajadores iniciaron una huelga en demanda de la reducción de once a ocho horas de la jornada laboral, descanso dominical, aumento de sueldos, y que se dejaran sin efecto los despidos. La respuesta estatal vino de la mano del General Luis Dellepiane, quien dirigió el operativo policial que provocó 700 muertos y 2000 heridos entre los días 7 y 11 de enero de 1919.

Los hechos

La huelga tenía un mes de vida en la fábrica metalúrgica Pedro Vasena. Sus depósitos se encontraban en la calle Pepirí y Santo Domingo y su planta industrial en Cochabamba y La Rioja, donde hoy está la Plaza Martín Fierro.

El día 7 de enero, varias chatas conducidas por rompehuelgas, en busca de materia prima marchaban a los depósitos. Al llegar al cruce de Pepirí y Amancio Alcorta un grupo de huelguistas intentaron detenerlos en forma pacífica. Como estos no se detuvieron los obreros comenzaron a tirarles piedras y maderas. Ahí acudió la policía, que dejó en su intervención un saldo de cuatro obreros muertos y más de treinta heridos, algunos de los cuales fallecieron después.

El hecho provocó la indignación de los trabajadores metalúrgicos, que lanzaron una huelga para todo el gremio.

El apoyo de los restantes organizaciones de trabajadores no se hizo esperar. Había quienes proponían solucionar el conflicto de la fábrica Vasena, solucionar las demandas de los obreros y la libertad de los que se encontraban presos por cuestiones sindicales. Por su parte los ferroviarios también estaban en conflicoto por sus salarios, y los trabajadores del calzado proponían un programa de reivindicaciones generales para toda la clase obrera, que incluía la satisfacción del pliego de los obreros de Vasena, la reincorporación de los municipales, telegrafistas y empleados postales, todos desempleados por sus respectivas huelgas fracasadas.

El 9 de enero en las primeras horas, los huelguistas vuelven a la calle para garantizar el paro. Así armaron barricadas en varios puntos de la ciudad, como las calles San Juan, Cochabamba, Oruro, Urquiza y La Rioja. Llegado el mediodía, buena parte de los comercios estaba cerrado, en apoyo a la huelga.

A las tres de la tarde, desde el barrio de Nueva Pompeya salía el cortejo fúnebre que llevaba los asesinados el día 7, acompañados por un grupo de huelguistas. Dos horas después, en el cementerio, durante el discurso de uno de los trabajadores, la policía y los bomberos armados, detrás de las murallas del cementerio balearon a la multitud, que comenzó a correr bajo la lluvia de balas. Los huelguistas intentaron responder a pesar de la desventaja en la calidad de las armas, la cantidad de hombres y la posición estratégica de los de azul.

Mientras se extendía el enfrentamiento por toda la ciudad, los trabajadores que habían tomado la fábrica Vasena fueron atacados por la policía. Al finalizar la tarde ya intervenía el Regimiento de Infantería por órdenes del presidente.

Al día siguiente Yrigoyen ordenó la intervención de las fuerzas militares con 30.000 efectivos en toda la ciudad. Pero contra los huelguistas también intervinieron grupos de civiles (La liga patriótica, una banda armada por la oligarquía) que los agredieron en el barrio de Boedo. Al final del día había otros cincuenta muertos.

El 11 de enero, los trabajadores de Vasena consiguieron la reducción de la jornada laboral a ocho horas, un 20 a un 40% de aumento salarial, incluyendo aquellos que trabajarían los domingos. Ese mismo día se produjo la detención de cinco mil trabajadores, entre sindicalistas, militantes socialistas, etc.

Si bien no hubo datos oficiales de la cantidad de muertos, el periódico socialista La Vanguardia registraba el 14 de enero, 700 muertos y más de 2000 heridos, entre obreros, mujeres y niños. Dos días después la mayoría de los detenidos había obtenido la libertad.



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