27/08/2003

JUEGOS DE GUERRA

Marines entrenando en Entre Ríos Geopolítica imperial y operativos militares en Argentina:

Desde 1989, Estados Unidos realiza maniobras militares en Argentina sin autorización del Congreso y asienta sus tropas en zonas estratégicas como Salta, Misiones, Entre Ríos y Tierra del Fuego. Los operativos, que son presentados como campañas de ayuda social, son parte de una estrategia de control de los movimientos de protesta, saqueo de los recursos naturales, implementación de proyectos regionales y de ocupación territorial, junto con el Plan Colombia y el Plan Puebla.


Desde 1989, el Comando Sur del ejército de Estados Unidos realiza maniobras militares en Argentina sin autorización del Congreso Nacional y asienta sus tropas en zonas estratégicas como Salta, Misiones, Entre Ríos y Tierra del Fuego. Los operativos son presentados como campañas de ayuda social, pero son parte de una estrategia geopolítica a nivel global que implica un fuerte control de los movimientos de protesta, saqueo de los recursos naturales, implementación de proyectos regionales como el ALCA y de ocupación territorial, junto con el Plan Colombia y del Plan Puebla -Panamá.

Si el Congreso Nacional lo aprueba, volverán a entran en Argentina tropas extrajeras para realizar el operativo aéreo más importante de Sudamérica, el Águila III. En este sentido, la relación político-militar que mantiene el gobierno de Néstor Kirchner con el de George W. Bush es igual a la que tenían Carlos Menem, Fernando De la Rúa y Eduardo Duhalde. Esta continuidad también se ve en las conversaciones que mantienen el canciller Rafael Bielsa y el ministro de Defensa, José Pampuro, con los ministros de seguridad y jefes militares de región para realizar operativos militares bajo la dirección de James Hill, jefe del Comando Sur de Estados Unidos. Uno de estos operativos es el Águila III, previsto para fines de octubre en Mendoza, donde participarán 1000 hombres de diferentes ejércitos de América y 70 aeronaves.

Bielsa está ejerciendo presión para que se apruebe una ley marco que contemple un calendario más extendido para que este tipo de maniobras «dejen de manejarse como meros acuerdos y no tengan que pasar por el Congreso para llevarse a cabo». Además, EEUU exige al gobierno argentino que dé inmunidad a los soldados estadounidenses que entren en el país para que no sean juzgados por la Corte Penal Internacional, que está habilitada para procesar a acusados de crímenes de guerra y que fue ratificada por Argentina. Con respecto a este tema, la Casa Blanca amenazó con retirar sus soldados de las misiones internacionales y con suspender el envío de dólares en concepto de ayuda militar a 35 países. Argentina aún no fue «sancionada» porque el Canciller prometió dar respuesta a las presiones norteamericanas.

La ruta militar de los Estados Unidos

Los primeros ejercicios se efectuaron en Mendoza en 1991 y en Ushuaia en 1998, seguido por el operativo «Águila I», realizado en San Luis, en agosto de 1998. Las maniobras se intensificaron en 1999, cuando Menem ofreció que se puedan entrenar Boinas Verdes en la selva misionera. Los antecedentes más importantes son los dos «Operativos Cabañas» que se dejaron de hacer en Panamá y se trasladaron a Argentina cuando EEUU tuvo que cerrar las bases militares que tenía en ese país.

En el Cabañas 2000, realizado en Córdoba, participaron un total de 1200 soldados: 400 boinas verdes de EEUU (comandos especializados en la lucha contra el terrorismo) y el resto lo aportaron los ejércitos de Perú, Ecuador, Uruguay, Paraguay, Chile, Bolivia y Argentina. Los ejercicios consistieron en recuperar el control de Sudistán, un país de ficción, que había sido dominado por una sublevación popular. El Cabañas 2001 se hizo en Salta, cerca de la cuidad de Tartagal, entre agosto y septiembre de 2001. Formaron parte de la maniobra 1300 militares entre argentinos y estadounidenses (los más numerosos) a los que se sumaron, además de los países que participaron en el operativo del 2000, Brasil, Colombia, México y España como observadores militares.

En mayo de este año, las tropas de EEUU volvieron a entrar en Argentina sin autorización del Congreso para realizar prácticas de entrenamiento en Mazaruca, un poblado de Entre Ríos cercano al Delta del Paraná. Cuando este caso se dio a conocimiento, la Armada argentina admitió que también se habían realizado «ejercicios en agosto de 2002 para adiestramiento en ambientes ribereños».

Otro avance político militar son las bases que EEUU tiene en el país. A raíz de una ley sancionada por la Cámara de Diputados en 1998 que establece que «podrán realizarse explosiones subterráneas con fines pacíficos», el gobernador de Tierra del Fuego, Carlos Manfredoti, firmó en el 2001 un decreto que autoriza la instalación de una base del Sistema Nacional de Vigilancia para la Prevención y Prohibición de Ensayos y Explosiones Nucleares. Para la instalación de esta base norteamericana, Manfredoti cedió tierras provinciales a 15 kilómetros de Tolhuin y habilitó a los integrantes de esta base el libre tránsito, porque «la requieren para sus estudios».

La insistencia en la realización de estas maniobras no es casual, más aún si se toma en cuenta que la estrategia geopolítica y geoeconómica de EEUU apunta a todo el continente y que la penetración armada en zonas estratégicas, ya sea por su ubicación geográfica o por la riqueza de sus recursos naturales, es la última carta que le queda a un imperio que cada vez cuenta con menos consenso social y poderío económico. Así, estos operativos militares pueden ser entendidos como el brazo armado de proyectos globales que tienen como objetivo la recuperación económica de EEUU y la obtención de apoyo a través de la penetración armada.

Bajo el pretexto de campañas sanitarias, lucha contra el narcotráfico y asesoramiento en la seguridad de fronteras, las operaciones preparan a los ejércitos de la región para controlar y reprimir -con la conducción y capacitación de tropas estadounidenses- posibles protestas populares que se opongan al saqueo que suponen la instalación de proyectos políticos- económicos- territoriales como:

Tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN)
Si bien se presenta como un plan para garantizar la seguridad y operatividad de las inversiones extranjeras, funciona como un mecanismo para consolidar la compra-venta de México a favor de un sector empresarial de EEUU. Las consecuencias de este tratado se ven en la desnacionalización de los recursos estratégicos y en el desmantelamiento de la industria local.

Plan Puebla Panamá (PPP)
Según sus impulsores se cimienta en «políticas de estado que promuevan, incentiven y faciliten las inversiones productivas privadas». Se presenta como un programa para solucionar la pobreza que actúa en nueve estados mexicanos y en los países de Centro América, pero tiene proyectos de inversión en activos estratégico como oleoductos, gasoductos, generadores eléctricos, carreteras, canales de agua y corredores industriales.

Plan Colombia (PC)
Tras un énfasis aparente puesto en la lucha contra la narcoguerrilla, se encuentran poderosos intereses económicos en torno a los yacimientos petrolíferos que se encuentran en Arauca, cerca de la frontera con Venezuela. A través de este plan, entran en Colombia gran cantidad de capitales extranjeros que son destinados al monitoreo de toda la región para la consolidación de los intereses estadounidenses con respecto a los recursos naturales, desde la cuenca del Orinoco, a la cuenca de Guayanas y desde la cuenca del Amazonas a la del Río de la Plata.

Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)
La instauración del ALCA es clave para que EEUU afirme su dominación territorial en la zona. Es un proyecto que se presenta como esencialmente económico pero que, debido a las muy ventajosas condiciones que el país del norte pretende imponer para sus capitales y mercancías, traería profundas consecuencias políticas y sociales porque el ALCA es una forma de eliminar la posibilidad de instalar políticas soberanas para el desarrollo de emprendimientos nacionales. Por eso el anuncio de la iniciativa privada en áreas como previsión social, educación o salud, da cuenta del aliento a una política que intentará ejecutar una segunda ronda de reformas estructurales luego de las iniciales vinculadas a la privatización de industrias nacionales, política que aún no termina.

Arco Cabañas – Misiones
Es un desprendimiento del nudo central de la estrategia de EEUU en América Latina que pasa por el PC, el PPP y el ALCA. La triple frontera, entre Argentina (Puerto Iguazú), Brasil (Foz de Iguazú) y Paraguay (Ciudad del Este), funciona como llave de acceso político y militar a la región amazónica, por ser una frontera que comunica a dos de los países más importantes de América del Sur. Es uno de los principales reservorios de agua, fuente de energía eléctrica, y está ubicado en un lugar rico en biodiversidad, clave para el desarrollo de la industria biotecnológica y la ingeniería genética.



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