30/08/2006

De eso no se habla: víctimas de un discurso fácil

notavalelubis.jpgBajo el slogan «Vos podés ser la próxima víctima», Juan Carlos Blumberg convocó para el próximo jueves 31 de agosto a una concentración en Plaza de Mayo con el objetivo de reclamar una solución «contra los graves problemas de inseguridad que tenemos». Sectores de la derecha y del oficialismo salieron al cruce; los primeros para apoyar, los segundos para criticar una posible candidatura de Blumberg. Sin embargo, la lectura de esta marcha no se limita a las intenciones políticas de unos o de otros, sino, sobre todo, al discurso fácil de «mano dura» hacia los sectores más empobrecidos.


«No puede ser que los delincuentes estén en las calles y nosotros encerrados detrás de las rejas de nuestras casas», sostuvo Juan Carlos Blumberg, al anunciar la marcha que el próximo 31 de agosto tendrá lugar en Plaza de Mayo, bajo el slogan «Vos podés ser la próxima víctima».

Al tiempo que invoca el tema de la inseguridad, se avizoran los dos bandos construidos: los «malvivientes», es decir, los pobres que deben ser vigilados por «sospechosos», y, por otro lado, las víctimas de la delincuencia.

«Mano dura», o la instalación del facilismo discursivo

Es común en distintos sectores de la sociedad asociar «pobreza» y «delito» y, por lo tanto, considerar a los sectores marginados una «clase peligrosa». Esta categorización implica, entonces, la exigencia de «mano dura», entendida como el reforzamiento de la vigilancia, el control y la represión que las fuerzas de seguridad llevan a cabo.

El Estado tampoco es ajeno a esta tipificación. En un contexto de diferencias económicas y sociales, no destina estrategias para subsanar estas desigualdades ni considera que éstas lesionen los derechos humanos básicos sino que aplica políticas de selectividad penal hacia este estrato social.

¿Qué es lo fácil? La estigmatización: todo pobre es un delincuente potencial. Esto significa que hay que «tratar la inseguridad social como si fuera meramente inseguridad física, y responder a los conflictos generados por la pobreza persistente y la ausencia de un futuro viable mediante la policía y el aparato penal del Estado. El reclamo de más policía, de aumentar las penas por delitos leves, de «barrer» a los indeseables de las calles, de «tolerancia cero» o «mano dura», de endurecer los regímenes de prisión, expresa un impulso por delegar en el sistema de justicia criminal el hacerse cargo de las consecuencias negativas de la desregulación de la economía y de la reducción de la protección social». (1)

Es decir que esta estigmatización intenta a su vez esconder los problemas socio-económicos. De este modo, diferentes sectores aluden a la necesidad de fortalecer el aparato policial porque consideran que esta medida es el antídoto que disminuiría los índices de delincuencia. A esto se suma el pedido de aumentar las penas y el endurecimiento de los regímenes de prisión.

De la dictadura del «libre mercado» mejor ni hablar.

Además, el imaginario social está plagado de frases hechas: «los pobres no aprenden», «los pobres son vagos», «los pobres no quieren estudiar», «los pobres tienen hijos como conejos».

La desigualdad social es mejor también callarla.

En definitiva, la ecuación pobre=delincuencia=mano dura se instala para facilitar un terreno en el que las causas poco importan.

La derecha, los sectores medios y el oficialismo

Para muchos, Juan Carlos Blumberg llegó para interpretar las demandas de un país signado por los efectos de la delincuencia. En palabras de Mauricio Macri, diputado del PRO, quien estará el próximo 31 en Plaza de Mayo: «No entender que el padre de Axel expresa el miedo que tenemos todos cuando vamos por la calle es no vivir en la Argentina, un país donde la inseguridad aumenta todos los días». Es decir, se erigen en defensores de la sociedad y piden más penas, más cárcel, más facultades a la policía.

Y lo que sale a la calle también es una fracción de la clase media atemorizada. La socióloga Alcira Daroqui en su trabajo «Una lectura crítica sobre la clase media militante de la seguridad» habla de la ‘derecha armada’ y de la amnesia de los sectores medios: «otra vez la ‘memoria’ en este país jugó una mala pasada a los que nunca les interesa recordar, o se olvidan pronto, o se acuerdan y están ‘de acuerdo’, o a aquellos que el miedo y la angustia por la inseguridad les produjo una amnesia parcial y prefirieron no recordar y apoyaron esas demandas y denuncias que la derecha armada hacía propias (porque siempre había trabajado en ese sentido) y las traducía en discursos belicistas, de muerte, de encierro y de venganza».

Por su parte, el oficialismo hizo hincapié en la hipotética candidatura de Blumberg a gobernador de la provincia de Buenos Aires. Por citar tres ejemplos: «los que quieran ser candidatos deberán hacerse cargo de ahora en más de lo que hacen frente a la sociedad», (Alberto Fernández, jefe de Gabinete); «(Blumberg) persigue fines netamente electorales ligados a los partidos políticos más reaccionarios», (Jorge Ceballos, subsecretario de Desarrollo Social); «Blumberg, Macri, Pando y Neustadt (2) utilizan una legítima preocupación de la sociedad como plataforma electoral de la derecha», (Edgardo Depetri, diputado oficialista).

Los medios masivos reprodujeron los dichos de unos y de otros e instalaron el debate acerca de las intenciones políticas que persigue -o no- Blumberg. De este modo la marcha parece reducirse a una interna entre los sectores convocantes y el gobierno.

Nuevamente no se hace mención a las causas históricas que generan «el clima de inseguridad».

Consideraciones finales

Alcira Daroqui también sostiene que sería maravilloso salir a la calle para reclamar por otras seguridades pérdidas y por las que el Estado, este gobierno, tiene obligación de responder: «el reclamo por pleno empleo, un sistema de salud digno para todos, que se recuperen los fondos robados por AFJP, estabilidad laboral para los que trabajan, créditos hipotecarios sociales, construcción de viviendas populares, educación y capacitación para todos los niños y jóvenes, salarios que garanticen una vida digna (…) que la justicia sea menos injusta, selectiva y discrecional, que no se permita una policía corrupta y delincuente, que no torture ni asesine».

Pero antes habrá que poner sobre el tapete las cuestiones de fondo que hoy se callan.

Luciana – Valeria (ANRed)


(1) Wacquant, Lois; entrevista diario Clarín

(2) Se refiere al periodista Bernardo Neustadt y a Cecilia Pando, esposa del militar Pedro Mercado


Foto de tapa: Giovanny Garrido



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